En estas últimas semanas me sentí impulsado a orar más intensamente. Por un lado “sentí” mi impotencia para cambiar las cosas o hacer que las cosas pasen. Por otro lado “entendí”, “volví a comprender” que es Dios el que es poderoso para cambiar las situaciones, las personas y hacer que las cosas pasen.
La imagen y la acción que me venía a la mente era “sacar un poco las manos de la masa y dejar a Dios trabajar con su Espíritu Santo”. En oración, vez tras vez, estoy tratando de “invocar”, por decirlo de alguna manera, la manifestación poderosa y transformadora del Espíritu Santo sobre las situaciones y las vidas. En fin, para decirlo “en criollo”: Estuve orando. Estuve pidiendo por todo y por todos. Por los que están bien y por los que están mal, por los débiles y por los fuertes, por los nuevos y por los viejos,por los que están y por los que no están. Por todos. En medio de la oración hubo una frase que se me vino repetidas veces. Esta frase es: “Señor despierta los espíritus”. Es una frase que me ha sido recurrente en la oración. “Señor despierta los espíritus”, “Señor despierta su espíritu”, “Señor haz que su espíritu despierte”.Yo me acordaba que esta frase, “despertar el espíritu”, estaba en las Escrituras y por eso la busqué para mirarla en su contexto y alimentar mí fe.Entonces, en medio de todo esto es que surgió en mí el deseo de compartirles esta meditación u oración.Nuestro corazón debe estar cargado con el “Propósito Eterno de Dios”. ¡“Calidad”! ¡”Unidad”! ¡”Cantidad”! deben resonar en nuestras mentes y corazones en todo momento.
La “Gloria de Dios”, la “complacencia del Padre”, “su voluntad hecha en nuestras vidas y entre nosotros”, “su Reino entre nosotros”, debe ser nuestro clamor, nuestro anhelo, nuestro trabajo, nuestra pasión.¿Cómo lograr que esto sea así? ¿Cómo lograr estar llenos del Propósito Eterno de Dios? Sí, tenemos que enseñárnoslo unos a otros, decírnoslo unos a otros, proclamarnos esto unos a otros,sernos ejemplo unos a otros. Sí, todo esto tiene que estar, pero además de todo esto y antes que todo esto, debemos orar y procurarlo en oración.Debemos orar para que “venga su Reino”, para que “se haga su voluntad”, para que “haya calidad entre nosotros”, “que haya unidad entre nosotros”, “que muchos vengan a los pies de Cristo entre nosotros”. Debemos clamar a Dios que “derrame de su Espíritu”, que “su poder venga sobre nosotros”, que “nos despierte para lo que tenemos que ser y para lo que tenemos que hacer”. Que Dios “ponga el querer y el hacer”, que Dios “ponga carga”, “nos sacuda”, “nos haga entender”, “que podamos reconocer nuestra falta de respuesta, nuestra negligencia, nuestra mediocridad”. Tenemos que orar yclamar para que “seamos despertados y capacitados por su Espíritu para ser discípulos militantes, consagrados y piadosos”.
Debemos “clamar a Dios que ayude a su Iglesia, nos ayude a nosotros, a ser la materialización del Proyecto Eterno de Dios”. “Fuimos escogidos antes de la fundación del mundo para ser santos y sin manchas delante de Él. Fuimos predestinados a ser hijos suyos, adoptados por Jesucristo”.
Que podamos procurar en oración ser revestidos de poder de lo alto para dignificar este llamamiento.
Necesitamos que un avivamiento suceda en la Iglesia.
Necesitamos que cosas “verdaderas, genuinas, trascendentes, bíblicas”, sucedan entre nosotros.¿Qué necesitamos hoy? “¿Qué quieres que te haga?”. Qué deberíamos decirle a Dios que necesitamos si Él nos preguntara ¿Qué quieres que te haga?¿Qué necesitamos para ser “la Iglesia que Dios quiere”?Necesitamos que Dios obre. Necesitamos que Dios “despierte los espíritus”. Necesitamos que Dios “despierte los espíritus” de aquellos que están “muertos en delitos y pecados”. Necesitamos que Dios “los despierte y engendre en ellos fe y arrepentimiento”. Necesitamos que “muchos se conviertan”, que “muchos respondan al llamado de arrepentirse y creer en Jesús”. Necesitamos que “Dios respalde la predicación del Reino y que Dios extienda su mano haciendo milagros y prodigios para respaldar su mensaje”.Necesitamos que aquellos en quienes sus “espíritus fueron despertados”, que en ellos, haya una “genuina conversión”, “que se bauticen y nazcan de nuevo, que su vieja vida pase, que todo sea hecho nuevo, que nunca más vuelvan a ser los mismos, que nunca más vuelvan atrás”.
Necesitamos que “despierten a una nueva vida”, que “mueran y resuciten”, que “sean regenerados”, que “la vida de Cristo se engendre en ellos y que florezcan para la Gloria de Dios”. Necesitamos todos “ser llenos del Espíritu Santo” para poder estar “revestidos de poder”, “revestidos de Cristo”, “quebrantados”, “creciendo”, “siendo testigos”, “siendo sal y luz”, “expresando el fruto del Espíritu y el Amor de Dios en todo tiempo y en todo lugar”. Necesitamos “ser llenos del Espíritu” para poder “vivir y andar en el Espíritu”, para poder ser “esposos y esposas”, para poder ser “hijos”, para poder “los niños, los adolescentes, los jóvenes, o los adultos que Dios quiere”. Necesitamos “ser llenos del Espíritu Santo” para “cumplir con todas las tareas que nos tocan como discípulos en las distintas situaciones y circunstancias”. Todos los que hoy formamos la Iglesia, debemos ser “despertados en nuestros espíritus para poder edificar la Iglesia”.Es mi oración que Dios “despierte nuestro espíritu” y nos mueva a reconstruir la Iglesia. Aque entre nosotros haya Calidad, Unidad y Cantidad a la manera de Dios y por su obrarsoberano y poderoso entre nosotros.
La Iglesia de hoy no es lo que debería ser. Está frágil, contaminada, es mediocre, sin gran poder de influencia y sin capacidad de resistir los embates de las tinieblas.Estamos seguros que las cosas no van a quedar así. Es nuestra esperanza una Iglesia Gloriosa, sin mancha ni arrugas. Por esto debemos orar conforme a nuestra fe y esperanza, procurando “un despertar poderoso de Dios entre nosotros” que nos lleve a glorificar a Dios.
Es mi deseo que suceda lo que sucedió en el tiempo de Esdras.
¿Qué sucedió en ese tiempo? Israel, el Pueblo de Dios estaba muy mal, estaba bajo el cautiverio por su rebeldía e infidelidad a Dios. Jerusalén estaba desolada y el templo destruido. Había ruina en Israel.Pero Dios no dejó las cosas así. Él había predicho que las cosas iban a cambiar, que un día Jerusaléniba a brillar otra vez y que el templo iba a ser reconstruido, por lo tanto, cuando llegó “el tiempo de Dios”, Él actuó. Esd 1:1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías,(A) despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: Esd 1:2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén,(B) que está en Judá. Esd 1:3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Esd 1:4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias parala casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Esd 1:5 Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén. Esd 1:6 Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente. Esd 1:7 Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses. Esd 1:8 Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá. Esd 1:9 Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, Esd 1:10 treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. Esd 1:11 Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén. Entonces ¿Qué hizo el Señor cuando llegó el tiempo? ¡“Despertó los espíritus”!Dios “despertó el espíritu de Ciro” para que hiciera pregonar de palabra y por escrito que sea edificada casa para Dios.Dios “despertó el espíritu de muchos” para que respondieran a este llamado.
A partir de ahí se pusieron a trabajar para Dios. A partir de ahí hubo “compromiso”. Tiempo y dinero fueron invertidos para el proyecto. Hubo “voluntad dispuesta”. Estuvo “el querer como el hacer por la voluntad de Dios”.Que suceda esto en la Iglesia debe ser nuestra oración, nuestro clamor. Que Dios “despierte nuestros espíritus”. Que sea “la hora de despertarnos del sueño y trabajar para Dios”. Que suceda lo de Romanos 13:Rom 13:11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. Rom 13:12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Rom 13:13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, Rom 13:14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. ¡Que Dios obre entre nosotros! ¡Que sea este el tiempo! ¡Que podamos despertar! ¡Que podamos ver, entender y actuar!
Que en este tiempo Dios “despierte nuestros espíritus” y podamos “vestir las armas de la luz”, podamos “andar en el Espíritu y no en la carne”, “vestidos del Señor Jesucristo”.Que en este tiempo Dios “despierte nuestros espíritus” y podamos “ser piadosos en toda nuestra manera de vivir”. “Que en nuestras casas brille Jesús”. “Que se vea a Cristo”.Que en este tiempo Dios “despierte nuestro espíritu” y que podamos “llorar por lo que no somos, por lo que nos falta, llorar por los que no están y por los que se pierden” y que Dios “nos levante del sueño” para “cambiar”, para “ser renovados”, para “ser distintos”, para ser “militantes”, “separados del mundo y consagrados para Dios”. Que en este tiempo Dios “despierte nuestros espíritus” para que le amemos con toda nuestras fuerzas, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma y corazón. Para que amemos al prójimo, para que amemos a los hermanos y a los perdidos.Efesios 5 proclama:Efe 5:14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. ¡Que Dios nos diga esto en este tiempo!
Yo pienso para mí mismo y para nosotros y digo: “No sé si Dios en su soberanía lo va a hacer o no. No sé si Dios nos va a despertar, si se va a derramar con poder en medio nuestro en este tiempo. Pero yo quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para que así suceda. Yo quiero orar por esto”. “Y si Dios lo hace y se derrama que me encuentre orando por esta causa y si no lo hace, si no se derrama, que igual me encuentre orando por esto”.
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