lunes, 8 de julio de 2013

PARTE III: El Reino de Dios y el Humanismo (continuación) - J. Himitian


 (cassette Nº5)

Armas poderosas en Dios
 Vamos a leer 2 Corintios 10: 3-5 :
“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo”.
 Hermanos, lo que está pasando aquí, esta noche es una guerra espiritual ¿Amén? Estamos detectando
cuales son las fortalezas culturales, sociales, que Satanás ha instalado en Occidente, y a través de esa
ideología, de esas filosofías, domina a la sociedad. Y nosotros tenemos armas que son poderosas en
Dios ¿Amén? Y lo que estamos haciendo aquí, al proclamar la verdad de Dios, es disparar estas armas
poderosas para derribar las fortalezas, que consiste en argumentos y toda altivez que se levanta contra
el conocimiento de Dios, llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo ¿Amén?
 Una de estas fortalezas es el humanismo, con sus derivadas, como el racionalismo y el
secularismo. Mentiras sociales instaladas como ideologías, como filosofía, que domina a la gente de
una u otra manera. Y nosotros estamos proclamando la verdad de Dios y estamos derribando esos
argumentos en el nombre del Señor. Dijo Jesús: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. ¿Y
cual es la verdad? Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas ¡A Él sea la gloria, por los siglos!
Amén. Vamos a seguir con tres ideologías más, para completar nuestro tema en esta noche, basado en
este pasaje de Romanos que leímos en el período anterior (Rom. 11:36 y 12:1-2)

El materialismo
 Consecuente con este enfoque del humanismo, y de la mano del secularismo, prevalece, en
Occidente, otra corriente que quizás es más conocida a nivel popular, que se llama materialismo ¿Qué
es el materialismo? El hombre está conformado de dos dimensiones, una parte material, física, y otra
parte espiritual. Y tiene necesidades en las dos dimensiones. El materialismo exaltó la dimensión
material del hombre. Esto tampoco es al nuevo, es algo viejo, pero que cada vez que la humanidad, la
sociedad, se aleja de Dios, esto aumenta y crece. Lo importante, para la gente de hoy...¿Qué es?
Comer, vestir, tener una casa donde vivir. Y, obviamente, las necesidades materiales son concretas y
son reales, no las podemos negar.

El materialismo, la materia por encima del espíritu. 

 Así, exaltó la dimensión material del hombre. Como en los días de Jesús, hoy también sucede: La
gente está ansiosa, afanosa por lo material, que comeremos y que vestiremos. El materialismo va
cobrando cada vez más espacio en la sociedad, a tal punto que, la materia, que está arriba, cada vez se
hace más grande, la preocupación por lo material. Y el espíritu, que está abajo, cada vez se hace más
pequeño. Hasta tal punto que la dimensión espiritual se achica, se achica y desaparece. Y queda
solamente lo material.

El marxismo y el capitalismo
 Ese fue el gran error de Carl Marx, que interpretó al hombre únicamente en su dimensión material.
Todo era un problema económico, y arreglando la parte económica, se arreglaba el todo del hombre. Y
terminó en un fracaso todo el ensayo de la propuesta de Marx, aplicado en la ex - U.R.S.S., y en otros
países; cuya crítica al capitalismo era válida y era correcta. Pero su propuesta era incorrecta, porque
sólo tomó en cuenta la dimensión material del hombre, ignorando la parte espiritual.
 El capitalismo, también sólo toma en cuenta la parte material del hombre. Con la diferencia que
Marx negó la dimensión espiritual, y el capitalismo deja librada la parte espiritual al criterio de cada
uno. No la combate abiertamente, pero enfatiza la dimensión y la propuesta material del hombre por
sobre lo espiritual. Y como detrás de todo el materialismo se mueven muchos intereses creados, viene,
como hija del materialismo, el consumismo y todo lo demás. Para ir, así creando, una mentalidad de
que el hombre, para ser feliz, necesita estar bien en toda la parte material.
¿Nos estamos volviendo materialistas?

Vuelvo a insistir, no es que Dios es el autor del espíritu y el diablo el autor de la materia. Dios es el
creador de la materia y del espíritu ¿Amén? Todo es de Él, por Él y para Él. Hoy, ante este poner la
materia sobre el espíritu, si queremos poner algún orden en la tabla de valores, tenemos que ponerlos al
revés. Tenemos que valorar primero la dimensión espiritual. Y debajo de la dimensión espiritual, lo
material, sin ignorarlo, porque lo material es necesario. Pero hoy, la sociedad, y muchos creyentes,
están más preocupados y afanados por la dimensión material que la espiritual. Miren, sino: todos los
días comemos, porque el cuerpo necesita comer todos los días. Pero dijo Jesús: “no sólo de pan vivirá
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Comes todos los días, materialmente.
Pregunto: ¿ Comés todos los días de la Palabra de Dios? ¿Dedicás, todos los días, tiempo para
alimentarte espiritualmente? Una adolescente de 15 años dijo esto: “La única forma de corregirme es
esta: El día que no coma la Palabra de Dios, no voy a comer materialmente” ¡Comió todos los días en
ambas direcciones! Pero cuántos días pasan y sólo alimentamos el cuerpo. Y no tomamos el tiempo
para encerrarnos en el cuarto a tomar la Palabra, leerla y comerla, oír a Dios a través del Espíritu,
ministrándonos la Palabra. Nos hemos vuelto materialistas. El hombre necesita, en lo material, dormir,
descansar, todos los días. Y si pasamos una noche, por alguna razón, sin dormir, al otro día, se nos
hace interminable el día. Y ya, la segunda noche, caemos como muertos para dormir. Porque Dios nos
hizo así, que necesitamos descansar materialmente. Yo pregunto: ¿Y no necesitamos descansar
espiritualmente? A veces estamos espiritualmente cargados y sobrecargados, y no encontramos y no
buscamos el descanso espiritual ¿No dice el Señor: “Por nada estéis afanosos...”? Porque esos afanes,
esas cargas, esas preocupaciones, nos cargan psicológicamente, emocionalmente, espiritualmente,
hasta nos afectan físicamente ¡Estamos cargados! Porque no tomas un tiempo para descansar
espiritualmente ¿Y cómo se descansa? Por nada estéis afanosos, sino que sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios, con toda petición, oración y acción de gracias . Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros pensamientos y vuestros corazones en Cristo Jesús.
Podés encontrar descanso, si buscás al Señor, echás toda tu solicitud, tu ansiedad sobre Él, porque Él
tiene cuidado de ti. Y a sus pies encontrás descanso, encontrás deleite, te aliviás, te renovás ¿Amén? ¿Te bañás todos los días? ¿Te cepillás los dientes todos los días? ¿Te lavás el pelo...? Mire como
estaremos de materialistas que tenemos todos los colores de shampoo, de marcas, dos en uno, tres en
uno, perfume, todo material. La higiene es buena y es necesaria. ¿Y la higiene espiritual? Te lavás el
pelo con shampoo ¿Y los pensamientos contaminados cuando te los lavás? ¿Y tu boca espiritual
cuando te la limpiás? Se nos ensucia, nos contamina. Creo que la mayor cantidad de pecados que
cometemos es con la lengua, los creyentes. Cuando nos lavamos, nos arrepentimos, caemos delante de
Él, y decimos: “Dios, limpiá mis labios, te confieso mis pecados, he sido grosero, he dicho malas
palabras, he ofendido. Señor, necesito tu limpieza”. Estamos muy materializados, le damos más
importancia a lo material. Nos dedicamos a limpiar la casa, a pintar, a arreglar, a comprar, a cocinar.
Algunos tienen su casa reluciente en lo material ¡Les felicito! Porque es bueno tener la casa bien
ordenada y reluciente. Mi esposa es igual. Pero lo que hermosea la casa no es sólo la cera del piso,
tener las cortinas impecables, lo que hace hermosa la casa es la presencia de Dios. Una mujer con un
carácter afable y apacible, un marido tierno y amoroso, el amor que hermosea todas las cosas, los hijos
respetuosos, obedientes a los Padres. El materialismo se preocupa por la belleza material, y es bueno.
Pero tenemos que poner por encima la belleza espiritual ¿Amén?

La justicia del Reino
 Ve como el materialismo nos va invadiendo y nos va llenando. Muchos están buscando progreso
económico material: casa más cómoda, auto nuevo, el confort, y adquirir esto y lo otro, y más allá, y
todo lo que esta sociedad consumista nos ofrece ¡Está bien! Pero, ¿no dijo Jesús, hablando de comer, y
de vestir y de lo material: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas
os serán añadidas”? ¡Él sabe que lo material lo necesitamos! ¡Pero hay que buscar primero el Reino de
Dios! El gobierno de Dios, la voluntad de Dios, y su justicia ¿Es justo que yo tenga tanto y que mi
hermano no tenga lo mínimo? ¿Cuál es la justicia del Reino? ¿Es justo que yo tenga cada vez más, y
más, y progrese y progrese; y halla hermanos que no tengan lo mínimo para dar a sus hijos? O nos
hemos vuelto materialistas y nos estamos conformando a este siglo, una sociedad egoísta, materialista,
consumista, individualista ¡basta con que yo esté bien...! ¡Venga tu Reino, Señor! Sea hecha tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra ¿Y cómo es el cielo? ¿Allí hay algunos que tienen
mucho y otros que tienen poco? Buscad primero el Reino de Dios y su justicia. Y dice la Palabra que
su justicia es así: “Repartió, dio a los pobres, su justicia permanece para siempre”.

 Hermanos, necesitamos revisar nuestro concepto de justicia. En Occidente, el concepto de justicia
que tenemos está basado en el derecho romano. Todos los que estudian abogacía, estudian derecho en
la Universidad, la materia básica es derecho romano ¿Y qué es el derecho romano? En síntesis, es una
justicia humana. Si yo tengo cien casas que las adquirí legalmente, por herencia, por trabajo, por
progreso, es justo que yo tenga cien casas. La ley no me puede decir que yo estoy en infracción. Y dice
Jesús: “Si vuestra justicia no es mayor que la de los fariseos, la de los hombres...”. La justicia de Dios
¿cómo es? Algo puede ser legalmente justo y moralmente injusto. ¿Es justo que yo tenga cien casas,
mientras haya cien familias que no tengan ni una casa? Y eso que está trabajando desde que tiene uso
de razón ¿Es justo...? Legalmente es justo ¿Y moralmente es justo...? El materialismo nos lleva a la
avaricia y a la injusticia. El Reino de Dios significa otra cosa ¿Quieres saber que significa? Lee
Hechos, capítulo 2, 3 y 4. No había entre ellos ningún necesitado. Tenían las cosas en común. Y
repartían según la necesidad de cada uno. Ninguno decía ser suyo nada de lo que poseía. Los que
tenían propiedades, vendían sus propiedades y traían el dinero, y lo ponían a los pies de los apóstoles,
y se distribuía. ¡Había llegado el Reino de Dios y su justicia! Si necesito una casa para vivir, ¿para que
quiero dos? Si necesito una cama para dormir, ¿para qué quiero dos, o cien? El materialismo ha
llevado a afirmar las injusticias personales y sociales, cuando la Palabra dice que todo es de Él
¿Amén? Y es por Él, y es para Él, no es para mí. El materialismo es: “Todo para mí, todo es mío y
todo para mí, todo lo que gano es para mí”.

 Me dicen algunos: “Hermano, ¿usted cuánto quisiera ganar?”. Y si me preguntan, yo diría cien
mil dólares por mes. No me juzgue, espere... Porque algunos interpretan que la Biblia dice que el
dinero es la raíz de todos los males ¿Es así? No es así ¿Cuál es la raíz de todos los males? ¡El amor al
dinero! Eso es materialismo, la avaricia, el amor al dinero. El dinero puede ser una bendición, si es que
yo no tengo avaricia. Si ganara cien mil dólares por mes... ¡Oh, a cuántos podría bendecir con el
dinero! Si es que yo no estoy en el centro del círculo, y está Dios; y yo estoy para servirle y hacer la
voluntad de Dios. Con el dinero podría traer gloria para Dios, compartiendo con el que padece
necesidad. Me dicen algunos: “¿Vós crees en la prosperidad?”. Sí, creo. Pero, ¿prosperidad para qué
...? ¿Para la avaricia, la codicia, el egoísmo, el materialismo, el consumismo? O prosperidad para el
amor, para la gloria de Dios, para repartir a los pobres, para ayudar a los necesitados. En esa
prosperidad creo ¿Amén? Si sembramos escasamente, cosechamos escasamente. Si sembramos
abundantemente, va a dar abundantemente. Es la promesa del Señor. No es una especulación como:
“Si yo doy, Dios me da”. Entonces, en la avaricia de mi corazón, hago un juego, un trueque: Yo doy
para que Dios me dé, para tener más. A Dios no podemos engañarlo.

 El materialismo nos ha sacado de la visión del Reino. Todos estamos contaminados ¿Es verdad?
Todos. Porque mi corazón es así, es egoísta, es injusto. Yo tengo que dejar que Cristo reine en mi vida,
vez tras vez. Y ser renovado en mi entendimiento, para ser transformado y ser como Jesús. ¿Quieres
ser como Jesús? ¿Él era materialista? ¡Nooo! Queremos ser como Él ¡Bendito sea su nombre!

El hedonismo
 La quinta corriente a la cual quiero referirme es el hedonismo ¿Qué es el hedonismo? Es aquella
filosofía, muy antigua, que hoy con el materialismo y el humanismo, resurge con fuerza. Dice que: “El
placer es el valor supremo de la vida”. Hedonismo, lo más importante es que yo sea feliz. Y lo que me
hace feliz es el placer. Hedon significa placer en griego. Y está en la Biblia esa palabra, en 2 Timoteo
cap.3, cuando dice Pablo: “Algunos, en los postreros días, serán amadores de sí mismos, amadores de
los deleites más que de Dios”. Filohedon, amadores de los deleites, en griego. Es una palabra
compuesta filohedon. Filos es amar y hedon es placer. Ama más el placer que a Dios. Y en ese tiempo
existía el hedonismo, como corriente filosófica.
 Hoy, aunque muchos no conozcan la palabra hedonismo, han abrazado el hedonismo como filosofía
de vida, donde lo más importante para ellos es el placer. El hedonismo necesita del materialismo para
alimentarse. Lo que me produce placer, y muchas de las cosas que según el mundo producen placer,
necesitan plata.

Clases de hedonismo
 Ahora, hay dos clases de hedonismo. Uno es el hedonismo inmoral, y el otro es el hedonismo moral.
El hedonismo inmoral es aquel que dice: “Lo importante es el placer, no importa como...”. Si hay que
pecar, hay que adulterar, homosexualidad, droga, asesinato, crímen, robo, engaño ¡No importa! Lo
importante es el placer ¡como sea! Ese es el hedonismo inmoral.
 Gracias a Dios, los cristianos estamos libres del hedonismo inmoral, aunque hay algunas deshonrosas
excepciones. Pero el problema más cercano a nosotros es el hedonismo moral. ¿Cómo es el hedonismo
moral? Es aquel que tiene el placer como el valor supremo, “sin pecar”. No va a cometer adulterio, no
va a cometer fornicación, no va a robar, no va a mentir, todo lo va a hacer bien. Pero en su corazón, lo
máximo para él, es el placer, ser feliz. Y muchos dicen: “Tengo derecho a ser feliz”.
 Y así, casado con el materialismo y el humanismo, el hedonismo va llevando a la sociedad, y tantas
veces a la Iglesia, a ser personas egoístas, donde lo que me importa es mi comodidad, es mi confort, mi
placer, mi bienestar, mi tranquilidad. Y hemos leído hoy que Pablo habla de sacrificio: “presenteis
vuestros cuerpos...”¿en qué? Sacrificio vivo, un sacrificio continuo. No hay nada malo en el bienestar,
en el placer. El problema es cuando el placer es el valor supremo de nuestra vida, cuando el valor
supremo de nuestra vida tiene que ser hacer la voluntad de Dios. “El hacer tu voluntad, oh Dios, me ha
agradado”, dijo Jesús. Él amaba hacer la voluntad de Dios: “Mi comida es que haga la voluntad del
que me envió”. Para que experimenteis la buena voluntad de Dios, dice Pablo, que es agradable y
perfecta.

El verdadero placer
 Hermanos, vivimos en la cultura del confort,, de la comodidad. Y Jesús, a sus seguidores, les dijo:
“el que quiere venir en pos de mí... ¿Qué tiene que hacer? Niéguese a sí mismo. Tenés que salir del
centro ¿Y tomar qué...? La cruz. No ofreció un sofá, ofreció la cruz ¡Niéguese a sí mismo, tome la
cruz, y sígame! Sígame para ser como yo, para vivir como yo, para servir a otros, para dar su vida en
rescate de los demás ¡Este es el Evangelio del Reino! No tiene nada que ver con el hedonismo que hoy,
muchas veces, se predica. Niéguese, tome su cruz, sígame, renuncien a todo lo que tienen. Sean como
yo, el Hijo del Hombre, que vino no para ser servido, sino para servir y dar la vida en rescate por
muchos . El hedonismo no sabe nada de tener una misión en la vida, el hedonismo solamente piensa en
sí mismo, no tiene una misión para con los demás. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No está mal
buscar el descanso y el bienestar nuestro, si es que igual que buscamos nuestro bienestar,
paralelamente, igualmente, buscamos el bienestar del otro. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, ese
es el principal mandamiento en nuestras relaciones humanas ¿Amén?
¿Todavía querés seguir con Cristo? ¿Todavía podés decir que estás con el aro en la oreja? ¿O ya te lo
sacaste? No te lo podés sacar, eh... ¡Yo quiero seguir a Cristo! ¡Bendito sea su nombre!. ¿Está claro
que es el hedonismo? Ahora, no somos masoquistas ¿Qué es el masoquismo? Aquellos que adjudican
al dolor un valor en sí. Y les gusta sufrir, y sacrificarse por el dolor, y el sacrificio en sí. Nosotros no
somos masoquistas, yo tampoco ni tu tampoco. Queremos descansar, queremos el bienestar, pero igual
que el nuestro, el de los demás ¿Amén? Y también conocemos el verdadero bienestar y el verdadero
placer que es hacer la voluntad de Dios. Aunque para eso tengamos que ser crucificados ¡Bendito sea
el Señor!

El postmodernismo
La última. Actualmente, existe una corriente difícil de definir con una sola palabra. Algunos lo titulan
el postmodernismo. Y voy a explicar el espectro complejo y sincrético que tiene el postmodernismo.
Es lo último, hoy, en nuestra sociedad Occidental ¿Qué quiere decir sincrético? Sincretismo es una
mezcla, conformando diferentes cosas en una misma orientación y realidad. El modernismo del siglo
pasado y de la primera mitad de este siglo, produjo una gran expectativa en la brillantez del
intelectualismo del hombre. El hombre, a través del racionalismo, del intelectualismo, de la tecnología,
iba a lograr un bienestar para todos. Tanto el socialismo, como el capitalismo sólo tomaron en cuenta
la dimensión material del hombre, y también la dimensión racional o intelectual. Y se encontraron
frente a un vacío interior del hombre.

Existecialismo – Espiritualismo - Positivismo

 Allí surge el existencialismo, como propuesta filosófica, que es un poco más complicada de
explicar, como una frustración a todas las filosofías anteriores. El exponente principal, en nuestro
siglo, del existencialismo es Jean Paul Sartré, quien declaró, finalmente: “La vida es un absurdo. El
hombre es un producto de la casualidad del Universo y el excremento que produjeron la conjunción de
fuerzas en la Naturaleza, que no sabemos como fue...” Eso es lo que dice Sartré. ¿Cómo no se va a
deprimir el hombre moderno? Así lo dice Sartré, excremento que se produjo por la conjunción de
fuerzas y poderes naturales del cosmos, y se engendró este excremento. Existencialismo, por el vacío,
¡falta de respuestas!. El hombre no sabe para que existe ni para qué está en la Tierra. Entonces, toda la
esperanza que había en la modernidad, empezó a desplomarse, creando un vacío tremendo. Y hoy está
así la humanidad.

 Ante esto, este vacío, hay una reacción, y surge el espiritualismo ¿Qué es el espiritualismo? Dice:
“No, momento, yo en las brujas no creo, pero que las hay, las hay...”. Y empieza a verse que hay una
dimensión espiritual no racional. Hay fuerzas síquicas, mentales, espirituales, un poco mezclado con
Ciencia Cristiana. Y todo esto hace que resurja en el hombre: “No, tenemos que admitir que hay una
dimensión espiritual, y la parte espiritual es importante”. Viene la Nueva Era ¿Qué es la Nueva Era?
Una mezcla de todas las basuras juntas: existencialismo, espiritualismo...
 Y viene, como reacción al existencialismo sartriano, el positivismo ¡Momento! Hay que ser
positivos. La fe es muy importante, te dice el médico. No importa en que, pero la fe te ayuda, te puede
ayudar a salir de tu enfermedad, te podés curar del cáncer, si vos tenés fe. ¿Pero fe en qué? Fe en la fe,
no fe en Dios. “Lo que dices, recibes”. Decí: voy a ser rico, voy a ser rico, y convencete que vas a ser
rico. Hay que ser positivo, voy a ser rico y voy a ser rico. Esto es el positivismo. Nunca digas no
puedo. Nuestras librerías, no cristianas, sino las del mundo, fijate en las vidrieras, la mayoría de los
libros, dicen: “El poder está en ti”, “tú puedes”, “el poder de la mente”, “el positivismo”, “el
pensamiento positivo”, “el control mental” ¡Todo eso! El hombre, el hombre, tu puedes, el poder está
en ti.
 Y muchos cristianos se han contaminado con el positivismo de la Nueva Era y de la
postmodernidad. Porque es muy parecido a lo que dice la Palabra de Dios. Mira lo que dice el
positivismo: “Todo lo puedes” ¿Y qué te dice la Palabra? “Todo lo puedo en Cristo” ¡Pequeño detalle!
Primero hay que decir: “El bien que quiero hacer, no puedo, el mal que no quiero hacer, eso hago
¡Miserable hombre de mí!”. Para caer quebrantados delante de Dios, y decir: “Dios, solo no puedo, te
necesito”. Y Dios te revela a su Hijo. Y entonces, Pablo puede decir: “Todo lo puedo en mis fuerzas...”
¿Así? Todo lo puedo... ¡En Cristo! Si todo lo puedo yo, el poder está en mí, la gloria es mía, es para
mí. Y todo esto está instalado en nuestra sociedad. Pero el Señor dice en su Palabra: “Sin mí...”
¿cuánto? Nada, nada. Como le agrada a Dios que el hombre caiga delante de Él y diga: “Dios, sin ti no
puedo nada, nada, ¡nada! Porque todo viene de ti, todo es por ti”

La locura de Nabucodonosor
 Un día se levanto un rey llamado Nabucodonosor y dijo, mirando desde su terraza la gran ciudad de
Babilonia: “¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué, con la fuerza de mi poder y la gloria de mi
majestad...?” Y la verdad, que a Dios le molestó tanta pedantería. Y le dijo a uno de sus ángeles: “A
ese, andá y desconectale un cablecito, nomás” ¡Quedó loco! En su locura fue al campo. Vivió a la
intemperie. Comía pasto como los animales. Le crecieron pelos como los animales. Sus uñas parecían
de águila ¡Quedó loco el rey! Siete años así estuvo. ¡Qué misericordioso es Dios! Si hoy les
desconectara un cable a todos los que se creen..., el mundo se transformaría en una selva de bestias
salvajes. Más o menos por ahí andamos ¿no? Pero civilizados. Y después de siete años le dice Dios al
ángel ese: “Andá y conectale el cable, a ver que hace ahora”. Y fue el ángel, y le conectó el cablecito...
¡Se humilló, se convirtió! Reconoció que Dios es el dador de todas las cosas. Y glorificó a Dios. Y
escribió la “epístola universal de San Nabucodonosor”. Yo la tengo, ¿quieres una copia? Tú también la
tienes, está en tu Biblia. Daniel, cap. 4, es la epístola universal que escribió Nabucodonosor,
amonestando a todos los reyes, gobernantes y hombres de la tierra que no hagan la locura, la torpeza
que él hizo, de creerse algo. “Ahora reconozco que de Dios es el poder, la sabiduría y el reino. Y Él le
da a quien Él quiere” ¿Amén?

 Como le agrada a Dios que le digamos: “Señor, sin ti nada puedo”. El positivismo es una blasfemia
contra Dios. “El poder está en ti...” ¿En mí? “¡Miserable de mí!”, dice Pablo. ¿Qué poder? ¿Control
mental? Solamente el Reino de Dios, el gobierno de Dios, la sabiduría de Él. De Él, por Él y para Él
son todas las cosas ¿Amén?
 En este espiritualismo, porque ahora si creen que hay espíritus en el más allá, muchos creen en los
ángeles, pero no según la Palabra de Dios. En Europa, los empresarios más famosos, consultan a las
brujas. Los grandes intelectuales se han tenido que doblegar, para admitir que hay una dimensión
espiritual. Pero en vez de buscarla en Dios, la buscan en el diablo. Brujas, ocultismo, poderes
mentales, cosas ocultas. Eso es la Nueva Era, mezclando todo esto: positivismo, control mental,
espiritualismo.

Pragmatismo - Pluralismo
 Y agregado a esto, el pragmatismo ¿Qué es pragmatismo? Lo práctico. Ya no importa la ortodoxia,
la pureza de las ideas. Lo importante es si da resultado. Si da resultado, vale. Si funciona está
aprobado. No importa si es de Dios o es del diablo. No importa si es de acuerdo a la voluntad de Dios
o en contra de la voluntad de Dios. El pragmatismo es otro aspecto de la postmodernidad. Las ideas no
importan, lo importante es que funcione. Si funciona, vale.
 Y de allí hermanos, la postmodernidad propone una sociedad pluralista ¿Qué es esto? No todos
somos iguales, no todos pensamos igual. Hay judíos, musulmanes, católicos, evangélicos, ateos,
escépticos, agnósticos, todo está bien ¿Vos sos feliz así? ¿Estás convencido? Yo te respeto, vos
respetame a mí ¿Vos crees que hay que tener una sola esposa? Te respeto ¿Sos feliz así? Está bien para
vos. Yo creo que se puede tener varias esposas, o se puede cambiar de esposa. Yo respeto tu idea, vos
respetá la mía. Vos crees que Cristo es el Hijo de Dios, está bien. Todo está bien, todo vale, todo es
verdad. Este es el pluralismo que propone la postmodernidad. Nos podemos sentar en una mesa, de
todo tipo de corriente y estilo de vida, con tal que nos respetemos mutuamente. Si tu no quieres tener
relaciones sexuales antes de casarte ¡Te felicito! Si eso, para vos, es así, está bien ¡Te felicito! Pero yo
quiero tener relaciones sexuales antes de casarme. Respetame a mi como yo te respeto a ti. Y si yo le
llego a decir: “Estás equivocado, eso es pecado, no es la voluntad de Dios. La revelación de todas las
cosas está en la Palabra de Dios” ¿Sabés qué nos dice...? Eres un fundamentalista. Tú predicas el amor
y no respetas mis ideas. ¿Sabe que me dice...? Que soy un intolerante, porque no tolero otra idea
diferente que la mía. Y si yo digo que Jesucristo es el Hijo de Dios, él dice que Jesucristo nunca
existió, yo tengo que respetar su idea y él la mía. Esa es la propuesta del postmodernismo. Todo está
bien para cada uno, y nadie trate de convencer al otro. Si yo le digo: “Jesucristo es el Hijo de Dios,
créelo y arrepiéntete”. Me dice: “Me estas imponiendo, sos un intolerante”. Y escúchame bien, Josh
Mc Dowell lo explica muy bien esto: La mayor persecución que se va a levantar contra los cristianos
va a ser porque vamos a ser señalados como intolerantes. Y tolerancia ya no es una virtud de carácter,
sino significa una convivencia pacífica y respetuosa entre los hombres que viven en la sociedad, sin
que nadie trate de convertir ni predicarle al otro. Porque si yo predico ¡ya estoy en falta! ¿Qué vas a
hacer? ¿Vas a aceptar la propuesta del postmodernismo? Hoy no te van a meter en la cárcel. Pero algún
día pueden meterte en la cárcel por no respetar la propuesta de la postmodernidad. Escúchame bien, si
quieres seguir a Cristo ¡ponte firme! Porque vendrán tiempos difíciles ¿Amén?

 Si tú te callas en la facultad y no le predicas a los demás, estás aceptando la propuesta de silencio y
convivencia pacífica. Hoy estábamos diciendo, es importante decir esto: Ama al pecador, pero no al
pecado. Respeta a la persona, pero no su forma de vivir o pensar. Somos llamados a amar a todos los
hombres, sean homosexuales, travestis, vivan de la peor manera. A Jesús le llamaban el amigo de los
pecadores. El comió y bebió con publicanos y pecadores. Nosotros tenemos que mostrar, a todas las
personas, amor y cariño. Pero decirles la verdad en amor, aunque se burlen, aunque nos digan
fundamentalistas, aunque nos digan intolerantes, aunque nos golpeen, aunque nos escupan, aunque nos
metan en la prisión o nos maten ¿Amén? ¿Estás dispuesto? Ama a las personas, no menosprecies a
nadie. Ama a cada persona, no importa su condición, pero no ames su pecado y no te calles. Con gracia
dile a aquella mujer: “Cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido”. Dile a la mujer
adúltera: “Ni yo te condeno, pero vete y no peques más”. Tu ves alguien en adulterio, ama a esa
persona, porque Dios ama al pecador. Pero si tú te callas y sólo le dices: “Vete en paz...” Has aceptado
la propuesta del postmodernismo: Dejar que cada uno viva como quiera y no llevarles la verdad del
Señor.

El postmodernismo en la Iglesia
 Estas propuestas del humanismo, del racionalismo, del secularismo, del materialismo, del hedonismo,
y del postmodernismo son propuestas diabólicas. Nosotros somos llamados a proclamar el Reino de
Dios, a amar a los pecadores y acercarnos a ellos para bendecirlos y salvarles de su vida de pecado. No
voy a entrar, porque el tiempo ya transcurrió, pero tú puedes analizar también como el
postmodernismo se ha metido en la Iglesia y en el púlpito. El pragmatismo, el pluralismo, el
positivismo, aún el espiritualismo. No todos los fenómenos sobrenaturales son de Dios. Necesitamos
discernimiento de espíritus. No todo lo que funciona y da resultado es de Dios. Necesitamos volver al
Evangelio del Reino. Colocar a Dios en el centro y en el trono. Tenemos que volver a la Palabra
completa de Dios. Y toda doctrina, toda enseñanza, toda experiencia, todo fenómeno que no coincide
con la Palabra de Dios... Tenemos que discernir con la Palabra y con el Espíritu. Hay mucho
positivismo que se ha metido, y aún mentalismo. Cuando te dicen a ti: “Cuando estés orando,
imagínate, dibuja el cuadro del chalet que te gustaría tener...” Visualización... No está en la Biblia. Eso
es postmodernismo u orientalismo. Cuando Dios da una visión no necesitas concentrarte ni imaginarte
nada. Cuando Dios da una visión ¡Viene la visión sin tu esfuerzo! Cuando Dios te habla que te va a dar
un chalet ¡te va a dar un chalet! No necesitas decir: “Voy a tener un chalet, voy a tener un chalet...” No
necesitas repetir cien veces “voy a ser sano”. Jesús no enseñó esas prácticas Tenemos la guía
permanente ¡Cuidado! Hay mucha mezcla. Y necesitamos volver a Dios, a la Palabra, y sobre todo
poner el centro en el centro. Y ubicar todas las cosas en su lugar. Discernimiento espiritual ¿Amén?
 Hermanos, en los postreros tiempos van a ocurrir milagros tremendos, hechos por Dios y por el otro,
así dice la Palabra. Queremos los milagros que Dios opera. No necesitamos del otro. Cuando los
milagros son el resultado de una sicosis colectiva, de una preparación mental, emocional: “y ahora,
ahora, ahora...” ¿Dónde está Cristo haciendo milagros con esa preparación de sicosis colectiva?
¡Cuidado! ¡Porque funciona, no vale! Hay que discernir, hay que limpiar, hay que volver a la Palabra,
hay que volver a Dios. No todo lo que brilla es oro.
 La Biblia dice que en los postreros tiempos (dice Jesús) vendrán algunos diciendo ¿qué...? Yo soy el
Cristo. Ahora, si viene alguno diciendo; “Yo soy el Cristo” ¿Alguien le va a creer? ¿Sabe porque no se
entiende este pasaje? Porque en el original dice la palabra Christo en griego, en el hebreo Mesías
¿Sabe que significa...? Ungido. Si alguien viene acá diciendo: ‘Yo soy el Cristo” ¿Quién le va a creer?
No va a engañar a nadie, porque sabemos que Cristo es uno solo. Pero si viene alguien acá diciendo:
“Yo soy el ungido”, que es lo que dice en el original... ¡ah, ya cambia! ¿no...? Y cuando le digan que el
ungido está allá, está acá ¡No vayan! Dice Cristo. Porque va a tratar de engañar aún... ¿a quién...? A los
escogidos de Dios. Si el hombre es exaltado, si hay una manipulación en los fenómenos espirituales
¡Cuidado con el espiritualismo! Hay que probar los espíritus, si son de Dios ¿Amén? Cuando es de
Dios es una acción soberana y no hay manipulación. Cuando es de Dios hay un resultado concreto, hay
un propósito concreto. Así es como Dios obra.

Preguntando por las sendas antiguas
 El postmodernismo, como todos los otros “ismos”, siempre quieren instalarse en la Iglesia. Dice
Pablo que en el tiempo final va a aparecer el anticristo. Y se va a sentar... ¿En donde...? En el templo
de Dios, haciéndose pasar por Dios ¿Qué necesitamos? Discernimiento ¿Es difícil? No, tengamos un
corazón humilde, apeguémonos a la Palabra. Dediquémonos a vivir el Reino de Dios. No codiciemos
cosas que Dios no nos da. Y Dios nos va a guiar, nos va a cuidar, porque Él es fiel ¡Bendito sea su
nombre!

 No nos interesa el modernismo ni el postmodernismo. Nos importa pararnos en los caminos. Y
preguntar por las sendas antiguas ¿Amén? Y andar por ese camino. Pero el camino sencillo y claro que
Cristo nos trazó, los apóstoles nos trazaron. Y que nos despojemos de todo lo que es carnal y humano.
Y no nos conformemos a este siglo, sino presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo a Dios.
Y vamos a experimentar la voluntad de Dios que es agradable y perfecta ¡Bendito sea el nombre del
Señor!

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