domingo, 28 de junio de 2015

La oración intercesora: una prioridad. C. Lancioni

Moisés el intercesor.

Ex. 17:8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.
9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.
11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.
12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.

13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.
14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro,


Al leer este pasaje ,no encuentro mención sobre una orden expresada de Dios a Moises acerca de levantar las manos durante el conflicto, quizá esa acción fue una respuesta espontanea de Moisés al ver lo que estaba sucediendo en el campo de batalla.
Pero Moisés noto que cuando sus manos estaban en alto, algo sucedía, Israel se volvía fuerte frente a su enemigo, así fue que decidió permanecer con sus manos en alto.

¿Que expresan las manos en alto?

Levantan las manos quienes necesitan ayuda, quienes necesitan ser vistos, quienes se rinden en la guerra, las manos del niño se levantan para que su papa lo alce, pueden manifestar devilidad y necesidad de ayuda, también las manos en alto expresan alabanza, adoración, gratitud
.

Muchas de estas cosas estarían en el pensamiento de Moisés en aquel momento, pero ya siendo hombre anciano, sus brazos se agotaban y decaían, así que casi haciendo trampa, se sienta sobre una roca y Aarón junto a Hur sostienen sus manos firmes hasta que el conflicto fue superado.

Es una figura muy expresiva la que aparece aquí, el intercesor sentado sobre la roca (que es Cristo) con sus manos en alto hasta la que la victoria es tomada.

Moisés no hizo otro aporte en ese momento, no tomo ningún arma, ni determino la acción estratégica, para eso estaba Josué como general, su acción proactiva (participo plenamente) fue sostenerse perseverante en oración.

El omnipotente Dios de la gloria, todo soberano, no necesitaba de ninguna ayuda, podía dar victoria a su pueblo sin ningún agregado humano, pero toda esta escena fue planteada para  aleccionar a su pueblo (especialmente a nosotros como iglesia), acerca de la necesidad de la acción espiritual junto a toda actuación humana, parece que si no es así, las cosas pueden complicarse.

Por eso fue que aquel hecho tuvo que ser registrado en un libro para memoria, como una lección que no debe ser olvidada.

El discípulo imitando a su maestro.

Jos. 8:18 Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía.

Luego de la gran victoria de Jericó, el pueblo estaba animoso, si pudieron tomar semejante ciudad amurallada, que fácil sería con una ciudad pequeña como Hai.

Pero Acan había prevaricado, había desobedecido la orden de no tomar nada de allí, y por afán de lucro desobedece y esconde el botín bajo su tienda.

Josué 7:11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.

El pecado no tratado, siempre trae aparejado complicaciones.

Una vez tratado el problema, se emprende nuevamente la conquista, pero en esta oportunidad si hay una orden de Dios a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano...

25 Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.26 Porque Josué no retiró su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo a todos los moradores de Hai.

La victoria fue posible PORQUE...

Esa es la clave predominante en la batalla: una lanza extendida. Aquí nuevamente nos encontramos frente con el mismo sentido espiritual.

Cuidado con el pragmatismo que centra su confianza en los recursos y la actuación humana, porque no se encuentra allí la verdadera clave del éxito.

Jesús intercesor, nuestro modelo en todo, también en esto.

Lc. 22:39 Y saliendo, se fue,
como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.

Vers. Lat. 39 Saliendo Jesús, se encaminó, como de costumbre, hacia el Monte de los Olivos; y los discípulos también Lo siguieron.

Mt. 14:23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

Los evangelios están llenos de menciones de Jesús retirándose a orar, especialmente el evangelio de Lucas.
Me he preguntado muchas veces, ¿como serian las oraciones de Jesús?¿que cosas hablaría con el Padre?

En la hora final cuando todo se volvió muy intenso, el apóstol Juan corre el velo y nos concede el privilegio de ver a Cristo orando por sus discípulos:

Jn. 17:1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;

Luego de tomar la cena y enseñar, todo esto abarcado entre el capitulo 13 y el 17, Jesús levanta los ojos al cielo y comienza a orar por sus discípulos en presencia de ellos:

3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,
10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

Es mucho lo que podríamos extraer de este pasaje tan rico, pero quiero poner el énfasis no en el contenido de la oración, sino en la pasión de Cristo orando por los suyos, como quien derrama el corazón en suplica ferviente por el bien de este puñado de discípulos.

Esta oración no se hizo en secreto, como se nos aconseja orar, sino delante de los discípulos mismos, para que puedan captar lo que en el corazón de Jesús había, en mi parecer Juan, el discípulo amado queda profundamente impresionado por esta oración y la registra.
Y como suele ser normal, las oraciones publicas son el resultado de aquello que se oro previamente en privado, creo que este mismo tenor era el que dominaba la oración privada en la vida de Jesús.

Jesús anticipándose a una crisis de sus discípulos:
Lc.22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

Que palabras más consoladoras, que un padre se ponga en la brecha por sus discípulos, la oración es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos carnales y espirituales.

Hoy Jesucristo vive ejerciendo el ministerio de interceder por nosotros.
Heb. 7:25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Ro.8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Pablo en los mismos pasos que Jesús.

Col. 2:1 PORQUE quiero que sepáis cuán gran solicitud tengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca vieron mi rostro en carne; 2 Para que sean confortados sus corazones, unidos en amor, y en todas riquezas de cumplido entendimiento.

Los pone en conocimiento de su lucha en oración, porque saber que alguien esta clamando a Dios por mí, me trae esperanza, consuelo, confianza en medio de situaciones difíciles.

Fil. 1:3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,
4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros,

1 Tes. 1:2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones,3 acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre


En estas dos epístolas que tienen un carácter personal.
2 Tim. 1:3 Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;

Flm. 1:4 Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones,

Sosteniendo las manos de los padres.

Ef. 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,


Una responsabilidad que NO debe ser desatendida:

Hch. 6:1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.
2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.
3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.


Queridos hermanos reclamen de nosotros esto, pastores que ejercen con diligencia y responsabilidad la oración por la iglesia.

Todo el tiempo que invertimos en la oración nunca será un tiempo mal empleado.

Cada uno en el lugar desde donde miramos a nuestras familias, la iglesia, especialmente los discípulos que Dios nos ha confiado, requieren nuestra oración perseverante, con manos en alto como las de Moisés, para que haya victoria y conquista.

Respondiendo una importante pregunta: ¿como cuido Jesús a sus discipulos?

  • Jesús cuido a los discípulos desde una cariñosa relación de paternidad.
  • Les enseño las verdades eternas.
  • Los corrigió en sus errores.
  • Les comunico la gloria del Padre.
  • Les demostró como trabajar en el Reino con su vida misma.
  • Intercedió en forma constante por ellos.

Imitemos a Jesús también en esto.
En forma espontanea.
En forma sistemática.
Con insistencia.
Con ayunos.
Haciendo conocer que estamos orando.


Claudio A. Lancioni

jueves, 25 de junio de 2015

Volviendo al hogar - M. Fagundes

 Baradero - 28/03/2015  

Introducción
 Hermanos, quedé muy impactado con la Palabra del Señor. Por la manera en que fue expuesta la Palabra, Su Verdad, la secuencia de las cosas tan claras. Y la unción y gracia que Dios ha regalado a mi compañero para transmitir sus verdades.

 Luego de escuchar a Marcos, me quedé con una impresión muy fuerte de que alguna cosa muy grande tiene que ocurrir en mi vida. Un cambio muy fuerte. No un cambio cualquiera. Me puse delante del Señor. Y un montón de cosas comenzaron a moverse dentro de mí, en mi mente y corazón. Fui al cuarto después del almuerzo para meditar.

 Y quería hablarles sobre las cosas que vinieron a mi mente aquí mismo. No hay algo planeado. Es una conmoción del momento. Pero creo que nos puede ayudar. Y la propuesta que tengo es muy fuerte. 

Una palabra de ánimo
  Vayamos a Lucas 21:25-36. Voy a subrayar algunas cosas distintas de las que Marcos subrayó por la mañana:

"Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. 
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca."


  No dice cuando todo haya terminado. sino cuando estas cosas comiencen a suceder. Cuando algo comienza a cambiar en el sol, cuando algo comienza a cambiar en la luna, o en las estrellas. Cuando el mar comience a hacer bramidos diferentes (olas, tsunamis). Y estas cosas ya comenzaron a suceder. Él dijo: erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca (en la versión en portugués dice estad exultantes, regocijaos).

 Hay una palabra de ánimo, porque la situación en la tierra no es nada fácil. Es una exhortación. Como a los primeros discípulos les dijo: "¡Cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, huid!", a nosotros nos dice: "Regocijaos, levantad vuestras cabezas."  Pónganse de pie, llenen su pecho de regocijo, de alegría, cuando comiencen a suceder estas cosas.

 Entonces, estamos en un momento de llenar nuestro pecho de aire, de levantar la cabeza. Es un tiempo de expectativa, porque ¡nuestra redención está cerca! Es un momento glorioso del Señor. No es el momento del enemigo. ¡Es un tiempo de Dios! La culminación de sus hechos, de su esperanza con el hombre. 

Continúa diciendo:

"También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra."


También una advertencia
 Aquí también hay una advertencia: " Mirad también por vosotros mismos"


"Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre."

 Habla de estar atentos, vigilantes. La otra forma de vivir es no velando y vigilando. Cuando estamos envueltos en los afanes de esta vida y metidos en la forma de vivir de esta Tierra, no podemos estar atentos a lo que pide el Señor. Podemos no estar atentos, vigilantes. Y allí, entonces, no seremos dignos de permanecer en pie delante del Hijo del Hombre.

 Nuestra manera de vivir ya no es más una manera simple. En la Iglesia entró enseñanza muy fuerte empujándonos, y empujando a nuestros hijos a que tienen que ser los mejores en todo. Una enseñanza fuerte de una preparación para el futuro. Un futuro sólido, equipados para alcanzar posiciones en el mundo.

 Esto vino muy fuerte. Y con esto viene el tener. El obtener cosas. Una vida próspera, con comodidad, con facilidades. Y sin percibirlo entra en nosotros esto de querer tener. Ya no hay satisfacción con lo poco. Y no prestamos más atención a las advertencias de Jesús, cuando hablaba de la ansiedad de tener cosas como un problema del último siglo. Él dijo: "No estéis ansiosos por cosa alguna".Tener una vida tranquila, con lo necesario para comer, beber y vestir, ya no nos satisface. Nuestra manera de vivir va involucrando criterios que no son del Señor. Y sin percibir, vamos tomando la forma de este mundo. Nuestra mente queda presa de estas cosas. Enredados en los cuidados del mundo, con la fascinación de tener cosas, con las demás ambiciones y con los placeres de la vida. Sin percibirlo, no es culpa de alguien en particular. Vamos siendo llevados por esta sociedad. Somos bombardeados todo el tiempo con este deseo de consumir. 

 Muchos padres llevan a sus hijos a comportamientos y acciones dirigidas a estas cosas, porque los principios del Señor no han sido generados en el corazón de los hijos. Se ha generado el deseo de ser y de tener. Y no percibimos que las cosas simples que Jesús  y los apóstoles hablaron, la vida de comunidad que los primeros cristianos tenían, no la logramos tener. Porque estamos muy atentos a nuestras necesidades. Mucho más metidos hacia adentro. El mundo está llevando al hombre a un individualismo y un aislamiento terrible, y una cantidad de cosas de la sencillez que Jesús vivió y planteó, ya no las podemos vivir.

Daniel Divano: "El afán de nuestros hijos es tener y ser."


Mi contentamiento: Sustento y abrigo
 Cuando mi hija Paula tenía 12 años, me dijo: "- Papá, ya no necesito ir más a la escuela. Ya sé leer, escribir, hacer las cuentas... Cuando sea grande me voy a casar, voy a cuidar a mi esposo, a mis hijos!"  Yo le contesté: "- La doctrina está 10 puntos. Pero no sabes si te vas a casar, así que tienes que seguir estudiando." Cuando creció y se puso de novia, estaba en la mitad de la carrera de Fisioterapia. Volvió con la misma cuestión: 
"-  Papá, ya estoy de novia, me voy a casar... ¿para qué voy a seguir estudiando?"

 ¿Por qué mi hija tenía esto en su corazón? Igual mis otras hijas, Daniele y Aline. Porque el consejo de Dios fue formado en sus corazones y en sus mentes. Pero esto requiere un trabajo, dedicación e inversión muy grandes. Mucho tiempo con ellas, junto a ellas. No las entregamos a otros para que formen sus mentes y sus principios.

 Leamos 1ªTimoteo 6:6-10. "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores."

 ¿Será que podemos contentarnos con sustento y abrigo? Pablo afirma que los que quieren enriquecerse, caen en tentación. No dice que pueden caer. Es muy fuerte este pasaje. Y luego dice: "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas." (vs. 11 a) Estemos contentos si tenemos dónde vivir y qué comer. No dejemos que el deseo de riquezas tome nuestra mente y corazón. Porque podemos ser hallados distraídos, desatentos, y tal vez indignos de estar en pie delante del Señor.

 ¡Es muy serio! Porque es un estilo de vida arraigado en todos nosotros. Me gusta la comodidad. Hasta encontré un texto que justifica mi gusto, en el Salmo 103, que dice: "El que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila." Yo dije: "- ¿Ves? ¡Puedo tener un aire acondicionado, calefacción, una cama más cómoda, para renovar mis fuerzas!" Pero, ¿a quién de nosotros le disgusta la comodidad? Una casa hermosa, cosas bellas, una pileta... No digo que el que lo tiene está mal. Estoy diciendo: ¡cuidado! Porque la advertencia para nosotros es que cuando estas cosas comiencen a suceder, no nos dejemos enredar por el afán de  tener, como hace el mundo. ¡Huye de esto! Que estas cosas no tomen tu mente y tu corazón. Tiene que haber un cambio profundo en la manera de mirar, de tomar estas cosas, y de cómo conducir a nuestros hijos.

Leamos 1ª Timoteo 6:17-19  
"A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna." Pablo está enseñando a su hijo en la fe más cercano, le está advirtiendo.  

 Veamos lo que dice el Salmo 127:1- 2. 
"Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño."

Cada vez nos levantamos más temprano para ir a trabajar, y volvemos más tarde a casa.

El corazón de los padres volviéndose hacia los hijos
 "He aquí, herencia de Jehová son los hijos", dice el vers. 3. ¿Cuál es la herencia del Señor? Los hijos. ¿Cuál es la herencia que pensamos dejar a nuestros hijos? Una casa, un campo, condiciones económicas, para que puedan disfrutar... El Señor dice:"- No, no, la herencia que debes dejarles es mi Presencia, que vivan en mis caminos, que conozcan mi Palabra."  Esto yo lo escuché de parte de Dios hace mucho. Miré a mis hijas y dije: 
"- Señor, esto es lo que quiero para  ellas. Nada más me importa para ellas, solo que te tengan a Ti. Pueden no ser formadas ni aptas para ninguna otra cosa, pero quiero que te amen con todo su corazón. Que vivan para Ti, según tu Palabra y tus enseñanzas."

 Y gracias a Dios, tengo una esposa espectacular, que se dedicó cien por ciento a ser madre. Todo el tiempo. Entonces, la propuesta empieza ahora. Porque al final del Antiguo Testamento, Dios dice que el corazón de los padres se convertirá al corazón de los hijos, pero para esto, nuestro estilo de vida tiene que cambiar mucho. Tiene que haber un cambio muy profundo. 

 Si queremos mantener a nuestros hijos en Él, si queremos ganar esta generación, si queremos estar en pie delante del Señor en aquel día, tiene que haber un cambio. De valores, de comprensión de lo que es una familia. No solo el conocimiento intelectual de los roles de cada uno (la Iglesia está llena de conocimiento), sino una vida real, de hecho, concreta. Que el matrimonio viva en la casa de manera digna de lo que el Señor dijo. Y que la vida del matrimonio traiga a su casa la Presencia de Jesús. Y que nada más le importe a ese matrimonio que mantener a sus hijos en Él, y que hagan todo lo que sea necesario para que los hijos vivan en la plenitud de la vida de Cristo. Protegerlos de los ataques satánicos, vengan de donde vengan. Y tenemos que estar muy atentos porque el enemigo vino con mucha fuerza para engañar, si fuera posible, aun a los elegidos.

Mirando a los necesitados
 El Señor está clamando desde el Cielo. Está alertando a su Pueblo: "Mira, estoy cerca, ¡¡¡no te distraigas!!!" Tiene que haber una vuelta a las cosas simples del Señor. Aceptar una vida simple para nosotros. Y vivir como comunidad, aprendiendo a compartir todas las cosas, para que nadie esté afanado y ansioso por las necesidades básicas de la vida. Tiene que haber un cambio, porque tenemos muchos necesitados. A veces tenemos mucho, y hay hermanos que carecen de lo más necesario. Hoy Marcos decía que el amor de muchos se enfriará, pero yo creo que ya se enfrió el amor en muchos. Tenemos de más, acumulamos para los hijos, y hasta para los nietos. Pero no vivimos la vida común, ni obedecemos lo que dijo el Señor: que la luz brille primero en tu casa, y luego delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras y Dios sea glorificado. Porque Jesús anduvo por todas partes haciendo el bien.

 Y esta es la sanidad, la solución para no caer en el egoísmo, en el afán de tener: mirar las necesidades del otro. La Palabra dice en Efesios que cuanto más ganamos es para suplir las necesidades de los hermanos. Pero nosotros, cuanto más ganamos, más gastamos en cosas superfluas. No obedecemos al Señor. Tiene que haber un cambio profundo, para que vivamos una vida simple y nuestro amor no se enfríe. Compadecernos en el corazón. Cuando Jesús veía a las multitudes, se compadecía. La compasión. A veces miramos a los hermanos en situaciones difíciles, y acá adentro no pasa nada... A veces me dicen que lloro mucho, pero Jesús también lloró. Tuvo dolores terribles en su alma por ver la condición de las personas. Pero nosotros nos vamos acostumbrando a ver el sufrimiento, y nos vamos enfriando.

Dice el Señor: "Misericordia quiero"
 No estoy hablando solo de poner dinero, comida, una heladera, aunque lo incluye. Estoy hablando de una sensibilidad de unos para con otros. Leamos Hebreos 2: 17-18. 
"Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados." 

 Jesús se volvió semejante a cada uno de nosotros en nuestras situaciones difíciles: en toda angustia, tentación, dificultad, semejante en todo a sus hermanos. Y cuando es semejante, no puede tener otra cosa que misericordia. Cuando uno se pone en el lugar del otro, y vive lo que el otro está viviendo, lo que pide no es justicia, pide misericordia. El Dios eterno, para tener misericordia y expiar nuestros pecados, se tuvo que hacer en todo semejante a nosotros. Y nosotros tenemos que experimentar esta manifestación de la vida de Cristo en la sencillez que Él propone, teniendo todo en común. Compartiendo las cosas, de manera que nadie se sobrepase en tener mucho más que los otros. Como la Iglesia Primitiva, en la que si alguien tenía una gracia, un talento, lo compartía donde hacía falta, y nadie estaba ansioso por las carencias. Solo así nos podemos concentrar en una vida simple, de santidad, de búsqueda en primer lugar del Reino de Dios en estos días. Hay muchas cosas que compiten con el Reino de Dios en este tiempo. Muchas cosas que buscamos al mismo tiempo que el Reino de Dios. Perdonen que no es un mensaje muy ordenado. 

Una familia conforme a la voluntad de Dios
 ¡Dios está clamando desde el Cielo para salvar esta generación!. El clamor de Dios es que volvamos a las cosas simples, a sus consejos, que tomemos su Palabra como absoluta ¡Porque nunca se equivocó en nada! Debemos creerla de verdad. Y entonces habrá una revolución en nuestra vida, en la vida de la comunidad. Tal vez algunos tengan que salir de algunos lugares, dejar algunas cosas, perder otras. 

 Que el hombre sea el proveedor único de la casa. La mujer volviendo a su hogar para cuidar a sus hijos. Y enseñar a sus hijos en el camino del Señor. O no poner a los chicos en la escuela. La escuela es la boca del dragón vociferando sus principios, sus mentiras, todo el tiempo. 

 Muchas veces creemos, con gran inocencia, con la ingenuidad de una paloma, que nuestro hijo puede soportar cinco horas la presión de la escuela, del maestro, diciendo un montón de palabras contra Dios, y mantener su fe. Soportar la presión de sus compañeros, diciendo que él es diferente, y mantener su fe con 5, 6 ó 7 años.
¡Si nosotros, con veintipico de años de cristianos, a veces sucumbimos delante de presiones! Y pedimos a estas criaturas que sean campeones y digan: "Yo soy discípulo, yo no miro eso, yo no hago eso..."  ¡No va a poder! Y no solo mentiras, sino peor aún, imágenes. Y las imágenes ya no se pueden quitar de la mente.

  Recuerdo que yo le decía a mi mamá: "- Yo nací con 5 años". "- ¿Por qué?" - preguntaba ella. "- Porque no me acuerdo de nada antes de los 5 años. Pero de los 5 para adelante, me acuerdo de todo". Está todo en la mente. ¿Creemos que nuestros hijos van a soportar la presión? Tiene que haber un cambio muy profundo. Una acción y sacrificio muy grandes. 

Algunos testimonios familiares
 Yo tengo tres hijas, ahora tres nietas, la abuelita de Synara vivió con nosotros, y ahora su mamá... ¡¡¡Todas mujeres!!! Así que de 0 a 95 años, conozco todas las etapas de la mujer. Ahora hablo de la gratitud enorme que tengo con Synara mi esposa. Ella se dedicó completamente a las hijas. Ellas fueron a la escuela. Era otra realidad, otra generación. Pero aun así, estábamos presentes todo el tiempo en la escuela. Éramos los padres pesados, todo el tiempo reclamando cosas. Y todos los días teníamos el culto familiar. Durante 22 años, yo hice esto. Cuando yo viajaba, Synara lo hacía. Todos los días poníamos metas, orábamos, conversábamos sobre situaciones que les daban temor, qué pasó, qué podría pasar con ellas en la escuela. Porque ya había situaciones que daban temor. 

 A una de nuestras hijas, en una clase de Educación Física, les hicieron acostarse sobre colchonetas, bajaron las luces y repetir mantras para entrar en alfa. Mi hija se acostó, tocó a su compañerita y le dijo: "Esto no es de Dios, esto es del diablo. Repite conmigo: Jesús, Jesús..." Luego, vino a casa y me contó. Yo fui a la escuela y les dije: "Así no, mi hija no va a participar en esto." O con algunos libros que le exigían leer, yo decía: "Mi hija no va a leer eso". Y me respondían que llevaría una baja calificación. Pero nos manteníamos firmes en esas decisiones. Y le cambiaban el libro. Pero nuestro corazón estaba convertido a nuestras hijas. No queríamos darles intelectualidad, conocimientos académicos, sino la vida de Cristo. En ese momento tuvieron que enfrentar la escuela. Pero estábamos con ellas todo el tiempo. Synara muy presente en todo. Orábamos por ellas todos los días, con imposición de manos, para bendecirlas, reprendiendo toda acción  y mentiras satánicas.

 Mi hija menor es abogada, sacó la licencia después de 3 exámenes, y un día me dijo:
"- Papá, Derecho es deslumbrante. La Universidad es deslumbrante. Porque toda nuestra vida está basada en leyes. Y te revela un mundo de conocimientos. Por eso yo guardo mi corazón, y cierro mi mente, para no enredarme en esas cosas." Una vez me preguntó: 
"- Papá, ¿alguna vez te viene una palabra mala a tu mente?" Le dije que no. Ella me insistía si ni siquiera cuando estaba enojado, y le dije que no. Ella me respondió: "- Eres bienaventurado, papá. En la facultad todo el tiempo escuchamos palabras malas. ¿Sabes qué hago? Cuando vuelvo, me encierro en mi cuarto, y de rodillas oro y leo la Palabra, para que limpie mi mente y corazón." Yo nunca le dije que haga eso. Pero ella ama al Señor. Y hubo un trabajo e inversión de tiempo muy grande para este resultado. De su madre más, y mío también. 


Un llamado final    
 Tiene que haber un cambio muy profundo en nuestra forma de vivir, de administrar el tiempo. No podemos seguir viviendo como hasta ahora, si lo que dice la Palabra es verdad. Ya comenzaron a suceder las cosas que Jesús profetizó, y está cerquita nuestro Señor. Tenemos que ser una iglesia que está en pie porque vela y ora. Y se mantiene fiel a sus enseñanzas.

 Termino leyendo Mateo 25: 31-46.
"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 
Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

 Hermanos, hay dos clases de personas acá. A la derecha las ovejas, y a la izquierda las cabras. Y la diferencia entre unos y otros no es el conocimiento. Ni la mejor teología. Ni que uno sabía si la trompeta sonó o no. La diferencia es la manifestación de la vida de Cristo. Porque él anduvo por todas partes haciendo el bien. La respuesta en ese momento no podremos darla con un texto bíblico, o un conocimiento de la Escritura. La respuesta debió ser dada antes, a lo largo de todo nuestro caminar. Cuando hicimos el bien por todas partes. Esta es la prevención para que el amor de nuestro corazón no se enfríe. Hacer el bien.

 El cambio propuesto es grande. No sé si logro expresarlo bien. Pero el Señor sabe lo que tiene que comunicar. Es muy profundo. Un cambio en el estilo de vida profundo, dentro de nuestras casas. El Señor bendiga a los hermanos. Amén.



Mario Fagundes.

miércoles, 17 de junio de 2015

LA IGLESIA NECESITA VOLVER A LA SENCILLEZ - J. Himitian


La iglesia necesita limpiarse del lastre que fue incorporando a través de los siglos y volver al fundamento establecido por Cristo y sus apóstoles. Volver al poder y a la espiritualidad que la caracterizó en sus comienzos. 
La iglesia precisa librarse de la influencia de la filosofía con la que se mezcló en sus primeros siglos y volver al kerigma apostólico, locura para los sabios de este mundo, pero poder de Dios para los que creen. Necesita volver a la sencillez de la didaké de Jesús, y creer que en ella está la sabiduría que puede transformar al mundo. 
La iglesia tiene que limpiarse de la estructura imperial que copió del Imperio Romano, embriagada de poder, ambiciones, riquezas, lujo, fama, pompa y vanidad y regresar al modelo de Cristo, modelo de servicio, humildad y amor. Estar cerca de los pobres, de los que sufren y de los pecadores para cumplir con su misión redentora.
   
La iglesia precisa dejar las ceremonias y los ritos sin vida. Las liturgias estructuradas. Volver a la oración sencilla, al canto libre, a la alabanza espontánea y a la libertad del Espíritu en sus asambleas y encuentros.
La iglesia necesita volver a las casas para vivir la verdadera koinonía y el pastoreo eficaz. Para llorar con el que llora, para poder servir los unos a los otros, y para partir el pan con alegría y sencillez de corazón.
La iglesia necesita liberarse de la supremacía de la razón, del intelectualismo estéril, del relativismo moral, del veneno de la teología liberal, y volver a la preponderancia del Espíritu sobre la razón y a creer como un niño en la verdad revelada. 
Y en estos tiempos más recientes, la iglesia necesita cuidarse de las propuestas de la posmodernidad, de un espiritualismo sin Cristo, del pragmatismo que produce «resultados», del relativismo moral, de una religiosidad amoral. Necesitamos volver a los absolutos de Dios, a la centralidad de Cristo, y a creer en la inmutabilidad de la palabra de Dios. Es preciso volver al fundamento y a la fuente.
Jorge Himitian

lunes, 15 de junio de 2015

¿Que manejo hacemos de nuestro tiempo? G. Klainerman



INTRODUCCION
El costo del discipulado tiene que ver con “tomar la cruz y seguirle”.
Debemos entender que la implicancia práctica de esto, no es ir y “morir físicamente” por Jesús, sino, que la implicancia espiritual y práctica de esto es “ir y vivir por y para Jesús”.

Ahora ¿Qué es vivir para Jesús?

Vivir para Jesús es dar nuestro tiempo a Jesús.

Dar todo nuestra vida a Jesús tiene ver con “dar todo nuestro tiempo a El”.

Es por esto, que el manejo del tiempo es muy importante si es que queremos realmente pagar el precio de ser discípulos y responder al llamado que tenemos.


Efe 5:15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
Efe 5:16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Efe 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

ACLARACION
1)
Si bien yo quiero enfatizar a “obreros” de usar “tiempo para la obra” no quiero que dejemos de ver que toda nuestra vida es de Jesús, que todo nuestro tiempo es de Jesús y que todo lo que hacemos es para El.
Recordemos, que no caminamos sobre el paradigma del “Secularismo” (división entre lo secular y lo espiritual) sino que en el Reino de Dios todo lo que hacemos es espiritual y es para la Gloria del Señor.
Cuando nos levantamos, cuando hacemos el devocional, cuando descansamos, cuando trabajamos, cuando estamos con la familia, cuando vamos a algún lado, cuando vamos a discipularnos o a discipular, cuando vamos a ver a un contacto o a estar con un amigo”. En todas estas cosas y en todas las cosas, debemos saber que lo hacemos para la Gloria del Señor y que todo es parte de dar nuestra vida para Cristo, de dar nuestro tiempo a Cristo.

No solo la obra es nuestra responsabilidad ante el Señor, sino también nuestra propia espiritualidad, nuestras relaciones familiares, el sustento del hogar y el cumplir con las responsabilidades, etc.

2)
Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
Entendamos que la Iglesia debe “sin ser del mundo”, “estar en el mundo”.
La Iglesia, sus miembros no pueden romper con el mundo y seguir siendo testimonio.
Descuidando nuestras responsabilidades (trabajar, cubrir nuestras familias, etc.) no vamos a agradar a Dios y tampoco vamos a brillar en medio de la sociedad.

Dios nos tiene que ayudar a responder a esta premisa y ver como usamos el tiempo con sabiduría para que podamos cubrir todos los frentes.

EL TIEMPO ESPECÍFICO PARA LA OBRA

(2Cor 8.10-15)
2Co 8:10 Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado.
2Co 8:11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis.
2Co 8:12 Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.
2Co 8:13 Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez,
2Co 8:14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad,
2Co 8:15 como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.

Este pasaje habla de la generosidad al ofrendar. El pasaje está relacionado con “la actitud y la acción de dar (en este caso dinero)”.

Podemos darle un giro al pasaje y sacar algunos principios de “la actitud y la acción de dar TIEMPO PARA LA OBRA”.

Cuatro principios

  1. (vs.13-15) ESPÍRITU DE EQUIPO.

“La obra del ministerio”, “la gran comisión”, “el avance del Reino”, “el avance del P.E.D.” está en manos de todos y no de algunos. Esto implica que nadie debe tomar más responsabilidad de la que le compete o de la que puede, pero que tampoco nadie puede eludir la responsabilidad que le toca.

Lograremos ser efectivos si trabajamos juntos,
cada uno aportando su “granito de arena”.

Algunos podrán dar más, otros podrán dar menos, según el tiempo y la etapa de la vida en la que se encuentren. Pero entre todos, como Cuerpo de Cristo podemos dar mucho y lograr “mucho fruto para Dios”.

Este espíritu de equipo tiene que servirnos para que todos juntos, vayamos tras un mismo objetivo. En cuanto a la generosidad, este pasaje nos habla de “suplir las necesidades y de que haya igualdad”.
En cuanto al tiempo que dedicamos específicamente para la obra podemos decir que “el objetivo que trabajando entre todos lograremos será CALIDAD – UNIDAD – CANTIDAD”.

  1. (vs.11-12) DAR CONFORME A LO QUE TENGO Y NO A LO QUE NO TENGO.

En cuanto a la generosidad sería “cantidad de dinero”. Sentir el peso de ser generoso con el dinero que tengo y no con el que no tengo.
En cuanto al “tiempo para la obra” sería: CANTIDAD DE TIEMPO QUE PUEDO APARTAR PARA LA OBRA.

Como dijimos al principio “toda nuestra vida es de Cristo”. Todo nuestro tiempo lo dedicamos a El. No solo cuando oramos y predicamos estamos dando nuestro tiempo a Dios, sino que siempre y en todo lo que hacemos estamos viviendo para Dios.
Pero si bien esto es así, debemos ser conciente que:

Parte de nuestro tiempo, de nuestro día, de nuestra semana, lo debemos separar específicamente para “ir y hacer discípulos”.

Es como con los bienes materiales. Si bien “todo lo que tengo es de Dios”, parte de lo que tengo, lo debo disponer inteligentemente y organizadamente para que sea utilizado por la Iglesia para las cosas que hagan falta. Me refiero a diezmo y ofrendas.
Si no es así, corremos el riesgo que sabiendo y proclamando que todo lo que tengo es del Señor, seamos escasos en nuestra generosidad.

Lo mismo sucede con el tiempo. Todo mi tiempo es para el Señor, pero la pregunta es: ¿Que tiempo específico de la semana daré para su obra?

Debemos responder esta pregunta concretamente teniendo en cuenta “las dos caras de la moneda”.
Una cara”:
En la búsqueda de responder esta pregunta debemos tener en cuenta y cuidar, que a la hora de “separar tiempo para la obra” no descuidemos nuestras otras responsabilidades como pueden ser nuestra propia espiritualidad y nuestras familias.

El principio que estamos viendo nos lleva a equilibrarnos.
No debemos hacer la obra sobre las cenizas de nuestra espiritualidad y de nuestra familia.

Da según lo que tienes, no según lo que no tienes”.
No debes dar el tiempo que no tienes.

La otra cara”:
También, del otro lado de la moneda, debemos enfatizar que:

Sí debemos dar según lo que tenemos”. “Dar, según el tiempo que sí tenemos”.

Aquí debemos ser sabios y procurar:
- Recortar lo más posible lo “vano”.
- Ordenarnos y proyectar lo más posible (agenda).

Preguntas útiles:
- ¿Qué espacio de los días de mi semana puedo usar para la obra?
- ¿Cómo puedo ganar más tiempo para esto?
- ¿Cómo voy a organizar ese tiempo?

  1. (1Cor 16.1-2) SER ORDENADOS Y PLANIFICAR.

Si bien este pasaje también habla de la generosidad, nos sirve para lo que estamos hablando.
El pasaje nos dice que “según hayamos prosperado apartemos un dinero cada semana”.
La utilidad práctica para nosotros, según lo que estamos hablando, podría ser: “SEGÚN LAS ACTIVIDADES QUE TIENES, APARTA UN TIEMPO ESPECÍFICO PARA LA OBRA”.

Todos deberíamos llegar a cubrir bien las siguientes áreas:
- Espiritualidad.
- Familia.
- Trabajo.
- Obra.

Debemos tener fe y ordenarnos para poder llegar a cubrir todo esto, según el momento de la vida en que cada uno se encuentra.

Nuestro desafío HOY
En medio de una sociedad que nos presiona, en medio de tantas exigencias, en medio del ataque que hay a la familia. etc. Aún en medio de todo esto, no debemos descuidar que los únicos que pueden llevar el mensaje del evangelio somos nosotros. No podemos eludir esta responsabilidad.

Lo que quiero enfatizar es que esta responsabilidad la tenemos que tomar como Iglesia. Esta responsabilidad la tenemos que tomar entre todos. “Sacerdocio de todos los santos”.
Nadie se tiene que recargar con la obra de tal manera que “haga agua” en las otras áreas de su vida.
Debemos cuidarnos entre nosotros para que esto no pase.

El planteo, el desafío que tenemos es que cada uno “cada semana invierta un tiempo para hacer la obra. Este tiempo debe ser específico y conforme a sus posibilidades.

EL DESAFÍO ESTÁ MÁS EN LA “CALIDAD DEL TIEMPO” Y NO EN LA “CANTIDAD DE TIEMPO” QUE INVERTIMOS PARA LA OBRA.

Si cada uno da “lo que tiene” y ocupa “específicamente y ordenadamente ese tiempo” para predicar, visitar contactos y discipular nuevos convertidos, entre todos podremos hacer mucho.

No quiero dejar de enfatizar otra vez la importancia de “no dar lo que no tenemos”. O sea, “no hacer demás”.
Si hacemos de más vamos a errar y no vamos a poder lograr que “en el tiempo” haya CALIDAD – UNIDAD – CANTIDAD.
¿De que le servirá al hombre ganar a otros si termina perdiéndose a si mismo, o perdiendo a los suyos?”

  1. (vs.10-11) LLEVAR A CABO. SER CONCRETOS.

Estos versículos hablan de “querer” y de “llevar acabo”.
¿Querés todo esto? ¿Entendemos que tenemos que ser buenos mayordomos con nuestro tiempo?

Si decimos que SI, entonces tomemos decisiones. Seamos concretos. No seamos “oidores olvidadizos, sino hacedores de la obra”.

PROPUESTA PRÁCTICA

“Seamos buenos árboles que dan buenos frutos”.
“Si somos buenos árboles daremos buenos frutos”.

  1. Reforcemos por todos los medios nuestra espiritualidad (vida devocional).
- Velemos unos por otros por esto. Velemos por esto en las relaciones de discipulado y “compañerismo”.
  1. Reforcemos las relaciones FAMILIARES y de CUERPO.
- Que la familia tenga su tiempo y que nuestra edificación a través de las coyunturas también.

  1. Velar por la economía.
- Que no haya necesidades. Que haya orden. Estar procurando “buenos trabajos”.
  1. No ser “amigos del mundo”.
- Cuidado con el materialismo y el hedonismo.

  1. PLANIFICAR CONCRETAMENTE QUE HACER CON EL TIEMPO LIBRE QUE PUEDO UTILIZAR PARA LA OBRA
- Procurar con sacrificio usar el máximo de tiempo posible, con el mayor esfuerzo posible y de la mejor manera posible.

Por eso es necesario que te levantes “tomes tu cruz”. Por eso es necesario que vivas tu vida, que des tu tiempo con sabiduría al Señor.

Gabriel Klainerman