domingo, 23 de febrero de 2014

La importancia y necesidad del quebrantamiento. C. Lancioni



Creo que siempre es útil detenernos a meditar en los relatos bíblicos del inicio de la historia del hombre, muchos de estos acontecimientos tempranos desnudan muchos aspectos del alma humana. Uno de los sucesos que a capturado mi atención es el breve relato biográfico de la vida de Abel, como sucede con otros personajes bíblicos me gustaría tener mas información acerca de este hombre, que es mencionado repetidamente a lo largo de la escritura.

Sin embargo no podemos mirar a Abel sin mirar a Caín, quien también es algunas veces mencionado,pero por el contrario, como quien no debe ser imitado.

Jud 1:11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.

¿Cual es el camino de Caín?

Gen 4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?

Dejemos volar un poco nuestra imaginación: algo sucedió en aquella oportunidad que puso de manifiesto el agrado de Dios hacia Abel, de igual modo quedo manifestado el desagrado hacia Caín y su ofrenda, en el segundo caso quizá Dios hizo silencio, como el de cualquier padre sabio que al no poder felicitar prefiere callar, pero Abel le fue agradable y el contraste se puso de manifiesto, y aquello irrito a Caín, quien se sentía superior.

Recuerdo que mi primer contacto con la biblia fue a través de una enciclopedia ilustrada, el dibujante había captado con nitidez la escena bíblica, recuerdo la imagen de los dos altares uno cerca del otro, y ambos oferentes en la acción de adorar, el humo del altar de Abel subía rectamente al cielo y su rostro expresaba amor y adoración, en el altar de Caín el humo no subía sino que descendía dispersándose por el suelo, y la mirada de Caín no se posaba en Dios sino en su hermano con un rostro adusto que expresaba envidia y frustración.

Es interesante que aunque Dios no se agrada de Caín y su ofrenda, aun así le llama la reflexión, lo invita a cambiar de actitud y mejorar para ser aprobado, le recuerda que por ser mayor su hermano de debe respeto. También le advierte que si no corrige su corazón, las cosas se agravarían.

El Dios omnipotente en persona trata con el (sin intermediarios), pero su corazón permanece inerte , indiferente.

Is. 66:2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

¿Tembló Caín ante la voz de Dios?

Aquella voz que lo confronto ha de haber sido dulce y paternal.

No solo no responde a la corrección, sino que luego del pecado, resiste la acción disciplinaria de Dios, quien tiene de el misericordia y no le quita la vida, de acuerdo a la sentencia de muerte con la que legisla luego en su pueblo:

Lev 24:17 Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte.

10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.

12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.

13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.

14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.

También la señal sobre Caín es una expresión de misericordia.

No pudo y no quiso bajar la cabeza, reconocer su fracaso, humillarse, pedir perdón, buscar restauración.

La medida del arrepentimiento en una persona que esta siendo tratada en disciplina, es la medida de su humillación frente a la corrección.


16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.

La palabra SALIO expresa en el hebreo (Yatsa) muchas cosas, entre otras puede interpretarse seguir adelante con su propósito.

Pro 16:18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.

Tiempo atrás el corazón de Eva se elevo en su vanidad queriendo ser como Dios, hambrienta de conocimiento y desarrollo personal, pero el fin de la historia fue distinto, aunque al principio avergonzados quisieron desviar la responsabilidad, finalmente aceptaron la disciplina:

Gen 3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

Luego de esta acción disciplinaria no hay mención de alguna queja en los labios de Adan y Eva.

Otro hombre al cual podemos mirar para aprender es Jacob.

Como su mismo nombre lo indica: el que suplanta, el que aprovecha, quien toma ventaja.

Un personaje un tanto difícil de entender, en los comienzos de su historia, la noción del Dios, al que invocaba y servia su abuelo Abraham, estaba en el, y luego huir de una situación de tensión familiar insostenible, resultado de su mentira infame para robar la bendición a su hermano, al dormir durante su huida Dios se le revela :

Gen 28:10 Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. 11 Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. 14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.

17 Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. 18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. 19 Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el,[a] aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.

Allí en Betel es tomado de una fuerte conciencia de la existencia y presencia de Dios, sin embargo su consagración parece mas un trueque que un sometimiento:

20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Hicieron falta años de sufrimiento para producir en Jacob cambios profundos, en este hombre fuerte, luchador, de gran iniciativa, astuto para los negocios, siempre centrado en si mismo y sus conveniencias.

Una síntesis de lo vivido en su pasado inmediato:

Gen 31:38 Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.

39 Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas. 40 De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
41 Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.
42 Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.

Le toco un suegrito difícil, quien le tomo ventaja al mas ventajero, Dios lo sujeto a un padecimiento extenso, para tratar profundamente con el.
De igual modo nosotros somos sometidos a situaciones que nos afligen y quebrantan nuestro orgullo: una familia difícil, un patrón implacable, una enfermedad prolongada, un quebranto económico, la perdida del trabajo, etc.

¿Estaba Dios detras de estas cosas?

Sin embargo en caso de Jacob, todo aquello no fue suficiente para tocar alli, en lo profundo del ser, donde se efectuan los cambio sustanciales y perdurables.

Gen 32:22 Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. 23 Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.

24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Gen 32:29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
Gen 32:30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Gen 32:31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.

El cambio de nombre es muy significativo: Dios prevalece. Ahora Jacob era un hombre bendecido con un nombre nuevo, y con una marca en su propio cuerpo, una cojera permanente que hacia su andar lento, quizá produciendo algún dolor al andar.

Cuanto significado hubo en aquel Peniel, una experiencia profunda e intensa, que lo marco para siempre, ahora aquel resuelto e intrépido Jacob era un hombre quebrantado.

La lucha con el ángel no fue una contienda física, sino un ruego, un llanto, un quebrantamiento.

Os. 12:4 Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.

Mat 5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.


Isa 57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

¿Que significa estar quebrantado? ¿Que es algo quebrantado?

La respuesta es simple algo quebrantado es algo roto, sin atractivo, sin utilidad, sin belleza.

¿Quien compra algo roto? Si estamos eligiendo cualquier bien para comprar, lo despreciamos inmediatamente si tiene alguna fractura, o defecto. Sin embargo el mas exigente busca adornar su casa con elementos quebrantados.

Que problema es un hombre no quebrantado, cuando es seguro de si mismo, tiene iniciativa, fortaleza de carácter, no pide ayuda pues siente que no la necesita, el puede solo.

Así es el orgullo del hombre, incorregible, indomable, auto suficiente, incapaz de reconocer sus fracasos y derrotas, incapaz de pedir ayuda.

Isa 57:10 En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.

Si soy fuerte ¿para que necesito a Dios?

Sin embargo Dios mismo es el que se encarga de debilitarnos:

Sal 90:3 Vuelves al hombre hasta ser quebrantado,
Y dices: Convertíos, hijos de los hombres.
Sa 90:4 Porque mil años delante de tus ojos
Son como el día de ayer, que pasó,

Vuelves al hombre, lo visitas, tratas con su carácter, azotas al que recibes por hijo.

Dios trabaja en la vida de los hombres para producir quebrantamiento y conversion verdadera, el vuelve una otra vez, Y deshaces como polilla lo más estimado de él... Sal 39:11.

Hace unos años me regalaron un saco sport muy hermoso, cruzado, tenia botones dorados, no suelo usar traje y estuvo guardado durante bastante tiempo, cuando en un casamiento lo busque, las polillas le habian hecho un agujero en la solapa delantera, el agujero era pequeño y el resto no esta dañado, pero habia perdido su hermosura.

Visitas al hombre con diversas circunstancias, hasta lograr producir esta actitud interior docil y enseñable.

Dios no tiene apuro, mil años delante de sus ojos (vrs. 4) son como el dia de ayer que paso, pero a nosotros nos dice: muchachos procuren aprender rapido, pues asi de rapido se les va la vida.

Sal 90:12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.

Una experiencia de profundo quebrantamiento.

David escribió el Salmo 51 en un momento de profundo fracaso, luego de la reprensión de Natan quedo cautivo de una profunda convicción de pecado, la relación con el Dios al que supo amar quedo rota, perdió la buena conciencia y el gozo de la salvación, necesitaba resolver de algún modo el problema de su pecado que ponía distancia entre el y Dios.

En medio de la vergüenza, y el dolor, tiene revelación:

Sal 51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
Sal. 51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

El holocausto según Lv. 3:5 como ofrenda de olor grato como expresión de adoración, consagración y gratitud, no es esto lo que Dios espera, el desea ver en mi un espíritu quebrantado.

El sacrificio según Lv. 4 tenia que ver con la expiación de la culpa, los detalles de la acción expiatoria, producían una impresión profunda  en la conciencia.

Lev 4:4 Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová.

Heb 10:1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.

Tengo el parecer que una de las intensiones de aquellos sacrificios era marcar profundamente al oferente con la seriedad de su pecado, producir una punzada en su conciencia, traer el arrepentimiento resultante de un verdadero quebrantamiento.

Este pasaje expresa lo mismo cuando miramos al que fue nuestro sustituto en la cruz:

Zac. 12:10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

Sal. 51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;

Hay un perfume, un olor fragante, que se libera en el corazón cuando nuestro espíritu es así.

Es un verdadero misterio que el Padre haya querido quebrantar a su Hijo:

Isa 53:2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
Isa 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Isa 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isa 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero;(F) y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Isa 53:10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.

Su vida terrenal rompe con todos los paradigmas humanos, el mas grande se movio entre los mas humildes y lejos de recibir del Padre algun honor terrenal, fue quebrantado.
Heb 2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.


El principe de este pueblo, aquel que lo precide y le otroga indentidad,
es un hombre quebrantado.

Rev 5:1 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
2 Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
3 Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Rev 5:4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado (cordero que parecia muerto), que tenía siete cuernos, y siete ojos,(los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero...

En el centro de toda aquella escena celestial, como el único con alta dignidad para presidir las huestes celestiales y la historia humana, hay un hombre quebrantado.


Hay un Pedro antes y después del quebrantamiento:

Luc22:33 A lo que dijo él: Señor, dispuesto estoy para ir contigo a la cárcel, y a la muerte. 34 Mas él dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy, sin que tú hayas negado tres veces que me conoces.

Joh 21:17 Le dijo por tercera vez: —Simón hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: "¿Me amas?" f Y le dijo: —Señor, tú conoces todas las cosas. Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: —Apacienta mis ovejas.

El testimonio del apóstol Pablo:

2Co 1:8 Porque no queremos que ignoréis, hermanos, en cuanto a la tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, hasta perder aun la esperanza de vivir.

9 Pero ya teníamos en nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios que levanta a los muertos,
10 quien nos libró y nos libra de tan terrible muerte. Y en él hemos puesto nuestra esperanza de que aún nos librará,


Resultados: razgos de un hombre quebrantado:

Sepamos aceptar las circunstancias que nos aquejan, que nos limitan, aprendamos a vivir en dependencia de Dios.

En un corazon asi fluye la gracia:

...para vivificar el corazón de los quebrantados.

Sal. 66:7 El señorea con su poder para siempre;
Sus ojos atalayan sobre las naciones;
Los rebeldes no serán enaltecidos.

Sal. 68:6 Dios hace habitar en familia a los desamparados;
Saca a los cautivos a prosperidad;
Mas los rebeldes habitan en tierra seca.

Su oído interior esta abierto:

Sal 94:12 Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges,
Y en tu ley lo instruyes,

Sal 51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.



Sus recursos provienen de Dios

Psa 84:5 Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
En cuyo corazón están tus caminos.

Sgo. 4:13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;

Receptividad a la corrección.

Sal 141:5 Que el justo me castigue, será un favor,
Y que me reprenda será un excelente bálsamo
Que no me herirá la cabeza;

Sensibilidad hacia los que padecen.

2Co 1:6 Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.


viernes, 14 de febrero de 2014

“Involución del Cristianismo” - G. Kleinerman



Luc 6:20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Luc 6:21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Luc 6:22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Luc 6:23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.
Luc 6:24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.
Luc 6:25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.
Luc 6:26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

NOTA: Al mirar este texto de las Escrituras y al cotejarlo con otros pasajes paralelos y/o relacionados debemos concluir que:
  • La expresión “los pobres” se relaciona con los “pobres de espíritu” de (Mt 5.3). Los que “tienen hambre” se relaciona con los que “tienen hambre y sed de justicia” de (Mt 5.6), etc.
Jesús habla aquí, de una actitud de corazón frente a Dios.

  • Así mismo, debemos entender que la actitud de nuestro corazón debe manifestarse en nuestro estilo de vida y que la vida “sencilla y humilde” fue característica dominante en la vida del Maestro y de la vida de sus discípulos.
Jesús destaca aquí la vida sencilla y sacrificada
.
(El pasaje se refiere a ambos aspectos)

Este pasaje contrasta la sencillez tanto de corazón como de estilo de vida, con un estilo de vida basado en la felicidad y seguridad de la abundancia y autoconfianza.
Ante estos versículos me surge una pregunta:
¿Qué nos sucede cuando leemos este pasaje? Este pasaje ¿nos confronta o nos alienta?
A la mayoría de nosotros, seguramente nos confronta.
Sin embargo debemos comprender que para el Cristianismo primitivo esta era una palabra de aliento más que de confrontación.

¿Por qué la diferencia entre “ellos” y “nosotros”?
Esto sucede porque las cosas han cambiado de aquellos días a estos días. El cristianismo ha ido sufriendo cambios. El cristianismo ha mudado la manera en que entiende “la carrera cristiana”.
La vida cristiana totalmente comprometida, entregada y fortalecida en una esperanza viva guardada en los cielos, fue cambiada por un cristianismo religioso, aguado con una esperanza débil y terrenal.

Hoy el cristianismo es ofrecido y es aceptado como un estilo de vida que nos permite lograr aquí en la tierra nuestros sueños, para luego, ser llevados al cielo, a la eterna felicidad.

Hubo un cambio de paradigma en cuanto a “que es ser un cristiano” y debemos decir que este cambio, no fue un paso positivo sino negativo. Este cambio no llevo a la Iglesia al centro de la voluntad de Dios sino que lo arrastró afuera de ella.
Este cambio ha sido negativo, es una “involución en el cristianismo” y no un avance.

Hoy, ser cristiano es entendido por los mismos “cristianos”, como un estado de privilegio, donde las puertas del cielo se nos abren y el favor de Dios, está de nuestro lado para que alcancemos la “felicidad”.
La vida de renuncia, que caracterizó a la primera Iglesia ya no es característica de la Iglesia actual ¿Por qué? ¿Qué pasó?
Arrancaremos de estas palabras dichas por Jesús en (Lucas cap.6) para meditar acerca de este proceso involutivo que sufrió el cristianismo.

Este pasaje de Lucas es muy importante. Son las bienaventuranzas. Describe quienes son los que gozan el favor de Dios, describe quienes son los “bienaventurados”.

Sin embargo, en nuestros días, este, nos es un pasaje chocante, pues Jesús llama “Bienaventurados” a aquellos que le siguen y tienen como característica, ser “pobres”, “tener hambre”, “llorar”, “ser aborrecidos”.
Jesús enseña que los que están bajo estas cualidades son “Bienaventurados” ¿Cómo puede ser? Nada más contrario a lo que nosotros pensamos. Nunca ser pobre, estar padeciendo hambre, estar tristes y ser aborrecidos puede ser visto como una buena posición. Mucho menos pensar que eso es “gozar del favor de Dios”.

Lo que a nosotros nos parece “bueno” es la seguridad económica, la riqueza. “Bueno” es estar saciados, cumplir lo que deseamos. “Bueno” es ser felices, reír y “bueno” es que los demás hablen bien de nosotros.
Sin embargo Jesús proclama “ayes” sobre estas cosas

¿Cómo puede ser?
Debemos comprender que el verdadero cristianismo hace un fuerte contraste entre el presente del hombre y el futuro venidero. En las Escrituras hay “un menosprecio por la vida en este mundo” y un llamado a “hacer tesoros en los cielos”.
Por eso este pasaje habla del presente –diciendo “ahora” reiteradamente- contrastándolo con el tiempo por venir.

Siempre, el Evangelio nos invita a tener en cuenta esto y nos llama a aceptar que “en el mundo tendremos aflicción”, que en el presente, el camino que debemos transitar es “angosto” (solo hay lugar para la voluntad de Dios), pero que tenemos una ESPERANZA GLORIOSA para cuando “Cristo nuestra vida se manifieste”.
El Evangelio nos llama a poner nuestros ojos en la vida eterna, a poner nuestros ojos en padecer con Cristo para “reinar con El”, en morir a nosotros para poder “ganar nuestra vida”.

El mensaje de las Escrituras nos llama a poner la mira en las cosas de arriba
y no en las de la tierra.

Jesús está enfatizando esto – en este pasaje de (Lc. 6)- y sus discípulos lo aceptaban y los cristianos de los primeros siglos aceptaban también que “estas eran las reglas del juego”.

Pero ¿Qué paso que hoy esto ya no es tan así? ¿Qué paso que un pasaje como este, hoy nos choca tanto y se nos hace tan difícil de aceptar?

En la actualidad es muy común ver a los hombres afanados por el futuro y velando por “el mañana aquí en la tierra, por sus metas aquí en la tierra” (muchísimas veces descuidando la prioridad de nuestra “búsqueda del Reino de Dios”).
Somos entrenados desde pequeños a pensar en nuestro futuro.
La tendencia natural es a prever y proveer para el futuro. Ej.: “estudiar para cuando sea grande, ahorrar para cuando me case, velar para cuando tenga hijos, proveer para cuando sea anciano o esté enfermo, etc.”. “Hacer esto cueste lo que cueste, dando lo mejor de mí”.

Las Escrituras no nos guían a esto.
Si hay un énfasis en las Escrituras, es el llamado a velar para cuando Jesús vuelva. El quiere que “nos preocupemos por el futuro”, sí, que “nos preocupemos por nuestra eternidad y por la de los demás”.

La Biblia nos insta a cuidarnos para que cuando venga Jesús, nos halle velando, nos halle viviendo como es digno de El.
Este es el énfasis de la Biblia y es más que coherente, pues ¿Qué es lo temporal frente a lo eterno? Jesús dijo:

Mar 8:34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Mar 8:35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
Mar 8:36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Mar 8:37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Hermanos, hoy al igual que en aquel entonces, Jesús sigue pidiéndonos lo mismo para ser sus discípulos, para ser salvos. Las condiciones no han cambiado.
Sin embargo comparando el cristianismo actual con el de los primeros siglos parecería que algo ha cambiado. La realidad es que mucho ha cambiado.

¿Por qué sucedió esto? ¿Qué pasó?
En los tiempos bíblicos, seguir a Jesús era “mucho más difícil” que ahora ¿Por qué? Básicamente por dos cosas:
  • Porque la respuesta al llamado del discipulado era mucho más radical que ahora.
  • Ej.:
    • Los discípulos lo dejaron todo.
    • La Iglesia primitiva lo dejo todo.
    • Pablo lo dejo todo.

  • También, porque las consecuencias de seguir a Cristo eran mucho más severas.
  • Ej.:
    • Pedro y Juan a la cárcel.
    • Esteban apedreado.
    • Iglesia perseguida y esparcida.
    • Pablo despreciado por su pueblo.
    • Juan enviado a Patmos.

Si tomamos un libro de “historia del Cristianismo” veremos que con los discípulos de los primeros siglos, sucede lo mismo que con los discípulos del N.T.
Un libro de Historia del Cristianismo nos narrará acerca de hombres que se entregaron completamente a Cristo. Veremos una Iglesia pobre, sufriente, entregada por completo. Una Iglesia defendiendo y refrendando con su vida el testimonio de Cristo. Una Iglesia que representa a su Maestro, “el Varón de Dolores”.
  • Ej.:
    • Ignacio de Antioquia.
    • Policarpo.
    • Muchos mártires.
A la Iglesia de los primeros siglos, el pasaje que leímos al principio -(Lc 6.20-26)- no los confrontaba, sino que los alentaba. Ellos estaban padeciendo por Cristo y los consolaba ver a Jesús llamándolos “Bienaventurados”. “Esto era bálsamo para sus vidas”.

La verdad es que a la Iglesia de los primeros siglos hablarle de “felicidad”, “abundancia”, “prosperidad”, “comodidad”, etc., los dejaría confundidos y les parecería ridículo.

En los primeros siglos la Iglesia estaba formada por gente que apegaba su testimonio al de Jesús y al de sus sufrientes líderes y mártires.

“La vida de la Iglesia sucedía entre una teología sencilla y una gran entrega. La vida transcurría entre sufrimientos a causa de Cristo y una esperanza viva de vida eterna”.

En esos primeros siglos, ser cristiano no traía consigo ningún tipo de privilegio de este mundo, ningún beneficio para este mundo. Ser cristiano no era “la posibilidad para vivir mejor y ser feliz”. Todo lo contrario, los cristianos eran menospreciados y perseguidos por su mensaje y por sus prácticas.

La verdad, es que para ellos, los textos bíblicos se hacían más reales que lo que hoy se nos hacen a nosotros. Por ejemplo pasajes como:

  • 2Ti_3:12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;

  • Flp 1:29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,


  • 2Ti_2:12 Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.

  • Hch_14:22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

  • Etc.

El hecho de seguir a Cristo, era el resultado de compungir el corazón al entender que Cristo nos vino a dar una posibilidad para volvernos al Padre y poder ser libres del pecado y tener así “Vida Eterna”.
Seguir a Cristo era un cambio de vida total, un profundo arrepentimiento, donde ahora lo único que importaba era la Gloria de Dios.
Lo que sostenía a los discípulos primitivos era su Esperanza de estar eternamente con su Señor.
“No había entre ellos tanto un corazón de erudito o un corazón de maestro, tanto como un corazón de alumno y siervo”.

Las complicaciones teológicas, la prosperidad y la riqueza” no eran temas cotidianos de estudio bíblico. Su deseo era ser como su Maestro
y a lo sumo como sus hermanos mayores.

El común de los cristianos, vivían como “verdaderos peregrinos” en este mundo, lejos de la sabiduría pagana, de las riquezas y rechazando los placeres y costumbres del mundo.

Es interesante que al revés que en el día de hoy, donde se busca la manera de prosperar dentro del Reino de Dios, la Iglesia de la era temprana, se preocupaba de “cómo un rico podía ser salvo”. Tenían muy en cuenta las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles en cuanto “a los ricos y al amor a las riquezas”. Por ejemplo:

Mar_4:19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.


Mar_10:23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

Luc_16:13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

1Ti 6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

1Ti 6:17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
1Ti 6:18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
1Ti 6:19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.


* Vamos a mirar algunas referencias al libro de Justo González (JG) “Historia del Cristianismo” para que podamos observar como vivían los cristianos de los primeros siglos.
JG (pag.150)
En el Nuevo Testamento, y en la iglesia de los primeros siglos, aparece frecuentemente el tema de que el evangelio es primeramente para los pobres, y que los ricos tienen mayores dificultades en entenderlo o seguirlo. De hecho, la cuestión de cómo una persona rica podía ser salva preocupó a los cristianos de los primeros siglos.

La mayoría de los cristianos eran de clases bajas. La erudición, las altas filosofías, la riqueza, el bienestar y la prosperidad no eran temas centrales ni en la fe, ni en el estilo de vida de los primeros cristianos.


JG ( pag. 111)
... hemos citado las palabras del pagano Celso acusando a los cristianos de ser gentes ignorantes cuya propaganda tenía lugar, no en las escuelas ni en los foros, sino en las cocinas, os talleres y las talabarterías. Aunque la obra de cristianos tales como Justino, Clemente y Orígenes parece darles un mentís a las palabras de Celso, el hecho es que, en términos generales, Celso decía verdad. Los sabios entre los cristianos eran la excepción más bien que la regla. Y en su obra Contra Celso, Orígenes se cuida de no desmentir a su contrincante en este punto. Desde el punto de vista de paganos cultos tales como Tácito, Cornelio Frontón y Marco Aurelio, los cristianos eran una gentuza despreciable, sin educación ni cultura. En esto no se equivocaban los paganos, pues todo parece indicar que la mayoría de los cristianos de los primeros siglos pertenecía a las clases más bajas de la sociedad.
Según el testimonio de los Evangelios, Jesús pasó la mayor parte de su ministerio entre pescadores, prostitutas e inválidos. El apóstol Pablo, que parece haber pertenecido a una clase social algo más elevada, dice sin embargo que la mayoría de los cristianos en Corinto eran gentes ignorantes, carentes de poder, y de linaje oscuro. Lo mismo es cierto a través de los tres primeros siglos de la vida de la iglesia. Aunque sabemos de algunos cristianos de alta clase social, tales como Domitila y Flavio Clemente en Roma, y Perpetua en Cartago, por cada uno de estos personajes parece haber habido centenares de cristianos de baja posición social. En su mayoría, los cristianos eran esclavos, carpinteros, albañiles o herreros.



JG ( pag. 118)
En conclusión, la iglesia cristiana antigua estaba formada en su mayoría por gentes humildes para quienes el hecho de haber sido adoptadas como herederas del Rey de Reyes era motivo de gran regocijo. Esto puede verse en su culto, en su arte y en muchas otras manifestaciones. La vida cotidiana de tales cristianos se desenvolvía en la penumbra rutinaria en que viven los pobres de todas las sociedades. Pero aquellos cristianos vivían en la esperanza de una nueva luz que vendría suplantar la luz injusta e idólatra de la sociedad en que vivían.

Así vivían los primeros cristianos. “Sin esperanzas, ni expectativas en este mundo”. Aguardando la Venida de su Señor.
Entregados a la fe que habían abrazados. Gozosos de ser “escogidos de Dios”.

¿Qué Pasó? ¿Qué sucedió que en nuestros días hay una valoración tan distinta de la vida cristiana y de las expectativas en este mundo?

El cristianismo actual quiere ir al cielo
pero no sin dejar de disfrutar aquí en la tierra”.


¿Por qué este cambio de paradigma?
Justo González nos dice en su libro – pag 154-, Pero ahora, a partir de Constantino, la riqueza y el boato empiezan a ser tomados por señal del favor divino”.

Vemos aquí detalles muy importantes:
  • Se marca un momento de quiebre en la historia: “la llegada de Constantino a la vida de la Iglesia”.

  • Un cambio de paradigma: La vida sufrida y sencilla que Jesús predicó ya no es lo que habla de una vida que transita bajo el favor de Dios. Ahora “la riqueza y el boato son señales de favor divino”.

La Iglesia comenzaba a vivir una nueva realidad, una nueva dimensión. El paradigma de “que es”, “como es” y “como debe vivir un cristiano” estaba cambiando y este cambio perduraría hasta nuestros días.
Mucho tiene que ver, en toda esta “evolución”, la “Conversión” de Constantino. Su acercamiento al cristianismo terminó de cerrar la etapa de persecución que hubo sobre la Iglesia bajo los anteriores emperadores.
Además la Iglesia, gracias a el, comenzó a recibir el apoyo y el favor del Estado y dejo de ser una Iglesia pobre y perseguida.

La Iglesia hizo un fuerte viraje:
  • El liderazgo de la comunidad cristiana de pronto se encontró rodeada de favor, riquezas y poder.
  • Además se añadieron al pueblo de Dios muchos “ricos”, ya que ser cristiano “ahora era fácil y era favorable” (exención de impuesto, favor del estado, etc.).
Todo esto produjo cambios en lo visible, en lo cotidiano de la “vida cristiana”. Pero lo más importante y lo más grave es que también produjo cambios en lo profundo, en el corazón, en la esencia de lo que significaba ser un discípulo de Jesús.

La doctrina, la liturgia y el estilo de vida cristiano comenzaron a alejarse de las enseñanzas de Jesús y los apóstoles.
Preguntamos entonces: ¿Fue buena, la “simpatía” de Constantino con el cristianismo? ¿Fue favorable? ¿O fue el comienzo en el viraje de en la cosmovisión de lo que es ser un verdadero cristiano (lo cual nos ha afectado hasta el día de hoy)?

Miremos algunos párrafos del libro “Historia del Cristianismo” (JG).

J.G (pag. 124)
Por fin, tras una serie de pasos que corresponden a otro capítulo de esta historia, Constantino quedó como el único emperador, y la iglesia gozó de paz en todo el Imperio.
Hasta qué punto esto ha de considerarse como un triunfo, y hasta qué punto fue el comienzo de nuevas dificultades para la iglesia, será el tema principal de nuestra próxima sección. Por lo pronto, señalemos sencillamente el reto enorme a que tenían que enfrentarse ahora aquellos cristianos, que hasta unos pocos meses antes estaban preparándose para el martirio, y que ahora recibían del emperador muestras de una simpatía y un apoyo siempre crecientes. ¿Qué sucedería cuando aquellas gentes, que servían a un carpintero, y cuyos grandes héroes eran pescadores, esclavos y criminales que habían sido condenados por el estado, se vieran rodeados del boato y el prestigio del poder imperial? ¿Permanecerían firmes en su fe? ¿O resultaría quizá que quienes no se habían dejado amedrentar por las fieras y las torturas sucumbirían ante las tentaciones de la vida muelle y del prestigio social? Estas fueron las preguntas a que tuvieron que enfrentarse los cristianos de las generaciones que siguieron a Constantino.

La historia demuestra con creces, que la Iglesia sucumbió ante la tentación de un “Evangelio más fácil”. El quiebre y el desvío fundamental que sufrió la Iglesia en ese momento de la historia, nunca más se logró corregir.
Desde ese momento la Iglesia ya no fue la misma y los desvíos teológicos, litúrgicos y doctrinales se fueron profundizando prácticamente sin control.
Estos desvíos no se los debemos atribuir a Constantino sino a la Iglesia que abandonó la obediencia a las Escrituras.

JG (pag. 151/152)
Las nuevas condiciones de la iglesia tras la paz de Constantino no fueron igualmente recibidas por todos los cristianos.
Frente a quienes, como Eusebio de Cesarea, veían en tales circunstancias el cumplimiento de los designios de Dios, había otros que se dolían del triste estado a que parecía haber descendido la vida cristiana. La puerta estrecha de que Jesús había hablado se había vuelto tan ancha que las multitudes se apresuraban a pasar por ella —muchos en busca de posiciones y privilegios, sin tener una idea del significado del bautismo o de la fe cristiana—. Los obispos competían en pos de las posiciones de más prestigio. Los ricos y los poderosos parecían dominar la vida de la iglesia. La cizaña crecía junto al trigo y amenazaba ahogarlo.
Durante casi trescientos años, la iglesia había vivido bajo la amenaza constante de las persecuciones. Todo cristiano sabía que posiblemente algún día lo llevarían ante los tribunales, y tendría que afrontar la terrible alternativa entre la apostasía y la muerte. Durante los largos períodos de paz que existieron a veces en los siglos segundo y tercero, hubo quienes olvidaron esto, y cuando la persecución se reanudó no pudieron resistirla. Esto a su vez convenció a otros de que la seguridad y la vida muelle eran el principal peligro que los amenazaba, y que éste se hacía mucho más real durante los períodos de relativa calma. Ahora, cuando la paz de la iglesia parecía asegurada, muchas de estas personas
veían en esa paz una nueva artimaña del Maligno.
¿Cómo, entonces, se puede ser cristiano en medio de tales circunstancias? Cuando la iglesia se une a los poderes del mundo, cuando el lujo y la ostentación se adueñan de los altares cristianos, cuando la sociedad toda parece decir que el camino angosto se ha vuelto amplia avenida, ¿cómo resistir a las enormes tentaciones del momento ? ¿Cómo dar testimonio del Crucificado, del que no tenía siquiera donde posar la cabeza, cuando los jefes de la iglesia tienen lujosas mansiones, y cuando el testimonio sangriento del martirio no es ya posible? ¿Cómo vencer al Maligno, que a todas horas nos tienta con los nuevos honores que la sociedad nos ofrece?

Esas preguntas que enfrentaban los cristianos del siglo IV las enfrentamos nosotros hoy, en medio de una cristiandad totalmente diluida.
Hoy más que nunca, podemos decir que:
  • La puerta ya no es estrecha, sino ancha.
  • Muchos se acercan en búsqueda de beneficios sin comprender la verdadera esencia de la fe.
  • Que los líderes religiosos compiten por posiciones y privilegios dentro de la Iglesia.
  • Que la cizaña crece junto al trigo y amenaza con ahogarlo.

Debemos preguntarnos ¿Cómo escapar de “religiosidad”? ¿Cómo hacer para vivir como verdaderos cristianos en este tiempo?

Hubo diferentes posturas que tomaron los cristianos del siglo IV ante la situación que vivían.
Hoy nos toca a nosotros tomar postura frente al estado en que se encuentra el cristianismo.
¿Qué postura tomaremos ante un Evangelio diluido? ¿Lo aceptaremos? ¿Nos acomodaremos? ¿Romperemos lanzas con la Iglesia “oficial” y con la teología “oficial”? ¿Lucharemos desde adentro? ¿Qué haremos?


Veamos las distintas reacciones, entre los cristianos, frente a la conversión de Constantino.

JG (pag. 140/141)
El impacto de la conversión de Constantino sobre la vida de la iglesia fue tan grande que se hará sentir a través de todo el resto de nuestra narración, hasta nuestros días. Luego, lo que aquí nos interesa no es tanto mostrar las consecuencias últimas de ese acontecimiento, como sus consecuencias inmediatas, durante el siglo cuarto.
Naturalmente, la consecuencia más inmediata y notable de la conversión de Constantino fue el cese de las persecuciones.
Hasta ese momento, aun en tiempos de relativa paz, los cristianos habían vivido bajo el temor constante de una nueva persecución. Tras la conversión de Constantino, ese temor se disipó. Los pocos gobernantes paganos que hubo después de él no persiguieron a los cristianos, sino que trataron de restaurar el paganismo por otros medios.
Todo esto produjo en primer término el desarrollo de lo que podríamos llamar una “teología oficial”. Deslumbrados por el favor que Constantino derramaba sobre ellos, no faltaron cristianos que se dedicaron a mostrar cómo Constantino era el elegido de Dios, y cómo su obra era la culminación de la historia toda de la iglesia. Un caso típico de esta actitud fue Eusebio de Cesarea, el historiador que no debe confundirse con Eusebio de Nicomedia, y a quien dedicaremos nuestro próximo capítulo.
Otros siguieron un camino radicalmente opuesto. Para ellos el hecho de que el emperador se declarase cristiano, y que ahora resultara más fácil ser cristiano, no era una bendición, sino una gran apostasía Algunas personas que participaban de esta actitud, pero que no querían dejar la comunión de la iglesia, se retiraron al desierto, donde se dedicaron a la vida ascética. Puesto que el martirio no era ya posible, estas personas pensaban que el verdadero atleta de Jesucristo debía continuar ejercitándose, si no ya para el martirio, al menos para la vida monástica. Luego, el siglo cuarto vio un gran éxodo hacia los desiertos de Egipto y Siria. De este movimiento monástico nos ocuparemos en el tercer capítulo.
Algunos de quienes no veían con agrado el nuevo acercamiento entre la iglesia y el estado sencillamente rompieron la comunión con los demás cristianos. Estos son los cismáticos de que trataremos en el capítulo cuatro.
Entre quienes permanecieron en la iglesia, y no se retiraron al desierto ni al cisma, pronto se produjo un gran despertar intelectual. Como en toda época de actividad intelectual, no faltaron quienes propusieron teorías y doctrinas que el resto de la iglesia se vio obligado a rechazar. La principal de estas doctrinas fue el arrianismo, que dio lugar a enconadas controversias acerca de la doctrina de la Trinidad. En el capítulo quinto discutiremos esas controversias hasta el año 361, fecha en que Juliano fue proclamado emperador.
El reinado de Juliano fue el punto culminante de otra actitud frente a la conversión de Constantino: la reacción pagana.
Por lo tanto, el capítulo sexto tratará acerca de ese reinado y esa reacción.
Empero la mayor parte de los cristianos no reaccionó ante la nueva situación con una aceptación total, ni con un rechazo absoluto. Para la mayoría de los dirigentes de la iglesia, las nuevas circunstancias presentaban oportunidades inesperadas, pero también peligros enormes. Por tanto, al mismo tiempo que afirmaban su lealtad al emperador, como siempre lo había hecho la mayoría de los cristianos, insistían en que su lealtad última le correspondía sólo a Dios. Tal fue la actitud de los “gigantes” de la iglesia tales como Atanasio, los capadocios, Ambrosio, Jerónimo, Agustín y otros —a quienes dedicaremos la mayor parte de esta Sección Segunda de nuestra historia—. Puesto que tanto las oportunidades como los peligros eran grandes, estas personas se enfrentaron a una tarea difícil. Naturalmente, no podemos decir que sus actitudes y soluciones fueron siempre acertadas. Pero dada la magnitud de la tarea a que se enfrentaron, y dado también el impacto que su obra ha tenido en la vida de la iglesia a través de los siglos, existe sobrada razón para llamar al siglo IV —y principios del V— “la era de los gigantes”.

Observando la historia llegamos a la conclusión de que no todos se paparon de la misma manera frente a la nueva situación de la Iglesia. Básicamente hubo:

  • Quienes vieron en Constantino “un elegido de Dios” para bendecir a su Pueblo.
  • Quienes no estaban de acuerdo con la situación pero que no quisieron romper la comunión con la Iglesia y que se retiraron para vivir una vida ascética.
  • Quienes por diferentes motivos rompieron la relación con la Iglesia. Los cismáticos.
  • Quienes se quedaron dentro de la Iglesia y:
    • entre los cuales hubo un despertar intelectual.
    • que no reaccionaron con una aceptación total, ni con un rechazo absoluto.


Nos toca frente a la realidad actual buscar la guía de Dios y tomar postura ¿Cuál será?

LA VERDAD ABSOLUTA Y EL CARACTER DEL OBRERO DEL SEÑOR - W. Nee


Extractado de la nueva traducción del libro "El obrero cristiano normal" - Capítulo 10, parte 1 - W. Nee


Todo obrero del Señor debe confirmar el hecho de que la verdad es absoluta. Esto es posible sólo cuando la persona es librada de su yo. Muchos hermanos y hermanas no son absolutos en cuanto a la verdad debido a que son influenciados por otros, por cosas y por sentimientos personales. Cuando una persona no es absoluta con relación a la verdad, ella sacrificará la verdad de Dios por causa de la gente, de sí misma o sus propios deseos. Un requisito básico para ser un siervo del Señor es que nunca podemos sacrificar la verdad. Podremos sacrificar nuestras preferencias y nuestros deseos propios, pero nunca podemos sacrificar la verdad. El problema de muchos obreros radica en su relación natural con amistades, conocidos íntimos y familiares; y por agradar a tales conocidos, amigos y familiares, ellos comprometen la verdad. Dios no puede usar a tales personas. Si la verdad es la verdad, esta no debe ser comprometida por nada, ni siquiera por nuestros hermanos, parientes o amigos íntimos. Supongamos que el hijo de un obrero cristiano expresa su deseo de ser bautizado. Si el padre de este muchacho se da cuenta que el bautismo tiene que ver con la verdad, él debe llevar este asunto a los hermanos que guían en la iglesia para que ellos decidan si su hijo está listo para el bautismo o no. Pero puede surgir un problema si dicho
colaborador asume que su hijo sí es apto para el bautismo, y al hacer esto, sacrifica el grado absoluto que tiene la verdad. Él se deja influenciar por la relación que tiene con su hijo y ya no es absoluto a la verdad. Si lo fuera, él sería dirigido por la verdad como es presentada en la iglesia y no mezclaría su relación personal en dicho asunto. Consideremos otro ejemplo: Supongamos que en cierta localidad se suscita una controversia. Ciertos santos simpatizan con un grupo particular de hermanos y se ponen de su lado, mientras que otros tienen preferencia por otro grupo de hermanos. En vez de sentarse y calcular el precio de ser absolutos por la verdad y seguirla, ellos se dejan influenciar y son dirigidos por sus propios sentimientos. Esto no quiere decir que tales hermanos nunca hablen de la verdad, sino que ellos no están entregados en forma absoluta a la verdad. Ellos no la desechan por completo, aún se interesan en ella, pero no son absolutos a la verdad. Ser absolutos a la verdad significa que no permitimos que ningún sentimiento personal ni ninguna relación familiar se interponga con la verdad. Tan pronto se tomen en cuenta nuestras relaciones humanas en algún asunto espiritual, estaremos comprometiendo la verdad. Tan pronto
involucremos nuestras relaciones humanas en estos asuntos, la palabra de Dios y Sus mandamientos serán reducidos por factores humanos, y comprometeremos la verdad.

La Biblia contiene muchos mandamientos y ordenanzas, las cuales provienen de Dios, y Sus siervos necesitan predicarlas y anunciarlas. Por un lado, ya es hasta aburrido considerar a los que sólo hablan pero no practican lo que enseñan; por otro lado, no podemos ser siervos de Dios si no somos capaces de predicar más allá de lo que practicamos. Esto se debe a que la verdad es absoluta. La norma de la Palabra divina no debe ser reducida al nivel de nuestros logros personales. No podemos alterar la verdad de Dios buscando justificar nuestras carencias. Esto es
lo que significa ser absolutos a la verdad. Nuestro mensaje debe ir más allá de nosotros mismos, más allá de nuestra propia capacidad natural, de nuestros sentimientos y el interés personal que tengamos en hablar. Éste es un requisito elevado para todos los siervos del Señor. Debemos tener cuidado de no hacer algo de cierta manera para que afecte a los hermanos y hermanas, pero cuando la aplicamos a nuestra esposa o nuestros hijos lo hacemos de otra manera. La verdad siempre es absoluta. Dios desea que confirmemos la verdad en su grado absoluto. Si la Palabra de Dios dice algo, lo aceptamos tal y como es, no importa quien esté involucrado. No podemos hacer acepciones debido a que mantenemos relaciones personales con ellos. Si lo hacemos, estaremos alterando el nivel de la verdad de Dios. No estoy dando a entender que hablemos cosas que no sean verdad, sino que estoy hablando de sacrificar el grado absoluto de la verdad. Tenemos que aprender a confirmar lo absoluta que es la verdad, y aunque se trate de algún familiar nuestro no podemos transigir en esto. Nosotros estamos aquí para seguir a la verdad, no al hombre. Y estamos aquí para confirmar este hecho: la verdad es absoluta.

Muchas dificultades surgen en la iglesia debido a que los hijos de Dios sacrifican la verdad. Cierta iglesia local se dividió porque un hermano dijo: “Yo no tenía la intención de separarme de ustedes, pero anoche sucedió algo en la iglesia y no me lo informaron a mí; por esa razón, no me seguiré reuniendo con ustedes”. La verdad es absoluta. Si dicho hermano tenía alguna razón para separarse de los demás, lo debía de haber hecho aunque se le hubiera informado de aquel incidente. Asimismo, ya que no existe ninguna razón justificable para separarse de los hermanos, el hecho de no haber sido informado no constituye un argumento aceptable para dividirse de los demás. Si él fuese absoluto a la verdad, el hecho de recibir o no recibir información, no tiene ninguna relevancia. Si su separación se debió a la falta de información, eso significa que el hombre ha sido puesto encima de la verdad. En otra localidad surgió un problema sólo porque un hermano se ofendió debido a que hizo una pregunta en una reunión y no obtuvo respuesta; por esta razón quería tener la mesa del Señor y partir el pan apartado de los demás. Si era correcto separarse, debía de haber comenzado otra mesa mucho antes. Si no era correcto el separarse, entonces no debería tomar como excusa el hecho que no recibió una respuesta a su pregunta. Esto es lo que quiere decir ser absolutos a la verdad. Si tener mesas separadas concuerda con la verdad, entonces debemos tener mesas separadas aunque los hermanos estén muy ligados los unos con los otros. Pero si tener mesas separadas no está de acuerdo con la verdad, no debemos tenerlas aunque estemos ofendidos. Hermanos y hermanas, ¿pueden ver esto? Para servir al Señor se requiere que neguemos todos los aspectos de nuestro yo. Pero si mantenemos nuestro orgullo, egoísmo o el pensamiento de que debemos ser respetados como una condición para confirmar lo absoluto de la verdad, entonces nos estaremos poniendo a nosotros por encima de la verdad de Dios y estaremos dando a entender que nosotros somos más importantes que Su verdad. Esta actitud nos descalifica para servir a Dios. En nuestro servicio al Señor, tenemos que negar nuestro yo por completo. Ya sea que nos guste algo o no, o que no nos agrade la manera en que se hace algo en la iglesia o que nos sintamos heridos por algo en particular, estas cosas no tienen nada que ver con el asunto. Si algo debe hacerse de cierta manera debe de hacerse sin importar lo que sintamos; debemos hacerlo aun si sufrimos mucho por ello. Incluso si otros nos tratan mal, nos menosprecian o piensen que no valemos nada, aun así tenemos que hacerlo. No podemos obligar a la verdad de Dios a que siga cierto camino sólo porque nosotros queremos seguirlo. El hombre es muy osado; siempre trata de obligar a que la verdad de Dios lo siga a él.

Tenemos que ver la gloria de la verdad de Dios. No debemos proyectar nuestros sentimientos e introducirlos en la verdad. Si nos comparamos con la verdad de Dios, no sólo debemos considerarnos insignificantes ante ella, sino que debemos considerarnos como si no existiésemos. Si mezclamos nuestro yo, aunque sea un poco, inmediatamente crearemos problemas. Un hermano, que había sido criticado en otros lugares, vino a la iglesia y se sintió muy contento de estar entre nosotros. Él pensaba que había sido criticado injustamente en los lugares donde había estado antes, pero nunca había tocado realmente la verdad delante del Señor, sólo había sido impresionado agradablemente por algunos hermanos. Tal hermano era muy indisciplinado en su conducta. Poco tiempo después, otro hermano le dijo: “Hermano, tú has sido muy suelto en tu manera de ser”, y procedió a mencionarle algunas faltas en su conducta. Ésta fue una palabra de verdad dicha en amor. Pero cuando este hermano oyó eso, se alejó muy ofendido, y dijo señalando en su enojo: “Con razón tanta gente está en contra de esta iglesia. Merece ser criticada”. Hermanos y hermanas, este hermano no era absoluto en relación con la verdad. Si lo hubiera sido, no habría dicho esto cuando se le exhortó. Debido a que no era absoluto a la verdad, cambió de tono apenas fue reprendido.

¿Qué significa ser absolutos en relación con la verdad? Significa hacer a un lado nuestros sentimientos, no hacer caso de nuestras relaciones naturales y no tomar en cuenta a nuestro yo. La verdad es absoluta. Nuestros sentimientos, relaciones, experiencias y tropiezos personales no deben interferir con la verdad. Ya que la verdad es absoluta, lo correcto es correcto y lo incorrecto es incorrecto. Cierto hermano que es líder en muchos lugares, ha tomado nuestro camino y decidió
tomar la misma posición con respecto al testimonio de la iglesia. Si el camino que nosotros seguimos es el correcto, no cambiará por el hecho de que este hermano esté con nosotros o no. Si el camino que tomamos está equivocado, no puede corregirse solamente porque este hermano lo haya tomado. El hecho que este camino sea el correcto no tiene nada que ver con que este hermano lo siga o no. Aun si él cae, el camino sigue siendo el correcto porque la verdad es absoluta. Sin embargo, muchos siguen a este hermano y piensan que si este hermano está en lo correcto, el camino que él elija también debe ser el correcto y que si el hermano está equivocado, el camino que él siga también está equivocado. ¿Sus ojos están puestos en la verdad o en cierta persona? Esto no quiere decir que debamos ser descuidados en cuanto a este asunto; nunca debemos ser descuidados. Debemos mantener el testimonio de Dios. Este es un hecho. Al mismo tiempo debemos saber que si este camino es el correcto o no, no depende del hombre, sino de la verdad. ¿Esto quiere decir que si algunos cristianos pecan, dejaremos nosotros de ser cristianos? ¿Significa acaso que cuando muchos hijos de Dios caen, dejaremos nosotros de ser creyentes? ¿Quiere decir esto que cuando muchos hijos de Dios pierden su testimonio, Nosotros ya no seremos creyentes? No, hermanos y hermanas, la verdad es absoluta. Incluso si muchos cristianos fallan, el Señor sigue siendo digno de nuestra confianza, y nosotros debemos seguir confiando en Él. Aun si muchos hijos de Dios pecaran, nosotros seguimos siendo hijos de Dios; no debe haber ningún cambio. Esto no significa que ahora los hijos de Dios tengan libertad para pecar o que los cristianos tengan libertad para fallar. Lo que quiere decir es que la verdad es absoluta. Si creer en el Señor es lo correcto, debemos creer en Él aun cuando otros no crean. Si es correcto ser cristianos, debemos ser cristianos aun cuando todos los demás hayan caído. El asunto no depende de lo que otros hagan, sino de si ésta es la verdad o no. Muchas divisiones en la iglesia, muchos problemas en la obra y muchas disputas entre los obreros se acabarán cuando pongamos a un lado las relaciones, sentimientos y problemas personales.

Ser absolutos a la verdad no es un asunto pequeño. No podemos ser indiferentes a esto. Si somos descuidados en cuanto a este asunto, lo seremos en todo. A fin de confirmar la verdad, tenemos que renunciar a nosotros mismos. Si no tenemos tal corazón y hábito por la verdad, tarde o temprano tendremos problemas. Algunos hermanos dicen: “Le doy gracias a Dios por traerme a esta reunión. He recibido mucha ayuda”. Esto no significa que tal hermano sea absoluto por la verdad. Tal vez sólo se sienta emocionalmente ligado a este lugar, pero cuando algo desagradable le sucede, puede cambiar de actitud y pensar que está en el lugar equivocado. No obstante, la verdad siempre es absoluta. Si este es el lugar correcto, lo es; y si no lo es, no lo es. No puede ser el lugar correcto solamente cuando le parezca bueno a tal hermano, y deje de ser el lugar correcto cuando no le parezca bueno a él. Si él opina que es correcto o incorrecto dependiendo de la manera en que los demás lo tratan, entonces ¡él debe ser lo más importante que existe en el mundo! ¡Para él la verdad no es importante; él es importante! Él no es absoluto por la verdad. Muchos de los problemas surgen de esto. Dios demanda que seamos disciplinados a tal grado que en todo podamos ponernos a un lado a nosotros mismos y a nuestros sentimientos. Poco importa si nos sentimos contentos u ofendidos; nuestra dirección no debe ser afectada por nuestros sentimientos personales. Si Dios afirma que esto es lo correcto, ciertamente lo es. Si Dios afirma que no es, no lo es. Si Dios afirma que este es el camino correcto, tenemos que seguir este camino aun si todos los demás rehúsan seguirlo; no lo tomamos porque sea muy agradable o porque cierto hermano lo toma. Si este es el camino correcto, debemos tomarlo, incluso si ninguno de los hermanos lo tome. La verdad es absoluta, y ningún ser humano debe influenciarnos de ninguna forma. Si introducimos el elemento de consideración humana, estaremos afirmando que el hombre es más importante que la verdad.

Todo juicio que hagamos debe basarse en la verdad y no en los individuos. Cada vez que la base del juicio se cambia de la verdad al individuo estaremos comprometiendo el camino de Dios y Su verdad. La base de todo juicio es la Palabra de Dios y su fundamento es la verdad. Además, debemos actuar siempre de la misma manera sin importar si los demás nos tratan bien o mal. Siempre que nos enfrentemos a una situación debemos indagar cuál es la verdad de Dios; no debemos dejarnos guiar por nuestros propios sentimientos. Nunca debemos introducir nuestros conceptos ni nuestros sentimientos personales en la obra de Dios. Si la verdad de Dios nos indica que debemos separarnos por completo, debemos cortar los lazos aun con nuestros mejores amigos, pese a que tal vez hayamos tenido mucha amistad con tales personas o incluso hayamos convivido con ellos por muchos años. Cuando lo absoluto de la verdad nos llama a separarnos, debemos obedecer. Los afectos humanos no tienen cabida aquí. En cambio, si la verdad nos indica que no debemos separarnos, no debemos hacerlo, aun cuando diariamente estemos discutiendo e irritándonos unos a otros. Si solamente estamos juntos por razones personales, no conoceremos cuál es la verdad y no podremos avanzar.

Hermanos y hermanas, este es un asunto muy básico. El camino que tenemos ante nosotros está estrechamente relacionado con las lecciones que recibamos de parte del Señor. Si nos centramos en lo grande e importantes que somos, sacrificaremos la verdad. A fin de confirmar la verdad de Dios, debemos mantener a raya a nuestro yo. Todos poseemos nuestro propio temperamento y sentimientos, pero no podemos alterar la verdad de Dios por causa de nuestros sentimientos y temperamento. Ningún ministro de Dios debe sacrificar, ni comprometer, la verdad divina por causa de su propio bienestar. Si consideramos la verdad de Dios de una forma muy baja, no tendremos futuro espiritual con Dios. Cuando un juez preside en un tribunal, debe ser absoluto para con la ley. Un crimen debe ser declarado crimen y un hombre inocente debe ser declarado inocente. Ningún juez debe declarar inocente a un culpable sólo porque sea amigo o familiar suyo; si hiciera esto, se crearía desorden. La ley es absoluta; no debe tomar en consideración los sentimientos personales. Sería terrible si un acusado fuera declarado culpable sólo porque el juez lo considere enemigo suyo. Todo juez debe confirmar la ley. Del mismo modo, nosotros debemos creer en Dios, servirle y confirmar Su verdad. No debemos mezclar nuestros sentimientos personales en esto. Espero que recuerden que todos nuestros sentimientos personales deben ser negados. Todos debemos experimentar el trato del Señor. Debemos decirle: “Señor, yo no soy nada; Tu verdad es absoluta”. Si hacemos esto, no habrá más disputas ni problemas en la obra. Una gran ventaja que tendrían los colaboradores al confirmar la verdad de Dios, es la gran libertad que tendrían entre ellos cuando compartan la palabra o laboren. Todo se haría como debe de hacerse sin preocuparse de las reacciones de otros. Si todos viéramos el carácter absoluto de la verdad, sólo nos preocuparíamos por una cosa, y ésta es, saber si algo fue hecho según la voluntad y decisión de Dios o no. Si lo hacemos así no temeremos. Pero si no somos absolutos por la verdad, nos será difícil avanzar, pues siempre que se suscite algo nos detendremos a considerar cuál será la reacción del hermano Wang, la opinión del hermano Chow y las acciones del hermano Liu. Ya que los tres tienen distintos temperamentos, tendremos que hacer un poco de compromisos por aquí y otro poco por allá. Eso sería terrible. La verdad sería sacrificada. Si esta es la manera en que hacemos las cosas, no seremos capaces de hablar con franqueza ni de tomar decisiones por temor a ofender a los hombres. Y si éste es el caso, se suscitarán problemas entre nosotros. Pero si un grupo de hombres sólo se interesa por la verdad de Dios y rechaza por completo los métodos humanos, ciertamente esa será una bendita compañía de hombres. Si ellos rechazan firmemente toda manipulación y diplomacia de los hombres, y no hacen compromisos ni tratan de mitigar nada por manos humanas, sino que hacen todo estrictamente según la voluntad de Dios, podemos asegurar que ese grupo estará bajo la plena bendición de Dios. Si entre los colaboradores podemos tomar el camino de la verdad en forma absoluta, podremos decir lo que hay que decir y hacer lo que debemos hacer. De lo contrario, habrá muchas consideraciones, diplomacia y reformas, y la iglesia dejará de ser la iglesia.


Tenemos que resolver este asunto sobriamente delante del Señor. Este es un asunto muy serio y crucial. Debemos tener presente que en la obra del Señor no hay cabida en absoluto para las emociones o sentimientos personales. Aun si nuestros sentimientos personales pudiesen influenciar positivamente a otros para que reciban la verdad, aún así, en la obra, no debemos darle cabida a ningún sentimiento humano. Podemos influenciar a una persona a recibir la verdad al invitarla a comer, pero eso no está bien. La verdad es absoluta. Podemos hacer algo con una buena intención, a fin de mantener la verdad, pero la verdad no necesita de la ayuda humana para mantenerse. La verdad tiene su propia posición, su propia autoridad y su propio poder, y no requiere de la intervención humana para permanecer firme. No necesitamos ayudar a la verdad ni brindarle la mano, ni debemos temer que alguien la pueda rechazar. Lo único que tenemos que hacer es aprender a honrar la verdad de Dios, seguir el camino de Su verdad y nunca comprometerla en ninguna manera.

jueves, 13 de febrero de 2014

PARTICIPACIÓN PASTORAL EN LOS ENCUENTROS - M. Fagundez

También para ser tenido en cuenta por lideres.

"Sólo participan del encuentro aquellos que se sienten responsables por él."

1.- La presencia pastoral debe ser:
a) Intensa
b) Permanente
c) Directriz
d) Escuchando a todos los que pasan a hablar al frente:
- Para ser edificado;
- Para dar continuidad;
- Para corregir posibles errores.

2.- El encuentro debe ser:
a) Sin ansiedad, sin apuro.
- No estar apurado para pasar de una actividad a otra: a) testimonio; b) cántico;
c) lectura; etc.
- Disfrutar del momento;
- Dar espacio para la manifestación del Espíritu Santo.
b) Debe haber participación.
- Dar espacio a los hermanos;
- Se debe limitar para no cansar;
- Permitir dos o tres participaciones por tema.
c) Debe haber diversidad:
- de temas;
- entre los temas.

3.- La enseñanza pastoral debe tener:
a) Doctrina
- Muchos temas (como en el Sermón del Monte)
- Simple y objetiva.
b) Proclamación de la verdad (Kerygma)
- Se necesita tiempo;
- Explicación sencilla;
- Usar muchas comparaciones con situaciones reales y visibles.
c) Principios de funcionamiento.
- Dar el principio;
- Dar la práctica.
d) Advertencias
- A través de exhortaciones;
- Observaciones de comportamiento o de desvíos en la práctica, en la doctrina o en la verdad.

e) Catequesis del encuentro

- Al final del encuentro, reservar un tiempo para que los hermanos puedan repetir lo que aprendieron.