La
familia es como la iglesia en la casa. Tenemos que ordenar nuestra
mente y ajustar nuestro corazón para comprender esto y vivir de
acuerdo con esta verdad. Cuando recibamos esta revelación y la
pongamos en práctica, el buen perfume de Cristo será exhalado en
nuestros hogares.
El
marido es como el líder, la esposa como una integrante del núcleo
y los hijos son los discípulos. Es una comparación con nuestra
estructura de funcionamiento de la iglesia por las casas. No se trata
de una sustitución de ella, pero debemos comprender que existe una
iglesia en casa, todos los días, y esta iglesia es la familia. Lucas
1:17, Ef. 5:25-28, Prov. 1:8.
Con
este entendimiento y revelación de parte del Señor, debemos
instruir a los padres para que asuman la responsabilidad en la
formación de los hijos. Debemos establecer las coyunturas
familiares. Tenemos que lograr que estas funcionen. Tal vez debamos
“criar discípulos y discipular a los hijos”. Así tendremos
metas para ellos, enseñanza de fundamentación, enseñanza necesaria
para atravesar las crisis, iremos catequizándolos, saldremos con
ellos a predicar, a visitar contactos, orar juntos, etc.
Para
que esto ocurra, tenemos que proveer, en el encuentro de la iglesia
casera, la supervisión del trabajo de los padres. Este será un
nivel más en el funcionamiento del grupo familiar (fundamento,
inicio de servicio, multiplicación, padres).
Veamos
algunas cosas simples que debemos practicar, con perseverancia,
sencillez y continuidad. Esto es lo que deberá ser supervisado en
las casas:
- El culto familiar
a.
Debe ser diario:
Tenemos que hacer todo el esfuerzo para que sea diario, pues nuestros
hijos y nosotros mismos somos bombardeados, en todo tiempo, por el
mundo con sus ofertas. Si encontramos dificultades para realizarlo
todos los días, esforcémonos por conseguir la excelencia y no nos
contentemos con la mediocridad.
b. Todos
juntos: Tendremos que
hacer un esfuerzo enorme para coordinar los distintos horarios.
Tendremos que ver las agendas de todos para que podamos estar, al
menos un momento al día, todos juntos en la presencia del Señor.
c.
No necesita ser largo:
El tiempo no es lo más importante, pero sí la
continuidad y la frecuencia.
d.
Sugerencias de lo que
podemos hacer (no es
necesario hacer todo, todos los días):
- Oración con metas: Establecer las metas para la vida de cada uno: carácter, salud, pedidos personales, etc.
- Oración con imposición de manos: En las Escrituras, vemos la importancia de la imposición de manos de las autoridades para bendecir. Debemos hacer esto para declarar la bendición de Dios sobre nuestros hijos.
- Lectura de la Palabra o de algún apunte/libro: Puede ser una lectura simple, en forma secuencial o variada.
- Enseñanza de un tema específico: Abordar algún contenido importante de nuestra formación. Puede ser la enseñanza del compromiso para el casamiento, la predicación, coyunturas y ligamentos, etc.
- Catequesis: Es un buen momento para memorizar juntos algunas verdades.
- La participación de los hijos: Como en todo encuentro, es fundamental la participación de todos. Escuchar lo que ellos han entendido sobre los principios. También abrir a preguntas sobre los temas, etc.
- Cena del Señor: Solo deben participar los que están bautizados. Los que todavía no lo han sido, aprovechar el momento para mostrarles cuán maravilloso será el día que puedan hacerlo.
- Metas de predicación: Establecer a cuántas personas se les predicará en la semana.
- Ayuno: Establecer un día para el ayuno familiar.
- El día de la familia
- Una vez por semana: Lo ideal sería un día entero. Pero si es imposible, entonces separe una noche a solas con la esposa; y después un período de otro día sólo para los hijos. Pero hagámoslo.
- Sólo con la esposa y los hijos: Ninguno más, ninguno menos. Tenemos que ser radicales en esto.
- Sugerencias de lo que puede hacerse:
- Entretenimientos, juegos
- Paseos. Planear algo agradable para todos
- Cocinar juntos
- Contar historias de familia. Recordar situaciones graciosas y
momentos importantes.
- Prestar alguna ayuda juntos.
- Dar valor a las fechas
- Cumpleaños: Es un día para recordar. Es un día importante para mostrar la alegría que tenemos de convivir con esa persona. Esa vida fue un regalo para nosotros.
- Días de la madre y del padre: Algunos critican estas fechas por ser muy comerciales, establecidas para gastar. Pero podemos utilizarlas para honrar una vez más, a nuestros padres.
- Aniversario de casamiento: Una fecha especial debe ser conmemorada como tal. Lo importante no está en hacer algo muy grande. El acordarnos es la demostración de la importancia que le damos a aquel día.
- Navidad: He visto muchas manifestaciones contra esta fecha. Pero podemos huir del consumismo y del carácter pagano y transformarlo en bendición. Podemos hacer de ella un momento familiar. Aprovechar la cena para contar historias y recordar la primera venida de nuestro amado Señor.
- Bautismo: Si lo que cuenta es nacer de nuevo ¿por qué no valorizar la fecha en que fuimos injertados en Cristo? Creo que sería una buena idea hacer esto. Sería recordar este momento tan especial y el pacto que firmamos.
Deuteronomio
6:6-9 nos exhorta:
“6Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7y
las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
8Y
las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales
entre tus ojos;
9y
las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
¡Palabra
radical para hombres y mujeres radicales en obedecer a su Señor!
¡Existe una
iglesia en mi casa! Todos los días tengo que buscar la dirección de
Dios para ella.
Mario
Roberto Fagundes
Candidato
a siervo inútil
amen!! muy práctico y edificante!
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