Dando el Evangelio
1 Co 9:16-23: Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.
¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.
Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.
Marcos 8:35 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”.
Hechos 10:30-32 Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará.
¿Cómo encaramos la predicación del evangelio? ¿Con cuál disposición? ¿Con qué grado de involucramiento?
¿Cómo la encaró Dios, en el pasaje de Hechos 10?
Había un hombre temeroso de Dios, y había un discípulo que tenía el evangelio de salvación. ¿Qué
hizo Dios? Los unió. Les habló a cada uno para que ocasionar un encuentro en donde el hombre temeroso pueda hallar al portador del evangelio y de esa manera, ser salvo.
Lo que hizo de manera especial y milagrosa con Cornelio y Pedro, ¿No es representación dramática de lo que ha hecho con cada de nosotros sus hijos al ponernos en contacto ocasional o permanente con cientos de personas?
¿No es la misma intención: unir al mensajero con el receptor del mensaje? ¿Y cómoreaccionar frente a esta intención divina?
Para Pablo predicar el evangelio no era cuestión solamente de presentar el mensaje; sino de exponerse el mismo como el mensajero de dicho mensaje.
No era cuestión de decir solamente: Cristo es el camino a Dios, sino de decir: Cristo es el camino a Dios y yo soy su mensajero. Acá estoy para ayudarles en lo que necesiten, acá me tienen como compañero en lo que haga falta, como embajador de Dios, como suplicante de que la gracia divina toque nuestros corazones para poder creer y arrepentirnos.
No es solamente entregar un recado. Es darlo y quedarnos junto al mensaje. Es dejar abierta toda
posibilidad de contacto para que si Dios quiere hacer algo, la persona sepa a quien puede recurrir, donde encontrar un cristiano, alguien que va a escucharlo y decirle cual es el plan de Dios para su vida.
Pablo entendía lo que Jesús dijo: que la predicación del evangelio implicaba entregar la vida en esa actividad. Por eso Jesús dijo,“por causa de mí y del evangelio…” Predicar es dar el mensaje + darnos a nosotros en el proceso.
Por eso Pablo a cada grupo de personas los identificaba y luego se acercaba especialmente para darles el mensaje. Pero en ese proceso, él se adaptaba. No adaptaba el evangelio a los oyentes. Se adaptaba él mismo.
El se auto-constituía siervo y deudor a todos los hombres. Y el modo en que saldaba esa deuda era entregándose para entregar el mensaje de vida.
Y lo hacía para “hacerse coparticipe del evangelio”
¿Coparticipe? ¿Acaso no está completo el evangelio?!!
Parece que el evangelio se completa y consuma en el oyente cuando la persona que lo entrega, se brinda por completo a tal labor. Ahí el evangelio se consuma por entero. Porque: ¿Tiene sentido presentar a todo el mundo el mensaje de una persona que dio su vida gratuitamente por otros, sin que la persona que lo proclame de, a la vez, su vida generosamente por los demás?!!
¿Sería lógico que hablemos de la entrega de un hombre, sin entregarnos mientras loanunciamos? El mismo contenido del mensaje nos condiciona y señala el modo en que debe ser compartido.
Si el evangelio es la entrega de Jesús por nosotros, ciertamente la única manera en que podemos predicarlo es entregándonos nosotros mismos de manera sacrificada por los hombres, ya que de no hacerlo, hablaremos de un estilo de vida y muerte, pero estaremos viviremos otro.
Ser coparticipe del evangelio es entregarlo, junto con nuestras vidas. No aislado de ellas.
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