martes, 26 de marzo de 2013

¿Que hay pues hermanos? ¿hay? C. Lancioni



Sobre la importancia de que el Espíritu Santo se mueva en nuestras vidas.

INTRODUCCION
En los primeros capítulos del libro de 1ra. Samuel se nos describe un momento muy triste de la vida de Israel, un punto muy bajo en su espiritualidad, los dos personajes que aparecen de manera muy contrastante en la escena son Eli y Samuel, un anciano endurecido y un jovencito de tierno corazón. Resulta muy aleccionador observar como Dios va tejiendo la historia y ordenando los caminos de los hombres con el fin de dar cumplimiento a su  voluntad  y propósito .

Eli un hombre seco y embotado.

Una situación familiar que desnuda su situación interior.
1 Sm. 2:12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. 
2:13 Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, 2:14 y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. 2:15 Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. 2:16 Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza. 2:17 Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. 


  • Siendo conciente Eli de todo lo que esta ocurriendo les permite seguir en sus funciones a pesar de su escandalosa conducta.


1 Sam. 2.22
Como el estaba embotado Dios le manda un profeta para reprenderle, pero no hay reacción y todo sigue igual.
2:28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.

2:29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? 
2:30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. 


  • Eli era un hombre endurecido interiormente , cumplía los oficios sacerdotales en forma mecánica, en una rutina de deberes, sin alegría, pasión o entusiasmo.


  • Como consecuencia natural de este estado de apatía, el Espíritu Santo no se movía en Israel.

1 Samuel 3:1  El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.


  •  Pero Dios comienza a corregir la situación llamando a Samuel, siendo apenas un pre adolescente (3:1 el joven Samuel), la palabra para designar la madurez de Samuel: jove del hebreo Naar  esta palabra señala la edad entre la infancia y la adolescente algunos sugieren que tenía 12 años. Dios lo llama siendo casi un niño (su afinidad con los niños: De la boca de los niños y de los que maman…).


Samuel abre el corazón a la revelación con un corazón tierno e inocente.

3:7 Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.  8 Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.9 Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. 10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.


  •  Comenzó un ministerio vivo, sensible al Espíritu Santo a través de Samuel, quien le dio gran valoración a cada una de las palabras que el Señor le hablo.


1 Samuel 3:19 Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.

1 Samuel 3:20 Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.

Josué varón en el cual hay espíritu.
Números 27:18 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;

Hay espíritu, hay vida, hay sensibilidad, esta el palpitar de Dios.

El movimiento de Dios por el Espiritu Santo en la iglesia.

¿Que hay pues hermanos?

1 Corintios 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
Ahora en la iglesia de Dios cada uno tiene espíritu, la palabra de Dios tiene que fluir, el Espíritu Santo vibra en el corazón y produce múltiples manifestaciones, para el provecho de todo el cuerpo.

Ef.  4:8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres.
Repartió entre los santos, gracia, poder, amor, palabra, experiencia, testimonió, cántico, revelación, todo para la edificación y el enriquecimiento todo del cuerpo de Cristo.

Una pregunta que todos debemos formularnos regularmente: 
¿Esta el Espíritu Santo moviéndose en mi vida?

Problemas estorban la manifestación de la vida del Espíritu en el cuerpo de Cristo:

1. El acaparamiento y el  nicolaísmo
Toda la actuación gravita alrededor de uno pocos, los dotados, los que saben, los preparados, los demas rellenan los espacios, ocupan las sillas con una participación mas bien pasiva.
Una estructura clerical y los sentimientos de inferioridad. Un ministerio que se muestra deslumbrante muy probablemente despierte en el corazón de los que escuchan una sensación de no estar a la altura, muy por el contrario según nos señala Ef. 4:12  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,  esta palabra tan importante: perfeccionar, Katartismos, expresa la funcion de equipar y lograr un funcionamiento adecuado, deberíamos operar en las tareas del Reino de tal modo que todos sientan que pueden enrolarse.
Lo que produce la falta de margen para la actuación ejemplo: En estos días visite a un hermano que tiene una hermosa pecera en su casa, me explicaba que aquellos pequeños peces de colores se ven limitados en su crecimiento por el tamaño de la pecera, si se los pone en un estanque pueden llegar a medir mas de 30 cm. Pero su tamaño se ve condicionado por el espacio que se les da para crecer.
Cuando alquilamos nuestra primer pequeño departamento teníamos un ficus en una maceta, vivio allí años, sin embargo el trocó no era mas ancho que mi dedo pulgar, sin embargo cuado nos mudamos lo plantamos en tierra, luego de unos 3 años tenia una altura de uno 4 mts. Y sus raíces comenzaron a levantar el piso del patio por lo cual tuvimos que arrancarlo.
Una estructura de funcionamiento que no facilita y alienta una viva participación de todo el cuerpo, de alguna manera limita el sano desarrollo de los hermanos, mucho mas si los que dirigen acaparan  toda la actuación.

2. La ignorancia y la pasividad.

No ignoremos que hemos sido hechos por Dios sacerdotes, aprendamos a actuar como tales.

3. Una dinámica equivocada. La fuerza del mandamiento.
Cuando esta realidad interior, cuando este espíritu vivificante esta ausente en la edificación de la iglesia, todo ocurre en la fuerza de la Ley, según nos dice:  Rom 8:3  Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne.

La ley no tiene el poder de vivificar, solo produce conciencia moral, cada mandamiento produce mayor carga e impotencia, la ecuación es siempre la misma: LEY, PECADO, MUERTE. Rom 8:2  Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

La profecía y el corazón de los hombres.
Todos sobrellevamos nuestras vidas con cierto grado de dificultad, las diversas necesidades, los reveses y situaciones inesperadas, las perdidas, nuestra humana necesidad. Todos necesitamos de consuelo y renovación, Dios nos envío el consolador, el paracletos, el vino para dar consolación, impartir animo a los hijos de Dios, Pablo nos alienta a que la profecía abunde para nuestras reuniones, debemos animarnos con toda sencillez a actuar como canales de voz del Espíritu Santo para que abunde toda bendición.

1 Corintios 14:1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.

 Profetizar: hablar bajo la influencia e inspiracion del Espiritu Santo.

1 Co. 14:3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
Consuelo : paz al corazon, el alma es confortada.
Exhortación: Animo Portugués: Encorajamiento, devolver los brios.
Edificación: Cristo es comunicado, ponemos elementos de valor eterno, dirección.
Elementos que Dios en su amor desea que estén presentes para confortar el corazon de su pueblo.

Un ambiente intenso.
1 Co. 12:24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;  lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

El texto antes citado nos describe un ambiente muy intenso, donde Dios opera, hay una realidad espiritual presente en el lugar como consecuencia de la voz profética, aun los indoctos perciben lo que ocurre cuando Dios se mueve.

Una escena muy ejemplificadora: Saúl entré los profetas:

1 Sm. 10:10 Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos.  Y aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al otro:¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?


  • Aún cuanto Saúl transpiraba odio y envidia hacia David, cuando se encontro envuelto en este ambiente cargado de espiritualidad fue afectado tan profundamente que hasta se saco los vestido (se relajo) y profetizo.

1 Samuel 19:20
Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron. 21 Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron. Y fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá.
 Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo:¿También Saúl entre los profetas?

El indocto:  adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

Todos podemos profetizar:
14:31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.

Los cambios metabólicos en la mujer embarazada. Hace años escuche un ejemplo que me parecio excelente de J.J. Churruarin, nos decía el: cuando una mujer queda embarazada todo su cuerpo da señales de esto, cansancio, sueños, vómitos y mucho apetito, manifestaciones de que ya no esta sola hay alguien viviendo dentro de ella. De igual modo cuando Cristo viene a hacer morada en nosotros por su espíritu santo, esta vida nueva tiene que manifestarse

.Haríamos bien en formularnos la pregunta: ¿Se esta moviendo el Espíritu en mi vida?

Quizá Dios pueda llevarnos al desierto para tratar con nosotros, pero la aridez interior nunca puede ser la normalidad en la vida del discípulo, Jesús dijo que su interior seria una fuente que salte para vida eterna Jn. 4:14.

  • Si la respuesta a la pregunta antes formulada es si, debemos cuidar esta vida con temor y temblor.
  • Si la respuesta es NO, preguntémonos ¿Por qué?

¿Estamos apagando al Espíritu?

1Tes 5:19 No apaguéis al Espíritu.
El fuego puede ser apagado con agua, pero también se apaga cuando no es alimentado, la ausencia de la oración, la meditación profunda, y la oración, produce un empobrecimiento espiritual donde la voz de Dios es apagada.

¿Estamos resistiendo lo que Dios quiere cambiar o arrglar en nuestras vidas?

Resistir - No obedecer no que Dios indica -  Hch. 7:51 ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.

¿Hemos contristado al Espíritu Santo?

Ef. 4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Todo pecado contrista al Espíritu, si hemos pecado de alguna manera debemos arreglar según las indicaciones de la palabra de Dios, con arrepentimiento y confesión:

1Jn 1:8  Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.  9  Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

La puerta de salida de la sequedad y la aridez siempre será un regresar a la obediencia dócil a los dictados de la palabra de Dios y  a la guía del Espíritu Santo.

Heb. 4:7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:  Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.

viernes, 22 de marzo de 2013

Quince tesis para reentender la iglesia - Wolfgang Simson



Tomado del Libro Casa que transformarán el mundo - W. Simon


1. El cristianismo es una forma de vida, no una serie de reuniones religiosas.
Antes de que se les llamara cristianos, a los seguidores de Cristo se les llamaba «El Camino». Una de las razones era que literalmente habían encontrado el camino de vida. La naturaleza de la iglesia no se refleja en una serie constante de reuniones religiosas dirigidas por clérigos profesionales en lugares santos especialmente reservados para experimentar a Jesús.
Muy al contrario, es la forma profética en la que los seguidores de Cristo viven cotidianamente
sus vidas en el entorno de familias espirituales como respuesta vivida a las preguntas que hace la
sociedad, en el lugar en el que más cuenta, sus hogares.

2. Es hora de cambiar el sistema «categoga»
Las iglesias históricas Ortodoxa y Católica Romana desarrollaron y adoptaron, en el siglo
IV después del período de Constantino, un sistema religioso basado en dos elementos: Una
versión cristiana del templo del Antiguo Testamento (la catedral), y un modelo de la adoración
que se hizo común después de la sinagoga judía. De esta forma adoptaron, como el patrón
fundamental que habría de continuar en el futuro, un molde que daría forma a las reuniones
cristianas y a la adoración, pero que ni había sido revelado por Dios de forma expresa, ni le había
dado su visto bueno durante el tiempo del NT. De esta forma surgió la «categoga», conectando la
mentalidad de «casa de Dios» con la sinagoga (catedral-sinagoga). El sistema de «categoga» fue
bautizado con la filosofía griega pagana, quien separó lo sagrado de lo secular, y comenzó a
desarrollarse en la peor época de la cristiandad, perdiendo la mayor parte de su energía para
transformar la sociedad, e induciendo a la iglesia a permanecer absorta consigo misma durante
los siguientes siglos. La Iglesia Católica Romana llegó a canonizar el sistema Lutero reformó el
contenido del evangelio, la doctrina, pero dejó intactas las formas y estructuras de la «iglesia».
Años después. Las llamadas «iglesias libres» separaron a la iglesia del estado, y entonces
llegaron los Bautistas y la bautizaron, después los Cuáqueros la limpiaron en seco, más tarde el
Ejército de Salvación le puso un uniforme, a continuación los Pentecostales la ungieron y los
carismáticos la renovaron, pero hasta el día nadie ha cambiado realmente el sistema.

3. La Tercera Reforma
Al redescubrir el evangelio de salvación por la sola fe y la sola gracia. Lutero empezó a
reformar la iglesia a través de una reforma de la teología. En el siglo XVIII, por el movimiento
de la renovación pietista, sucedió una recuperación de la intimidad con Dios, que llevó a la
iglesia a una reforma de la espiritualidad, la Segunda Reforma. Ahora Dios está tocando a los
mismísimos odres, iniciando una Tercera Reforma, la de las estructuras.

4. De casas = iglesia a iglesias en las casas.
Desde los tiempos del Nuevo Testamento no ha habido nada a lo que se le pueda llamar
«casa de Dios». Pagando con su propia vida, Esteban nos recuerda: Dios no habita en templos
hechos con manos humanas. La iglesia es el pueblo de Dios. Por lo tanto, la iglesia estaba y
sigue estando donde se encuentra la gente, esto es, en los hogares, en casas comunes y corrientes.
Es allí donde los que pertenecen al pueblo de Dios comparten sus vidas en el poder del Espíritu
Santo, tienen verdaderas reuniones ágapes, es decir, comen cuando se reúnen; a veces no dudan
en vender alguna propiedad privada para compartir bendiciones materiales y espirituales; se
enseñan unos a otros cómo obedecer la palabra de Dios en el contexto de situaciones de la vida
real, en una forma dinámica, con mucho diálogo, y no a través de unas clases teóricas dictadas
por un profesor. Oran y profetizan juntos, se bautizan unos a otros, y llegan a despojarse de sus
hipócritas máscaras confesando públicamente sus pecados, obteniendo así una nueva identidad
como cuerpo a través del amor, la aceptación y el perdón.

5. La iglesia tiene que volverse pequeña para poder crecer a lo grande.
Muchas iglesias de hoy son sencillamente demasiado grandes como para poder ofrecer a
sus miembros una comunión verdadera. En realidad se han convertido en «comuniones sin
comunión». La iglesia del Nuevo Testamento estaba formada por grupos de entre 10 y 15
personas. No crecía por el hecho de formar grandes congregaciones de 300 personas que llenasen
una catedral y perdiesen el contacto personal de una comunión íntima. Al contrario, se
multiplicaba de forma «horizontal» al dividir los grupos como se dividen las células orgánicas,
una vez que esos grupos crecían hasta alcanzar las 15 o 20 personas. Esto hacía posible que, en
ocasiones, todos los grupos que había en una ciudad se juntaran en una sola celebración, como en
el atrio del Templo Salomón en Jerusalén. Nuestra iglesia conregacional tradicional tal y como la
conocemos no es, en comparación, ni grande ni íntima, más bien es un intento fallido, una iglesia
casera anormalmente grande y una celebración raquíticamente pequeña, lo que hace que carezca
de la dinámica de ambas.

6. Ninguna iglesia debe ser dirigida por un solo Pastor
La iglesia local no está dirigida por un pastor, sino supervisada paternalmente por un
anciano, una persona con sabiduría que está conectada con la realidad que les rodea. Entonces las
iglesias locales establecen vínculos entre sí a través de una rotación combinada de ancianos y
miembros de lo que se conoce como los cinco ministerios (apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores y maestros) los cuales circulan «de casa en casa», como circula la sangre por el cuerpo.
Los ministerios apostólico y profético tienen el papel especial de poner los fundamentos (Efesios
2:20; 4:11, 12). Un pastor (no en el sentido de título que uno posee, sino de alguien que ejerce
por sus dones y llamamiento cuidado pastoral), es un miembro importante del equipo, pero no
puede asumir más que una parte de toda la tarea de «capacitar a los santos para la obra del
ministerio», y tiene que ser complementado sinergéticamente por la acción de los otros cuatro
ministerios para que funcione de una forma apropiada.

7. Las piezas correctas, ensambladas de manera equivocada.
Para hacer un puzzle, tenemos que ensamblar las piezas de acuerdo con un modelo
original, porque si no, lo que obtenemos, la imagen final, no encaja, y las piezas no tienen ningún
sentido. En el ámbito cristiano tenemos las piezas correctas, pero las hemos ensamblado de
forma equivocada, quizá por miedo, o tradición, o celo religioso y una mentalidad de poder y
control. De la misma manera en la que el agua existe en tres estados: sólido (hielo), líquido
(agua) y gaseoso (vapor), de igual manera se encuentran hoy en día los cinco ministerios que se
mencionan en Efesios 4:11, 12; los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, pero no
siempre en la forma correcta ni en el lugar apropiado. A menudo están congelados en el rígido
sistema del cristianismo institucionalizado, o permanecen como agua cristalina, o se han
evaporado en el liviano aire de ministerios que van por libre o de iglesias «independentistas» que
no le dan cuentas a nadie. Igual que para regar flores lo mejor es el estado líquido del agua, estos
cinco ministerios de capacitación tendrán que transformarse en nuevas (pero a la vez antiguas)
formas, para que la totalidad del organismo espiritual pueda florecer, y los «ministros» puedan
encontrar su lugar y papel apropiados. Ésta es una razón más por la que debemos retornar al
diseño original de la iglesia.

8. Libre de las manos de un clero burócrata y hacia el sacerdocio de cada creyente.
Ninguna iglesia que se considere resultado del Nuevo Testamento puede ser dirigida por
un único «hombre santo» profesional que actúa como intermediario de Dios, al estilo de Moisés,
y es el que alimenta a una masa de consumidores religiosos pasivos. El cristianismo adoptó este
método de las religiones paganas, o, siendo muy benévolos, del Antiguo Testamento. La extrema
profesionalización de la iglesia desde la época de Constantino ha sido una influencia profunda
desde hace demasiado tiempo, dividiendo al pueblo de Dios de una forma artificial entre laicos
inmaduros y un clero profesional, y desarrollando una mentalidad basada en el poder y una
estructura piramidal. De acuerdo con el Nuevo Testamento (1Tim. 2:5), «hay un solo Dios, y un
solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre». Es muy sencillo, Dios no quiere
que profesionales de la religión se pongan por la fuerza entre él y su pueblo. El velo del lugar
santísimo está roto, y Dios permite y quiere que la gente acuda a él directamente, a través de
Jesucristo, el único camino.
Sin embargo, para que el sacerdocio universal de cada creyente sea una realidad, el
sistema que tenemos hoy en día tiene que cambiar por completo. El burocrático es uno de los
sistemas administrativos más crueles, porque sólo hace dos preguntas: ¿sí o no? No deja opción
para la espontaneidad y la humanidad, no hay lugar para la vida real. Puede que esto sea bueno
para los negocios y la política, pero no para la iglesia. Parece que Dios está empeñado en liberar
a su iglesia de la cautividad babilónica de los burócratas religiosos y los espíritus de control, para
hacerla de dominio público, poniéndola en las manos de personas normales a las que Dios ha
hecho extraordinarias y quienes, como sucedía en el principio, puede que todavía huelan a
pescado, a perfume o a revolución.

9. Dejar atrás las estructuras organizadas del cristianismo para regresar a las orgánicas.
El «Cuerpo de Cristo» es una descripción vivida de un ser orgánico, no de un mecanismo
organizado. La iglesia, a nivel local, está formada por una multitud de familias espirituales, que
se relacionan de forma orgánica como una red. La manera en la que esas comunidades funcionan
unidas es una parte integral de todo el mensaje. Lo que se ha convertido en un máximo de
organización con un mínimo de organismo, tiene que cambiar a un mínimo de organización para
permitir un máximo de organismo. Demasiadas organizaciones han estrangulado, como una
camisa de fuerza, el organismo por miedo de que algo pudiera funcionar mal. El miedo es lo
opuesto a la fe, y no precisamente una virtud cristiana. El miedo quiere controlar, la fe puede
confiar. Por lo tanto, puede que el control sea bueno, pero la confianza es mejor. Dios ha
confiado el Cuerpo de Cristo a personas con una mentalidad de servicio y con el don carismático
especial de creer que él todavía tiene el control, incluso cuando ellos no lo están. Lo que
necesitamos desarrollar en la actualidad son redes regionales y nacionales basadas en la
confianza, no en un nuevo pacto de ecumenismo político, para que puedan volver a emerger las
formas orgánicas del cristianismo.

10. De adorar nuestra adoración a adorar a Dios.
La imagen que ofrece la mayoría del cristianismo contemporáneo se puede resumir como
personas santas que asisten regularmente a un lugar santo en un día santo a una hora santa, para
participar en un ritual santo, dirigido por un hombre santo vestido con ropa santa por un sueldo
santo. Puesto que esta empresa cuyo enfoque es una presentación pública a la que llamamos
«culto de adoración», requiere de un gran talento organizativo y una burocracia administrativa
para que funcione bien, es normal que el patrón muy formalizado e institucionalizado se
transforme rápidamente en tradiciones rígidas. Estadísticamente, un «culto de adoración» normal
de una o dos horas de duración, consume muchos recursos, pero a cambio produce muy poco
fruto en cuestión de discipulado de personas, es decir, de vidas cambiadas. Hablando en términos
económicos, es una estructura con un «alto input y bajo output». Tradicionalmente, el deseo de
adorar «de la forma correcta» ha llevado a mucho, denominacionalismo, confesionalismo y
nominalismo. Esto no sólo pasa por alto el hecho de que a los cristianos se le ha llamado a adorar
«en espíritu y en verdad», y no en catedrales con un himnario en las manos. También ignora el
hecho de que la mayor parte de la vida se desarrolla en un ambiente informal, y así debe ser
también con el cristianismo como forma de vida. ¿Tenemos que dejar de ser grandes actores y
comenzar a actuar con grandeza?

11. Deja de llevar personas a la iglesia y comienza a llevar la iglesia a las personas.
La iglesia está dejando de ser una estructura del tipo «venir», para regresar a ser una
estructura del tipo «ir». Como resultado, la iglesia tiene que dejar de llevar la gente «a la iglesia»
para comenzar a llevar la iglesia a la gente. La misión de la iglesia nunca se verá cumplida sólo
por añadir personas a la estructura existente. Lo que hace falta es nada menos que la iglesia se
multiplique espontáneamente en áreas del mundo en las que todavía no se conoce a Cristo.

12. Redescubrir la Cena del Señor como una comida real con alimentos de verdad.
Las tradiciones de la iglesia han conseguido transformar la Cena del Señor en un ritual
homeopático cargado de un profundo simbolismo religioso, por regla general con unas pocas
gotas de vino, un trocito de pan insípido y una cara triste. Sin embargo, al comienzo de la iglesia,
la Cena del Señor era en realidad más una comida substancial con un significado simbólico que
una comida simbólica con un significado substancial. Dios está restaurando la comida real en
nuestras reuniones.

13. De denominaciones a celebraciones de toda la ciudad.
Jesucristo llamó a un movimiento de carácter universal, y lo que vino fue una serie de
corporaciones religiosas con cadenas de sucursales, comercializando sus propias «marcas» de
cristianismo y compitiendo con las demás. Esta fragmentación en diferentes «marcas» de
cristianismo, ha hecho que la mayoría del protestantismo haya perdido su voz en el mundo y no
tenga ninguna influencia política, más preocupados con las distinciones tradicionales y las luchas
religiosas que con desarrollar un testimonio colectivo frente al mundo. Jesús, sencillamente
nunca le pidió a la gente que se organizara en facciones y denominaciones, y Pablo se refirió a
ello como algo que no valía para nada, y una señal de inmadurez cristiana.
En los primeros tiempos de la iglesia, los cristianos tenían una doble identidad: eran
verdaderamente la iglesia de Cristo, es decir, se habían convertido en forma vertical a Dios, y se
organizaban en base a su situación geográfica relacionándose con otros creyentes, esto es, se
habían convertido de forma horizontal. Esto no sólo significa que los creyentes de una zona se
organizan en base a su vecindario o a iglesias en las casas donde comparten sus vidas de forma
local, sino que también se reúnen tantos como pueden como una sola identidad colectiva para
una celebración de toda la ciudad o de una región expresando de esta manera que la iglesia en
esa ciudad o región es un solo cuerpo. La autenticidad del cristianismo en los vecindarios junto
con la identidad como un solo cuerpo en toda la ciudad o región hacen que la iglesia no sólo sea
relevante políticamente, y espiritualmente convincente, sino que le permitirá regresar al modelo
bíblico de iglesia metropolitana, es decir, la suma de todos los creyentes nacidos de nuevo en una
ciudad o un área.

14. Desarrollar un espíritu a prueba de persecución
Crucificaron a Jesús, el representante de todos los cristianos. Hoy sus seguidores se
interesan muchas veces más por títulos, reconocimientos y respetabilidad social, o peor aún,
permanecen en silencio y tratan de pasar desapercibidos. «Bienaventurados seáis cuando os
persiguieren», dice Jesús. El cristianismo es una sana amenaza al paganismo ateo y malvado, un
mundo lleno de concupiscencia, materialismo, celos, y toda clase de valores demoníacos en lo
referente a la ética, el sexo, el dinero y el poder. El cristianismo contemporáneo en muchos
países es demasiado inofensivo y cortés como para que merezca la pena perseguirlo. Pero cuando
el cristianismo viva de nuevo en los valores del Nuevo Testamento y, por ejemplo, llame al
pecado por su nombre, la reacción del mundo será, como siempre fue, o la conversión o la
persecución. En vez de instalarse cómodamente en los espacios temporales que ofrece la libertad
religiosa, los creyentes tendrán que prepararse para ser descubiertos de nuevo como los principales
opositores al desarrollo del humanismo, la esclavitud moderna del consumo y la diversión
obligada y la adoración absoluta del yo, el centro del universo incorrecto. Ésta es la razón por la
que los cristianos deben sentir la «tolerancia represiva» de un mundo que ha perdido sus
absolutos y por lo tanto se niega a reconocer y obedecer a su creador Dios con sus valores
absolutos. Unido a la creciente ideologización, privatización y espiritualización de la política y la
economía, los cristianos tendrán la oportunidad (antes de lo que la mayoría se imagina), de
permanecer acusados junto a Jesús. Tienen que prepararse ahora para el futuro desarrollando un
espíritu a prueba de persecución y una estructura más resistente a la misma.

15. La iglesia regresa al hogar.
¿Cuál es el lugar en el que le es más fácil a una persona ser espiritual? ¿Es quizá
escondido tras un gran pulpito, vestido con ropas santas, predicando palabras santas a una masa
sin cara, y finalmente desapareciendo en una oficina? ¿Y cuál es el lugar más difícil (y por lo
tanto más significativo) en el cual ser espiritual? En casa, con el cónyuge y los hijos, donde todo
lo que se dice y se hace se somete automáticamente a un examen crítico para ver si es cierto,
donde la hipocresía se puede cribar y la autenticidad se puede desarrollar. Buena parte de la
cristiandad ha huido de la familia como marco espiritual, a menudo por ser el lugar de sus
propias derrotas espirituales, y ha montado actuaciones artificiales en edificios sagrados que no
tienen nada que ver con la atmósfera de la vida real. Cuando Dios comienza a trabajar en la
recuperación de los hogares, la iglesia tiene que dar media vuelta y regresar a sus raíces, el lugar
del que procede. Tiene que regresar literalmente al hogar, completando el círculo de la historia
de la iglesia al final de la historia del mundo.
Cuando los creyentes de toda clase social, denominación, y tras-fondo, sienten un claro
eco en sus espíritus acerca de lo que el Espíritu de Dios está diciendo a la iglesia, y comienzan a
escuchar de forma global para actuar de forma local, empiezan a funcionar de nuevo como un
solo cuerpo. Dejan de pedirle a Dios que bendiga lo que están haciendo, y comienzan a hacer lo
que Dios bendice. Se organizan en iglesia en las casas por barrios y se reúnen en celebraciones
de toda la ciudad o región. Estás invitado a formar parte de este movimiento y realizar tu propia
contribución. Quizá tu hogar, también, llegará a ser una casa que cambiará el mundo.

martes, 19 de marzo de 2013

Discipulado mas que un estudio biblico - Mario Fagundes


Introducción:    

El servicio de hacer discípulos es tremendamente maravilloso. Cooperar con el Señor en este ministerio es una honra dada solamente a aquellos que fueron llamados. Llamados para cooperar con El en el Santo y Eterno Propósito de Dios.
Entretanto, precisamos siempre estar haciendo ajustes. Tenemos que detenernos un poco para ver si estamos en el rumbo cierto. Esas “paradas” no significan retroceso, muy por el contrario, es una necesaria evaluación de principios, conceptos y prácticas. Y si tenemos que hacer algunos ajustes, esto es algo que va a solidificar la visión y a fortalecer la obra.
Hace algunos años atrás, el Señor nos trajo revelación sobre esto. Es justamente esto lo que hemos compartido con otros que, como nosotros, quieren crecer en ese ministerio. Descubrimos que existía la necesidad de hacer tres ajustes principales:

1. FUNDAMENTANDO UN DISCÍPULO

El discipulado comienza en la base, en el fundamento mismo. Todos nosotros tenemos ésta certeza y convicción. La primera enseñanza para un nuevo converso tiene que ser relativa al fundamento. Fundamento es la base en la vida del discípulo. Todo lo que fuere construido después, solo tendrá solidez si la base fuere bien colocada. Como en una construcción, no comenzamos construyendo una pared. La primera cosa que colocamos son los fundamentos, los cimientos. Este es un aspecto de la vida del discípulo que todos entienden. Si no hubiere entendimiento, Si no hubiere revelación, todo lo demás estará comprometido, o sea, no habrá garantía de estabilidad en la edificación.
Cuando ganamos a alguien, ¿por dónde debemos comenzar la edificación?
Por el fundamento. Llamamos “Fundamento” a los principios elementales de los “oráculos de Dios”, o sea: Jesús; Su Vida y Su Obra es La Puerta del Reino:
Arrepentimiento, Bautismo en Cristo y el Don del Espíritu Santo.
Esta es la base y nunca va a cambiar. El fundamento es la cosa más importante en una construcción y así es en la vida del discípulo. Sin fundamento la vida del discípulo no resiste.
Al echar los fundamentos en la vida del discípulo, es necesario ir tratando los principales problemas en su vida. Esta es una parte que fácilmente se olvida, por lo tanto es necesario estar examinando. No podemos olvidar ésta parte porque el nuevo discípulo estará adecuando su vida al patrón del Reino de Dios.
Muchas veces hacemos un gran énfasis sobre “los fundamentos” y olvidamos que tratar los principales problemas del discípulo hace parte de ése fundamento.
Tenemos que dar la misma importancia a esto como la damos al estudio de la Palabra y de las notas y escritos que acostumbramos leer y enseñar.
A medida que avanzamos en la enseñanza sobre la vida de Jesús y sobre otros aspectos del fundamento, vamos también tratando los problemas conyugales, problemas financieros, educación de los hijos, etc... , aunque no hayamos avanzado mucho en el estudio de las lecciones, es preciso ir tratando los problemas de los discípulos.
No podemos esperar la lección número 39, para tratar sobre la vida familiar. Si él tiene problemas serios en casa, tenemos que tratarlos enseguida. El discípulo que tiene problemas con su esposa, o problemas financieros no puede esperar hasta llegar a la lección que trata el tema de La familia y que está en la 4ª parte de las enseñanzas. Es un tremendo absurdo querer fundamentar (apostilla 1) y después enseñar sobre el propósito eterno (apostilla 2) y, después quién sabe, de ahí a un año y medio recién vamos a tratar los asuntos relativos a la familia. No! Tenemos que dar los fundamentos y tratar los principales problemas, al mismo tiempo.
Es necesario que esto entre en nuestros corazones. Necesitamos revelación. Caso contrario, el discípulo no va a poder adelantar, no estará debidamente fundamentado. ¿Por qué? Porque él estará atento a sus problemas. Aquel que está embrollado financieramente, endeudado, ¿cómo va a estar atento para la enseñanza? ¿Cómo podrá recibirla y menos aprenderla? ¿Cómo tendrá entendimiento o querrá tomar un tiempo para pensar respecto de las cosas de Jesús, si no salen de su cabeza las deudas, las disputas, los traumas? ¿Cómo podrá él contemplar al Autor y Consumador de la fe? ¿Cómo podrá correr la carrera que tiene por delante?
Observemos cómo es una maratón ¿Un corredor va a éstas carreras con ropa que usa normalmente? ¿Va con una camisa cerrada hasta el cuello? ¿Cómo alguien participa de una maratón? Se coloca una ropa lo más liviana posible.
Aquella que producirá la menor resistencia al aire. Sólo así se puede correr con libertad y sin impedimento.
¿Cómo van a andar los discípulos si no tratamos sus principales problemas? ¿Saben lo que sucede cuando no damos ése énfasis, cuando no entramos con firmeza tratando los principales problemas? Vamos a tener un “pequeño problema” crónico al lado nuestro. Será un “paquetito” que continuamente tendremos que cargar. Es esto lo que hace de nuestro servicio de hacer discípulos un trabajo complicado, cansador y sin éxito.

¿Qué hacer para corregir esto? ¿Cómo hacer los ajustes?
La respuesta es: Después de haber bautizado a alguien, enseguida tenemos que colocar los fundamentos y comenzar simultáneamente a tratar los principales problemas que haya en su vida.
En tanto el discípulo no logre liberarse de la presión de éstos principales problemas, no podrá producir nada para Dios, continuará enredado, embarazado con la carga y con el pecado. El no conseguirá correr la carrera propuesta.
No podemos sólo hablar de los fundamentos, ni tampoco tratar solamente sus principales problemas. Tenemos que enseñar los fundamentos y tratar sus principales problemas. Los dos a la vez.
Tenemos que aprovechar la primera etapa de la nueva vida del discípulo. El está con todo el empuje del Espíritu Santo, el está convencido de su pecado, está convencido de su vana manera de vivir. Nosotros tenemos que estar atentos y aprovechar ese momento para echar el fundamento y también buscar la gracia y la dependencia de Dios para discernir los principales problemas que puede haber en su vida. Debemos tratar inmediatamente los principales problemas del discípulo porque él tendrá que vencerlos.
Cuando alguien se convierte es porque entendió que Jesús es el dueño de su vida.
A convertirse, él entiende que el Señor está sobre todas las cosas. Y nosotros tenemos que tener gracia de Dios y sabiduría para fundamentarlo y discernir los principales problemas de su vida.
¿Cuáles son ésos principales problemas? Aquí tenemos algunos ejemplos: ¿Cómo cuida de sus finanzas? ¿Tiene deudas? ¿Es un mal pagador? ¿Su lenguaje es torpe?
Con relación a su esposa: ¿La trata bien, y con amor? ¿Cuida bien de sus hijos? ¿Su comportamiento con las personas es correcto? ¿Cómo es su mirar? ¿Tiene prácticas impuras? ¿Sus pensamientos son puros? ¿Tiene vicios? etc.
Nosotros tenemos que discernir ésos problemas apenas comienza a andar el camino. En cuanto vamos fundamentando, también vamos tratando ésos problemas a fin de que el discípulo se desembarace y pueda correr la carrera que le fue propuesta.

2. CATEQUIZANDO UN DISCÍPULO (Dt. 6:6-9; Heb. 3:12).

El Señor, por su misericordia, nos reveló éste principio. Años atrás comenzamos inquietarnos con esto. Fue luego de un retiro. Marcos Moraes, mi compañero de ministerio, volvió de unas vacaciones lleno de ánimo y carga por predicar. El predicó cinco mensajes sobre el Reino de Dios, teniendo como base el Evangelio de Mateo. Leía éste evangelio de Mateo todos los días. Una vez por día él leía el libro entero. Cuando él trajo la palabra, fue tremendo, pues los hermanos quedaron quebrantados y llorando. Nosotros pensamos que teníamos encontrada la llave para comunicar eso a los hermanos.
Pasado algún tiempo, tuvimos otro retiro. Resolvimos preguntar a los hermanos sobre las predicaciones que Marcos había hecho. ¿Cuántos las recordaban? ¡Ninguno!
Ni siquiera podían repetir los títulos. Comenzamos a entrar en una desesperación para con el púlpito. Una pregunta quemaba dentro de nosotros: ¿Qué será lo que los hermanos entienden y guardan de lo que enseñamos?
En ésa época comenzamos a relacionarnos con el pastor Iván Baker. El nos hablaba sobre simplicidad. Nosotros queríamos y buscamos la simplicidad de Cristo Jesús. El Señor nos mostró la necesidad de ser simples. Y fue así que, con una frase sola definimos la simplicidad que deber regir la enseñanza:
“Pocas cosas bien enseñadas, bien aprendidas, bien practicadas y bien transmitidas”.
A partir de ahí, comenzamos a simplificar la enseñanza. Nos determinamos a confeccionar un escrito con todo el consejo de Dios. Nuestra primera carpeta tenía 34 hojas! Allí se encontraba todo lo que considerábamos que la iglesia necesitaba aprender. Aquellas enseñanzas deberían ser repetidas, practicadas y transmitidas.
Iván Baker volvió d Argentina con una carpeta similar con 33 hojas. La nuestra tenía una hoja más que la de él, pero el contenido era el mismo.
En aquél momento el Señor nos convenció que teníamos que repetir, repetir y repetir. Fue así que surgió la “Catequesis de Memorización”. Ella contenía “Los ocho puntos sobre Jesús” – (Jesús existe antes de todas las cosas, Se hizo hombre, Tuvo una vida perfecta e irreprensible, Hizo una obra tremenda y grandiosa, Murió por nuestros pecados, Resucitó, Fue exaltado y Volverá) y La Puerta del Reino – (Arrepentimiento, Bautismo en Cristo y el Don del Espíritu Santo).
Dios nos dio gracia para colocar esa “catequesis de memorización” en unas tarjetas con preguntas y respuestas para que fuesen memorizadas, e interiorizadas y que produjesen revelación. Hoy, vemos podemos contemplar a los hermanos repitiendo juntos la misma palabra. Eso nos fue animando, pues comenzamos a percibir que aquellos hermanos que tenían dificultades en aprender, estaban repitiendo la palabra y no sólo repitiendo, sino además entendiendo. Nuestro corazón se ensanchó de alegría. ALELUYA!
Por un largo período tuvimos la práctica de repetir ésa palabra entre nosotros, en los encuentros de Iglesia, en los encuentros por las casas, con nuestros discípulos.
Ah! ¡Qué cosa buena! Qué cosa deliciosa que podamos repetir, memorizar y ordenar la Palabra de Dios en nuestras mentes y corazones. ¡Habíamos encontrado la “pepita de oro” de Dios! Hallamos allí una respuesta para todos los hermanos. Desde los más cultos hasta los más simples de los discípulos, todos estaban entendiendo las mismas cosas. El secreto era ministrar para que los más simples entendiesen, pues si ellos entendían todos los demás también lo harían. ALELUYA!
Estábamos satisfechos! Con el pasar del tiempo Dios nos agregó algo más. Algo que fue fruto de una evaluación de la propia catequesis de memorización. Fue Iván Baker que nos enseñó ése hábito de revisar y examinar nuestras prácticas.
Entonces preguntamos: Señor, tienes alguna cosa más sobre la catequesis?
El Señor nos ayudó a través de una historia que oímos. Cierto hermano recién convertido, tuvo que ir vivir a la Patagonia y, como no podría frecuentar los encuentros de Iglesia ni ser discipulado, llevó consigo siete cintas de cassette con ministraciones de los pastores. Y él las escuchó 50 veces cada una. Cuando regresó a la ciudad dónde se había convertido, ya había pasado un año. Este hermano estaba lleno de sabiduría, gracia y de revelación de la palabra de Dios. Después de algún tiempo, se fue reconocido uno de los pastores en su localidad.
Dios nos mostró algo más. Después de memorizar las tarjetas con las preguntas y respuestas, Leeríamos 50 veces cada escrito de enseñanza. Pasamos a sugerir que los discípulos tuviesen una lectura ordenada. Que siguiesen un criterio de acuerdo con el crecimiento de cada uno.
Fue así que surgió la catequesis de lectura.
Mas no se detuvo ahí. El Señor continuó trayéndonos más. El Señor continuó llevándonos a entender un poco más sobre la catequesis.
La palabra “KATEKEO” que aparece en el Nuevo Testamento, no original, está mal traducida en nuestras Biblias. En el original, la palabra no sólo expresa “una verdad”, sino también expresa “el contenido y la forma”.
Llegamos a la conclusión que la palabra no debería haber sido traducida, sino transliterada. En vez de traducir “KATEKEO” como "instruido", debería haber sido transliterado como "catequizado". Por el contrario, éste error no ocurre con la palabra “bautismo” ya que en ella también está incluido tanto el contenido como la forma.
A través de éste entendimiento el Señor nos añadió algo. Hasta aquél momento, nuestra práctica habitual era “auto-catequizarnos”, o sea, cada uno preparaba y memorizaba sus tarjetas de textos sólo, en su casa, o en su trabajo. Leíamos las lecciones, cada uno en su casa. Cuando volvimos a leer éstos textos aplicando el significado pleno de la palabra “Katekeo”, todo quedó mucho más claro aún.
Observen:
"Para que tengas plena certeza de las verdades en que fuisteis instruido".
No dice que “ tú fuiste y te instruiste ”, sino que “alguien fue y te catequizó”. No eres tú que va y se catequiza, sino que debes ser catequizado por alguien. Aquí tenemos a uno que fue y repitió, repitió y repitió tantas veces hasta que consiguió retener y aprender.
Hech.18:25: “Este había sido instruido en el camino del Señor;...”, o sea catequizado, “... y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba con más precisión lo concerniente al Señor...” refiriéndose a Apolos. ¿Qué habían hecho con Él? Instruido = catequizado, alguien lo catequizó, alguien lo instruyó repetidas veces respecto de las mismas cosas.
Romanos 2:18 “y conoces su voluntad, y siendo instruido (catequizado) por la ley apruebas lo mejor...” Siendo catequizado... Fue hecho por alguien.
1ª Cor. 14.19: “...pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar (catequizar) también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.” Prefiero hablar cinco palabras para catequizar. Alguien siempre está catequizando a alguien. No es alguien catequizándose, sino alguien catequizando a alguien.
Gal.6.6: “...El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.”
Alguien que está siendo catequizado. Si tú estás siendo catequizado es para hacer participante de las cosas buenas a aquél que lo... No dice que él se catequiza sólo, ni leyendo solo, sino que alguien lo...

¿Que es catequizar?

La palabra "catequizar" tiene en sí misma la forma y el contenido. El contenido es simple y la forma es la repetición. La palabra encierra en sí misma que la forma de catequizar es por la repetición y el contenido es simple.

Pocas cosas bien aprendidas, bien repetidas, bien practicadas y bien transmitidas.

En Mt. 5,6 y 7 tenemos el Sermón del Monte. Este sermón es la prueba escrita de ésta verdad que acabamos de declarar. Tremendo es éste sermón! Normalmente me lleva unos 30 minutos para leerlo. ¿Cuánto tiempo nos toma para leer este sermón? ¿Unos 30’?, ¿o 40’? A algunos les puede llevar hasta 1 hora. Jesús con certeza repitió éste sermón muchas veces. ¡Un montón de veces! Más Él no mando a los discípulos a memorizar, aunque ellos memorizaran a través de su repetición. El no les mando memorizar pero él habló tantas veces aquello, que ellos memorizaron, aprendieron, practicaron y transmitieron.
¿Cómo Mateo consiguió escribir el sermón? ¿El estaría parado oyendo y anotando?
¿Habrá sido así? ¿Cómo habría registrado todo? El Espíritu Santo vino para recordarles todas las cosas. Y el Espíritu Santo le fue recordando todo y entonces Pedro comenzó a meditar y a relatar. ¿Cuando oyó la primera vez? ¿Cuándo habrá sido esto? ¿Cuáles serían las cosas que Jesús hablaba? Jesús dijo muchas veces las mismas cosas y no decía muchas veces una sola cosa, sino que hablaba muchas veces todas las cosas.
Jesús impregnó la mente de los discípulos con la verdad y con su doctrina. El habló muchas veces respecto de ser pobre de espíritu, de lo que es ser pacificador, de lo que significa tener hambre y sed de justicia, de lo que es ser puro de corazón, de cómo es ser luz del mundo, cómo cumplir la ley, habló de los asesinos, del adulterio, de los problemas entre los hermanos, etc...
Ah! Pedro andaba junto con Jesús y en todo instante oía: "cualquiera que mire con intención impura en el corazón a la mujer del prójimo está en pecado". Todo el día Jesús estaba repitiendo todas éstas cosas: "No juréis..., el divorcio es esto..., la buena práctica de la justicia es esto..., si tu mano da... no toques trompeta,... no elijas los primeros lugares... si no ve para atrás..., cuando orares entra en tu cuarto...".

Jesús repetía, repetía, y repetía todas éstas cosas continuamente.

No es repetir apenas una verdad, sino repetir todas las veces todas las verdades.
Estar continuamente recordando en nuestras mentes y en nuestros corazones la palabra de Cristo Jesús.

¿Qué es lo que el Señor nos está entregando aquí? ¿Que estamos entendiendo?

No es solamente mandar al discípulo ir para su casa a memorizar, no es solamente mandar al discípulo a leer, pero lo que sí tenemos que hacer es repetir para él todas las verdades, todas las veces que nos encontramos.

Pedro dijo: "... yo os escribo para recordarlos y hacerles recordar, y esto mes es agradable".

Pablo dice: "... quiero repetirles y hacerles recordar todas las cosas...”. Ellos repetían todas las cosas.

Al leer cada libro de la Escritura percibimos que ellos hacen un resumen de todas las verdades y procuran tener memorizadas todas las verdades todo el tiempo; saben por qué? Para que no vivamos de énfasis. Cuando repetimos apenas una verdad cambiamos de énfasis.

El énfasis que damos es el énfasis que la iglesia irá a vivir. Ejemplo: Cuando hablábamos mucho sobre salir a las calles, ¿dónde estuvimos? ¡En las calles!
Golpeando las puertas, en las casas. Hablábamos mucho sobre esto. Después Dios nos trajo otra verdad, otro énfasis, "CONOCER A CRISTO", contemplar a Jesús.
Entonces pasamos a ser más contemplativos. ¡Porque el énfasis era contemplar! Y ya habíamos olvidado lo de las calles y estábamos en otro énfasis.
No podemos vivir de olas, de énfasis, pero sí en la plenitud de lo que Dios quiere.
La catequesis es la repetición de todas las cosas, todas las veces que nosotros repetimos. Eso es lo que evita que nos quedemos siguiendo énfasis. Todo debe ser recordado, a fin de que podamos estar practicando toda la doctrina de Cristo Jesús.
ALELUYA! Que el Señor traiga revelación a nuestros corazones.

3. EL RELACIONAMENTO CON EL DISCÍPULO.

Hoy se habla mucho de discipulado. Es uno de los temas más comentados en las denominaciones históricas, en los grupos pentecostales, en las comunidades y hasta entre aquellos que no tienen denominación.
Se habla mucho respecto de discipulado. Hemos escuchado a muchas personas predicando sobre el asunto. Y algunas que hemos oído tienen más claridad en la exposición de éste principio y de ésta verdad que nosotros mismos. Oímos predicaciones tremendas. Muchas de ellas nos edificaron, añadieron elementos, pero a la hora de poner en práctica, es ahí que la cosa se traba.
Predicamos bien, pero practicamos mal! No aplicamos de forma equivalente al principio que entendimos. Hoy, en el Brasil, y en otras partes del mundo, por donde hemos ido y relacionado con los hermanos vimos tres prácticas distintas del así llamado discipulado: se predica la misma cosa, pero se practica de forma diferente.

LAS TRES PRÁCTICAS DE DISCIPULADO.

1. El curso de discipulado.

Se predica correctamente, pero a la hora de aplicar esta palabra de “hacer discípulos” se da un curso de discipulado, algunos entregan hasta un diploma.
Después de ocho semanas dan un diploma y la persona sale “formada como discípulo”. No estamos criticando o menospreciando. Estamos apenas mostrando una forma que entendemos es errada de lo que es hacer discípulos.

2. Reunión de discipulado para estudio bíblico

Esta es un poco mejor que la primera. Algunos predican correctamente todos los principios que surgen en la obra de Jesús, miran a Jesús, mas llegada la hora de aplicar, hacen una reunión con los llamados discípulos para estudios bíblicos. Hacen una serie de estudios y así están un tiempo sin fin estudiando la Biblia, y llaman a esto discipulado.

3. Reunión de discípulos para estudio de la palabra y tratamiento del carácter.

Esto sí que es mejor! No es sólo para estudiar, aquí podemos tocar la vida, tratar con la vida del otro. Aquí ya existe la confesión de pecados, unos a los otros, hay libertad para el discipulador de preguntar cómo está en su casa, cómo está con esto, como está con aquello, como está aquello otro. Hay libertad para responder cuestionarios con preguntas importantes acerca de su vida y éste se expone...

Las tres van aumentando en efectividad, pero hasta ahora ninguna de éstas prácticas es hacer discípulos como lo hizo Jesús.

Tenemos que mirar el modelo. Y nuestro único modelo es Jesucristo. Estamos creciendo progresivamente en función del modelo. Queremos acertar el blanco de ser semejantes a El en todas las cosas.
Veamos el Modelo: Vamos abrir la Escritura en Mr. 3:13,14. "... los llamó para que estuviesen con él..." ,"... y enviarlos a predicar...”.
La pregunta es: ¿Jesús tenía un discipulado de reunión o de relación?

La respuesta es: Relación.

¿Cómo es el tipo de discipulado que estoy desarrollando? ¿Será de reunión o de relación? ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?
Pienso que la respuesta es muy simple. Si necesito hacer preguntas para saber cómo está mi discípulo, entonces el discipulado es de "reunión”.

No significa que no podamos preguntar nada, pero si continuamente tenemos necesidad de preguntar cómo está él, como está su vida en todas las áreas, esto demuestra que hay una falta de relación. El discipulado que tienes no es un discipulado de relacionamiento, mas sí un discipulado de reunión.
Si tuviéramos un relacionamiento intenso con el discípulo, ya estaríamos observando y analizando las áreas de su vida. Siendo así, las preguntas son casi innecesarias.
Jesús no necesitó estar preguntando cómo estaban sus discípulos. Una vez El preguntó, no al respecto de ellos, sino que les preguntó a ellos qué pensaban ellos a su respecto. El no preguntó: - “Pedro..., ¿y tu suegra? ¿Cómo está su salud? ¿Juan y Santiago están peleando mucho? ¿Están andando bien? ¿Cómo están los dos? ¿Y la relación con tu papá?
Jesús no hacía preguntas al respecto de ellos; las preguntas que El hizo algunas veces fueron respecto de sí mismo, qué pensaban respecto de El. El nunca pregunto a Judas: “¿Cuántos denarios tenemos en la bolsa?” “¿Te robaste algo? ¿No robaste? ”. El no precisaba preguntarle a Judas si se había quedado con algo o no; El lo veía robando”.
Jesús no andaba preguntando. El conocía a cada uno de ellos porque se relacionaba con ellos. El los observaba, El sabía de sus necesidades, tanto de sus cualidades, como así también de sus dificultades. El se relacionaba intensamente con ellos.
La pregunta a responder en nuestro corazón es: ¿Cómo ha sido mi discipulado? Si hay algunas frases como éstas entre la conversación de los discípulos: “voy al discipulado”, “hoy tengo discipulado”, “hoy es el día de mi discipulado”, entonces ya tenemos la respuesta de la pregunta que está arriba.

¿Cuál debe ser la postura del discípulo?

El discípulo es un aprendiz, uno que aprende con otro. Debe tener toda la disposición de imitar, debe tener admiración por la vida de quien le está instruyendo en la Palabra.

El discípulo aprende: Viendo, oyendo y preguntando.

Es de ésta forma que un discípulo aprende. Fue así con los discípulos del Señor:
“Lo que vimos, lo que oímos, lo que palpamos del verbo de verdad...”.Durante tres años y medio ellos vieron al Señor trabajar con la multitud, con los enfermos, con los endemoniados, con los ricos, con los pobres, con los cultos, con los incultos, con los viejos, con los jóvenes, con los sinceros, con los mentirosos, con los adultos, con los niños, con los hombres, con las mujeres, con los solteros, con los casados, en las casas, las calles, las sinagogas, con los fariseos (religiosos), con los pecadores, etc. En las más variadas situaciones de la vida diaria.
Durante tres años y medio ellos oyeron de sus enseñanzas, día tras día, ciudad tras ciudad, aldea tras aldea. Oyeron sobre el Padre, sobre el Espíritu Santo, sobre los cielos, sobre la tierra, sobre los ángeles, sobre los hombres, sobre el pecado y sobre los pecados, sobre la oración, sobre el ayuno, sobre la justicia, sobre el servicio, sobre el amor, sobre la humildad, sobre el Reino, etc. Todo esto oyeron andando por el camino, entre una ciudad y otra, por las aldeas, por las calles, por las casas, por las sinagogas, por los montes, por los valles, etc. Todo repetido exhaustivamente por el Señor.
Durante tres años y medio ellos le preguntaron de todo al Señor. Cualquier cosa que no entendían, la volvían a preguntar en particular, cualquier cosa que querían saber le preguntaban. Algunas veces indagaban entre sí, pero en seguida el Señor les quitaba las dudas y les esclarecía las enseñanzas. Cuando el Señor enseñaba por parábolas, luego les explicaba el significado de la parábola. Cuando los fariseos contendían con El, después les explicaba los designios de los corazones. Cuando respondía sobre un asunto serio, como ser el divorcio y el re-casamiento, los discípulos preguntaban para saber con certeza que era lo que El pensaba sobre el asunto.
Estas son las tres posturas que los discípulos tienen que tener para aprender con o su discipulador: Ver, oír y preguntar. Y para que esto acontezca tienen que tener mucho relacionamiento, mucho tiempo juntos.

¿Cuál debe ser la postura del discipulador?

El discipulador debe ser aquél que sirve, no aquél que es servido. Debe estar dispuesto a perder su privacidad.

El discipulador enseña en: todo tiempo, todo lugar, con su vida y con sus palabras.

Fue de ésta forma que el Señor lo hizo, fue así que El enseño a sus discípulos. No tenía hora ni lugar, su vida era la luz y sus palabras eran la verdad.

Durante tres años y medio enseñó en todo tiempo a sus discípulos. De día, de noche, por la mañana, por la tarde, por la madrugada, al amanecer, etc.

Durante tres años y medio enseñó en todos los lugares a sus discípulos. En la ciudad, en las aldeas, en el campo, en las plazas, las calles, las rutas, los montes, los valles, las planicies, en el mar, en los lagos, etc.
Nunca tuvo ni una hora marcada, ni un lugar fijo, sino que aprovechó todos los momentos y situaciones posibles para formarlos.
Esto nos muestra que tenemos que ser modelos y estar plenamente capacitados en la Palabra, con un buen depósito para instruir a nuestros discípulos.
Hay un contraste muy grande al observar el “modelo de discipulado” de hoy, con el que Jesús empleaba. Hoy es todo muy cómodo. El encuentro es en la casa, con día y hora marcada. Todo está preparado para el “modelo de reunión”, la casa está arreglada y preparada, los hijos están en su cuarto, la esposa ya preparó la cena..., todo está programado y preparado para funcionar. El asunto ya está previamente estudiado y la lección preparada. Entonces..., ¿qué será lo que los discípulos irán a aprender? Luego, ellos harán la misma cosa, así aconteció con los apóstoles. Ellos hicieron lo que vieron hacer a Jesús, ¿y nosotros vamos a hacer qué?: Lo que vimos a nuestros maestros hacer. ¿Y qué han hecho ellos? Discipulado de reunión. Nosotros estamos más cerca del discipulado de Buda que ser discípulos de Jesús. Buda es quien estaba sentado filosofando, pero Jesús andaba por todas partes haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo.

Existe una frase que define muy bien todo esto:

“Cuando estamos en casa lo máximo que puede suceder es lo que está programado, mas cuando estamos en las calles lo mínimo que puede acontecer es lo que está programado”.

Durante tres años y medio El enseñó con su vida a sus discípulos. Ellos le vieron hacer y enseñar todas las cosas. El enseñaba como quien tiene autoridad, pues todo lo que hablaba ya lo había hecho.
Ejemplo: La discusión de los discípulos acerca de quién era el mayor. Jesús enseña con la palabra y también con la vida, pues lava los pies de todos.
Durante tres años y medio enseñó con la palabra a sus discípulos. El siempre hablaba de parte del Padre y siempre conforme a la Escritura: “... oístes lo que fue dicho...”.
Por lo tanto, tenemos que enseñar en todo tiempo, en todo lugar, con la vida y con la palabra. Por eso, debemos estar preparados como obreros que manejan bien la palabra de verdad, que no evade ni deja para más adelante tema alguno con los discípulos. Cuando es preguntado, no transfiere el asunto para “la reunión” de discipulado, mas allí mismo, en aquélla misma hora enseña a su discípulo.

Nuestra práctica tiene que estar de acuerdo con el modelo que tenemos en Cristo
Jesús. La llave para desarrollar el servicio de hacer discípulos es:
RELACIONAMIENTO.
Obs.: Con esto no estamos prohibiendo el encuentro con día y hora marcada en la casa, sino que vayamos mucho más allá de éste encuentro marcado.
Debemos tener un encuentro formal, y además muchos encuentros informales. Lo formal es para informar – (día y hora marcada). Lo informal es para formar – (los encuentros con toda la iglesia, los encuentros de la iglesia en la casa, en las plazas, en las calles, etc.)

Que el Señor nos ayude a desarrollar éste servicio; El dijo: “... sin mí nada podéis hacer...”.

CONCLUSION:

Tenemos que analizar nuestro servicio como cooperadores de la obra de Jesús.
Todo esfuerzo que ahora hagamos debe ser para ajustar el rumbo, así como un hábil piloto corrige el rumbo de su embarcación. Que el Señor nos ayude a mantenernos así.

“Señor, no sabemos hacer esto todavía, mas Tú sabes. Tú lo hiciste con toda perfección; Tú repetiste tantas veces todo, con dependencia del Padre, con sabiduría para colocar cada cosa, y Tú habitas en nosotros. Aleluya! Viniste a habitar en nosotros para recordarnos de todas las cosas, y así como Tú nos recuerdas todo, ayúdanos a recordar a nuestros hermanos todos los principios que
Tú has traído a nuestra vida y ministerio. Y si Tú las revelas, yo sé que Tú capacitas y produces convicción para practicarlas, ayúdanos, Señor. En Tu nombre, Jesús, es que oramos!