jueves, 1 de agosto de 2013

El trabajo por niveles.


Introducción

“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.   Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.”  1º Corintios 3:9-13


1ºCor. 3:9-13 es uno de los tantos versículos del NT que nos muestran que nuestra tarea de edificar la casa de Dios no es algo que se desarrolla por la improvisación sino a través de un esfuerzo inteligente. Pero esta inteligencia no puede provenir de estrategias humanas sino de Dios mismo. Es por esto que resulta necesario volver una y otra vez a las Escrituras para mirar el modelo de Jesús y los apóstoles; a fin de que, con la ayuda del Espíritu Santo, podamos entender los principios con los cuales debemos edificar.

Uno de estos principios es el trabajo por niveles. Vemos esto claramente en la manera en que Jesús desarrolló su ministerio entre los hombres, ya que fue diferente la relación que tuvo con la multitud (les enseñaba por parábolas), los 70, los 12 (les explicaba las parábolas), y dentro de los 12 con Pedro, Juan y Jacobo (a los que les reveló cosas que no lo hizo al resto).
1º Juan 2:12-14 muestra al menos tres niveles de estatura espiritual dentro de la Iglesia (hijitos, jóvenes, padres). Cada uno de estos necesita un tratamiento particular, a fin de alcanzar el desarrollo que como natural que se espera de los discípulos.

 En Hebreos 5:11-6:1 el escritor hace un reclamo fuerte: debiendo ser maestros, todavía hay que tratarlos como niños. Mucho habría para decir de esto pero lo que nos interesa resaltar es que se espera del discípulo que crezca, que en algún momento deje de ser niño y llegue a convertirse en maestro. Por eso es necesario que como responsables de edificar las vidas de los discípulos, nuestro trabajo esté orientado según la madurez de cada discípulo, a fin de que estos sigan experimentando un crecimiento constante en sus vidas.

Este apunte gira alrededor de tres ítems:

¿Cuáles son los niveles?
¿Qué se espera de una persona que está en cada nivel?
¿Cuales son los contenidos que deberán ser enseñados en cada uno de los niveles?

Entendemos que si bien el trabajo por niveles es un principio bíblico fundamental para edificar, la manera de implementarlo es relativa.

 Para definir los niveles trabajamos principalmente en el versículo de 1º Juan 2:12-14 antes mencionado.

1Jn. 2:12-14
“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.”


Antes de meternos en el tema, resulta importante mencionar aquí, cinco elementos que no pueden faltar en la relación del discipulado.

¿Cuáles son los niveles, y qué se espera de ellos?


Hijitos, niños -  Discípulo nuevo.

Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. 1Jn. 2:12
Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. 1Jn. 2:13

Podemos  considerar a una persona como niño, solo luego de  haberse convertido, ya paso por la puerta, ha respondido a las condiciones del discipulado establecidas por Jesús, ha sido bautizado en agua, y  ha sido regenerado por el Espíritu Santo.

Elementos que evidencian el nuevo nacimiento:

  • Testimonio de que es hijo (Romanos 8:15-16)

Rom 8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Aparece en su interior esta conciencia de que es un hijo de Dios.  Antes este sentir no existía, pero el Espíritu Santo trae ahora esta convicción.


  • Tiene un corazón de carne, sensible al pecado. (Ez. 36:26-27)
  • La simiente de Dios está en él y no lo deja pecar. 

1Jn 3:9  Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Cuando el niño peca ya no le resulta indiferente como en su vieja vida. Ahora tiene conciencia de pecado y  necesita confesar urgente.

Ej. Intoxicación: Cuando sufrimos una intoxicación, nuestro cuerpo necesita expulsar aquello que lo está contaminando. De la misma manera, cuando pecamos, nuestro ser necesita expulsar todo aquello que ha contaminado su nueva vida espiritual.

Descreamos de la conversión de aquellos que pueden seguir 
pecando sin problemas.


  • Tiene revelación de Cristo (1º Pedro 1:8)
  • Comunión con Dios. Tiene hambre de Dios. (1º Juan 1:3)
  • Como resultado de esta nueva vida comienza a fructificar, su testimonio afecta su entorno. En cuanto a esto, es importante también enseñar al nuevo discípulo que debe comenzar a ejercer su sacerdocio.
  • Ha abandonado toda actitud de rebeldía, principalmente en relación a quienes le guían (no cuestiona la doctrina). Este es uno de los rasgos característicos de la persona no arrepentida.


Como discipuladores debemos prestar mucha atención, observando si estos elementos están presentes en la vida del nuevo convertido.

Nota importante: Un niño no debe asumir las responsabilidades de un padre espiritual (según veremos mas adelante en este estudio), tiene alegría y entusiasmo, puede ayudar a cuidar a alguien, pero nunca cargar con la responsabilidad del cuidado.



Jóvenes - Discípulo fiel

¿Qué debe haber en alguien para considerarlo joven?

Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. 1Jn. 2:13


  • Venció al maligno.
  • Soporto la prueba. Atravesó circunstancias difíciles y permaneció. 
  • Tomó decisiones a favor de la voluntad de Dios. 
  • Recordemos  la parábola del sembrador, cuando habla del sol de la  prueba.
  • Vence tentaciones.

En estos aspectos es muy importante el factor tiempo.

Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. 1Jn. 2:14

  • Es fuerte.
  • Manifiesta rasgos de un carácter transformado.
  • Es fiel
  • Está integrado al cuerpo, y principalmente está sujeto a sus autoridades.
  • Tiene una madurez mínima, la cual se manifiesta en que tiene:


Estabilidad emocional
Esta se manifiesta en que no tiene altibajos e indecisiones que tengan que ver con el reino de Dios. No quiere decir que pase por momentos de tristeza o desánimo (todos de alguna manera sufrimos estas variaciones emocionales). Mas bien nos referimos a que éstas no paralicen el desarrollo del Reino de Dios en (y a través de) su vida. Si un discípulo, por causa de un momento de desánimo, está considerando apartarse del Señor, es evidente que sufre de inmadurez en esta área. Se espera que aún a pesar de algún momento de desánimo, el discípulo no deje de atender su compromiso con el Señor, ya sea predicando, visitando o estando con otro discípulo.

Estabilidad relacional, hay orden en su marco de relaciones personales (familia, iglesia, trabajo, etc.).

Estabilidad económica:
Al hablar de estabilidad económica nos referimos a que:
1. No está atado al mundo
Su economía está en orden en relación al Propósito Eterno de Dios. Su proyecto de desarrollo personal está totalmente subyugado a este propósito. No busca la prosperidad como meta, no va atrás de la moda, no trabaja catorce horas porque quiere cambiar el auto, etc. Toda su vida está enfocada al cumplimiento del Propósito Eterno de Dios, al conocimiento y servicio del Señor. Así también su dinero, su tiempo y su esfuerzo.

2. No tiene deudas que lo asfixian.
Este aspecto es importante. Si el discípulo tiene deudas que lo agobian muy difícilmente podrá concentrarse en servir al Señor. Cuando el discípulo aún es niño debemos enseñarle a administrar su economía, y si tiene deudas, orientarlo a librarse de ellas.

3. Es responsable, trabajador.
Tenga mucho o poco, es diligente y responsable con su trabajo.

Por demás está aclarar que no nos referimos a que el discípulo tenga “la vaca atada”, buen trabajo, auto, casa, etc. Sería un error considerar estos elementos como requisitos para una economía ordenada. Tampoco tiene que ver con nivel económico. Es esencialmente que la economía está en el orden de Dios, sujeta a Su propósito.

Estabilidad espiritual
Hay fortaleza en el Señor. Está “arraigado y cimentado”:
1.Tiene motor propio.
Busca su propio alimento espiritual, no depende de otros para estar “lleno”.

2. Bien fundamentado bíblicamente (Ef. 4:14“Para que no seáis niños fluctuantes…”)
Conoce la Palabra, el consejo de Dios. No es fácil confundirle con cualquier cosa que ande dando vueltas, porque conoce lo que Dios dice.

3. En esta etapa esperamos que aprenda a realizar las tareas del Reino (Predicar, hacer seguimiento de los contactos, fundamentar a los nuevos, discipular).  Desde su conversión la persona debe ejercer su influencia sobre otros con mayor o menor gracia, pero al culminar esta primera etapa esperamos que lo haga con claridad y responsabilidad. Debe saber predicar, hacer contactos y  seguirlos, llevarlos a la conversión. Se espera que de esta manera comience a llevar responsabilidad sobre la vida de otros.

Nota importante: Un joven no puede liderar un grupo, aunque apunte bien 
debemos esperar a que sea padre.

Padre, discipulador.

¿Qué se espera en el Padre?

  • Ha conocido al que es desde el principio. Su percepción  esta desarrollada, tiene la madurez de aquellos que por el uso tiene los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Heb. 5:14.
  • Se espera que el padre engendre, no solamente que adopte. Entendemos por engendrar al proceso de llevarlo desde la conversión hasta el bautismo. Esto no es excluyente, pero es esperado. Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones  Filemón 1:10
  • Sacrificio. 

Miremos algunas expresiones de Pablo:
“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros” Fil. 2:17

“Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.”  1º Tes. 2:7-8

“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” Gálatas 4:19

Para edificar al cuerpo de Cristo es necesario el sacrificio. El padre tiene este corazón, de sufrir él mismo si es necesario para que otros sean edificados.


  • Se alimenta para alimentar: Si la madre no se alimenta, cuando quiera amamantar dará sólo agua, haciendo que el bebé enferme. Con el tiempo mueren tanto el bebé como la madre (primero el bebé).
  • Tiene la responsabilidad de ser ejemplo: Ya no debe  permitirse conductas que quizás serian aceptables para otros. Justamente, es padre, y como todo padre debe negarse ciertas comodidades por el bien de sus hijos.

“Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. “ Juan 17:19. De la misma manera, el que es padre se santifica a sí mismo, se aparta más del mundo, para que sus hijos sean santificados en la verdad.
Pablo nos enseña en Romanos 14 y 1º Corintios 8; 10:23-33; que el maduro espiritual debe renunciar a sus libertades para guardar al que es débil.
El padre prioriza la edificación de los discípulos por encima de sus libertades personales.


  • Su espiritualidad es un referente. 


“Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.”  1ºTimoteo 2:10-12

Como nuestra manera de edificar es en base a modelos esperamos que su vida de piedad sea concluyente, no sospechosa. 

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. “ 1º Timoteo 4:12
La palabra “ejemplo” en este versículo es la traducción del griego de la palabra “tutos”, que significa “ejemplo que se puede imitar sólo con verlo”.

Hombres fieles que sean idóneos… (2º Tim. 2:2) - Lideres


  • Fidelidad comprobada con el paso del tiempo. No sólo en el carácter sino en la responsabilidad con que participó de la edificación de la casa de Dios (No es un neófito).
  • Posee una idoneidad comprobada en la enseñanza y esta en el sentido bíblico, buen maestro es el que forma buenos discípulos y no quien tiene buena oratoria.
  • Esperamos que en esta etapa aprenda a resolver problemas, acompañar una disciplina, a formar cuerpo (relacionar a los hermanos entre si), formar padres.
  • Tiene una profunda carga por la edificación de la casa de Dios, y esta se expresa en un fuerte compromiso con la marcha de la iglesia (no hay que correrlo para que participe de las  actividades relacionadas con la edificación del cuerpo de Cristo).
  • Las cualidades que definimos en el padre ahora esperamos verlas expresadas más profundamente, ya no esta velando solo por un discípulo sino por todo el grupo que esta a su cuidado.
  • Vela sobre la enseñanza de los padres a los jóvenes y niños.
  • Vela sobre las distintas necesidades del grupo, el bienestar de las familias, las necesidades económicas.
  • Intercede por el grupo.

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