miércoles, 24 de abril de 2013

El consejo de los malos y el consejo de Dios - Marcos Moraes



(Mensaje dado por Marcos de Moraes, en el encuentro de Foz do Iguazú, 
Brasil, en Julio de 2008)

Una apreciación inicial de Mario.
Amados, el Señor tiene su programa… ¿Amén? Él planeó todo lo que está sucediendo aquí adentro ¡Aleluya! Llegamos aquí sin saber lo que iba a ocurrir. El Señor dijo: “No temáis”. Y Él está haciendo… Él está hablando con mucha fuerza a nuestros oídos, a nuestro corazón y a nuestra  mente. Y va a continuar hablando ¿Amén?
 El Señor quiere que nos quedemos con pocas cosas, bien aprendidas, bien practicadas, bien
transmitidas. Jesús era muy resumido. Al Sermón del Monte nosotros lo leemos en doce minutos,
pero tenemos muchos años para vivirlo. Entonces, pocas cosas… Volver al fundamento, a la
sencillez de Cristo. Su Palabra es verdad ¿Amén?

Comienza a hablar Marcos
Realmente yo no tenía en mi mente, en mi corazón, que diría alguna cosa en el retiro. Estaba
ahí, disfrutando… Pero de la manera como el Señor está conduciendo, me hizo creer… Y hablé
con los demás, y estuvieron de acuerdo en que esta palabrita ahora puede estar bien ubicada, bien
colocada, dentro de lo que puede estar desarrollando el Señor. De manera que entendiendo que
esta palabra tiene un poco más de advertencia, entonces, dejamos para que a la noche Víctor pueda
completar lo que estuvo dando ahora por la mañana. Pensábamos otra cosa, pero el Señor siempre
nos va cambiando como Él quiere, y nos alegramos en ser guiados por Él.

Lo hago por deber, no tengo gran entusiasmo en decir las cosas que necesito decir hoy, por la
mañana. Los hermanos que me conocen más, saben que en los últimos años, he dedicado mi vida y
mi ministerio a mirar al Señor, y ayudar a los hermanos a estar mirando siempre al Señor, como
cosa número uno en sus vidas. Y estamos acá, en estos días, mirando mucho al Señor ¿Amén?
¿Cuántos pudieron ver al Señor en estos días? ¿Cuántos quieren mirar al enemigo? ¿Alguien
quiere mirar al enemigo? Saben ustedes, necesitamos dar hacia allí una mirada rapidita, como los
espías que entraron para mirar al enemigo. Pablo dijo: “Nosotros no podemos ignorar sus
designios”. ¿Los designios de quién…? de Satanás.

Yo creo que de una manera claramente profética, Mario, Eliseu, hoy Víctor, y también los
demás que participaron acá, estuvieron mostrando la realidad que vivimos hoy. La realidad del
mundo, y la realidad aún en la Iglesia.. Como decía Víctor hoy a la mañana, esto es una palabra
profética, que viene de parte de Dios para abrirnos los ojos. Pero yo creo que cooperaría con
nuestra visión entender un poco, de qué manera esto ocurrió en la historia, para que todo se
volviera de la manera que está hoy… ¿Qué pasó para que todo quede así…? ¿Que elementos
cooperaron para esto…?

Algunos pasajes de las Escrituras
Me gustaría tomar cuatro textos de la Palabra:
 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”Salmo1:1

 En castellano dice: “que no anduvo en consejo de malos”. En nuestra versión (portugués) dice
“que no anda…”. Lo dice en presente, que no está, hoy, en el camino de los malos. Grabemos esto
en nuestras mentes y sigamos adelante… “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”
Hechos 20:27

.. Jamás les dejé de anunciar todo el consejo de Dios
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata…”1 Pedro 1:18
…La vana manera de vivir que recibiste de vuestros padres…

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.”Romanos 12:1-2

 “Ahora Señor, queremos seguir, entendiendo que sin ti nada podemos hacer. No podemos
hablar, no podemos oír, no podemos entender. Por eso Señor, estamos delante de ti, y queremos
tu bendición en la continuación de esta reunión, dándonos la gracia para hablar, la gracia para
oír, y el espíritu de revelación para entender. En el nombre de Jesús.”

En este texto, en el último, leemos que el Apóstol está rogando para que los hermanos
transformen su mente. El corazón ya fue entregado a Dios, el cuerpo debe ser ofrecido todos los
días como sacrificio vivo, y la mente debe ser transformada ¿Por qué…? Algo nos va a ayudar a
meditar, lo que dijo el apóstol Pedro: que fuimos rescatados, no por plata ni oro. Fuimos
rescatados de una vana manera de vivir, del fútil procedimiento que nos dieron nuestros padres.

Los dos consejos
Pero vamos a mirar primero el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anda en el consejo
de los impíos”. Y Pablo dice a los presbíteros de Éfeso: “Yo jamás dejé de anunciar, a ustedes,
todo el consejo de Dios”. Primeramente, quería subrayar aquí, que el salmista no está diciendo:
Bienaventurado aquel que no anda en los consejos de los impíos. No habla de “los consejos”.
Pablo tampoco habla que anunció los consejos de Dios. Dios tiene consejos, los impíos también
dan consejos, pero ni el salmista ni Pablo están hablando de esos consejos. Ellos están diciendo
otra cosa, hablan del consejo, el consejo de los impíos. Y Pablo habla del consejo de Dios.
 El consejo es mucho más que un montón de consejos. El consejo es una forma de ver las cosas.
Vamos a definirlo así: Una mentalidad. Y la Biblia dice que hay en esta Tierra dos mentalidades.
Está la mentalidad de Dios, el consejo de Dios. La palabra que está en el original, tiene que ver
con todo lo que está en la mente de Dios, así como también la comunicación de eso. Esto es el
consejo de Dios. La forma que Dios tiene de ver todas las cosas, el juicio que Él tiene, el
discernimiento que Él tiene, el pensamiento que tiene respecto a todo, y la comunicación de esto,
de este pensamiento, a nosotros. Esto es su consejo.

 El diablo opuso a este consejo una antítesis: el consejo de los impíos. Cada mente en esta Tierra
está gobernada por un consejo o por otro consejo. No hay librepensadores. Algunos dicen: “yo soy
un librepensador”. No existe esta clase de personas… El único librepensador es Dios. Él piensa enla verdad porque tiene santidad y justicia para establecer cuál es la verdad. Todos los demás, o
pensamos como Él, o pensamos en su contra. Y estos dos consejos están sobre la Tierra desde el
principio, luchando por la mente de los hombres.

La mente y la computadora
 Ahora, antes de ir a 1º Pedro, voy a decir algo más… Yo temo un poco hacer esta comparación,
porque creo que no es completa, pero es la mejor que tengo hasta ahora: Tenemos que entender
que nuestra mente, de alguna forma, es como una computadora Yo creo que la gran diferencia
entre nuestra mente y una computadora es que la computadora tiene que tragarse todo lo que le
ponen… Lo bueno, lo malo, ella tiene que tragar, tiene que poner todo adentro. Nosotros no,
podemos elegir… Nosotros podemos elegir qué va a grabar nuestra mente. Pero nuestra mente es
programable.

Yo quiero contar dos pequeñas historias con respecto a mi antigua vida, para ilustrar esto. A mi
papá siempre le gusta contar una de estas historias, la otra no sé. Cuenta mi papá, (por supuesto yo
no me acuerdo), que yo era un pequeño muy, muy tierno. Una vez veníamos por la calle, y
pasábamos debajo de un árbol que tenía muchas flores. Y una de esas flores había caído al suelo.
Yo tenía tres años. Cuenta él que saqué mi mano de la suya, y me acerqué a mirar la florcita; él se
quedó mirándome, y yo decía: “qué pena, qué pena, qué lástima”. Yo estaba lamentando que la
pobre florcita se había caído del árbol. ¿Ustedes qué opinan de este niño? Yo estoy enamorado de
ese niño ¡Qué hermoso! ¡Era mejor que mis nietos!

 Ahora, hay otra historia. Habían pasado cuatro años. Ya tenía siete años. Estaba en otra ciudad.
Mi papá, en aquel tiempo, no tenía el entendimiento que tiene ahora, (ustedes van a entender el
por qué, y tiene que ver con lo que dijo Víctor…) Bueno, llegó un momento, a los siete años, que
sucedió esto: Mi papá era pastor en una iglesia que tenía un salón. Los hermanos, en aquel mes,
habían hecho algo que los alegró mucho: Pudieron pintar el salón. Estaba hermoso. Pero había
algunos niños grandecitos en ese barrio. Y se animaron, cuando vieron aquel salón… Y al lado de
ese salón había un terreno, sin construcción. Como había llovido, había barro. Y estos chicos
estaban ahí, tomaron barro y lo tiraron contra la pared del salón. Y casi, como jefe de esos chicos,
estaba el hijo del pastor. Aquel hermoso niño que tenía tanta sensibilidad, tanto dolor por la
pobrecita flor, ahora poco le interesaba el dolor de la gente que cuidaba y había pintado el salón.
No, él quería que ellos estuvieran realmente amargados. ¿Qué sucedió? ¿Cómo fue…? Era un
angelito, y ahora un diablito, ¿Cómo pudo ser…?

 Es fácil comprender esto: la mente. Desde el principio yo nací en pecado, pero mi mente
estaba limpia. Pero poco a poco, mi papá me permitió vivir y que me relacione con los chicos del
barrio. Y esos chicos me programaron la mente, y fue así, ajustada para otro tipo de
comportamiento. Somos semejantes, de alguna forma, a una computadora. La mente se va
programando.

El avance del consejo de los impíos
Fijémonos en lo que dice el apóstol Pedro: “No fue con plata y ora que fuiste rescatado del
infierno…” ¿Qué es lo que dice…? ¿De qué fuimos rescatados…? De la perdición, fuimos
rescatados del infierno, pero este texto no está hablando de eso. Está hablando de otra cosa.
También nos rescató el Señor de una vana manera de vivir, de una equivocada manera de vivir,
porque es según el consejo de los impíos.

Ahora hermanos, ¿por qué dice él, que “de sus padres lo recibieron”? ¿Por qué dijo esto…?
Muy sencillo: En aquel tiempo, y aún muchos siglos después, todo lo que el hombre aprendía, lo
aprendía en su casa; con su papá, con su mamá y también con sus hermanos mayores. Toda lacivilización se desarrolló de esa forma. De manera que el mal que un hombre tenía que aprender,
estaba restringido al mal que conocían su papá y su mamá. En aquel tiempo, todo lo que recibía la
persona, lo recibía ahí. La profesión también la recibía ahí. Así encontramos la familia de cantores,
la familia de pastores de ovejas. El padre era pastor de ovejas y el hijo era pastor de ovejas, y el
nieto y todos. En el caso del carpintero, sus hijos aprendían con el padre el oficio de la carpintería.
Todo era dentro de casa, y ahí el hombre recibía el consejo de los impíos.

 Hubo un tiempo que la cosa empezó a crecer en una velocidad que no estaba programada por
el Señor. Él dijo: “Bueno, yo voy a permitir el consejo de los impíos, tengo que permitirlo”. El
Señor estableció, en su soberanía, que el consejo de los malos quedara. Pero hubo un tiempo que
vio que estaba creciendo muy rápido. Es más, no estaba según su programa. La gente se estaba
juntando para construir algo grande… Y él dijo: “Esto está mal, vamos a debilitar este crecimiento.
Vamos a confundir la lengua”. Porque el consejo es: una mente y la comunicación de ella. Esto es
un consejo, la mente y su comunicación. Y Dios, cuando confundió las lenguas, hizo que cada uno
fuera para su lado. Y el consejo de los impíos bajó su velocidad.

Siguen corriendo los siglos, y sigue el hombre aprendiendo el mal en su casa. Luego
comenzaron a salir de sus casas: Algunos iban, por ejemplo, al ejército. Ahí aprendían más mal
que el que había en su casa. Porque había muchos hombres juntos, uno enseñaba al otro el mal.
Pasan los años, y Satanás quiere hacer que este consejo aumente, pero siempre depende del
permiso que Dios le dé.

 Hay un momento que aumentó, en la civilización entera, la situación de la educación. Aprender
a leer, a escribir, avanzar un poco más… Ahí el hombre comienza a ir a la escuela. En la escuela
va a enseñar lo malo que aprendió de sus padres, y va a recibir de otros los males que estos
aprendieron en su casa. Y de esta manera, este mal fue creciendo.

 Luego llega el tiempo de la industria. El hombre ya no trabaja en forma artesanal, en su casa. El
hombre va a una fábrica, se junta con un montón de otros hombres. Y se comunican entre sí, y
aprenden el consejo de los impíos unos de los otros. Porque el consejo del impío es una mente
diabólica, contraria al consejo de Dios, y la comunicación de esta mente.

 Cuando miramos desde el principio… Por ejemplo vemos el mal que había en Sodoma y
Gomorra… El mal que había, muchas veces, estaba circunscripto a una civilización o a un tiempo.
Pero el mundo fue viviendo, con el crecimiento de este consejo de los impíos, un cambio que no
se veía mucho, era lento. Hasta que llegamos en algunas naciones al 1940, otras al 1950 y otras al
1960. Ahora vamos hablar un poquito de este tiempo.

El mal en los últimos 40 años
Yo tengo 53 años. Vamos a hablar de los últimos 40 años. Cuando yo tenía 13 años, tenía
amigos en todos los barrios cercanos. Estaban los grupos de mi calle, y los otros. Yo conocí a
mucha gente, pero yo no conocía a un homosexual. Me acuerdo una vez, cuando alguien dijo que
en la calle tal, en tal lugar, hay uno que es… Nos parecía raro, no conocíamos. Pero 40 años
después… ¿Cómo es hoy en Brasil? Hay en Brasil un programa de televisión que hacen
entrevistas. Yo les digo a los hermanos que si los invitan a ese programa, y llegaran a decir que la
homosexualidad es una depravación, los van a abuchear todas las personas que estén ahí. Porque si
decís que es una depravación vos sos un completo exagerado. ¿Cómo fue esto…? ¿Cómo sucedió
esto en 40 años…? Porque no había ocurrido en 6000 años.  En la escuela, en el mismo tiempo… Yo estudiaba en una escuela que tenía más de 1000 alumnos. Y de repente, se descubre que en una clase, había un muchacho que sus padres se habían separado. Me acuerdo que yo decía en mi corazón: “¿Cómo puede vivir? ¡Pobrecito! ¿Cómo…?

¡Sus padres se separaron!” ¿Cómo es hoy…? Hoy, cuando decimos que estamos casados hace
tantos años, la gente dice: “¿Cómo hacen para estar casados hace tantos años?”. ¿Qué cambió…?
Yo les decía a mis hijos cuando estábamos en un restaurante: “Miren alrededor, no hay una familia
como esta, ¡no hay!” Mirando alrededor, todas las familias, en el restaurante, con hijos chiquitos.
Era raro ver una familia con el padre, la madre y los hijos grandes ¿Por qué…? ¿Por qué están con
los hijos tan grandes? Ya tendríamos que estar separados. No existe más esto.

 Pasaron 40 años ¿Qué ocurrió…? Los hermanos Mario, Eliseu y Víctor estuvieron acá, y otros
también, diciendo cómo está la situación hoy. Pero si como padres queremos ser prudentes, y
como pastores queremos enseñar a nuestras congregaciones, tenemos que entender, y enseñar a
nuestros hijos, a nuestra congregación, qué ocurrió en los últimos 40 años ¿Por qué? Porque el
consejo del impío es: una mente y la comunicación de esa mente.

Casi puedo ver la escena: Satanás está ahí, siempre pidiendo permiso, y llega un momento
que dice delante del trono: “¿Es mi hora…?”. El Señor le dice: “No, no es tu hora”. “¿Qué puedo
hacer…?”. “Bueno, auméntale ahí, un 1 % (un poco.), auméntale un poquito de escuela… Al
tiempo viene Satanás y pregunta “¿Es mi hora…?”. Dice el Señor: “No, no es tu hora aún” “¿Qué
puedo hacer?” “Dale un poco más”. Pero llega un momento en que dice Satanás: “Y ahora, ¿es mi
hora?” Y el Señor dice, “No”. Y “¿Cuánto puedo aumentar?”. “Auméntale un 30 %”. Satanás va a
su infierno y abre una gaveta. Tiene escrito un cartel que dice: “prensa”. “Ahora la comunicación
va a crecer y yo voy a poder enseñarle a otros”. Y la comunicación va creciendo… Y Satanás va a
Dios y le dice: “¿Puedo aumentar…?”. Y Dios dice: “Dale todo”. Dice Satanás: “Bueno”. Y abrió,
y estaba Hollywood, y ahí estaba la televisión. “Y ahora voy a abrir la gran caja…”. Y estaba
Internet… y todos los hombres están comunicados. Y la mente diabólica está ahí, propagándose,
porque un consejo es una mentalidad y una comunicación.

El conflicto entre los dos consejos.
Tengo que cuidarme siempre, porque no quiero predicar ningún legalismo. Doy gracias a
Dios que tengo compañeros que me ayudan, hermanos ¿Estamos comprendiendo lo que está
ocurriendo? ¿Estamos atentos? ¿Estamos dándole la importancia necesaria?
 El pastor es invitado a predicar en un retiro de jóvenes. Ora, lee la Escritura, busca un
versículo y otro… Se prepara y va a ese retiro a enseñar a los jóvenes. Una de las cosas
fundamentales que tiene que enseñar a los jóvenes: “Por favor, no se confundan, pasión es una
cosa, amor es otra cosa”. Se dedica, casi la mitad del retiro, a explicar a los jóvenes la diferencia
entre el amor y la pasión, para que los jóvenes no estén gobernados por las pasiones, y que
comprendan qué es el amor, y cómo puede ocurrir. Los jóvenes están encantados, están todos muy
alegres. Los padres ven que los jóvenes vuelven fervientes del retiro.

 A la semana, se reúnen los jóvenes para ver la película Titanic. Van en grupo a ver esa
película, hermoso filme, que es un sabio, inteligente, inteligentísimo y elaborado poema a la
pasión. “Miren, como pueden ver chicas, si no tienen una pasión, sus vidas no tienen sentido”.
¡Hay que ver a Leonardo Di Caprio! ¿Qué están haciendo…? Un retiro por año, para oír el consejo
de Dios. Y horas, horas, y horas al año oyendo el consejo de los impíos. ¿Y adonde está nuestra
inteligencia...? ¿No pasa así, como estoy diciendo…? ¿No fue así…? ¿Estoy hablando tonterías…?
¿La historia no se desarrolló así como estoy hablando yo? Transformando nuestra mente
No podemos vivir en santidad sin un cambio de mente. Y el cambio de la mente viene por
llenarnos de la palabra de Dios. Todo, todo el consejo de Dios debe estar en nuestra mente. Hay
muchos en la iglesia con su corazón verdaderamente para el Señor, que se esfuerzan por ofrecer
sus cuerpos como un sacrificio al Señor. Pero no saben que la gran dificultad está en que su mente
no está ordenada según Dios. Y esto, porque su mente no está gobernada ni por uno ni por otro
consejo. Hay una mezcla. ¿Qué quiere decir “no os conforméis”…? No tomar la forma ¿Qué
quiere decir “transformaos”? Bueno, salir de la forma.

 Hermanos, hermanas, este mundo tiene una forma. El consejo de los impíos es esa forma. No
podemos tener esa forma. Tenemos que cambiarla, tenemos que tener otra mente. La mente del
mundo es mediocre, estúpida, Dios tiene toda sabiduría. Entreguemos nuestra mente al consejo de
Dios. En nuestras casas, en nuestras congregaciones, enseñemos esto a nuestros discípulos, a
nuestros hijos. ¡Se los pido en el nombre de Jesús!

Señor querido, perdónanos, ¡Qué lento y tardo soy para entender! Perdónanos Señor, danos un
entendimiento mayor en los días de hoy, y de las mecánicas diabólicas que están produciendo los
días de hoy. Danos luz.En el nombre de Jesús. Amén, Señor” 

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