Creamos este blog principalmente con la intención de abrir un espacio de dialogo y reflexión, junto a todos los discípulos con los compartimos la responsabilidad de edificar la casa de Dios.
miércoles, 24 de abril de 2013
El consejo de los malos y el consejo de Dios - Marcos Moraes
(Mensaje dado por Marcos de Moraes, en el encuentro de Foz do Iguazú,
Brasil, en Julio de 2008)
Una apreciación inicial de Mario.
Amados, el Señor tiene su programa… ¿Amén? Él planeó todo lo que está sucediendo aquí adentro ¡Aleluya! Llegamos aquí sin saber lo que iba a ocurrir. El Señor dijo: “No temáis”. Y Él está haciendo… Él está hablando con mucha fuerza a nuestros oídos, a nuestro corazón y a nuestra mente. Y va a continuar hablando ¿Amén?
El Señor quiere que nos quedemos con pocas cosas, bien aprendidas, bien practicadas, bien
transmitidas. Jesús era muy resumido. Al Sermón del Monte nosotros lo leemos en doce minutos,
pero tenemos muchos años para vivirlo. Entonces, pocas cosas… Volver al fundamento, a la
sencillez de Cristo. Su Palabra es verdad ¿Amén?
Comienza a hablar Marcos
Realmente yo no tenía en mi mente, en mi corazón, que diría alguna cosa en el retiro. Estaba
ahí, disfrutando… Pero de la manera como el Señor está conduciendo, me hizo creer… Y hablé
con los demás, y estuvieron de acuerdo en que esta palabrita ahora puede estar bien ubicada, bien
colocada, dentro de lo que puede estar desarrollando el Señor. De manera que entendiendo que
esta palabra tiene un poco más de advertencia, entonces, dejamos para que a la noche Víctor pueda
completar lo que estuvo dando ahora por la mañana. Pensábamos otra cosa, pero el Señor siempre
nos va cambiando como Él quiere, y nos alegramos en ser guiados por Él.
Lo hago por deber, no tengo gran entusiasmo en decir las cosas que necesito decir hoy, por la
mañana. Los hermanos que me conocen más, saben que en los últimos años, he dedicado mi vida y
mi ministerio a mirar al Señor, y ayudar a los hermanos a estar mirando siempre al Señor, como
cosa número uno en sus vidas. Y estamos acá, en estos días, mirando mucho al Señor ¿Amén?
¿Cuántos pudieron ver al Señor en estos días? ¿Cuántos quieren mirar al enemigo? ¿Alguien
quiere mirar al enemigo? Saben ustedes, necesitamos dar hacia allí una mirada rapidita, como los
espías que entraron para mirar al enemigo. Pablo dijo: “Nosotros no podemos ignorar sus
designios”. ¿Los designios de quién…? de Satanás.
Yo creo que de una manera claramente profética, Mario, Eliseu, hoy Víctor, y también los
demás que participaron acá, estuvieron mostrando la realidad que vivimos hoy. La realidad del
mundo, y la realidad aún en la Iglesia.. Como decía Víctor hoy a la mañana, esto es una palabra
profética, que viene de parte de Dios para abrirnos los ojos. Pero yo creo que cooperaría con
nuestra visión entender un poco, de qué manera esto ocurrió en la historia, para que todo se
volviera de la manera que está hoy… ¿Qué pasó para que todo quede así…? ¿Que elementos
cooperaron para esto…?
Algunos pasajes de las Escrituras
Me gustaría tomar cuatro textos de la Palabra:
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”Salmo1:1
En castellano dice: “que no anduvo en consejo de malos”. En nuestra versión (portugués) dice
“que no anda…”. Lo dice en presente, que no está, hoy, en el camino de los malos. Grabemos esto
en nuestras mentes y sigamos adelante… “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”
Hechos 20:27
.. Jamás les dejé de anunciar todo el consejo de Dios
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata…”1 Pedro 1:18
…La vana manera de vivir que recibiste de vuestros padres…
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.”Romanos 12:1-2
“Ahora Señor, queremos seguir, entendiendo que sin ti nada podemos hacer. No podemos
hablar, no podemos oír, no podemos entender. Por eso Señor, estamos delante de ti, y queremos
tu bendición en la continuación de esta reunión, dándonos la gracia para hablar, la gracia para
oír, y el espíritu de revelación para entender. En el nombre de Jesús.”
En este texto, en el último, leemos que el Apóstol está rogando para que los hermanos
transformen su mente. El corazón ya fue entregado a Dios, el cuerpo debe ser ofrecido todos los
días como sacrificio vivo, y la mente debe ser transformada ¿Por qué…? Algo nos va a ayudar a
meditar, lo que dijo el apóstol Pedro: que fuimos rescatados, no por plata ni oro. Fuimos
rescatados de una vana manera de vivir, del fútil procedimiento que nos dieron nuestros padres.
Los dos consejos
Pero vamos a mirar primero el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anda en el consejo
de los impíos”. Y Pablo dice a los presbíteros de Éfeso: “Yo jamás dejé de anunciar, a ustedes,
todo el consejo de Dios”. Primeramente, quería subrayar aquí, que el salmista no está diciendo:
Bienaventurado aquel que no anda en los consejos de los impíos. No habla de “los consejos”.
Pablo tampoco habla que anunció los consejos de Dios. Dios tiene consejos, los impíos también
dan consejos, pero ni el salmista ni Pablo están hablando de esos consejos. Ellos están diciendo
otra cosa, hablan del consejo, el consejo de los impíos. Y Pablo habla del consejo de Dios.
El consejo es mucho más que un montón de consejos. El consejo es una forma de ver las cosas.
Vamos a definirlo así: Una mentalidad. Y la Biblia dice que hay en esta Tierra dos mentalidades.
Está la mentalidad de Dios, el consejo de Dios. La palabra que está en el original, tiene que ver
con todo lo que está en la mente de Dios, así como también la comunicación de eso. Esto es el
consejo de Dios. La forma que Dios tiene de ver todas las cosas, el juicio que Él tiene, el
discernimiento que Él tiene, el pensamiento que tiene respecto a todo, y la comunicación de esto,
de este pensamiento, a nosotros. Esto es su consejo.
El diablo opuso a este consejo una antítesis: el consejo de los impíos. Cada mente en esta Tierra
está gobernada por un consejo o por otro consejo. No hay librepensadores. Algunos dicen: “yo soy
un librepensador”. No existe esta clase de personas… El único librepensador es Dios. Él piensa enla verdad porque tiene santidad y justicia para establecer cuál es la verdad. Todos los demás, o
pensamos como Él, o pensamos en su contra. Y estos dos consejos están sobre la Tierra desde el
principio, luchando por la mente de los hombres.
La mente y la computadora
Ahora, antes de ir a 1º Pedro, voy a decir algo más… Yo temo un poco hacer esta comparación,
porque creo que no es completa, pero es la mejor que tengo hasta ahora: Tenemos que entender
que nuestra mente, de alguna forma, es como una computadora Yo creo que la gran diferencia
entre nuestra mente y una computadora es que la computadora tiene que tragarse todo lo que le
ponen… Lo bueno, lo malo, ella tiene que tragar, tiene que poner todo adentro. Nosotros no,
podemos elegir… Nosotros podemos elegir qué va a grabar nuestra mente. Pero nuestra mente es
programable.
Yo quiero contar dos pequeñas historias con respecto a mi antigua vida, para ilustrar esto. A mi
papá siempre le gusta contar una de estas historias, la otra no sé. Cuenta mi papá, (por supuesto yo
no me acuerdo), que yo era un pequeño muy, muy tierno. Una vez veníamos por la calle, y
pasábamos debajo de un árbol que tenía muchas flores. Y una de esas flores había caído al suelo.
Yo tenía tres años. Cuenta él que saqué mi mano de la suya, y me acerqué a mirar la florcita; él se
quedó mirándome, y yo decía: “qué pena, qué pena, qué lástima”. Yo estaba lamentando que la
pobre florcita se había caído del árbol. ¿Ustedes qué opinan de este niño? Yo estoy enamorado de
ese niño ¡Qué hermoso! ¡Era mejor que mis nietos!
Ahora, hay otra historia. Habían pasado cuatro años. Ya tenía siete años. Estaba en otra ciudad.
Mi papá, en aquel tiempo, no tenía el entendimiento que tiene ahora, (ustedes van a entender el
por qué, y tiene que ver con lo que dijo Víctor…) Bueno, llegó un momento, a los siete años, que
sucedió esto: Mi papá era pastor en una iglesia que tenía un salón. Los hermanos, en aquel mes,
habían hecho algo que los alegró mucho: Pudieron pintar el salón. Estaba hermoso. Pero había
algunos niños grandecitos en ese barrio. Y se animaron, cuando vieron aquel salón… Y al lado de
ese salón había un terreno, sin construcción. Como había llovido, había barro. Y estos chicos
estaban ahí, tomaron barro y lo tiraron contra la pared del salón. Y casi, como jefe de esos chicos,
estaba el hijo del pastor. Aquel hermoso niño que tenía tanta sensibilidad, tanto dolor por la
pobrecita flor, ahora poco le interesaba el dolor de la gente que cuidaba y había pintado el salón.
No, él quería que ellos estuvieran realmente amargados. ¿Qué sucedió? ¿Cómo fue…? Era un
angelito, y ahora un diablito, ¿Cómo pudo ser…?
Es fácil comprender esto: la mente. Desde el principio yo nací en pecado, pero mi mente
estaba limpia. Pero poco a poco, mi papá me permitió vivir y que me relacione con los chicos del
barrio. Y esos chicos me programaron la mente, y fue así, ajustada para otro tipo de
comportamiento. Somos semejantes, de alguna forma, a una computadora. La mente se va
programando.
El avance del consejo de los impíos
Fijémonos en lo que dice el apóstol Pedro: “No fue con plata y ora que fuiste rescatado del
infierno…” ¿Qué es lo que dice…? ¿De qué fuimos rescatados…? De la perdición, fuimos
rescatados del infierno, pero este texto no está hablando de eso. Está hablando de otra cosa.
También nos rescató el Señor de una vana manera de vivir, de una equivocada manera de vivir,
porque es según el consejo de los impíos.
Ahora hermanos, ¿por qué dice él, que “de sus padres lo recibieron”? ¿Por qué dijo esto…?
Muy sencillo: En aquel tiempo, y aún muchos siglos después, todo lo que el hombre aprendía, lo
aprendía en su casa; con su papá, con su mamá y también con sus hermanos mayores. Toda lacivilización se desarrolló de esa forma. De manera que el mal que un hombre tenía que aprender,
estaba restringido al mal que conocían su papá y su mamá. En aquel tiempo, todo lo que recibía la
persona, lo recibía ahí. La profesión también la recibía ahí. Así encontramos la familia de cantores,
la familia de pastores de ovejas. El padre era pastor de ovejas y el hijo era pastor de ovejas, y el
nieto y todos. En el caso del carpintero, sus hijos aprendían con el padre el oficio de la carpintería.
Todo era dentro de casa, y ahí el hombre recibía el consejo de los impíos.
Hubo un tiempo que la cosa empezó a crecer en una velocidad que no estaba programada por
el Señor. Él dijo: “Bueno, yo voy a permitir el consejo de los impíos, tengo que permitirlo”. El
Señor estableció, en su soberanía, que el consejo de los malos quedara. Pero hubo un tiempo que
vio que estaba creciendo muy rápido. Es más, no estaba según su programa. La gente se estaba
juntando para construir algo grande… Y él dijo: “Esto está mal, vamos a debilitar este crecimiento.
Vamos a confundir la lengua”. Porque el consejo es: una mente y la comunicación de ella. Esto es
un consejo, la mente y su comunicación. Y Dios, cuando confundió las lenguas, hizo que cada uno
fuera para su lado. Y el consejo de los impíos bajó su velocidad.
Siguen corriendo los siglos, y sigue el hombre aprendiendo el mal en su casa. Luego
comenzaron a salir de sus casas: Algunos iban, por ejemplo, al ejército. Ahí aprendían más mal
que el que había en su casa. Porque había muchos hombres juntos, uno enseñaba al otro el mal.
Pasan los años, y Satanás quiere hacer que este consejo aumente, pero siempre depende del
permiso que Dios le dé.
Hay un momento que aumentó, en la civilización entera, la situación de la educación. Aprender
a leer, a escribir, avanzar un poco más… Ahí el hombre comienza a ir a la escuela. En la escuela
va a enseñar lo malo que aprendió de sus padres, y va a recibir de otros los males que estos
aprendieron en su casa. Y de esta manera, este mal fue creciendo.
Luego llega el tiempo de la industria. El hombre ya no trabaja en forma artesanal, en su casa. El
hombre va a una fábrica, se junta con un montón de otros hombres. Y se comunican entre sí, y
aprenden el consejo de los impíos unos de los otros. Porque el consejo del impío es una mente
diabólica, contraria al consejo de Dios, y la comunicación de esta mente.
Cuando miramos desde el principio… Por ejemplo vemos el mal que había en Sodoma y
Gomorra… El mal que había, muchas veces, estaba circunscripto a una civilización o a un tiempo.
Pero el mundo fue viviendo, con el crecimiento de este consejo de los impíos, un cambio que no
se veía mucho, era lento. Hasta que llegamos en algunas naciones al 1940, otras al 1950 y otras al
1960. Ahora vamos hablar un poquito de este tiempo.
El mal en los últimos 40 años
Yo tengo 53 años. Vamos a hablar de los últimos 40 años. Cuando yo tenía 13 años, tenía
amigos en todos los barrios cercanos. Estaban los grupos de mi calle, y los otros. Yo conocí a
mucha gente, pero yo no conocía a un homosexual. Me acuerdo una vez, cuando alguien dijo que
en la calle tal, en tal lugar, hay uno que es… Nos parecía raro, no conocíamos. Pero 40 años
después… ¿Cómo es hoy en Brasil? Hay en Brasil un programa de televisión que hacen
entrevistas. Yo les digo a los hermanos que si los invitan a ese programa, y llegaran a decir que la
homosexualidad es una depravación, los van a abuchear todas las personas que estén ahí. Porque si
decís que es una depravación vos sos un completo exagerado. ¿Cómo fue esto…? ¿Cómo sucedió
esto en 40 años…? Porque no había ocurrido en 6000 años. En la escuela, en el mismo tiempo… Yo estudiaba en una escuela que tenía más de 1000 alumnos. Y de repente, se descubre que en una clase, había un muchacho que sus padres se habían separado. Me acuerdo que yo decía en mi corazón: “¿Cómo puede vivir? ¡Pobrecito! ¿Cómo…?
¡Sus padres se separaron!” ¿Cómo es hoy…? Hoy, cuando decimos que estamos casados hace
tantos años, la gente dice: “¿Cómo hacen para estar casados hace tantos años?”. ¿Qué cambió…?
Yo les decía a mis hijos cuando estábamos en un restaurante: “Miren alrededor, no hay una familia
como esta, ¡no hay!” Mirando alrededor, todas las familias, en el restaurante, con hijos chiquitos.
Era raro ver una familia con el padre, la madre y los hijos grandes ¿Por qué…? ¿Por qué están con
los hijos tan grandes? Ya tendríamos que estar separados. No existe más esto.
Pasaron 40 años ¿Qué ocurrió…? Los hermanos Mario, Eliseu y Víctor estuvieron acá, y otros
también, diciendo cómo está la situación hoy. Pero si como padres queremos ser prudentes, y
como pastores queremos enseñar a nuestras congregaciones, tenemos que entender, y enseñar a
nuestros hijos, a nuestra congregación, qué ocurrió en los últimos 40 años ¿Por qué? Porque el
consejo del impío es: una mente y la comunicación de esa mente.
Casi puedo ver la escena: Satanás está ahí, siempre pidiendo permiso, y llega un momento
que dice delante del trono: “¿Es mi hora…?”. El Señor le dice: “No, no es tu hora”. “¿Qué puedo
hacer…?”. “Bueno, auméntale ahí, un 1 % (un poco.), auméntale un poquito de escuela… Al
tiempo viene Satanás y pregunta “¿Es mi hora…?”. Dice el Señor: “No, no es tu hora aún” “¿Qué
puedo hacer?” “Dale un poco más”. Pero llega un momento en que dice Satanás: “Y ahora, ¿es mi
hora?” Y el Señor dice, “No”. Y “¿Cuánto puedo aumentar?”. “Auméntale un 30 %”. Satanás va a
su infierno y abre una gaveta. Tiene escrito un cartel que dice: “prensa”. “Ahora la comunicación
va a crecer y yo voy a poder enseñarle a otros”. Y la comunicación va creciendo… Y Satanás va a
Dios y le dice: “¿Puedo aumentar…?”. Y Dios dice: “Dale todo”. Dice Satanás: “Bueno”. Y abrió,
y estaba Hollywood, y ahí estaba la televisión. “Y ahora voy a abrir la gran caja…”. Y estaba
Internet… y todos los hombres están comunicados. Y la mente diabólica está ahí, propagándose,
porque un consejo es una mentalidad y una comunicación.
El conflicto entre los dos consejos.
Tengo que cuidarme siempre, porque no quiero predicar ningún legalismo. Doy gracias a
Dios que tengo compañeros que me ayudan, hermanos ¿Estamos comprendiendo lo que está
ocurriendo? ¿Estamos atentos? ¿Estamos dándole la importancia necesaria?
El pastor es invitado a predicar en un retiro de jóvenes. Ora, lee la Escritura, busca un
versículo y otro… Se prepara y va a ese retiro a enseñar a los jóvenes. Una de las cosas
fundamentales que tiene que enseñar a los jóvenes: “Por favor, no se confundan, pasión es una
cosa, amor es otra cosa”. Se dedica, casi la mitad del retiro, a explicar a los jóvenes la diferencia
entre el amor y la pasión, para que los jóvenes no estén gobernados por las pasiones, y que
comprendan qué es el amor, y cómo puede ocurrir. Los jóvenes están encantados, están todos muy
alegres. Los padres ven que los jóvenes vuelven fervientes del retiro.
A la semana, se reúnen los jóvenes para ver la película Titanic. Van en grupo a ver esa
película, hermoso filme, que es un sabio, inteligente, inteligentísimo y elaborado poema a la
pasión. “Miren, como pueden ver chicas, si no tienen una pasión, sus vidas no tienen sentido”.
¡Hay que ver a Leonardo Di Caprio! ¿Qué están haciendo…? Un retiro por año, para oír el consejo
de Dios. Y horas, horas, y horas al año oyendo el consejo de los impíos. ¿Y adonde está nuestra
inteligencia...? ¿No pasa así, como estoy diciendo…? ¿No fue así…? ¿Estoy hablando tonterías…?
¿La historia no se desarrolló así como estoy hablando yo? Transformando nuestra mente
No podemos vivir en santidad sin un cambio de mente. Y el cambio de la mente viene por
llenarnos de la palabra de Dios. Todo, todo el consejo de Dios debe estar en nuestra mente. Hay
muchos en la iglesia con su corazón verdaderamente para el Señor, que se esfuerzan por ofrecer
sus cuerpos como un sacrificio al Señor. Pero no saben que la gran dificultad está en que su mente
no está ordenada según Dios. Y esto, porque su mente no está gobernada ni por uno ni por otro
consejo. Hay una mezcla. ¿Qué quiere decir “no os conforméis”…? No tomar la forma ¿Qué
quiere decir “transformaos”? Bueno, salir de la forma.
Hermanos, hermanas, este mundo tiene una forma. El consejo de los impíos es esa forma. No
podemos tener esa forma. Tenemos que cambiarla, tenemos que tener otra mente. La mente del
mundo es mediocre, estúpida, Dios tiene toda sabiduría. Entreguemos nuestra mente al consejo de
Dios. En nuestras casas, en nuestras congregaciones, enseñemos esto a nuestros discípulos, a
nuestros hijos. ¡Se los pido en el nombre de Jesús!
“Señor querido, perdónanos, ¡Qué lento y tardo soy para entender! Perdónanos Señor, danos un
entendimiento mayor en los días de hoy, y de las mecánicas diabólicas que están produciendo los
días de hoy. Danos luz.En el nombre de Jesús. Amén, Señor”
domingo, 21 de abril de 2013
Disciplina en la iglesia - K.Bentson
- Por Keith Bentson
- Bosquejo del estudio dado en el Retiro
- de Pastores de Valle del Lago, setiembre de 1980.
I. | Toda congregación debe proveer los siguientes servicios a los hermanos | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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II. | ¿Qué derecho tiene la iglesia a disciplinar? | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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III. | Bases bíblicas para la disciplina ¿Cuál es el propósito de la disciplina?
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jueves, 18 de abril de 2013
Meditaciones de Ivan Baker.
COPIA A VARIOS COLABORADORES
SIMPLEMENTE PARA MANTENERNOS
(De vacaciones con la familia)
Muy amado hermano:
Quiero reiterar mi
alegría y gratitud al Señor por el tiempo hermoso que pasé contigo y tu
familia, en esos ratitos cuando pudimos estar juntos. Me alegra y agradezco
también haber podido estar con toda la congregación ese domingo. Como te lo
expresé personalmente, añoro tu amistad y apreciaría estar más cerca de ti en
el futuro.
Recordarás
que te di un escrito (puño y letra) expresando mi carga en cuanto a algunos
aspectos doctrinales y principios que Dios que volqué en mi mensaje a tu
congregación. Desde ya, muchas gracias por la libertad que diste y que pude
sentir entre ustedes. Fue realmente precioso. Todavía me suena en el oído la
campechana recomendación de uno de tus fieles: ¡”déle nomás hasta la media
noche”! Fue una fiesta estar entre ustedes.
Cuando
procuré leer el escrito que te envié, yo mismo tenía dificultad para entender
algunas partes. Así que aquí va un limpio.
EL MENSAJE DEL DOMINGO.
Te
sintetizo el planteo principal:
Hay dos clases de creyentes:
a) Los
que solo están para ser salvos, y
b) Los
que saben que su salvación es el medio para darles comunión con Dios, pero que
Él les ha salvado para servir.
Decía
también que entre estos últimos también
habría dos clases:
a) Los
que sirven al Señor conforme a sus costumbres y tradiciones, y
b) Los
que le sirven conforme a sus principios revelados y escritos en su Palabra.
¿CUÁLES SON ESOS PRINCIPIOS?
Propuse
cuatro:
1. EL
PROPÓSITO ETERNO DE DIOS. Destacado como columna vertebral de todo cuánto
Dios se propuso hacer a través del hombre.
2. LA GRAN COMISIÓN.
Mateo 28: 18-20. Presentado como blanco de toda la obra redentora de Cristo. A
la vez, razón de todo lo que sigue (Hechos en adelante) de toda la doctrina y
práctica de los apóstoles y la Iglesia.
3. EL
MODELO. La Iglesia de Jerusalén. El Espíritu Santo siempre nos ilustra lo
que Él quiere decir, con ejemplos. Para la construcción del tabernáculo, que
era una casa temporal, Dios dio a Moisés tres cosas:
a)
Instrucciones precisas.
b)
Espíritu y sabiduría. Dio hombres que entendiesen las instrucciones; Éxodo 31:
1-6.
c) Un
modelo. “… hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte”
(Éxodo 25:40).
4. EL
EJEMPLO DE JESÚS. Que debe ser imitado en nuestra forma de obrar.
Literalmente: “Como yo hice con ustedes… ID y HACED DISCÍPULOS…” Para esto
mismo los cuatro evangelios se nos presentan como el manual ideal.
MIS COMENTARIOS.
¿Estás de acuerdo con este planteo? Tienes derecho a
preguntarme qué significa estar de acuerdo. Te propongo algunos conceptos
esperando que después -lógicamente- me des tus comentarios.
1. No es suficiente
para uno que sirve al Señor, orar, ayunar, evangelizar, etc. Para ser eficaz en
su obra, es indispensable que tenga claridad y actúe de acuerdo con los
objetivos, principios y métodos de Dios. Su convencimiento debe venir de Dios.
Esto va a requerir oración, estudio de la Palabra y revelación del Espíritu Santo. La obra
que debe ejecutar tendrá muchas dificultades y enemigos. Sus convicciones
tendrán que ser firmes. No será suficiente entusiasmarse por el convencimiento
de otro.
2. Debemos estar
dispuestos a enfrentar un “derrumbe” si lo que hemos edificado no concuerda con
los principios de Dios. No nos debe extrañar si descubrimos que Dios es
ilógico. Más de una vez descubriremos que un “verdadero avance” significa
volver atrás. Se ha dicho que “no podemos retener lo que nunca hemos ganado…”
3. Debemos estar
dispuestos a actuar con paciencia. No hay atajos. Si hasta aquí hemos
equivocado el camino, la única forma de acelerar es poner mejor atención para
no volvernos a equivocar.
4. Debemos estar
“pegados” a los que entienden mejor, los que están recogiendo el mejor fruto
(“por sus frutos los conoceréis…”). Los que avanzan con los planos de Dios, los
“peritos”. Ellos deben marcar el sendero. Parece muy espiritual decir que “cada
uno debe buscar a Dios para saber como es la cosa”, pero este no es el camino
de la luz. Este es el camino que más hemos transitado hasta ahora. Nos condujo
a Babilonia: cada uno hace lo que bien le parece.
Pablo no enseñó así a
sus discípulos (2ª Timoteo 2:2; Filipenses 4:9).
5. Debemos aprender a
no malograr la obra por nuestras pretensiones. Debemos aprender a ubicarnos
como “colaboradores” y no como “hacedores” (San Juan 15:1; 1ª Corintios 3:
5-9). ¡Una cosa es poner el huevo debajo de la gallina clueca, y otra es
procurar hacer nacer el pollo!
Nuestra parte no es dar
sed, dar hambre, convencer o convertir. Nosotros predicamos y por medio de la
palabra del evangelio, descubrimos los que están hambrientos y acompañamos la
obra que el Espíritu Santo está haciendo en ellos. Hasta donde Él interviene,
nosotros podemos intervenir. Nada más. Debemos estar dispuestos a abandonar a
todos los que no quieren ir todo el camino con Dios y dedicarnos a los que realmente
están dispuestos. Haremos mucho más con una pequeña compañía de verdaderos
discípulos que con un “montón de gente” que solo quiere ser entretenida.
Cuando no entendemos
bien nuestro rol, estorbamos a Dios. Es muy importante vernos en relación a nuestra
función como sacerdotes, reconciliadores, los que relacionan adecuadamente los
elementos (el agua viva con el sediento, el hombre con Dios, el nuevo discípulo
con la iglesia, el miembro con otro miembro, etc.) para que Dios haga la obra.
Es maravilloso el descanso interior y la objetividad que adquirimos si
entendemos esto.
Digo otra vez: no
seamos pretenciosos; aprendamos a ser verdaderos colaboradores del grande y
único “labrador” (San Juan 15:1).
6. No confundamos
principios con enseñanza (doctrina). Los principios son cimientos. Debemos
distinguir. Podemos caer en el error de predicar los principios como enseñanza
para los discípulos, sin que ellos (los principios) hayan corregido y echado
cimientos en la obra.
Creo que no solo
debemos distinguir en el Logos (la
Palabra permanente y eterna) los dos tonos en que se expresa:
el kerigma, la proclama; la didaké, doctrina, sino también una
tercera forma que toma el Logos: Fundamentos o los Principios de Dios. Es
fácil, al leer Romanos 12:1; 1ª Corintios 12; Efesios 4; etc. entender que allí
afloran principios, bases fundamentales que establecen los cimientos de la Iglesia.
Es evidente que estos
principios conforman la “columna vertebral”, el “armazón” sobre el cual todo
queda contenido, orientado, establecido. Son los principios los que establecen
lo que debemos hacer y cómo lo debemos hacer.
Por ejemplo:
a) El propósito eterno.
Este es el fundamento de los fundamentos. Todo lo que Dios está haciendo en el
universo y en la Iglesia emana de aquí. Si Él quiere UNA FAMILIA, de MUCHOS
HIJOS, a la SEMEJANZA DE
JESÚS, debemos cuidar que todo lo que hacemos para Dios halle su inspiración en
estos tres principios.
1. UNIDAD. Esto hace
que abandonemos toda idea de unidad del grupo o una denominación y apuntemos
seriamente a la unidad de todos los santos en la aldea, pueblo o ciudad, por
más grande que sea. No tenemos otra alternativa. Puede considerarse difícil…
imposible; pero es el soberano deseo de Dios y debe obedecerse. Entender esto y
actuar de acuerdo con este principio es haber entendido a Dios.
Y no cualquier unidad,
sino la que está señalada por Cristo y los apóstoles: Efesios 2; San Juan
17:21, etc. ¿Cuánto cuesta? ¿Cuánto tiempo lleva? ¿Lo veremos nosotros? No nos
incumbe. Solo debemos obedecer el principio y usar toda la fuerza del Espíritu
que está en nosotros para llevarlo a cabo.
2. MUCHOS (CANTIDAD).
No existe tal cosa como “pocos… pero buenos.” Si son buenos se multiplicarán.
Este principio nos obliga a estudiar en las Escrituras cómo se produce la
multiplicación. Comprendemos la enorme capacidad reproductiva de la Iglesia
cuando vemos que el Espíritu Santo ha capacitado a cada discípulo con la gracia
de la reproducción.
- Es un don común a
todos los santos: Efesios 4:12; 1ª Pedro 2:9; 2ª Corintios 5: 18-21; San Juan
15:16; 7: 38-39; Hechos 1:8 con 2:39, etc. En todos estos casos se alude a toda
la Iglesia: “los santos”, “los reconciliados”, “nación”, “a cuantos el Señor
llamare.” Es el don genérico, el don común que es dado a todos.
- Claro que se trata de
discípulos. Los verdaderos discípulos son los que tienen esta capacidad. Para
decirlo en una palabra: es el “grano que ha caído en tierra…” (San Juan 12:24).
¿Cuál es la clave de la
unidad? Decimos que cada uno sea conformado a la imagen de Cristo. ¿Hemos
pensado lo difícil que sería pretender unir lo que no ha sido formado?
El mandato es pastorear
ovejas, no cabras. Y en cuanto a la multiplicación, ¿qué multiplicación
podríamos obtener de obreros no formados? La iglesia se transformaría en un
hospital lleno de enfermos, lisiados, bebés que nunca crecen. Qué problema. Así
de importante es la edificación.
En realidad sabemos que
es la UNIDAD DE
UNA IGLESIA EDIFICADA A LA IMAGEN DE
CRISTO, lo que produce la gran MULTIPLICACIÓN.
Dos cosas: edificación
más unidad, hacen la verdadera, maravillosa multiplicación. ¡A esto debemos
apuntar!
Ahora, nuestra pregunta
sería: Si es tan importante la edificación de cada vida, ¿cómo debe hacerse? DIOS
NOS HA DADO TODOS LOS RECURSOS.
1. NOS CAPACITÓ EN EL
HOMBRE INTERIOR.
- Nos dio la mente de
Cristo (1ª Corintios 2).
- Nos dio la naturaleza
de Cristo (2ª Pedro 1).
- Nos dio el Espíritu de
Cristo.
- Nos envió con la
misma autoridad y misión como Él fue enviado (San Juan 20).
- Nos envió con todo su
poder (Mateo 28:18).
- Nos prometió su
presencia (Mateo 28:20).
2. NOS DIO DONES
(CAPACIDADES).
- A cada uno (1ª
Corintios 12)
3. NOS DIO HOMBRES CON
MINISTERIOS ESPECIALES.
- Notar que es para
esto mismo: Unidad y Estatura de Cristo (Efesios 4: 11-13).
4. CONSTITUYÓ
COYUNTURAS.
Esta es la otra parte
importantísima del ministerio señalado por Pablo en los versículos 11 al 13 de
Efesios 4. Entre tantas cosas flojas y olvidadas, ésta está en el principio de
la lista. Es increíble que hayamos pasado por alto un ingrediente tan
importante, que es lo que dice Pablo en los versículos 15 y 16. Y él lo
menciona tan normal y casualmente, como si fuera lo común en la Iglesia de
aquellos tiempos. Pienso que sí, que era común, por eso eran “de un corazón y
una alma” y eran tan eficaces en multiplicarse. Evidentemente los apóstoles
habían edificado con eficacia las vidas de los primeros discípulos. Una somera
lectura del libro de Hechos nos impresiona en cuanto a esto. Creo que aquí está
el secreto de una Iglesia poderosa:
Ninguno estaba solo,
aislado, sino que cada uno estaba unido, concertado. Es decir que se habían
puesto de acuerdo para estimularse, consolarse, enseñarse, exhortarse al amor y
a las buenas obras.
Allí estaba el
crecimiento, el servicio, el hacer y cuidar discípulos.
La Iglesia primera era
una potencia porque era UN CUERPO (no veinte) BIEN CONCERTADO y UNIDO ENTRE SÍ
por TODAS LAS COYUNTURAS que se AYUDABAN MUTUAMENTE (el uno al otro) según la ACTIVIDAD PROPIA
de CADA MIEMBRO (Según la gracia y la habilidad -dones- que el Espíritu Santo
había repartido a cada uno. Este es el más importante lugar para la acción de
los dones que fueron repartidos a cada miembro) RECIBE SU CRECIMIENTO (de la Cabeza que es Cristo: “Yo
Soy la vid, mi padre es el Labrador...”) PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR.
Es notable, este es el
único lugar en esta sección donde se menciona “crecimiento”. También es la
única mención de “amor”. La mención “crecer en amor” debe tomarse
particularmente. Todo lo anterior, la función de los ministerios debe impulsar,
principalmente, la función de las coyunturas, que es donde se efectúa el
perfeccionamiento de los santos y la EDIFICACIÓN
EN AMOR. Es para meditar.
En cuanto al tema de la
concertación, ver:
a) Las dos dimensiones
que toma la acción mutua: Hebreos 10:24
- Amor
-Servicio (buenas
obras)
En esto último está el
hacer discípulos.
b) Su funcionamiento:
Colosenses 3:16.
c) La gracia
indispensable: Colosenses 3: 12-15.
(A la vez, el fruto de
esta íntima relación de los miembros).
Esto, creo que nos
ayuda a comprender los dones, los recursos y la gracia que Dios ha dado a la
Iglesia por medio del Espíritu Santo para que seamos edificados a la imagen de
nuestro maravilloso Señor y Salvador Jesucristo. “Aprended de mí, que soy MANSO
y HUMILDE DE CORAZÓN…” Siendo ésta la clave de toda otra virtud, de la
existencia misma de la Iglesia, de su unidad y de su maravillosa
multiplicación.
Espero tus comentarios.
Fue hermoso “perder” un par de horas para un amigo a quien quiero de verdad.
Recibe un fraternal saludo y abrazo en Cristo:
Iván.
lunes, 15 de abril de 2013
LA ACTITUD DEL EDIFICADOR - G. Klainerman
¿Con que actitud
debemos hacer la obra?
Vamos a mirar para
responder a esta pregunta, la actitud del apóstol Pablo.
(Col 1.24)
Ahora
me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que
falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
En este versículo
vemos a un hombre que va más allá de la simple respuesta al
Evangelio. Este pasaje no nos muestra a un hombre casi vencido,
luchando con las debilidades de su carne.
En
este pasaje vemos aun hombre que va más allá de si mismo, vemos a
alguien que camina en victoria y muestra una actitud hacia la obra,
hacia los otros.
No dice “padezco
por mi carne” sino que dice “padezco
por vosotros”.
A esta
actitud debemos apuntar.
Debemos
madurar, debemos tener victoria sobre el viejo hombre y responder al
llamado de colaborar con la edificación de la Iglesia.
No puede ser que
pase el tiempo y sigamos luchando con los mismos pecados, con las
mismas debilidades. No puede ser que no maduremos, que siempre nos
veamos como “labranza de Dios” y nunca como “colaboradores de
Dios” (1Cor 3.9).
No debemos dejar de mirar
nuestro modelo, nuestro maestro, Jesús.
Jesús vivió en santidad
y padeció por causa de llevar adelante los propósitos del Padre.
En nosotros se debe
dar la misma ecuación espiritual:
Debemos
ser santos que padecen por causa de llevar
los
propósitos del Padre adelante.
Actualmente
parecería que no es así. Nuestros padecimientos se reducen a la
lucha con nuestras concupiscencias, con nuestros deseos carnales, con
nuestras pasiones, con nuestros deseos mundanos. Padecemos luchando
con “nuestras ganas de pecar” y nunca nos entregamos de lleno a
la obra del ministerio.
Este versículo nos
habla del padecimiento que verdaderamente nos hace parecido a Jesús:
“El padecimiento que es por otros”.
Cabe aquí la
pregunta: ¿Estas
padeciendo por otros? ¿O tu sufrimiento es solo por tu carnalidad,
tu necesidad y tu debilidad?
Padecer
por otros es un rasgo de madurez espiritual y
conformidad
verdadera a Cristo.
En el contexto del pasaje
(Col 1.25-29), padecer es sufrir procurando edificar a otros a la
imagen de Jesús. Es padecer trabajando para que Cristo sea
conformado en las vidas de los discípulos.
Colaborar para
presentar perfecto en Cristo Jesús a otros es un arduo trabajo que
nos hará padecer, pero se nos dice que lo debemos hacer con “gozo”
y no “renegando”.
Al mirar este pasaje
Jorge Himitian nos dice de alguna manera que si uno “quisiera ser
mal pensado” podría decir que lo que Pablo está diciendo aquí es
una herejía porque dice que “el sacrificio de Cristo no fue
suficiente, no fue completo para la redención de los hombres”.
Pablo está diciendo que “falta que Cristo siga padeciendo por la
Iglesia” y que “Pablo era el que tenía esos sufrimientos”.
Debemos mirar este
versículo a la luz del propósito Eterno de Dios.
Jesús obtuvo en la cruz
la victoria total y completa para la salvación del hombre. Pero una
vez salvo, el hombre entra en un proceso de santificación, de
edificación, de conformación a la imagen de Jesús y somos llamados
a colaborar en este proceso.
“El
cuerpo edifica al cuerpo”. Como discípulos colaboramos en la
edificación de otros discípulos y esto conlleva esfuerzo, trabajo y
padecimiento.
¿Estas
padeciendo por otros? ¿Estas
padeciendo por la Iglesia?
¿Estas
haciendo padecer a otros? ¿Estas
haciendo padecer a la Iglesia?
Podríamos decir que
si no padecemos por otros, si no
padecemos la Iglesia, entonces, estamos
haciendo padecer a otros, estamos haciendo padecer a la Iglesia.
Los que no
maduran, terminan siendo un estorbo en el trabajo que tiene la
Iglesia de llevar adelante el Propósito Eterno de Dios y de formar
esa Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga que debe recibir al Señor
en su segunda venida.
Algunos no pueden
colaborar en la edificación de otros porque “no pueden ni con
ellos mismos”. Están prisioneros de su propio egoísmo y rebeldía.
Algunos se aman
tanto que ven como un “padecimiento
extraordinario” el renunciar a su
vieja vida y no pueden ver que el llamado y la radicalidad del
Evangelio va aún mucho más allá y nos pide que “padezcamos
por otros”.
Cuanto antes nos
demos cuenta de que el servicio en la vida cristiana no se debe
centrar en mí, sino que se debe centrar en el Señor y en los demás,
antes vamos a madurar y ser verdaderos discípulos.
Debemos fijarnos que
el 1er y el 2do mandamientos nos hablan de Amar a Dios y de amar a
los hombres respectivamente ¿Dónde entramos nosotros en esto? En el
papel de servir. Estamos para servir.
Tener
en cuenta esto nos llevará a ser coherentes en el servicio de la
casa de Dios. Estaremos muertos a nosotros mismos y la vida de Cristo
fluirá través de nosotros.
Cuando miramos a
Pablo vemos que en el y en sus colaboradores había un principio
espiritual muy fuerte.
Esto lo vemos en 2Cor 3.11-12
2Co
4:11
Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por
causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en
nuestra carne mortal. 12
De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
¿Podemos pensar
así? ¿Estamos dispuestos a pensar así?
Pensar que en
mi debe actuar la muerte para que en otros actúe la vida.
“Perder yo para que
otros ganen”.
Si lo pensamos, es
algo que ocurre en la naturaleza: “Vemos una madre sacrificándose
por su hijo. Lo vemos en los animales y en los humanos”. Los padres
se sacrifican por los hijos en lo natural es así y en lo espiritual
debe serlo también.
- A través de tu
desvelo, otros deben encontrar descanso.
- A través de tu
búsqueda de la verdad, otros deben hallar la verdad.
- A través de tu
insistencia en la oración, otros deben encontrar respuestas.
- A través de tu
inversión, otros deben ganar.
- A través de tu
desgaste, otros deben encontrar renuevo.
- A través de tu
abnegación, otros deben encontrar abundancia y paz.
Cristo nos
muestra este principio en 2Cor 8.9
Porque
ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos.
Vemos que en “su
entrega” está “nuestra victoria”. En “su padecimiento”
está “nuestra libertad”. En “su muerte” está “nuestra
vida”. En su “hacerse pobre” “nosotros fuimos enriquecidos”.
Vemos también que esto es
algo “forzado”, es decir, Jesús busco que esto sea así. El “se
hizo pobre siendo rico”.
Nosotros también debemos
“dejar que la muerte actúe en nosotros para que en otros actúe la
vida”. Es algo que debemos procurar, sabiendo que es un principio
espiritual para participar en la edificación de la casa de Dios a la
manera de Dios.
¡Con esta
actitud se edifica la casa de Dios!
¿Te parece mucho? ¿Te
parece imposible e incoherente? ¿Te parece una locura?
Debemos “tragar saliva”
y reconocer que este es el Evangelio. Debemos reconocer que así
actuó Jesús y así lo entendió Pablo.
Somos
llamados a con gozo padecer para que otros sean edificados.
Veamos otros pasajes
que nos hablan de esto y lo confirman:
2Co
12:14
He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no
os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues
no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los
hijos.15
Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré
del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado
menos.
Flp
2:17
Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio
de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.
1Ts
2:8
Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido
entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras
propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.
Hermanos,
la obra no se puede “hacer de taquito”.
No puedo edificar a otros
con lo que me sobra. Debo entregarme por completo.
Una de las grandes
causas de al falta de frutos en nuestras vidas y en la Iglesia es por
la falta de entrega a la obra que se nos ha encomendado.
2Ti
2:10
Por tanto, todo
lo soporto
por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la
salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
En este pasaje Pablo
dice: “TODO lo soporto por los escogidos” ¿Qué
precio estás dispuesto a soportar por causa de los escogidos?
¿Cuánto estas dispuesto a padecer para edificar a otros? ¿Cuánto
estás dispuesto a invertir en la edificación de la Iglesia?
Pablo tenía carga por la
Iglesia. Su compromiso con la visión se veía en su entrega a la
edificación de los santos.
El estaba dispuesto a todo
para salvar a los hombres (1Cor 9.22).
NUESTRO
COMPROMISO CON LA VISIÓN SE VE EN NUESTRA ENTREGA Y DISPOSICION A
SUFRIR EN LA EDIFICACIÓN DE OTROS
Col
1:24
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo
que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la
iglesia.
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