viernes, 10 de marzo de 2023

Sirviendo a Dios en espíritu.

¡SIRVIENDO A DIOS EN EL ESPÍRITU, AUN CUANDO EL ALMA ESTÁ ATRIBULADA! - Parte I
Vanjo Souza - 26/07/2020
Traducido por: OPR
Ya hace algunos años, que una expresión de Pablo en su Carta a los Romanos 1: 9, me llamó la atención, y he estado pensando al respecto y tratando de encontrar la razón por la cual Pablo destacó esto aquí:
Romanos 1:9 (Bíblia Almeida Strong) 9 Porque Dios, a quien sirvo en mi espíritu, en el evangelio de su Hijo, es mi testigo de cómo incesantemente hago mención de vosotros
Pablo aquí no está queriendo enfatizar su sinceridad o integridad, o entereza de corazón. No está tocando en motivaciones. Él está hablando de otro aspecto. ¡SERVIR A DIOS EN EL ESPÍRITU! Comunica la impresión de que quizás haya otra forma de servir a Dios, que no sea en el espíritu. Y que puede ser legítima, verdadera y bien motivada, pero que puede traer problemas o situaciones difíciles.
Pensando en esto, hicimos la conexión con la palabra de Hebreos 4:12, y este texto arroja luz sobre ese tema, porque está escrito así:
Hebreos 4:12 (Bíblia Almeida Strong) 12 Porque la palabra de Dios es viva, y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta el punto de dividir alma y espírito, juntas y médulas, y es apta para discernir los pensamientos y propósitos del corazón.
Me quedé preguntándome por qué es necesario dividir el alma y el espíritu. ¿Por qué necesito que esta operación acontezca dentro de nosotros? Porque la palabra penetra hasta el punto de dividir alma y espíritu, como si estuvieran muy unidos y tuvieran manifestaciones y expresiones parecidas, y fuera necesario separarlos.

En 1Tesalonicenses 5:23 dice que:
1 Tesalonicenses 5:23 (Biblia Almeida Strong) El voto del apóstol
23 Y el mismo Dios de paz os santifique en todo; y vuestro espíritu, alma y cuerpo sean conservados íntegros e irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Me quedé pensando que una de las maneras de preservar el alma integra e irreprensible y también preservar el espíritu y el cuerpo, es tomar de las manos del alma el timón.

Es tomar las riendas. Es no permitiendo que el alma dirija nuestras decisiones. No permitir que el alma oriente o gobierne nuestras acciones, palabras y actos que hacemos, y tampoco nuestras reacciones, que de hecho, las reacciones demuestran más legítimamente aquello que somos, porque las reacciones no son premeditadas. Cuando tenemos una acción planificada, cuando tenemos algo que hacer adelante, podemos pensar, planificar y buscar una forma adecuada de hacerlo, pero cuando somos tomados por sorpresa, la reacción expresa aquello que de hecho está dentro de nosotros, y en ese momento, es necesario que nuestra alma no esté gobernándonos.
¿Y por qué es tan incómodo que el alma gobierne? Hermanos, el alma de cualquiera, la mía, la tuya, incluso la de Jesús, ella oscila de forma natural. El gráfico de nuestra alma, si podemos decirlo así, nunca será un gráfico lineal. Habrá oscilaciones.
Si el alma de alguien no tiene oscilaciones, hay que cuestionar la salud mental de éste, pues, es natural que haya oscilaciones en nuestra alma. Nuestra alma reacciona a las circunstancias muy fácilmente, por lo que trata de arrastrarnos a estas oscilaciones.
Nosotros precisamos quitar de sus manos las riendas, teniendo en mente muy claro, que el alma es un excelente combustible, pero es una mala brújula.
Si tomamos el rumbo correcto, la dirección correcta, el alma potenciará nuestra buena acción en aquella dirección. Si tomamos la dirección equivocada, si tomamos una decisión equivocada, el alma potenciará nuestra acción equivocada. Ella es un excelente combustible, pero ella oscila y reacciona muy instantáneamente a las circunstancias que nos rodean.
Quiero enumerar algunos aspectos de nuestra vida diaria. Situaciones en las que estamos expuestos diariamente y enumerar algunas de esas situaciones que hacen que nuestra alma reaccione y cuan importante que es estar atentos y ver cómo es necesario permitirnos cooperar con el Señor, para que su palabra tenga en nosotros esta acción de dividir, separar, alma y espíritu.
Primer aspecto:
Nosotros reaccionamos ante la honra, los aplausos, los elogios, las alabanzas que se nos dan. Y en esos momentos es fácil sentirse vanidoso, sentirse importante y sentirse necesario. Hermanos, todos somos importantes y necesarios.
Veamos la historia de todos aquellos que conocieron a Dios y anduvieron con Él. La marca de estos era el reconocimiento de que no eran buenos, justos o si quiera útiles.
Cuando Abraham, fue informado por el Señor, es el Señor el que dijo que no podía llevar adelante sus proyectos de destrucción de Sodoma y Gomorra, sin comunicar a su amigo Abraham. Hermanos, Abraham fue un hombre al que Dios llamó de amigo. No

fue Abraham el que se auto-tituló amigo de Dios. Dios lo colocó en esa condición, mas ese hombre, amigo de Dios, al aproximarse de Dios, para hacerle una petición, dijo...”no se aire conmigo mi Señor......yo que soy polvo y ceniza...”. Si Abraham se arrojó polvo y ceniza, si Daniel, a quien Dios llamó de hombre muy amado, dijo, a nosotros nos corresponde sonrojarnos de vergüenza, pero contigo está el perdón... Si Daniel, uno de los pocos hombres a los que Dios mismo dio el título de Justo, cuando el Señor está hablando con Ezequiel sobre la impiedad del pueblo de Israel, dijo... “si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas” Ezequiel 14: 14.
En esta lista de justos no estaba Abraham, no estaba Moisés, no estaba David, sino estaba Daniel. Este hombre a quien Dios llamó justo, se golpeó el pecho y dijo... “nós temos pecado contra ti”. Daniel 9
Cuando recibimos aplausos, alabanza, honra y elogios, nos golpeamos el pecho y no dejamos que nuestra alma nos convenza de que somos importantes o necesarios y que merecemos esos aplausos y honores.
Incluso Pablo cuando dijo a los Filipenses, que era más necesario que él permaneciese vivo para poder servir a la iglesia, Pablo no está envanecido, no estaba jactándose. De hecho, él quería partir y estar con el Señor, y estaba listo a glorificar a Dios llevándolo en su cuerpo, ya sea en la vida o en la muerte.
Allí estaba un hombre con una disposición de esclavo y siervo, y, no un vanidoso u orgulloso, ostentando por los aplausos que podría haber recibido. Ese es el riesgo de reacción que tenemos, y que no podemos permitir que nuestra alma nos arrastre, porque ella reacciona a las sensaciones buenas. Ser honrado es bueno.
Segundo Aspecto:
Nosotros reaccionamos ante la honra, alabanza y aplausos y elogios que son dados a los otros y no a nosotros.
En esas circunstancias hermanos, nosotros quedamos expuestos a los celos, la envidia es la competencia, y nos volvemos malvados. Nos volvemos rencorosos. Estos sentimientos roban los escrúpulos.
Recuerdo a Saúl cuando estaba celoso de David. Saúl no conseguía ni siquiera decir el nombre de David. Él hablando a Jonatán, su hijo, sobre el peligro que David representaba para la familia Real, temiendo que David asumiese el trono de Israel y su hijo perdiese la condición de Rey, Saúl dice a su hijo Jonatán... “El hijo de Isaí”.
Más de una vez, Saúl usa esa expresión.

Su armadura y su conciencia carcomida por los celos, lo convirtió en un malvado, rencoroso, y destruyó los escrúpulos naturales. Nuestra alma hermanos, ella es tentada a competir, cuando otros reciben la honra que pensamos que era nuestra, somos expuestos a sentimientos de celos, envidia y competencia, y necesitamos que nuestra alma, no nos gobierne en esa hora.
Tercer Aspecto:
Nosotros reaccionamos a la deslealtad, a las traiciones y a las agresiones que sufrimos, y luego nos sentimos tentados a defendernos y a contraatacar. Queremos venganza. No tenemos facilidad en aceptar quedar por debajo y podemos tornarnos, en esas circunstancias, violentos y despiadados, incapaces de ejercer compasión, porque fuimos heridos, porque nos traicionaron, porque nos maltrataron y agredieron, nosotros queremos entonces vengarnos, cobrarnos la revancha. Nuestra reacción frente a esas cosas es casi automática, y necesitamos asegurarnos de que nuestra alma no nos va a gobernar, no determinará lo que haremos, no determinará nuestro comportamiento.
Cuarto Aspecto:
Nosotros reaccionamos a las enfermedades, a los infortunios de la vida de modo general, desempleo, accidentes, cosas que nos traen disgustos, incomodidad, dolores, y entonces, quedamos expuestos a la murmuración, a la incredulidad y al desánimo, y podemos hasta volvernos ingratos al Señor, atribuyendo las circunstancias y las incomodidades, las desgracias, como una evidencia de que Dios ya no está con nosotros, nos abandonó, no nos ama ni nos socorre.
Eso me hace recordar de una situación cuando Jesús estaba con los discípulos en el barco, y él dormía en la popa del barco, y viniendo la tempestad, los discípulos despertaron a Jesús y les dijeron........ ¿Señor, no te importa que muramos? Marcos 4:38
Me quedé pensando en la expresión, no solamente de incredulidad, porque Jesús los repreende y los corrige, diciendo que ellos eran medrosos y que no tenían fe.
La primera percepción que tenemos es que Jesús les estaba corrigiendo al no creer que Él podía calmar los mares. El que es el creador de los mares y que forma los vientos.
Juan 1:1-3 (Bíblia Almeida Strong) La encarnación del Verbo 1 En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Él estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas fueron hechas por intermedio de Él, y sin Él, nada de lo que fue hecho se hizo.
Entonces, Él era capaz de controlar el mar y los vientos.

Pero no sólo fue la expresión de incredulidad de los discípulos. Hay imbuido en ello una expresión de incredulidad e ingratitud. Tal vez los discípulos en ese momento no tenían la percepción de que Jesús era el Hijo de Dios, que era el Mesías. Tal vez no estaba muy claro.
Cuando leemos la secuencia del relato del Evangelio, los diversos relatos del Evangelio de Jesús, percibimos en Mateo 16, que fue un momento posterior a este, cuando por primera vez los discípulos afirman que Jesús era el Mesías, el ungido de Dios. Pedro afirma eso, y Jesús le responde que aquello le fue revelado por el Espíritu de Dios, no fue carne ni sangre que se lo reveló.
Solamente a partir de ahí, Jesús comienza a decirles que sufriría, sería muerto y crucificado.
Posiblemente en aquella ocasión de la tempestad, los discípulos no tuvieron claridad de esto y no pudieron desarrollar este razonamiento, pero nosotros tenemos esa percepción.
Nosotros sabemos que Jesús, es el Dios que se hizo hombre. Nosotros sabemos que Jesús es el verbo eterno, que siempre existió en la forma de Dios.
Filipenses 2:5-8 (Biblia Almeida Strong)
El ejemplo de Cristo en la humillación
5 Tened en vosotros el mismo sentimiento que hubo también en Cristo Jesús, 6 pues Él, subsistiendo en forma de Dios, no juzgó como usurpación el ser igual a Dios; 7 antes, a sí mismo se despojó, asumiendo la forma de siervo, tornándose en semejanza de hombres; y, reconocido en figura humana, 8 a sí mismo se humilló, tornándose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
Nosotros sabemos de eso. JESÚS ES EL DIOS QUE SE HIZO HOMBRE. Vemos a Pablo hablando con los presbíteros de Éfeso en Hechos 20:28:
Hechos 20:28 (Biblia Almeida Strong)
28 Atended por vosotros y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os constituyó obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre.
¿Dios por casualidad tiene sangre? Jesús le dijo a la mujer samaritana que Dios es espíritu.
Después de su resurrcción, Jesús conversando con sus discípulos en Lucas 24, los discípulos incrédulos, no querían creer, tan alegres y asustados, que allí estaba Jesús,

Jesús les mostró los pies y las manos, y dijo... toquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos como yo tengo.
NOSOTROS SABEMOS QUE JESÚS, ES DIOS QUE SE HIZO CARNE.
Por eso, amados, cuando las desgracias nos llegan y el barco amenaza con hundirse, no es lícito decir... ¿NO TE IMPORTA QUE MURAMOS?
Este a quien acusamos de no interesarse con nosotros, se hizo hombre. Fue expuesto a tentación. Fue tentado en todas las cosas.
Está escrito que Dios no puede ser tentado por el mal, en Santiago 1:3, sin embargo Jesús fue tentado en todas las cosas... en todo fue tentado a nuestra semejanza.
Santiago 1:13 (Biblia Almeida Strong)
13 Nadie, al ser tentado, diga: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y él mismo a nadie tienta.
Jesús fue tentado en todo solamente para socorrernos, tal conocimiento Él tenía de nuestra condición humana y carnal, que se permitió ser asediado por el diablo, para ser tentado, para ser apto para socorrerte, librarte, darte gracia, cuando tu carne se levanta para pecar, avivada o estimulada por la tentación que el Diablo nos presenta.
Este Dios hermanos, que se hizo carne, y esta es una verdad que da vueltas en mi mente hace muchos años, y con mucha frecuencia me constriñe y confunde, porque no consigo entender porque Dios, en la persona de Jesús, el verbo eterno, decidió ser hombre para siempre, y para siempre perdió su forma de Dios.
1 Timoteo 2:5 (Biblia Almeida Strong)
5 Por cuanto hay un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre,
Filipenses, 3:21, habla...
Filipenses 3:21 (Biblia Almeida Strong)
21 el cual transformará nuestro cuerpo de humillación, para ser igual al cuerpo de su gloria, según la eficacia del poder que él tiene aun de subordinar a sí mismo todas las cosas
El Verbo Eterno hermanos, asumió un cuerpo para siempre. En 1 Juan, 3 dice:
1 Juan 3:1-2 (Biblia Almeida Strong) Dios es Padre y es santo. Sus hijos son también santos

1 Ved que grande amor nos ha concedido el Padre, al punto de ser llamados hijos de Dios; y, de hecho, somos hijos de Dios. Por esa razón, el mundo no nos conoce, por cuanto no le conoció a él mismo. 2 Amados, ahora, somos hijos de Dios, y aún no se manifestó lo que habremos de ser. Sabemos que, quando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque habremos de verlo como él es.
Aquí no está hablando de Dios Padre, porque nunca seremos semejantes a Dios Padre, seremos semejantes al Hijo, que se despojó, se hizo hombre. Él no tiene obligación de librarme de mis infortunios. Él no precisa calmar una tempestad, para decir que se preocupa por mí.
Él demuestró que se preocupa por mí cuando se hizo carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. Cuando derramó su sangre justa en la cruz, para purificarme a mí, pecador miserable, que soy como inmundo y cuya justiça son como trapos de inmundicia. Eso demuestra que Él se preocupa por mí.
Eso significa hermanos, que Él puede permitir que yo sufra. Significa que Él puede permitir que me sienta una que otra vez abandonado. Él no tiene obligación de prestarme este auxilio, aunque Él lo haga con frecuencia. Es prohibitivo hermanos decir.........”¿NO TE IMPORTA QUE MURAMOS?”. “¿NO ESTÁS VIENDO?......” Sí, hermanos, Él está viendo.
Muchos años atrás, casi cuarenta años atrás, un padre que sufría mucho por la condición de su hijo, muy indignado, dijo: “¿dónde estaba Dios en esa hora?” Yo le dije: “amigo, Dios estaba en el mismo lugar, que cuando su Hijo estaba siendo clavado en una cruz por tu causa”.
¡Sí, Él puede! Él no precisa probarme su amor. Él no precisa probarme su fidelidad. ¡ÉL ES! Nuestra alma, hermanos, reclama mucho. Ella reacciona aquello que pensamos, aquello que experimentamos y ella puede reclamar cuando sufrimos enfermedades, infortunios, desempleo, necesidades cotidianas, dolores diversos, y, en esa hora es necesario que nosotros no permitamos que el alma gobierne y decida lo que nosotros haremos o hablaremos, y no podemos darle a ella las riendas de nuestra conducta, ni darle las riendas de nuestro comportamiento.
Quinto Aspecto:
Nuestra alma, nosotros reaccionamos a la comodidad, al bienestar, las riquezas, entonces hermanos, estamos expuestos a pensar que tenemos el derecho de tener tales cosas. Esa sensación de estar siempre rodeado de confort y bienestar y tener siempre las necesidades atendidas, nos hacen impacientes, intolerantes, exigentes.

La biblia dice en Proverbios 18:23 TLA, que el rico habla con insultos, y el pobre con súplicas. ¿Y por qué el rico habla de esa forma? Porque él está acostumbrado a ser atendido. El no está acostumbrado a recibir un no. Es siempre sí. Esto puede hacerlo intolerante, impaciente, exigente, y eso nos puede hacer inútiles, superficiales, y hacer afirmaciones ridículas.
No permitamos, que estando nosotros rodeados de bienestar y abundancia, de abundancia y de confort, nos tornemos reclamadores inútiles. Reconozcamos que todo procede del Señor.
Cuando el pueblo de Israel estaba por entrar en Canaán, Moisés les advirtió en Deuteromio diciendo: “después que entrares en la tierra, y edificares casas, y plantares viñas, y tuvieres rebaños, no digas, mi brazo y mi fuerza conquistaron para mí estas cosas, porque hasta la fuerza que tienes para trabajar, es el Señor que te da”.
Todo procede del Señor y no podemos permitir que nuestra alma nos lleve a sentirnos dueños y ser exigentes, impacientes y reivindicadores, cuando las cosas no nos favorezcan.
Sexto Aspecto:
Nosotros también reaccionamos al desprecio. Cuando somos rechazados, desvalorizados, ignorados.
Existen dos reacciones. Con el alma, tener autocompasión, compadecernos de nosotros mismos, sentirnos pobres, miserables, y junto con eso, hacer un esfuerzo para ser reconocidos. Es desagradable ser rechazado, ser ignorado, no ser percibido y no ser valorado. Nuestra alma exige esto.
Cuando alguien es despedido de una empresa, la sensación de frustración de que no es capaz aparece. Crece la necesidad de demostrar que sí, yo soy capaz. No podemos permitir en esa hora, que nuestra alma imponga sobre nosotros esa necesidad de ser reconocidos.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo evitar que esto sea así? ¿Qué podemos hacer para que las cosas no sucedan de esa forma?
La Biblia nos da la respuesta, es la que nosotros leímos en el inicio de esta conversación, en Hebreos 4:12.
Permitir que la palabra de Dios, separe alma y espíritu.
Hermanos, el Espíritu según Jesús, está dispuesto. En aquel episodio en Getsemani, Jesús alertando a los discípulos, porque ellos dormían en un momento tan grave, ¿y

cuántos hijos de Dios no se dan cuenta de la gravedad del momento en que viven? No se dan cuenta de las amenazas que se acercan a nosotros en ese momento. Las amenazas sobre la fe, sobre la Iglesia, sobre nuestra realidad como hijos de Dios y familia de Dios.
Los discípulos estaban acostumbrados a ir a Getsemaní y pasar la noche con Jesús. Aunque Jesús había dicho que estaba angustiado hasta la muerte, ellos no se dieron cuenta que no habría el día siguiente.
En la cabeza de ellos sería una noche más de vigilia en Getsemaní, ellos orarían un poco con Jesús, y después dormirían, Jesus oraría toda la noche, y en seguida deberían y estarían en el templo, enfrentarían a los fariseos y escribas, haciendo milagros y trayendo enseñanzas celestiales. JESÚS DIJO... VIGILEN Y OREN PARA QUE NO ENTREN EN TENTACIÓN. EL ESPÍRITU ESTÁ PRONTO, PERO LA CARNE ES DÉBIL. B.Jerusalén
El espíritu, este elemento, este ingrediente de nuestra formación humana, espíritu, alma y cuerpo, que fue hecho por Dios.
Vamos tomar como ejemplo la situación de David en el Salmo 51, después que se da cuenta de la locura que había hecho.
David entregó sus elecciones a las oscilaciones de su alma, y él se corrompió. Él entregó sus decisiones a las pasiones de su alma, a las pasiones de su mente, de su cuerpo, se tornó un hombe sensual, frío, sin misericordia, incapaz de compadecerse.
Su satisfacción personal, su realización personal, quedaron por encima de los valores de nobleza que tiene que nortear (enrumbar) y regir las decisiones de una persona que teme a Dios.
Su necesidad personal de seguridad y preservación de sus privilegios y reputación, ahogaron su conciencia.
David, un hombre tan noble y lleno de Dios, cuando permitió que sus sentidos y sus sentimientos y sus razonamientos humanos, gobernasen sus acciones, se volvió malvado.
Fue capaz de poseer a la esposa de un amigo, de intentar mentir y engañar a ese amigo de manera cínica, y fue capaz de mandar a matar a ese amigo y se sintió cómodo después. Parecía insensible al Espíritu de Dios. David se entregó a sus pasiones e inclinaciones naturales. Se dejó guiar por sus instintos e impulsos, y produjo una tragedia que está registrada por siglos y siglos, pero cuando el espíritu de Dios tocó la conciencia de David a través de la palabra del profeta, David cayó en sí (recuperó el sentido).

David no reclamó el trono, su reputación, su gloria, su posición de Rey. David hizo peticiones muy simples a Dios. Primero dijo: DEVUELVEME LA ALEGRÍA DE TU SALVACIÓN.
Hay una alegría en el hecho de que somos salvos y pertenecemos al Señor. Esto tiene que ser suficiente para llenar nuestros corazones de alegría, incluso cuando todas las cosas que nos rodean se están desmoronando. David había perdido esto y dijo: devuélveme la alegría de la salvación y no retires de mí tu Santo Espíritu.
Después dijo: crea en mí OH Dios un corazón puro. David sabía que nadie tiene un corazón que no sea engañoso.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Su hijo habla sobre eso. Salomón dijo: De todo que se debe guardar, guarda tu corazón, porque de él procede las fuentes de la vida.
Cuando David habló de su espíritu, ahí él estaba hablando del Espíritu de Dios, él dijo, NO RETIRES DE MI, más cuanto a su espírity humano él dijo: RENUEVA UN ESPÍRITU RECTO DENTRO DE MÍ.
Su espíritu había sido recto, pero se corrompió, cuando hizo la entrega de sus elecciones a sus emociones y percepciones humanas y no a la voluntad de Dios.
Él pide... RENUEVA DENTRO DE MÍ UN ESPÍRITU INAMOVIBLE. RECTO.
Esa es la marca del espíritu, y Jesús estaba comunicando algo parecido cuando dijo que el Espíritu está listo, pero hay debilidad en la carne, y la carne oye los gritos y reclamos de nuestra alma, y se esfuerza por tomar las riendas y conducir nuestra vida y decisiones.
Un alma diligente, si podemos llamarlo así, corrompe la conciencia y el espíritu, por eso el clamor de David.
RENUEVA DENTRO DE MÍ UN ESPÍRITU INAMOVIBLE.
Amados, las cosas son así, porque el alma piensa en lo que es palpable, sensitivo, perceptible a los ojos humanos, y que sean humanamente conquistable. Nuestra alma apunta para esto.
Veamos la situación de Pedro con Jesús, en Mateo 16.
Mateo 16:13-20 (Biblia Almeida Strong) La confesión de Pedro

13 Yendo Jesús a los lados de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice el pueblo que es el Hijo del Hombre? 14 Y ellos respondieron: Unos dicen: Juan Bautista; otros: Elías; y otros: Jeremías o alguno de los profetas. 15 Mas vosotros, continuó él, ¿quien dicen que yo soy? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. 17 Entonces, Jesús le afirmó: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no fue carne y sangre que to revelaron, sino mi Padre que está en los cielos. 18 También yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré a mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ligares en la tierra habrá sido ligado en los cielos; y lo que desligares en la tierra habrá sido desligado en los cielos. 20 Entonces, advirtió a los discípulos de que a nadie dijesen que él es el Cristo.
Jesús quería saber de los discípulos lo que el pueblo decía acerca de él, ¡Jesús!
En aquella conversación Pedro declara... TU ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS
VIVO.
Jesús respondió: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no fue carne y sangre que to revelaron, sino mi Padre que está en los cielos.
Después que Pedro oyó una palabra tan bendita por parte de Jesús, tal vez Pedro haya creído que él era la persona autorizada por Jesús para asumir el primer lugar.
Poco después, Jesús teniendo conciencia de que sus discípulos sabían que él era el Mesías, el Cristo de Dios, Él comienza a hablar que este Mesías sería preso, muerto y resucitaría.
Pedro, en el verso 22 dijo:
Mateo 16:22-23 (Biblia Almeida Strong)
22 Y Pedro, llamándolo aparte, comenzó a reprobarlo, diciendo: Ten compasión de ti, Señor; de ningún modo te suceda eso. 23 Mas Jesús, volteándose, le dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Tú eres para mí piedra de tropiezo, porque no piensas de las cosas de Dios, sino la de los hombres.
Esa es la inclinación natural de nuestra carne. Esa es la respuesta natural de nuestra alma cuando somos amenazados. ¡TEN COMPASIÓN DE TI!
Todo tiene que ser siempre bueno con usted. Eso forma parte del famoso pero infame evangelio de la prosperidad. El Evangelio, si podemos llamarlo así, que no nació en el tablero de diseño Dios, sino de satanás, y merece de nosotros la respuesta dada por

Jesús... PASA DETRÁS DE MÍ SATANÁS. Porque no estás pensando en las cosas de Dios sino en las de los hombres.
“Pedro, ¿no sabes lo que está en juego? ¿Tú estás preocupado con tu seguridad, o con mi seguridad?”
Nuestra alma está pensando en las cosas sensibles y palpables. Sobre lo que se puede razonar humanamente.
El diablo usa esto. Él sabe que este tipo de reacción, es casi instantánea. Cuando leemos en Gálatas 5:16-17, vemos lo siguiente:
Gálatas 5:16-17 (Bíblia Almeida Strong)
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu y jamás satisfacereis a la concupiscencia de la carne. 17 Porque la carne milita contra el Espíritu, y el Espíritu, contra la carne, porque son opuestos entre sí; para que no hagáis lo que quizá sea de vuestro querer.
Nuestro espíritu lucha contra la carne y la carne lucha contra el espíritu, porque son opuestos entre sí. Elles caminan en direcciones diferentes.
El espírito piensa y considera las cosas celestiales, eternas. La carne piensa y considera lo que es humano.
Quiero repetir............nuestra alma reacciona a lo que es perceptible a los ojos humanos. Lo que es conquistable, lo que es realizable.
Nuestra carne es influenciada por nuestros sentimientos y pensamientos, y afectan nuestro comportamiento.
Cuando leemos Romanos 8:16-17, habla que el Espíritu Santo, el mismo que lucha contra la carne, habla que el Espíritu de Deus, testifica no con nuestra mente, no con nuestra alma, no con nuestros sentimientos. Testifica con nuestro espíritu, que somos hijos de Dios.
Romanos 8:16-17 (Biblia Almeida Strong)
16 El mismo Espíritu testifica con nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Ahora bien, si somos hijos, somos también herederos, herederos de Dios y co- herederos con Cristo; si con Él sufrimos, también con él seremos glorificados.
Como hijos somos herederos.

Es muy común que las personas hablen sobre esta herencia a la cual tenemos derecho, en ese tal malafamado evangelio de la prosperidad, que hoy ha tomado un nuevo ropaje, y ha sido llamado “Evangelio coaching”. Pensamiento positivo, donde todo va bien si usted da los pasos correctos. Donde no puede haver infortunios y nada puede perturbarte o incomodarte.
Olvidamos que en la continuidad del texto de romanos, dice que si somos hijos somos herederos de Dios y coherederos con Cristo. Somos participantes con Él de una herencia que era exclusivamente suya. Fuimos adoptados y nos tornamos participantes con Él de su misma herencia, pero, hay un “si........”.
Dice... “SI” es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados.
Es ese el testimonio que el Espíritu Santo da a nuestro espíritu.
USTED ES HIJO DE DIOS Y POR LO TANTO, USTED ES HEREDERO DE DIOS Y CO-HEREDERO CON CRISTO. Más hay una condición...... USTED TIENE QUE SUFRIR CON CRISTO.
A nuestra alma no le gusta esta idea de sufrimiento, por eso Pedro fue tan vehemente con Jesús.
No permitas que el grito de tu alma y de tu conciencia, te haga sentir compasión por ti mismo.
Nuestro Dios ya nos ha redimido por un precio muy alto. Hay un camino que Él quiere que atravesemos con Él, y ese camino nos traerá sufrimiento.
Mateo 10:22 (Biblia Almeida Strong)
22 Seréis odiados de todos por causa de mi nombre; ero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.
Es tonto, es casi loco, esperar vivir en este mundo sin infortunios. Sin dificultades. Sin oposiciones.
Por eso, hermanos, es tan necesario que la palabra de Dios penetre en nosotros. Divida, separe, alma y espíritu.
El Alma no es mala. No es vil. El alma fue hecha para ser así. Simplemente, ella no puede estar en el gobierno y dictar nuestro comportamiento, palabra, reacciones, nuestras conductas o elecciones.
El alma precisa estar sujeta a nuestra conciencia y a nuestro espíritu.

Ahora amados, esta separación, esta división, no se adquiere con una experiencia con Dios. Voy a intentar explicar.
No es en una vigilia que usted tiene una visión, o que usted recibe de Dios algún don espiritual.
No es cuando usted hace algunos días de ayunos, que se opera esa separación entre el alma y el espíritu.
Vigilias, ayunos, nos producen muchas cosas buenas. Muchos beneficios a la fe. Ánimo, poder para el Ministerio, dinamismo, alegría, gozo, pero, no son esas cosas las que producirán esa separación del alma y del Espíritu. Es necesario un ejercicio. Ejercitarse en la obediencia, incluso cuando no queremos obedecer.
Aquí está un punto importantísimo.
Me Temo que muchos hijos de Dios son engañados cuando se dejan confundir, que cuando no hacemos lo que queremos somos hipócritas. Que cuando no somos espontáneos, entonces no es legítimo que lo hagamos.
La espontaneidad no es sinónimo de legitimidad.
Hacer lo que nosotros no queremos no es sinónimo de hipocresía. Contrariar a nuestra voluntad, inclinaciones y sentimientos, eso no es hipocresía. Eso es obediencia por fe. Eso es negarse a sí mismo. ¿Cuándo yo me niego a mí mismo? Cuando yo no hago lo que quiero, y hago lo que Dios quiere. Eso es negarse a sí mismo.
Cuando contrarío las inclinaciones naturales de mi corazón.
Este engaño de que espontaneidad es sinónimo de autenticidad, eso no es verdadero.
Yo quiero tomar algunos ejemplos prácticos primero y después vamos a algunas citas bíblicas.
La Biblia dice así en 1ra Pedro 4: 9: “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones”.
Más hermanos, a veces recibimos personas en nuestros hogares, en momentos tan inadecuados de nuestras vidas. Es tano inoportuno que llegue alguien en aquella hora. Tantas dificultades y necesidades que estamos sufriendo, y las personas no lo saben y ellas llegan y las recibimos, porque el mandamiento práctico, es la hospitalidad.
Algunos sin saber hospedaron ángeles. Sed hospitalarios sin murmuración.
¿Usted precisa estar saltando de alegría por dentro? No siempre. A veces incomoda. A veces genera dificultades y aprietos, pero hermanos, murmuración es una decisión. Quejarse aunque sea por dentro, es una decisión.

Así también, las acciones de gracias es una decisión.
No damos gracias solo cuando estamos felices, cuando las cosas están bien.
DAMOS GRACIAS A DIOS INCLUSO CUANDO LAS COSAS NO SON TAN BUENAS. EN TODOS DAR GRACIAS.
Reconociendo la soberanía, la justicia, la bondad y la misericordia de Dios.
Job estaba destruido en su alma cuando dijo... El SEÑOR dio y el SEÑOR quitó. Bendito sea el nombre del SEÑOR.
Sus 10 hijos habían muerto en el mismo día.
Todos sus bienes se le fueron quitados en el mismo día. Él no estaba feliz hermanos, mas él adoró y dio gracias.
María no estaba felíz cuando Lázaro murió. Jesús llegó y ella se postró y lo adoró. Transformó su dolor inmenso en expresión de adoración. Con reconocimiento de que Dios es soberano sobre todas las cosas.
Darle gracias es una decisión. Murmurar es una decisión.
No podemos dejar de hospedar porque vivimos una dificultad personal, y no tenemos que mostrar una cara fea. Debemos dar lo mejor, incluso nuestra expresión. Qué culpa tiene las personas de las luchas que estamos viviendo.
Podemos recibir y hospedar sin murmuración, aunque estuviésemos pasando por luchas graves.
Amados, eso no es hipocresía. Eso es obediencia por fe. Negarse a sí mismo. Eso es un ejercicio legítimo que las escrituras nos exige y que Dios espera de nosotros.
Ejercer generosidad, socorrer, repartir y dividir, lo que tenemos. Ya sea tiempo o dinero. Ya sea bienes. Incluso cuando no estamos tan bien. Incluso cuando estamos con necesidades de algunas de estas cosas. Repartir, ser generoso, no es una opción. Tenemos que hacerlo, y para ello, tenemos que negarnos a nosotros mismos.
No esperes ser siempre demasiado espontáneo para ser auténtico.
Para ser auténtico y verdadero, es preciso solo que sea un acto de obediencia para con Dios.
Hacer lo que Dios quiere. En esa hora, nuestra alma no nos puede dirigir.
Tomemos una situación bíblica. Mateo 21:28-3. La parábola de los dos hijos. El padre tenía un campo y llamó a sus hijos. Veamos:

Mateo 21:28-31 (Biblia Almeida Strong)
La parábola de los dos hijos
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña. 29 Él respondió: Si, señor; pero no fue. 30 Dirigiéndose al segundo, le dijo la misma cosa. Mas este respondió: No quiero; después, arrepentido, fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron: El segundo. Les declaró Jesús: En verdad os digo que publicanos y meretrices os preceden en el reino de Dios.
El primer hijo fue muy espontáneo al declarar su disposición a obedecer, pero no lo hizo.
El segundo dijo que no lo haría, pero se arrepintió y se fue.
Jesús pregunta... ¿cuál de los dos hizo la voluntad del padre? ¿El espontáneo o el obediente?
La obediencia no necessita de espontaneidad. Muchas veces es fruto de doblegar nuestra voluntad, de doblegar a nosotros mismos y hacer aquelo que es agradable a Dios.
Para eso el Espírito está dispuesto. Nuestra carne es débil. Ella grita. Reclama. Mas cuando pensamos en aquello que es para Dios, la expresión de nuestro amor por Él, descobrimos que es la OBEDIENCIA.
Jesús en Juan 14:21-24 habla...
Juan 14:21-23 (Biblia Almeida Strong)
21 Aquel que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y aquel que me ama será amado por mi Padre, y yo también le amaré y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): ¿De dónde procede, Señor, que estás para manifestarte a nosotros y no al mundo? 23 Respondió Jesús: Si alguien me ama, guardará mi palabra; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
La prueba final de nuestro amor a Jesús, no es que nosotros declaremos eso muchas veces. No es que levantemos las manos y lloremos mientras adoramos a Dios en las reuniones. La demostración de un amor verdadero a Cristo es nuestra obediencia a Él. ESO VA A SER LA PRUEBA.
Si no le obedecemos, no le amamos.
SI ALGUIEN ME AMA, GUARDARÁ MI PALABRA.

SI... GUARDARA MI PALABRA.
SI NO GUARDA MI PALABRA NO ME AMA.
Amados, obediencia se aprende con sufrimiento.
Nuestros hijos aprendieron a obedecer. Yo como hijo aprendí a obedecer con el sufrimiento.
Nosotros como hijos de Dios vamos a aprender a obedecer con los sufrimientos, no necesariamente los físicos, mas muchas veces haciendo a nuestra alma sufrir, haciendo a ella tragar lo que no quiere tragar. Haciendo reciber lo que ella no quiere recibir.
Haciendo lo que David dijo: AQUIETATE ALMA MÍA. ESPERA EN DIOS. SOSIEGATE.
Mantenla bajo control, permitiendo que él ejerza su función de combustible poderoso, cuando por el Espíritu de Dios, dirigiendo a nuestro espíritu, tomamos la dirección correcta y tomamos decisiones correctas, entonces sí podemos dar riendas sueltas a nuestra alma, conduciéndola a ella por allí, potenciando nuestra obediencia y servicio.
Si nosotros permitimos que nuestra alma defina nuestro servicio, nuestro servicio va a acompañar sus oscilaciones.
Cuando estamos alegres servimos en abundancia.
Si estamos tristes, abatidos, contrariados, enojados, no conseguimos servir, y hasta pensamos que es hipocresía hacerlo. Les garantizo que no lo es.
Hoy quise mostrar la necesidad que tenemos de separar el Alma y el Espíritu.
Vamos a continuar la próxima vez, el día 09/08/2020, demostrando como es posible decidir en el espíritu. Cómo es posible elegir hacer la voluntad de Dios y servirle en el espíritu, aunque nuestra alma esté aplastada, atribulada y casi destruida.
Recordemos que hay un precio, mas también hay un premio.
SI CON ÉL SUFRIMOS, CON ÉL SEREMOS GLORIFICADOS.
Hay una condición, mas hay un premio esperándonos.
Que el Señor nos de gracia para que permitamos que la palabra de Dios, operando en nosotros, produzca ese bendito fruto.
Ese ejercicio, ocurre en lo cotidiano, en pequeñas cosas, en pequeñas decisiones, en pequeñas renuncias.

Nosotros vamos ejercitando a nuestra alma a estar bajo control, y vamos ejercitando a nuestro espíritu a tener el control, a hacer aquello que Dios quiere, aun cuando no queremos hacerlo.
Que Jesús nos bendiga ricamente. Que tengamos claro en nuestros corazones y mentes, que nuestro amado Jesús, tiene alma. Su alma osciló. Más Él no se dejó conducir por ella. Él decidió en el espíritu, hacer la voluntad de Dios.

 

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