INTRODUCCION
El costo del discipulado tiene que ver
con “tomar la cruz y seguirle”.
Debemos entender que la implicancia
práctica de esto, no es ir y “morir físicamente” por Jesús,
sino, que la implicancia espiritual y práctica de esto es “ir y
vivir por y para Jesús”.
Ahora ¿Qué es vivir para Jesús?
Vivir para Jesús es
dar nuestro tiempo a Jesús.
Dar todo nuestra vida a Jesús tiene
ver con “dar todo nuestro tiempo a El”.
Es por esto, que el
manejo del tiempo es muy importante si es que queremos realmente
pagar el precio de ser discípulos y responder al llamado que
tenemos.
Efe
5:15
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como
sabios,
Efe
5:16
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Efe
5:17
Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la
voluntad del Señor.
ACLARACION
1)
Si bien yo quiero enfatizar a “obreros”
de usar “tiempo para la obra” no quiero que dejemos de ver que
toda nuestra vida es de Jesús, que todo
nuestro tiempo es de Jesús y que todo lo que hacemos es para El.
Recordemos, que no caminamos sobre el
paradigma del “Secularismo” (división entre lo secular y lo
espiritual) sino que en el Reino de Dios todo lo que hacemos es
espiritual y es para la Gloria del Señor.
“Cuando nos levantamos, cuando
hacemos el devocional, cuando descansamos, cuando trabajamos, cuando
estamos con la familia, cuando vamos a algún lado, cuando vamos a
discipularnos o a discipular, cuando vamos a ver a un contacto o a
estar con un amigo”. En todas estas cosas y en todas las cosas,
debemos saber que lo hacemos para la Gloria del Señor y que todo
es parte de dar nuestra vida para Cristo, de dar nuestro tiempo a
Cristo.
No solo la obra es nuestra
responsabilidad ante el Señor, sino también nuestra propia
espiritualidad, nuestras relaciones familiares, el sustento del hogar
y el cumplir con las responsabilidades, etc.
2)
“Dar al Cesar lo que es del
Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
Entendamos que la Iglesia debe “sin
ser del mundo”, “estar en el mundo”.
La Iglesia, sus miembros no pueden
romper con el mundo y seguir siendo testimonio.
Descuidando nuestras responsabilidades
(trabajar, cubrir nuestras familias, etc.) no vamos a agradar a Dios
y tampoco vamos a brillar en medio de la sociedad.
Dios nos tiene que
ayudar a responder a esta premisa y ver como
usamos el tiempo con sabiduría para que podamos cubrir todos los
frentes.
EL TIEMPO ESPECÍFICO PARA LA OBRA
(2Cor 8.10-15)
2Co
8:10
Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que
comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo,
desde el año pasado.
2Co
8:11
Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como
estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir
conforme a lo que tengáis.
2Co
8:12
Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo
que uno tiene, no según lo que no tiene.
2Co
8:13
Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para
vosotros estrechez,
2Co
8:14
sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra
supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos
supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad,
2Co
8:15
como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que
poco, no tuvo menos.
Este pasaje habla de la generosidad al
ofrendar. El pasaje está relacionado con “la actitud y la acción
de dar (en este caso dinero)”.
Podemos darle un giro al pasaje y
sacar algunos principios de “la actitud y la acción de dar TIEMPO
PARA LA OBRA”.
Cuatro principios
- (vs.13-15) ESPÍRITU DE EQUIPO.
“La obra del
ministerio”, “la gran comisión”, “el avance del Reino”,
“el avance del P.E.D.” está en manos de todos y no de algunos.
Esto implica que nadie debe tomar más responsabilidad de la
que le compete o de la que puede, pero que tampoco nadie puede eludir
la responsabilidad que le toca.
Lograremos
ser efectivos si trabajamos juntos,
cada
uno aportando su “granito de arena”.
Algunos podrán
dar más, otros podrán dar menos, según el tiempo y la etapa de la
vida en la que se encuentren. Pero entre todos, como Cuerpo de Cristo
podemos dar mucho y lograr “mucho fruto para Dios”.
Este espíritu de
equipo tiene que servirnos para que todos juntos, vayamos tras un
mismo objetivo. En cuanto a la generosidad, este pasaje nos habla de
“suplir las necesidades y de que haya igualdad”.
En cuanto al
tiempo que dedicamos específicamente para la obra podemos decir que
“el objetivo que trabajando entre todos lograremos será
CALIDAD – UNIDAD – CANTIDAD”.
- (vs.11-12) DAR CONFORME A LO QUE TENGO Y NO A LO QUE NO TENGO.
En cuanto a la
generosidad sería “cantidad de dinero”. Sentir el peso de ser
generoso con el dinero que tengo y no con el que no tengo.
En cuanto al
“tiempo para la obra” sería: CANTIDAD DE TIEMPO QUE PUEDO
APARTAR PARA LA OBRA.
Como dijimos al
principio “toda nuestra vida es de Cristo”. Todo nuestro tiempo
lo dedicamos a El. No solo cuando oramos y predicamos estamos dando
nuestro tiempo a Dios, sino que siempre y en todo lo que hacemos
estamos viviendo para Dios.
Pero si bien esto
es así, debemos ser conciente que:
Parte
de nuestro tiempo, de nuestro día, de nuestra semana, lo debemos
separar específicamente para “ir y hacer discípulos”.
Es como con los
bienes materiales. Si bien “todo lo que tengo es de Dios”, parte
de lo que tengo, lo debo disponer inteligentemente y organizadamente
para que sea utilizado por la Iglesia para las cosas que hagan falta.
Me refiero a diezmo y ofrendas.
Si no es así,
corremos el riesgo que sabiendo y proclamando que todo lo que tengo
es del Señor, seamos escasos en nuestra generosidad.
Lo mismo sucede
con el tiempo. Todo mi tiempo es para el Señor, pero la pregunta es:
¿Que tiempo específico de la semana daré para su obra?
Debemos responder
esta pregunta concretamente teniendo en cuenta “las dos caras de la
moneda”.
“Una
cara”:
En la búsqueda
de responder esta pregunta debemos tener en cuenta y cuidar, que a la
hora de “separar tiempo para la obra” no descuidemos nuestras
otras responsabilidades como pueden ser nuestra propia espiritualidad
y nuestras familias.
El principio que
estamos viendo nos lleva a equilibrarnos.
No debemos hacer
la obra sobre las cenizas de nuestra espiritualidad y de nuestra
familia.
“Da
según lo que tienes, no según lo que no tienes”.
No
debes dar el tiempo que no tienes.
“La otra
cara”:
También, del otro
lado de la moneda, debemos enfatizar que:
“Sí debemos
dar según lo que tenemos”. “Dar, según el tiempo que sí
tenemos”.
Aquí debemos ser
sabios y procurar:
- Recortar lo
más posible lo “vano”.
- Ordenarnos y
proyectar lo más posible (agenda).
Preguntas útiles:
- ¿Qué espacio
de los días de mi semana puedo usar para la obra?
- ¿Cómo puedo
ganar más tiempo para esto?
- ¿Cómo voy a
organizar ese tiempo?
- (1Cor 16.1-2) SER ORDENADOS Y PLANIFICAR.
Si bien este
pasaje también habla de la generosidad, nos sirve para lo que
estamos hablando.
El pasaje nos dice
que “según hayamos prosperado apartemos un dinero cada semana”.
La utilidad
práctica para nosotros, según lo que estamos hablando, podría ser:
“SEGÚN LAS ACTIVIDADES QUE TIENES, APARTA UN TIEMPO
ESPECÍFICO PARA LA OBRA”.
Todos deberíamos
llegar a cubrir bien las siguientes áreas:
-
Espiritualidad.
- Familia.
- Trabajo.
- Obra.
Debemos
tener fe y ordenarnos para poder llegar a cubrir todo esto, según el
momento de la vida en que cada uno se encuentra.
Nuestro desafío
HOY
En medio de una
sociedad que nos presiona, en medio de tantas exigencias, en medio
del ataque que hay a la familia. etc. Aún en medio de todo esto, no
debemos descuidar que los únicos que pueden llevar el mensaje
del evangelio somos nosotros. No podemos eludir esta
responsabilidad.
Lo que quiero
enfatizar es que esta responsabilidad la tenemos que tomar como
Iglesia. Esta responsabilidad la tenemos que tomar entre todos.
“Sacerdocio de todos los santos”.
Nadie se tiene que
recargar con la obra de tal manera que “haga agua” en las otras
áreas de su vida.
Debemos cuidarnos
entre nosotros para que esto no pase.
El planteo, el
desafío que tenemos es que cada uno “cada semana invierta un
tiempo para hacer la obra. Este tiempo debe ser específico y
conforme a sus posibilidades.
EL DESAFÍO
ESTÁ MÁS EN LA “CALIDAD DEL TIEMPO” Y NO EN LA “CANTIDAD DE
TIEMPO” QUE INVERTIMOS PARA LA OBRA.
Si cada uno da “lo
que tiene” y ocupa “específicamente y ordenadamente ese tiempo”
para predicar, visitar contactos y discipular nuevos convertidos,
entre todos podremos hacer mucho.
No quiero dejar de
enfatizar otra vez la importancia de “no dar lo que no tenemos”.
O sea, “no hacer demás”.
Si hacemos de más
vamos a errar y no vamos a poder lograr que “en el tiempo” haya
CALIDAD – UNIDAD – CANTIDAD.
“¿De que le
servirá al hombre ganar a otros si termina perdiéndose a si mismo,
o perdiendo a los suyos?”
- (vs.10-11) LLEVAR A CABO. SER CONCRETOS.
Estos versículos
hablan de “querer” y de “llevar acabo”.
¿Querés todo
esto? ¿Entendemos que tenemos que ser buenos mayordomos con nuestro
tiempo?
Si decimos que SI,
entonces tomemos decisiones. Seamos concretos. No seamos “oidores
olvidadizos, sino hacedores de la obra”.
PROPUESTA
PRÁCTICA
“Seamos buenos
árboles que dan buenos frutos”.
“Si somos buenos
árboles daremos buenos frutos”.
- Reforcemos por todos los medios nuestra espiritualidad (vida devocional).
- Velemos unos por
otros por esto. Velemos por esto en las relaciones de discipulado y
“compañerismo”.
- Reforcemos las relaciones FAMILIARES y de CUERPO.
- Que la familia
tenga su tiempo y que nuestra edificación a través de las
coyunturas también.
- Velar por la economía.
- Que no haya
necesidades. Que haya orden. Estar procurando “buenos trabajos”.
- No ser “amigos del mundo”.
- Cuidado con el
materialismo y el hedonismo.
- PLANIFICAR CONCRETAMENTE QUE HACER CON EL TIEMPO LIBRE QUE PUEDO UTILIZAR PARA LA OBRA
- Procurar con
sacrificio usar el máximo de tiempo posible, con el mayor esfuerzo
posible y de la mejor manera posible.
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