sábado, 20 de julio de 2013

Comunión con Dios- 5. Separando un tiempo especial para orar


 Este es otro aspecto vital de nuestra relación con Dios.

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:6

  Aún cuando durante todo el día podamos mantener una comunión continua con el Señor, Su Palabra nos exhorta a tener un momento exclusivo para la comunión con Él.
  Muchas veces, durante la agitación del día a día, no tenemos la plena libertad para hablar con nuestro Padre, abrir nuestro corazón a Él, y principalmente, permanecer en quietud para oírle. Es fundamental entonces que tengamos momentos de intimidad con el Señor. Vamos a probar una forma indispensable de la comunión con nuestro Dios.
Necesitamos tener momentos exclusivos,
 íntimos y solemnes con el Padre

  Necesitamos tener momentos solemnes para conocer su santidad, para confesar nuestros pecados, y experimentar su misericordia y su perdón. Necesitamos de lugares de intimidad, donde podamos adorarle con libertad, derramar nuestro ser a sus pies y experimentar su amor y consuelo. Necesitamos tiempos prolongados, especiales, para meditar en Él y en su palabra, y para oír en quietud su deseable voz. Necesitamos momentos para clamar al Señor, elevando nuestras oraciones y súplicas.

  Jesús y su intimidad con el Padre

“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche,
estaba allí solo.” Mateo 14:23
“Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;” Marcos 6:46
“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.” Lucas 6:12

 Jesús, a pesar de su vida extremadamente cargada de compromisos y obligaciones, no podía estar sin los momentos a solas con su Padre. Aún siendo el Hijo de Dios, y conociendo perfectamente Su voluntad, no podía vivir sin esa comunión con Él. Era una necesidad y un placer para Él. Seguramente estaba esperando el momento del día en el cual podría salir un poco aparte para tener su tiempo especial de intimidad con el Padre.
Jesús estaba esperando el momento del día para
tener su tiempo especial de intimidad con el Padre.

  Así también nosotros, a pesar de las muchas actividades que podamos tener, debemos priorizar y desear ardientemente tener esta práctica.
  Muchas veces, en aquellos días donde estamos cargados de ocupaciones, nos quedamos sin tiempo para orar. Martín Lutero era un hombre que dedicaba diariamente un buen tiempo de oración. Sin embargo, en los días más ocupados decía: “Hoy necesito orar más, porque tengo muchas cosas que hacer”. Muchas veces nosotros hacemos lo contrario.
  Establezcamos en nuestra vida el firme propósito de separar diariamente un tiempo exclusivo de comunión con nuestro Dios.

La oración es, para nosotros, una necesidad y un placer.



El hermano Lorenzo vivió en Francia en el siglo XVII, y se hizo conocido por su experiencia de andar en la Presencia de Dios.

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