La práctica del ayuno
“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:16-18
El ayuno debe ser una práctica normal en la vida de un discípulo, como la oración y la generosidad. En este capítulo de Mateo, Jesús está orientando diversas prácticas normales en la vida de los discípulos, haciendo un contraste con los errores de los religiosos hipócritas. Jesús enseña a dar limosnas (v. 2-4), a orar (v. 5-15) y a ayunar (v. 16-18). Ubica la práctica del ayuno al lado de la oración. El ayuno forma parte de nuestra devoción normal a Dios. Debe ser algo verdadero y espontáneo, fruto de nuestro amor por Él.
El ayuno es una práctica normal en la vida
de un discípulo, como la oración.
“Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que
el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado,
y entonces (los discípulos de Jesús) ayunarán.” Mateo 9:15
Jesús dijo que cuando la Iglesia estuviera pasando por el período de la ausencia del novio, entonces debería ayunar. Ese tiempo es ahora. Estamos viviendo el tiempo de la ausencia del novio: ¡Es tiempo de ayunar!
“Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé
y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado,
les impusieron las manos y los despidieron.” Hechos 13:2-3
La Iglesia primitiva ayunaba y oraba intensamente. Antes de hacer cualquier cosa buscaban a Dios con ayuno y oración. Por eso el Espíritu Santo los guiaba de forma tan vívida.
¿Qué es el ayuno para Dios?
Ayunar para Dios es ofrecerle un período de abstención total o parcial de alimentos. Esto es, escoger un período de tiempo en el cual vamos a dejar de comer voluntariamente para dedicarnos más activamente a la oración.
Observemos que el ayuno no es solo “pasar hambre” o quedarme sin comer por alguna razón casual. Es algo que hacemos para Dios, por eso es importante que durante el ayuno nos concentremos en la oración.
Durante el ayuno debemos
dedicarnos a la oración.
También debemos tener el cuidado de que no esté en nosotros el deseo oculto de impresionar a otros con nuestra “espiritualidad”. Los grandes ayunos en los cuales tenemos el deseo de ser vistos por los hombres no sirven para nada, son totalmente inútiles. Hagamos los ayunos de la manera más discreta y natural posible.
Podemos ayunar por algún fin específico, por alguna situación especial que queremos presentar delante de Dios. Sin embargo, no debemos ayunar solamente cuando tenemos esta clase de necesidades, sino que debemos tener una vida regular de ayuno y oración.
¿Cuáles son los propósitos del ayuno?
- Santificación personal: Salmos 69:10; 35:13. El ayuno es una forma divina de perfeccionarnos. Cuando ayunamos estamos humillándonos delante de nuestro Dios. El ayuno quiebra el orgullo, humilla el alma y disciplina el cuerpo. El ayuno nos separa de una parte muy importante de este mundo: los alimentos. El ayuno nos santifica, nos “fortalece”.
- Que Dios nos oiga: Edras 8:21-23; Nehemías 9:1-3. El ayuno da poder a la oración. Expresa ardor y celo por lo que pedimos, profundiza y confirma todo lo que pedimos a Dios.
- Soltar los cautivos y derrotar a Satanás: Marcos 9:29. El ayuno da fuerza y poder contra Satanás, obligándolo a soltar a los hombres que son sus esclavos. La declaración de Jesús de que “este género con nada puede salir sino con oración y ayuno”, no se refiere a que hay que comenzar a ayunar cuando estoy por expulsar al demonio, sino que es necesaria una vida de ayuno y oración.
- Expresar arrepentimiento y pedir a Dios que tenga misericordia: Jonás 3:4-10; Joel 2:12-14. Nínive no fue destruida porque sus habitantes se arrepintieron con ayuno y oración.
- Recibir entendimiento y revelación de la voluntad de Dios: Daniel 9:2-3, 21-22. Necesitamos constantemente revelación de Dios para nuestras vidas.
- Subyugar el cuerpo: 1º Corintios 6:12-13; 9:27. El ayuno nos ayuda a disciplinar el cuerpo. Los apetitos del cuerpo son lícitos, pero tenemos que mantenerlos bajo control. Lo físico debe estar sujeto a lo espiritual. El ayuno para el discípulo debe ser una práctica normal, así como el ejercicio físico lo es para un atleta.
Tipos de ayuno
Ayuno normal: Mateo 4:2
Es la abstención de alimentos sólidos o líquidos por uno o más días. Es no comer, sólo bebiendo agua. Este es el ayuno más común. Normalmente no es perjudicial para la salud, aunque no se recomienda a personas con algún tipo de enfermedad. Puede durar algunos días. Para comenzar, hacerlo con períodos cortos (24 horas). No se debe comer mucho el día anterior, ni “cortarlo” con comidas pesadas. Preferentemente cortarlo con frutas. Los ayunos con períodos cortos pueden ser hechos durante las actividades normales del trabajo, aunque se recomienda un descanso apropiado, y la dedicación del máximo tiempo posible a la oración.
Ayuno absoluto: Hechos 9:9; Deuteronomio 9:9; 1º Reyes 19:8
Es la abstención total de comida y agua por algún tiempo. Este tipo de ayuno no debe ser prolongado pues es perjudicial para la salud. Los ayunos de Moisés y Elías fueron sobrenaturales (de 40 días).
Ayuno parcial: Daniel 10:3
Es una restricción en la dieta diaria, sin una abstención completa de alimentos. Es una opción para aquellos que tienen algún tipo de enfermedad y no pueden hacer un ayuno normal. Podemos escoger algunos alimentos que nos gusten y abstenernos de comerlos por algún tiempo. También puede ser comer algunos tipos de alimentos (por Ej. Verduras y frutas). Otro ejemplo de ayuno parcial es pasar algunos días comiendo sólo pan y bebiendo agua.
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