lunes, 8 de julio de 2013

PARTE III: El Reino de Dios y el Humanismo - J.Himitian


 (cassette Nº4)

Nuestro culto lógico
 Romanos, capítulo 11, vamos a leer desde el vs. 33, hasta el 12:2 . Quiero hablarles, hermanos, continuando con el tema... ¿Cuál es el tema? El Reino de Dios. Continuando con este tema, quiero
hoy mostrarles cual es la ideología que envenenó a Occidente, y contrastarlo con el Reino de Dios.
Vamos a leer, entonces, estas palabras del apóstol Pablo:
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son
sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue
su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él,
y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”
 Vamos a leer dos versículos más del cap. 12, pero permítanme hacer un alto para decir que este
versículo, Romanos 11:36, resume en forma magistral todo lo que dijimos ayer en 3 horas, o en tres
reuniones. ¡Mire qué tremendo! ¡Qué síntesis! Porque de Él, por Él y para Él son... ¿Cuántas cosas?
Todas las cosas. ¿De quién es todo? De Él. ¿Por qué? Porque todo fue hecho por Él. Todo es de Él
porque todo es por Él y todo es para Él. El fin de todas las cosas es Dios, el fin último de todas las
cosas es la gloria de Dios. “¡A Él sea la gloria!”, dice Pablo, en resumen. Y ahora sí, vamos al capítulo
12, vs. 1 y 2 :

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
 “Así que”... ¿Qué quiere decir “así que”? Si todo es de Él, por Él y para Él, entonces Pablo nos está
invitando, como una expresión consecuente y coherente de lo que dijo recién. Nuestro culto consiste en
lo siguiente: No apenas cantar en nuestras reuniones o en algún momento, sino nuestro culto racional,
en el griego dice nuestro culto lógico, lo coherente, si todo es de Él, por Él y para Él, lo lógico, el culto
lógico, lo que damos a Dios, es que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios. Ese es nuestro culto, presentar nuestro cuerpo. Y en el concepto integral de cuerpo, el concepto
hebreo, cuando nosotros presentamos nuestro cuerpo, significa nuestra totalidad, todo lo que somos y
todo lo que está en nuestro cuerpo, todo nuestro ser, tiene que ser presentado en sacrificio vivo a Dios.

 Antiguamente, al rendir culto a Dios, traían un cuerpo, el cuerpo de un animal, y lo ofrendaban a
Dios. Era un sacrificio muerto, porque tenían que matar al animal. En este caso, nosotros, tenemos que
presentar, no el cuerpo de un animal, ahora el culto consiste en que tomemos nuestro ser entero como
una ofrenda, y la presentemos a Dios. Una ofrenda viva, esto significa un sacrificio continuo. El
animal era matado en un acto de entrega, y era presentado a Dios como un cuerpo muerto. Ahora, el
cuerpo es el nuestro, y el sacrificio es vivo, significa permanentemente, continuamente. Nuestra vida
consiste en culto continuo, es una entrega continua de nuestra vida a Dios. Porque somos de Él, somos
por Él y somos para Él ¿Amén?

 Y santo significa: “Separado de... y consagrado a ...”. Nuestra vida tiene que estar separada del
pecado, del mundo, del demonio y de la carne, separado de todo lo que no agrada a Dios. Separado,
limpiado, lo que no es... ¡fuera! Y entregado, consagrado a Dios permanentemente. Este es nuestro
culto, no apenas cantar, es nuestra adoración continua, que abarca no sólo nuestra voz, nuestra
emoción, nuestras palabras, sino la vida toda, nuestro cuerpo, nuestro ser entero presentado a Dios.
Esto es lo que es agradable a Dios ¿Amén? No una doble vida, que una cosa somos en el culto, y otra
cosa somos en casa o en el trabajo. Sino que, continuamente, vivimos entregándonos a Dios en cada
palabra, en cada expresión, en cada acción, en cada actitud , en cada reacción, en cada sentimiento, en
cada pensamiento, somos una ofrenda agradable a Dios ¿Amén?.
No tomar la forma del mundo
 Y dice aquí... hay dos positivos y un negativo en el medio. El primer positivo es presentar nuestro
cuerpo en sacrificio vivo a Dios. El negativo es no os conforméis a este siglo. Y cuando dice siglo, no
se refiere al siglo XX, o al primer siglo, se refiere a esta sociedad, al mundo. No tomen la forma del
mundo. La sociedad, hermanos, que no reconoce a Dios como el dueño de todo, tiene un estilo de vida,
tiene una forma de pensar, de vivir, de sentir, de actuar, de reaccionar. Tiene una manera de vivir, de
casarse, de tener hijos o no tenerlos, de construir casas, de hacer empresas. Y dice Pablo: “Ustedes no
se conformen a este siglo, a esta sociedad, sino transformáos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento para que comprobéis (me gusta la versión anterior que dice: “para que experimentéis...”,
comprobéis por experiencia, por vivirlo, por gustarlo, por experimentarlo) cual sea la buena voluntad
de Dios”. Esa buena voluntad de Dios es agradable, y es perfecta ¿Amén?
 Así que, el negativo es no tomar la forma del mundo, no conformarnos al mundo, no copiar al
mundo, no acomodarnos al mundo, a la sociedad, a este siglo, sino transformarnos. Hermanos, este es
el propósito de Dios para nosotros: Que seamos transformados, no apenas perdonados nuestros
pecados, sino transformados hasta ser conformados a la imagen de su Hijo, esa es la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta. Dios, desde antes de la fundación del mundo, nos predestinó a ser
conformes a la imagen de su Hijo. Y esto requiere un proceso de transformación. Noten que
conformados, transformados, tienen la misma raíz, que es formados, formar, esa es la raíz.

Conformarse es tomar la forma del mundo, transformarse es cambiar de forma hasta ser conformados a
la imagen de Cristo ¿Amén?

 Nuestro modelo de vida no es el mundo, sino Cristo. Queremos ser conformados a Cristo. Ese es el
plan, esa es la voluntad de Dios para nosotros. Y para eso necesitamos continuamente estas dos cosas:
Entregarnos permanentemente a Dios, presentar nuestros cuerpos, nuestro culto continuo, y a la vez,
tenemos que ser renovados en nuestro entendimiento.
 Hermanos, hay en el mundo una guerra ideológica, una contaminación ideológica. Este mundo nos
bombardea con sus ideas, con sus pensamientos, con sus conceptos. Y este mundo es enemigo de Dios.
El que quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios. Hay una enemistad entre Dios y
el mundo. Y nosotros ahí estamos, en el medio. Este mundo tiende a contaminarnos, a envenenarnos
con sus ideas, con sus pensamientos, con sus mentiras. Y nosotros necesitamos, para ser
transformados, ser renovados permanentemente en nuestro entendimiento. Tenemos que volver otra
vez a la verdad de Dios, a la Palabra de Dios, a los pensamientos de Dios, a la realidad de Dios, a lo
que Dios nos enseña. Por eso muchos ayer dijeron: “Estas cosas ya las habíamos escuchado, ya las
sabíamos. Pero cuanto bien nos hizo volver a escuchar de nuevo” ¿Amén? Nuestro entendimiento se
renovó, y nuestra voluntad se entregó. Nos declaramos esclavos de Cristo, salimos de aquí con un aro
en la oreja, ¡esclavos de amor! ¿Amén? ¿Te sacaste el aro? ¡No te lo podés sacar más!
 Ayer una niña, trajo su madre a una niña, y me dijo: “Mire, hermano Jorge...” La niña había venido
aquí con un arito en cada oreja. Pero en el momento que oramos para que, espiritualmente, Dios
coloque en nuestra oreja, el aro de esclavo por amor, ella se sacó de un lado el arito y se lo guardó. Y
se quedó con un solo aro como señal, aún material, de lo que espiritualmente estaba experimentando
¡Aleluya! Me gustó el gesto de esta niña ¡Gloria a Dios!

 Así que, hermanos, ahí estamos, proyectándonos a ser transformados, esta es una orden de Dios, “no
os conforméis...”. No copies del mundo, no vivan como el mundo, no piensen como el mundo, no se
dejen contaminar del mundo, no tomen las formas del mundo ¡renuévense! Renuévense en su
entendimiento, en su compresión de las verdades. Permanentemente hay que lavarse, santificarse en el
lavamiento del agua por la palabra. Y este ejercicio continuo de la renovación de nuestra mente, de
nuestro entendimiento, junto con la entrega de nuestra voluntad, va produciendo en nosotros, por la
acción y el poder del Espíritu Santo, una transformación ¿Amén? Hasta conformarnos a la imagen de
su Hijo Jesucristo.

La ideología predominante de nuestra sociedad
 ¿Cuál es la ideología que predomina hoy en nuestra sociedad? Hace unos 5 siglos, nació en Europa,
en la sociedad europea, como una reacción a los abusos del cristianismo oficial, que se proclamaba
representante de Dios y sostenedor de la doctrina de Cristo, pero cuyo estilo de vida estaba tan alejado
de la realidad de Dios y del ejemplo de Jesucristo. Hubo una reacción y surgieron muchas cosas a raíz
de eso. Y surgió entonces, 5 siglos atrás, una corriente ideológica que se llamó el Humanismo ¿Qué es
el Humanismo? Humanismo viene de la palabra hombre. Evidentemente era el desplazamiento de
Dios del centro del cuadro y colocar al hombre en el centro. El Humanismo no tomó una posición atea,
sino agnóstica. El ateo es aquel que niega la existencia de Dios, el agnóstico, sencillamente dice: “Si
Dios existe o no, no lo podemos saber ”. Gnosis significa conocimiento, y agnosis o agnóstico que no
se puede conocer, no se puede saber si Dios existe o no. No discute el tema, lo pone al costado. Y el
Humanismo dijo: “Si Dios existiera, de todos modos nada variaría, porque si existiera, no se nos reveló
con la suficiente claridad como para que podamos fundamentar nuestra vida en Él”.

 Así, sutilmente, el humanismo negó la piedra angular de la fe cristiana, que dice que Cristo Jesús es
el Hijo de Dios y es la revelación de Dios a todos los hombres ¿Amén? Así, el agnosticismo cuestionó
la persona de Cristo, no la tomo en cuenta como el Hijo de Dios y la revelación de Dios. Y dijo: “Ante
la ausencia de una revelación de Dios a la humanidad, tenemos que cambiar algunas cosas”. Europa,
hasta entonces, tenía, por lo menos, una cultura cristiana, o una filosofía cristiana, podemos llamarle
así, una cosmovisión cristiana de todas las cosas. De tal manera que, como todas las religiones
monoteístas, al igual que el islamismo y el judaísmo, el cristianismo sostenía que Dios es el centro de
todas las cosas. Todas las cosas son de Dios, por Dios y para Dios. Las religiones monoteístas del
mundo dicen esto, y por supuesto incluye al cristianismo. Sin embargo, el humanismo quitó del centro
del cuadro a Dios, y puso en el centro al hombre .

 Una visión cristiana de la vida y de las cosas Humanismo
                     
 El humanismo dijo: “Todo es del hombre, por el hombre y para el hombre. No tenemos que buscar
salvación desde un ser fuera de nosotros. Si tú no te ayudas, nadie te va a ayudar. Los recursos son los
nuestros”. De tal manera que el hombre debe buscar la solución a sus propios problemas. Así, el
humanismo puso en el centro de la vida al hombre.
Los medios de propagación del Humanismo
 Ahora, todo esto que les explico en términos muy sencillos, estuvo durante cuatro siglo y un poco
más, limitado a las elites intelectuales, es decir, no llegó a la masa, no llegó a la sociedad. Solamente
aquellos que estudiaban filosofía y se interesaban en las ideologías, y los filósofos que escribían, se
entretuvieron y a partir de allí vinieron otras corrientes. Pero el pueblo, la masa, la sociedad, siguió
teniendo una concepción, en Occidente, más o menos, no una vida, pero sí una concepción cristiana de
las cosas... hasta hace poco. En los últimos 50 años, a través de dos medios, el humanismo, el aspecto
práctico, no ideológico del humanismo, se extendió a toda la sociedad occidental. Esos dos medios son
: Los centros de educación y enseñanza y los medios masivos de comunicación.
 En el siglo pasado, pocos iban a la escuela, el número de analfabetos era muy alto, y el número de
los que sabían leer y escribir era bajo. Cada vez fue aumentando el número de los que iban
aprendiendo a leer y a escribir. Y por supuesto esto es un progreso positivo. Pero todos, o la mayoría
de los centros de estudio originados en Europa, desde las principales universidades y facultades,
comenzaron a adoptar el humanismo como filosofía básica de todas las carreras y las ciencias. Antes,
la educación del pueblo estaba en manos de la Iglesia Católica, las universidades tenían una
cosmovisión y una filosofía cristiana de las cosas. Pero cada vez más fue avanzando el humanismo y el
secularismo, de tal manera que en la mayoría de las universidades y de los principales centros de
estudio se imparte una filosofía humanista, llegando desde las más altas escuelas, pasando por las
escuelas intermedias, hasta las escuelas primarias. Los maestros, lo que estudian en sicología, en
pedagogía y en muchas otras ciencias, aún ciencias naturales, es toda una cosmovisión humanista de
las cosas. Y eso es lo que están bebiendo y recibiendo nuestros niños y toda la sociedad.

 La segunda cosa son los medios masivos de comunicación, principalmente la televisión. Por
televisión no se propagan ideologías humanistas a nivel intelectual y teórico. Pero todo lo que se
muestra tiene en el centro al hombre. Todo es del hombre, por el hombre y para el hombre. Y esto es lo
que se difunde a través de todos los programas, o de la inmensa mayoría de los programas. Los medios
masivos han diseminado el humanismo a toda la sociedad. Hoy, esta es la actitud de todos los
hombres, o de la mayoría de los hombres: “Yo soy el centro”. Esto ha afirmado el estilo de vida
egoísta, individualista, el estilo de vida consumista. “Yo tengo el derecho a ser feliz. Todo lo que
existe es para mi confort, para mi felicidad”. El hombre es el centro, sin tener en cuenta a Dios.

El Humanismo infiltrado en la Iglesia

 Hermanos, lamentablemente, el humanismo se ha infiltrado también, inadvertidamente, en la Iglesia.
Por un lado, los que somos de la Iglesia, venimos de la sociedad arrastrando esta herencia. Y por otro
lado, conceptualmente, aún hoy, se predica un evangelio, desde los púlpitos, infectado de humanismo.
¿Cómo es? “Lo importante es el hombre...”. Finalmente, pasando en limpio lo que muchos predican, es
como que Dios existiese para el hombre, no el hombre para Dios. Es como que Dios existe para
bendecir al hombre, para protegerlo, para sanarlo, para salvarlo, para ayudarlo, para hacerle bien. El
centro de todo es el hombre, y Dios está al servicio del hombre. “Dios te quiere progresar, te quiere
prosperar, te quiere salvar, te quiere sanar, te quiere bendecir”. Y todo eso es parte de la verdad, pero
no es la verdad central ¿Amén? El hombre fue creado para Dios, y no Dios creado para el hombre. El
hombre existe para la gloria de Dios, y no Dios para el bienestar del hombre. Lo importante no es la
felicidad del hombre, lo importante es la gloria de Dios. Pero cuando ponemos al hombre en el centro,
entonces aún Jesucristo se transforma en un servidor del hombre. Yo soy el señor y Jesús es mi siervo.

Y le digo: “Por favor, Jesús, voy a salir de viaje, ayudame”. “Tengo a mi hijo enfermo, sanalo”.
“Necesito plata, por favor, ahora que voy a emprender un trabajo, ayudame”. Protegeme, salvame,
ayudame, bendecime... Y Jesucristo, como es bueno, dice: “Sí, Jorge, si señor Jorge”. De todas las
adquisiciones de la vida moderna, tengo la heladera que enfría la bebida, protege la comida; tengo el
horno que cocina, tengo el microondas que calienta. El lavarropas, el lavavajillas, la estufa, el
ventilador, el aire acondicionado, todo es para mi bienestar. Pero de todas las adquisiciones que he
hecho, la mejor adquisición es Jesucristo. El tintorero me lava la ropa, la mucama me limpia la casa, el
cocinero me hace la comida, el jardinero me arregla el jardín, viene el pintor y me pinta la casa. Pero
de todos los que me sirven, el mejor sirviente que tengo es Cristo. Él me da paz, me da felicidad, me
guarda, me protege, me sana, me liberta, me acompaña, me salva... El hombre en el centro, el fin
último soy yo. Y Cristo está a mi disposición, y si le pido algo, y no lo hace, soy capaz de enojarme
con Él: “No voy a ir más a la iglesia, le pedí y no me dio”. ¿Vé como el humanismo se metió en el
púlpito, se metió en la Iglesia? El evangelio de las ofertas, el evangelio que sólo habla de los
beneficios y no de la condición, es nada más que humanismo. El hombre está en el centro, y Dios
está para el hombre, al servicio del hombre. No es esto lo que hemos leído en la Palabra. Todo es de
Él. ¿Amén? Si todo es de Él, yo también soy de Él. Todo es por Él y todo es para Él. Yo soy de Él, yo
existo para Él, mi familia existe para Él. Todo lo que existe es para Él, Él está en el centro. El fin de
todas las cosas es la gloria de Dios ¿Amén?

El Racionalismo
 El humanismo generó otra corriente ideológica consecuente que se llama racionalismo.
Racionalismo viene de la palabra razón, la razón del hombre, el razonamiento humano. Claro, si Dios
no se reveló con suficiente claridad, dice el humanismo, y si el hombre es el centro, y todo es del
hombre, por el hombre y para el hombre, ahora que nos queda, sino apelar a este “animal racional” que
es el hombre.

El racionalismo puso a la razón por encima de la fe. 

 Así, el racionalismo, exaltó la lógica humana: “Lo que no entiendo intelectualmente, no lo puedo
aceptar. Lo que no es digerible para mi comprensión lógica, está mal”. Así, el racionalismo exaltó al
hombre y a la mente del hombre, el intelecto del hombre. Mató la fe, apagó el Espíritu y creó una
actitud escéptica frente a los milagros y la operación sobrenatural de Dios. El racionalismo se metió
en la Teología, en la Alta Crítica. Empezó el hombre con su orgullo (que la Biblia dice que es
estupidez) a ponerse por encima de Dios y a juzgar la revelación de Dios. Sujetó la fe a la razón y
mató la fe. Y se volvió una razón humana y completamente equivocada. Así surgieron los cristianos intelectuales, racionalistas, que leen la Biblia, pero no creen. No creen en el Espíritu Santo, no creen en
los dones, no creen en los milagros, no creen que Dios puede actuar cosas maravillosas.

Una moral relativa
 Pero lo peor de todo del racionalismo es que creó un relativismo moral ¿Qué es el relativismo
moral? Todo es relativo. “A ver... vamos a analizar si esto está bien o está mal”. Dios, en el huerto del
Edén, le había prohibido al hombre comer del árbol del conocimiento del bien y del mal ¡Le prohibió!
Como diciendo, Dios: “El único que tiene la facultad de conocer y de establecer lo que está bien y lo
que está mal es Dios”. El hombre no tiene acceso a eso. Al hombre le toca sólo obedecer lo que Dios
dice. El racionalismo tomó ese árbol del conocimiento del bien y del mal, y tuvo la presunción de
plantarlo de nuevo en el medio. Y entonces empezó a razonar: “A ver... un joven y una señorita, ambos
son solteros, si tienen relaciones sexuales ¿está bien o está mal?”. Como Dios quedó fuera del cuadro,
ahora se determina por la razón del hombre, entonces dicen: “Bueno, es relativo, si el joven la viola
está mal, pero si se aman ¿qué tiene de malo? Si son seres libres, lo importante es que lo hagan bien”.
La razón, y uno dice: “Ah, claro, puede ser”. Y el racionalismo dice: “¿Y por qué la esposa se tiene
que sujetar a su marido? ¿Qué es el hombre más que la mujer? Eso es discriminación, eso es
machismo”. Claro, lo dejamos a Dios a un costado y empezamos a razonar. Y la verdad que, si yo me
pongo a razonar, me convencen. Es cierto, ¿qué es el hombre más que la mujer?. Eso es puro
machismo, que la mujer se tiene que sujetar al hombre ¡Casi me convencen! Pero después me acuerdo
¡Momento! Acá el que manda no soy yo. El que manda es Él ¿Amén?

 Y otro me dice: “La homosexualidad es una opción de vida, cada uno elige su sexualidad”. Y uno
me dice: “Lo que pasa es que algunos tienen cuerpo de varón y alma de mujer...”. Ah... Entonces me
pregunto, estamos razonando, ¿qué es más importante, el cuerpo o el alma? Si tiene el alma de mujer y
cuerpo de varón, me parece lógico que ceda a lo más importante, que es su alma ¡Mire, casi me
convence! Y podemos ver, así, todo relativo. Si un hombre y una mujer se casaron, y no se llevan bien
en la pareja...¿Qué es mejor? Que se separen, rehagan su vida o que sigan viviendo juntos, algo que no
va, ya probaron 4 años, 5 años, 6 años ¡No va! Es mejor que se separen para que cada uno sea feliz por
su lado. Es lógico ¿eh?

 La razón del hombre puede ponerse para cualquier lado. Si yo quiero hacer algo puedo encontrar
diez razones para hacerlo y si no quiero hacer algo puedo encontrar diez razones para no hacerlo. Los
filósofos, desde hace siglos, uno dice A, el otro dice B, el otro dice C, y cada uno hace lo que quiere,
porque la razón del hombre es como una veleta, va para cualquier lado. La mente del hombre es como
un punto. En Geometría estudiamos que por un punto ¿cuántas rectas pasan? Infinitas. Así es la mente
del hombre, infinitas rectas, razones, podemos argumentar para cualquier lado y justificar cualquier
conducta o inconducta. Pero también hemos aprendido en Geometría que por dos puntos, ¿cuántas
rectas pasan? Una sola. Un punto es la mente del hombre, y el otro punto es la mente de Dios ¿Amén?
Mi mente ahora, sólo tiene que alinearse con la referencia de Dios y se acabó ¿Amén?

El racionalismo en la Iglesia
 Racionalismo. Se ha metido en la Iglesia, en la teología, en los púlpitos. Pareciera que tenemos que
razonar para ver si lo que Dios nos manda a hacer es razonable, es lógico, entonces lo obedecemos. Y
si no pasa el filtro de nuestra razón, lo rechazamos. ¡Qué necios que somos los hombres! Pero esta es
la situación en la que vive nuestra sociedad: Un relativismo moral. El homosexual puede ser
homosexual, y claro, es más importante el alma que su cuerpo. ¡Y su alma está torcida! ¡Un momento,
un momento! La revelación de Dios me dice que Dios creo en el principio al hombre a su imagen y
semejanza. Y lo creo varón y hembra, varón y mujer. Dios no se equivoca. ¡Dios no pone alma de
mujer en cuerpo de varón! Dios pone el alma de mujer en cuerpo de mujer, alma de hombre en cuerpo
de hombre ¿Amén? Dios no se equivoca, hay que enderezar lo torcido. Si eres varón y tienes alma de
mujer, lo que se torció es tu alma, lo que hay que enderezar es lo torcido ¿Cómo lo sé? No es un
argumento ¡Es la Palabra de Dios! La revelación de Dios ¿Amén?

 Así, si nosotros mezclamos racionalismo con el evangelio, con la Palabra de Dios, ¡podemos ir a
cualquier lado! Dios le dijo a Adán y Eva: “No comerás del árbol del conocimiento del bien y del
mal”. Cristo dijo: “El que repudia a su mujer y se casa con otra...” ¿qué comete? Se acabó, no tengo
que razonar. A mi esposa tengo que amarla como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por
ella. Y cuando Cristo amó a la Iglesia, la Iglesia no era una mujer muy bonita que digamos. Estabamos
muertos en delitos y pecados, estabamos arruinados en nuestros vicios, y Él nos amó y se hizo uno con
nosotros ¿Amén? Así tenemos que amar a nuestra esposa, y la esposa a su marido. “Sí, pero yo no
siento nada”. No importa que no sientas nada, Dios nos ha hecho una sola carne, y Él nos ha declarado
matrimonio para siempre. Y cuando obedecemos, luego, vamos a sentir lo que Dios quiere que
sintamos ¿Amén? Cuanto dolor me causa ver tantos pastores racionalistas, tanto en lo moral, como
también en la intervención milagrosa y sobrenatural de Dios.

El Secularismo
 La tercer corriente a la que quiero hacer referencia es el secularismo. ¿Qué es el secularismo?
También, hija del humanismo. Secularismo viene de la palabra latina século, que significa siglo. Si
leyéramos en latín, Pablo nos diría, no os conforméis a este século. De ahí viene secularismo ¿Qué es
el secularismo? Es una cosmovisión humana y racional de las cosas. Va acumulando las corrientes
anteriores y hace una propuesta. La propuesta del secularismo es esta: Hay que dividir la vida en dos
partes, la parte sagrada o espiritual y la parte secular. El secularismo no se mete a cuestionar si Dios
existe, si esta bien la religión. No le importa, más bien la tolera. Y dice: “Si querés creer en Dios, orar,
ir los domingos a la reunión, hacer ofrendas y practicar tu fe, muy bien. Pero todo eso pertenece al
departamento religioso, eso es lo espiritual. Pero por otro lado está lo secular”. El secularismo divide
entre lo sagrado y lo secular.

El secularismo dice: “Todo el resto que no es orar, creer, ir a las reuniones, ser miembro de la
iglesia, todo el resto es secular”. Y pone todo el resto de la vida. ¿Y qué pone en esta elipse grandota el
secularismo? Pone la familia, la educación de los hijos, sexo, economía, trabajo, política, ciencia,
educación, artes, naciones, lo material. Todo, dice, es secular. Y la propuesta es que hay que separar
una cosa de la otra. No hay que mezclar lo espiritual con lo secular. Entonces, Dios, la Biblia, no tiene
que ver con esto. Tu puedes creer en Dios, puedes orar, puedes cantar, puedes ofrendar, pero no hay
que mezclar a Dios con los negocios, no hay que mezclar a Dios con la educación, no hay que mezclar
a Dios con el trabajo, con la economía. Esa es la propuesta del secularismo, que se metió en nosotros
también, los pastores, en años pasados.

El veneno del secularismo
 Yo era pastor de una congregación, pero sin darme cuenta, estaba atrapado en esto. ¿Y qué predicaba
el domingo? La oración, la segunda venida de Cristo, la vida eterna, el cielo, el infierno, la
justificación por la fe. Siempre estaba con los temas ‘espirituales”, con lo sagrado. Nunca se me
ocurrió que desde el púlpito podría predicar sobre el trabajo, sobre la economía. Nunca se me ocurrió
que desde el púlpito podría enseñar sobre el sexo, sobre las relaciones sexuales, sobre la educación de
los hijos, sobre la economía familiar o la economía nacional o la economía mundial. Porque me
engañó el secularismo, me envenenó. Y estaba encerrado aquí, solamente para hablar de la oración, de
la vida eterna, de la segunda venida de Cristo. Y todo el resto se lo dejamos a criterio y enseñanza de
los hombres de este siglo, que no pertenecen a Dios. ¿Ves el engaño? ¿Qué hemos leído en la Palabra?
Porque de Él, por Él y para Él ... ¿son qué? ¿Cuántas...? Todas las cosas ¿Amén?
 ¿O acaso creó Dios sólo el espíritu del hombre? ¿No creó Dios el cuerpo del hombre? ¿No creo Dios
el sexo, no creó la familia? ¿No ordenó Dios a trabajar? ¿No enseñó Dios como tiene que ser la
economía? ¿No enseñó Dios como hay que criar a los hijos? ¿No enseñó Dios todas las cosas en su
Palabra? ¿Quieres que te diga...? Cada vez que Dios se reveló, habló más de “este” departamento que
de aquel otro chiquitito. Lee la Biblia y vas a ver que, desde Génesis hasta el Apocalipsis, habla más
de esto que de aquello. Para Dios no hay diferencia entre lo espiritual y lo secular, lo espiritual y lo
material. Él es el Creador de la materia y del espíritu ¿Amén?

El Reino de Dios y su Justicia
 Y el que está calificado para decirnos como tiene que ser la economía, no es el F.M.I., ni Cavallo, ni
Menem, no es Adam Smith ni Carl Marx. El que tiene que enseñarnos sobre economía es el Dueño,
aquel a quien pertenecen todas las cosas, porque Él es el Creador, el dueño, el sustentador ¡el Rey de
reyes, el Señor de los señores! ¡Lo que pasa es que los poderosos y los ricos de este siglo no quieren
escuchar a Dios! Porque la base de toda ética social es esta: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Y
esto tira por el suelo cualquier teoría económica, cualquier ideología.

 Y nosotros nos hemos dejado encerrar, en años pasados, aquí, en este “departamento”. Y entregamos
el mundo y todas las cosas del mundo a los ateos y a los incrédulos, para que ellos, conforme a su
racionalismo y conforme a la avaricia de su corazón, dictaminen todas las cosas.
 “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan”. ¿Amén? Él es el Señor, este
es el Reino de Dios ¡Bendito el nombre del Señor! Cuando Dios rompió este mito de nuestra mente y
nos mostró el Reino de Dios y el Señorío de Cristo, empezamos a predicar y a enseñar sobre trabajo,
economía, sexo, familia, educación de los hijos y todo lo que se nos pueda ocurrir. Porque todo tiene
que estar bajo su Señorío y bajo su autoridad ¿Amén? Por eso hay tantos “cristianos secularistas”
¿Nunca escuchaste decir “no hay que mezclar a Dios con los negocios”? ¿Hay que mezclarlo o no? Por
eso hay cristianos que prefieren la propuesta del secularismo. El domingo van a la iglesia, ponen su
ofrenda, hacen su oración, escuchan el sermón. Terminó el domingo. Ahora, el lunes, yo hago lo que
quiero... con mi empresa, con mi trabajo, con mi empleado, con mi familia, con esto, con lo otro. Esto
le resulta más cómodo, respetar la propuesta del secularismo.

 Pero, hermanos, Dios está desenmascarando las sutiles ideologías que Satanás ha instalado aún, en
medio de la Iglesia ¿Amén? Y nosotros, unánimes, decimos aquí: “Señor, todo es tuyo” ¿Amén?
¿Quieres decir conmigo: “Señor, todo es tuyo, todo es por ti y todo es para ti? No hay una diferencia
entre lo material y espiritual, porque tuyas son todas las cosas ¡A ti sea la gloria! ¡Ahora y siempre!
¡Aleluya! Amén.

 Todas las cosas son de Dios y para Dios, Él es la autoridad y Él nos tiene que enseñar todas las
cosas. Tendrán los reyes de la tierra que aprender de nosotros, porque somos los profetas de Dios.
Tenemos que denunciar a los gobernantes y a los economistas sus injusticias sociales y sus propuestas
sólo para beneficiar a algunos. Nuestro país está yendo por el camino de tantas naciones que han
abrazado el secularismo ¿Y cuál es la resultante? Siguiendo la propuesta secularista habrá cada día más
pobres. Cada día, los ricos serán menos, pero más ricos. Nosotros proclamamos el Reino de Dios y su
justicia ¿Amén? Su justicia: “Que el que recogió más no tuvo más, y el que recogió menos, no tuvo
menos”.

 Y queremos ser conformados a la imagen de aquel que siendo rico, se hizo pobre, para que nosotros, 
por su riqueza, fuéramos enriquecidos. Nosotros no nos conformamos a este siglo, sino nos renovamos en nuestro entendimiento y nos transformamos por la entrega de nuestro ser, y de todos nuestros bienes, de todas nuestras cosas también, para ser conformados a la imagen de nuestro 
Señor Jesucristo 
¡A Él sea la gloria! ¡A ti sea la gloria, Señor! ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor, ahora y siempre! 

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