martes, 29 de julio de 2014

Liderazgo. Pasión: La frecuencia de trabajo de un líder sobresaliente. Cristian Lopez



Julio 2014

En este estudio veremos desde donde responde y actúa un servidor que quiere llevar al máximo su nivel de servicio. La terminología es aplicable a distintos campos de acción, pero el corazón está dado por nuestro discipulado delante del Señor. El sigue siendo nuestro Maestro y nosotros sus seguidores.
Me hizo pensar acerca de esto, este cuadro:



Otra manera de ver las escalas sería al revés mostrando el grado descendente de nuestro “yo” a medida que más nos comprometemos con lo que hacemos.

I) Algunas consideraciones sobre la lámina original:

1) Lo primero que uno detecta rápidamente es que estos elementos son todas actitudes. Estas actitudes son el marco o la “frecuencia” en donde se desenvuelve el servicio y aporte de cada uno en lo que hace. Pueden utilizarse como altímetros o instrumentos con los cuales medir la motivación y el compromiso en aquellos que estamos ayudando a crecer o en nosotros mismos. Son ámbitos motivacionales. Esferas de actuación internas.

2) Cada actitud o frecuencia en si mí misma no es buena o mala. Pero su disposición sugiere que algunas son muchos más efectivas, y demandantes de compromiso y motivación que otras.

3) Una primer mirada nos dice que las funciones que se desarrollan desde la iniciativa, la creatividad y la pasión son más rendidoras que las que se originan en la obediencia, la diligencia y la inteligencia.

4) ¿Por qué la obediencia debajo de todo? ¿No es lo máximo a lo que podemos aspirar en la vida del discípulo? ¿No nos enseña la Biblia del valor de la obediencia, casi más que de ninguna otra cosa?
La obediencia es lo máximo en la vida del discípulo. Pero lo mínimo para calificar a un líder.    La obediencia es el emerger de las aguas de las tinieblas y nos ponemos contentos, porque el que llega a la obediencia, es como el que se estaba ahogando y emerge a la superficie y se aferra a una tabla… Pero un obrero cristiano, un servidor, necesita más si quiere hacer de su servicio algo potente y duradero.
Quizás debajo de la obediencia hay un montón de cosas con las que tratamos habitualmente cuando formamos las vidas de nuestros hermanos… desde la rebeldía, la incredulidad, la pereza, la evasión, el miedo, la necedad, la desatención…todas cosas por las cuales uno tiene que atravesar hasta llegar a la bendita obediencia. Esa es la marca de un discípulo, pero un servidor, está llamado a ir por más…

5) ¿Por qué no es bueno para un futuro servidor estacionarse en la esfera de la obediencia? Porque constantemente necesitará que se le diga lo que tiene que hacer! Y eso es: a) desgastante para cualquier persona y b) inmaduro, ya que creará una dinámica de orden-reacción, en donde nosotros constantemente nos veremos obligados a estar en posición de “mando” y el hermano en posición de “apagado” hasta tanto no llegue la orden. 
Algunos servidores abusan de esta dinámica, porque quieren asumir todo el tiempo el control. (¿Inseguridad?) Pero eso no desarrolla lo máximo, ni en él, ni en sus dirigidos. Siempre que sea posible se debe pasar rápidamente a desarrollar otras frecuencias de compromiso con nuestros colaboradores.

6) Ejemplos de la escala:
Decimos a un discípulo que llame a un contacto: en el nivel 1 lo hará cuando se acuerde o inmediatamente antes de que nos volvamos a encontrar para decirme que lo hizo, en el 2 lo hará rápidamente y se sacará el problema de encima, en el 3 pensará en que momento es más probable que lo atiendan para que tenga éxito su misión, en el 4 además de llamarlo, lo pasará a buscar para charlar y conocerlo, en 5 se le habrá ocurrido ir con otro a verlo y en 6 habrá hecho todo eso pero con su propio contacto...
Otro caso: Se pide a uno que organice una comida para integrar al Grupo, en el nivel 1 habrá que decirle todos los detalles a los que tendrá que estar atento y coordinar su cumplimiento y decirle además cuando tiene que hacer cada cosa, en el 2 habrá que decir los detalles, pero él se encargará de cumplirlos pronto, en el 3 pensará algún orden o situación que nosotros no hayamos previsto, no se quedará solo con lo que le dijimos, en el 4 el mismo se encargará de resolver la situación que encontró y que no fue contemplada ofreciendo el mismo la solución, en el 5 se le ocurrirá una picada, un postre, llevar la guitarra, o una situación o extra que adornará la comida de una manera original y divertida y en el 6 hará todo eso pero poniendo en obra su propia idea al servicio del Grupo.
¿En cuál frecuencia quisiéramos que funcionaran nuestros discípulos y próximos colaboradores?

7) A medida que subimos en la escala, agregamos valor. Añadimos de nosotros. Mejoramos el servicio. Nos motivamos. Nos comprometemos. Nuestro Yo, se hace chico en relación a la tarea o a las personas que estamos sirviendo.
Importante: La pasión no excede los límites de la obediencia!! Actúa dentro de su esfera.

II) Ejemplos bíblicos de funcionamientos positivos y negativos:

8) Ejemplo negativo de un discípulo que amparado en la obediencia fue malvado: el siervo inútil. En Mateo 25. 14-30 se cuenta la historia de este personaje que no quiso comerciar o servir, solo intento “cubrir su pellejo”.
A mi entender, todos recibieron un encargo en el mejor de los casos o simplemente los talentos de parte de su amo. Pero este siervo malvado se quedó diciendo “nadie me ordenó hacer tal o cual cosa...” se quedó esperando una orden y como no la tuvo… no hizo nada en pos de los intereses de su señor. Por eso fue acusado de malo. Tuvo un encargo o un talento, no una orden y se escudó: dijo a su señor “acá tienes lo que es tuyo...”  “yo cumplí, te devuelvo lo que es tuyo, no deje de hacer nada de lo que me dijiste...”  ¡Qué malicia astuta y malvada! que miserable actitud… 
Los otros no necesitaron instrucciones específicas: sin órdenes, actuaron conforme a lo recibido. Funcionaban en la esfera de la iniciativa y la inteligencia. El malvado simplemente se dedicó a esperar “que lo mandaran…”
El amo le respondió acusándolo de negligente. No de desobediente. Pero si le reprocha no haber hecho “lo mínimo” desde lo comercial que era llevarlo al banco. Le reprocha no haber pensado ni siquiera en esa posibilidad para beneficiarlo.

9) 2 Samuel 23. 14-17. David expresó un deseo (no una orden) y tres personas con coraje y decisión arriesgan sus vidas para cumplir con el deseo de su rey. La Biblia declara “los tres valientes hicieron esto”. Hay una honra a esa actitud de valentía y de espontaneidad en querer cumplir con un deseo y no esperar solamente ordenes o leyes.

10) Otro ejemplo (positivo) de esta escala lo tenemos en  una epístola muy poco usada… Filemón. En el versículo 21 Pablo dice que confía y descansa en la obediencia de Filemón y ¡en que hará más de lo que le pide! Iniciativa, Inteligencia. ¿De cuantas personas a nuestro alrededor podemos decir que harán más de lo que le pedimos?!! Qué alivio tremendo es esto para quien está a cargo de algo. ¿Somos nosotros así para nuestros mayores…?

III) La pasión en Pablo.

Ver la vida y obra de Pablo es encontrar a un hombre ardiendo de entrega y pasión.  
Hechos 17.16 dice que su  espíritu se enardecía4 mirando la ciudad entregada a la idolatría. No hacia las cosas por “saber” solamente.
Hechos 20.24 dice Pablo que no estima su vida preciosa para sí mismo… sino el terminar la carrera con gozo...
Hechos 23.3 Pablo responde de manera fuerte a quien en posición de guardar la ley lo amenaza. Lo que se muestra aquí es que Pablo obraba en una esfera de alta tensión interna cuando se trataba de asuntos relacionados con la justicia de Dios.
Gálatas 2: 12-14 Pablo reprende a Pedro porque con su conducta trastorna las enseñanzas, y lo hace delante de todos. “Era de condenar” fue su pensamiento. Su sentimiento fue de resistir.
En todos estos casos vemos un compromiso interior de Pablo que afectaba de manera total a todo su ser, no solamente acciones.
¿Cuáles eran las pasiones de Pablo?
1) Cristo.  Conocerle, amarle. Fil 1.21 | Fil 3.7-8.
2) Ganar a todos los hombres para Cristo.  1 Co 9.16-23 | Ro 15. 19 y 20.  
Pablo hacía cualquier cosa a su alcance – dentro de lo moral- que le permitiera acercarse empáticamente5 a cualquier persona con el Evangelio.  Lleno regiones enteras del evangelio. Se esforzó por demás. A tal punto que ni siquiera quería la ayuda circunstancial de ir a hablarles a aquellos que habían escuchado antes. Eligió hasta lo más difícil.
3) Perfeccionar a los santos.  Col 1. 28,29 | Ro 1.11  
Pablo luchaba con el poder del Espíritu en él y él se daba cuenta, el sentía que algo se movía dentro suyo “poderosamente”. Algo en su interior, parecía tener vida propia. Era un apasionado. Pablo quería comunicar la gracia de Dios aún a hermanos a quienes no conocía personalmente y por los cuales sin embargo sentía carga (romanos).

IV) La pasión en Jesús:

El proceso previo a la cruz de Cristo, con la traición, el interrogatorio, las torturas, las humillaciones ante los soldados y las públicas, etc. Se conoce como “La Pasión” de Cristo. Mucho más de lo esperado. Mucho más de lo imaginado. Quizás mucho más que lo que la ley exigiera para redimirnos. Y no solo cumplió con la ley eterna, sino también con la de los romanos y atravesó poniendo todo de sí; cuerpo, sentimientos, decisión, pensamientos, espíritu; para cumplir con su pasión y misión. 
Y esto lo hizo: “por el gozo puesto delante de Él”.
En Mateo 27.34 vemos que en la cruz le ofrecen a Cristo vinagre con hiel, que era una especie de analgésico que calmaría algunos dolores, Él lo rechazó. Se identificó tanto con la voluntad del Padre, que no solo obedeció el ir a la cruz: amó la voluntad del Padre. No aceptó una forma más fácil o ajustada para cumplir, no rebajó ningún precio. Obediencia plena, en exceso, de la más alta calidad. Pasión.
En Juan 2. 13-17 echa a quienes comerciaban en el templo. Se posesiona. A tal punto que los discípulos le adjudicaron la expresión “el celo por tú casa me consume”. No era solo hacer cumplir la ley. Era que el sentía el desprecio por la casa de Dios y se indignaba. Ese consumir afectaba toda su emocionalidad, verdaderamente era un apasionado por los negocios de su Padre, no era un asalariado, por eso sus sentimientos y actos se mostraron tan fuertes ese día.

Leemos repetidas veces de sus discusiones, acusaciones, indignaciones con los religiosos: en Mateo 23, cuando sana al hombre la mano seca un Sábado, cuando no disciernen las señales de los tiempos y si la de los cielos, cuando se pelean con sus discípulos, etc.
Le contesta a Herodes de manera desafiante en Lucas 13. 32-34. No se amedranta.

Cuando sus discípulos regresan de haber visitado los pueblos, Él se goza por su obra y expresa júbilo por sus resultados. Se alegra porque Pedro tiene revelación de su identidad directamente del Padre. Reacciona fuertemente cuando Pedro quiere “aconsejarlo” y lo aparta de su consejo. 
En Mateo 7. 21-23 nos dice que en el final de los tiempos dirá a algunos que se aparten de Él, ya que nunca los conoció. Esa expresión denota un estado emocional de severidad. Todo lo contrario a quien tiene emociones livianas o complacientes. 
¿El siervo inútil que era solo hacía lo que tenía que hacer… recibirá halagos de su señor?

El Cristo de Apocalipsis no es menos apasionado: en 3.20 dice que no soporta a los tibios. Los prefiere fríos o calientes. Está diciendo que prefiere a un frío que a un tibio! Y ¿Cuanto  menos en el liderazgo no soportará a un tibio…?

Las pasiones del discípulo en la persona de Cristo:

1) Jn 17.3 La vida eterna es que conozcan al Padre y a quien ha enviado, Jesucristo.

2) Mr 10.45 Vino a dar su vida en rescate por muchos. A todos atrajo a sí mismo en su muerte.

3) Mt 5.48 Nos pide que seamos perfectos. Lo mismo establece el Espíritu en Ef 4 y He 6.1.

Para pensar: ¿Hemos aprendido así a Cristo? (Ef 4.20) ¿De esta manera tan comprometida desde sus entrañas con la misión del Padre? ¿Tan fuerte y sentido?

V) La pasión en nosotros:

Tenemos que mirar para estimular y desarrollar las actitudes mejores en nuestros colaboradores. No detenernos en que es obediente. No llegará a sobresalir solo con eso. No dará lo máximo de sí mismo… Tenemos que guiarlo a la más alta de las frecuencias… la pasión.
Desde las alturas de la pasión se ve todo bastante distinto a como se ve en las llanuras de la obediencia: Hay cosas que no serán entendidas jamás por los “simplemente obedientes”. Habrá demandas de nuestra parte que serán vistas como raras o extremas, es sencillo: nosotros estaremos funcionando en una frecuencia, ellos en otra.

Imaginémonos a una banda de músicos tocando la guitarra y de repente uno toca en otra nota. Se “notaría” al instante. Todos en “sol” y el en “mí”… Así es igual de des-armónico cuando nosotros funcionamos y hablamos desde una frecuencia y el resto desde otra.
 El problema que tiene esta frecuencia de motivación y compromiso es que generalmente trata sobre cosas que no son “mandamientos” o no “están escritas en la Biblia”. Por eso se pueden volver cuestionables y hasta corremos el riesgo de ser acusados. 

Solo desde la pasión se puede entender algunas cosas, que desde la obediencia no. Desde la pasión es entendible tener whats up, usar el Facebook para el Reino, tener un plan mejor en el celular para mandar sms gratis, pero ahora todos usan whats up…!! ¿Cómo le transmitís la importancia de tener un corazón que anhele esto a un discípulo obediente..? ¿Cómo le imprimís el deseo de que este comunicado de todas las formas posibles con los discípulos y contactos? (Skype)  ¿Cómo le enseñas que por llegar a un perdió hay que dar el Máximo esfuerzo? ¿Cómo le “exigís” que no falte a ninguna convocatoria del Grupo, aun cuando en su entorno tenga “excusas razonables” para faltar? ¿Cómo decirle que renuncie a ellas? ¿Cómo dar la iniciativa para que haga cosas nuevas, novedosas, originales para predicar la palabra, para estar cerca de los incrédulos, para que ame, para que edifique..?? Aún estar en una fiesta mundana, pagana, sin sentido, como manifestación de amor por los que lo rodean. Desde la obediencia no se alcanzan a ver muchas cosas…

Hay otros que se conforman con el andar de los hermanos en “cumplimiso6” (mezcla de compromiso y cumplir, es en realidad el comprometerme con el cumplir...) Algunos reciben una respuesta light de un hermano y...¡no la cuestionan! la aceptan como legítima, no “arden” en su interior para desafiarla, para incomodarla… “solo son diligentes, pero no apasionados”.  Hacen su tarea de anunciar, pero no “molestan” al que no junta, al que es un devoto del “cumplimiso”… falta funcionar desde la pasión.

Biblia de estudio, escuchar prédicas, leer materiales… ¿Quién los aprende de memoria?? Comprar folletos, subir al colectivo a predicar…
Noviazgo postergado por el servicio… ¿? estás loco?!!!  Noviazgo encausado…o lícito… Matrimonio sin hijos por algunos años para servir a la Iglesia. Por ir a misionar a otro lado…
Algunos no cantan mucho al Señor… pero no cantan a “viva voz”.. es más.. se sientan rápido, apenas pueden… ¿Cómo lo entenderán.. si hablan desde otra frecuencia..? Vayamos a decírselo a los hinchas de un club del ascenso…

¿Qué es Pasión en cada uno de nosotros? Es cualquier situación que influye en mis sentimientos y pulsaciones. Tristeza, Alegría, Miedo, Ira. Lo que me “apasiona”, me afecta. 
Mi corazón tiene una dirección. Mi pasión me impulsa en esa dirección.

VI)  ¿Cómo estimular esta sana pasión? ¿Cómo hacerla crecer?

A) Visión. Jesús en Mateo 9. La visión consume. El que tiene visión, tiene luz propia.

B) Testimonio. Éxito. Es humano, pero nos entusiasmamos más cuando las cosas van bien. Nuevos convertidos. Buenos discípulos. Hombres fieles y leales. Pero es muy importante saber que las frustraciones son normales. Sanarse y volver al ruedo. Si un discípulo falla, si alguien se aparta, es natural sentirse frustrado, pero sabiéndolo de antemano, no hay que tomar decisiones fuertes en esos momentos, sino seguir con el compromiso en alto.

C) Ambiente. Una fogata mantiene encendido todos los carbones… Juntarse con los apasionados. Con los nuevos convertidos. Con los que tienen entusiasmo por la cosas del Señor.

D) Focalizar y/o desarrollar mi capacidad de apasionarme. Focalizar para el que se apasiona por todo. Que se decida, que aprenda a decir no. Que mate “amores” o cosas vivas en su interior, para que se concentre en su amor por Cristo. Que “de ninguna otra cosa (pasión) haga caso”.
A los apáticos y flemáticos: Hacer crecer al que tiene poca capacidad para apasionarse. Creo que es algo elástico, no rígido ni tampoco infinito. Se puede ejercitar y encauzar para bien. Que se hagan cargo de su poca motivación intrínseca y se propongan ser encendidos.
El dominio propio puede estar relacionado al inicio de la vida cristiana con el manejo de los desvíos pasionales. En otra etapa de crecimiento, puede estar relacionado con el “miedo” al uso de las pasiones. No considerarla como malas, no tenerles miedo. Una vez que hemos sujetado a nuestra voluntad, usarlas. Como usaríamos a un caballo que ya ha sido domado en el campo.

E) Declaración. Para las cosas negativas bien sabemos que el hablar puede traernos problemas y encender pasiones contrarias. Pero usemos el poder de la declaración en el aspecto positivo: la que inspira, la que compromete, y la que crea un mundo nuevo (Santiago 3).
Cuando Jesús hablaba, cambiaba a los discípulos, a la gente. Cambió al mundo por sus conversaciones. Encendió fuego en el corazón de los discípulos camino a Emaús.  Cuándo nosotros hablamos…¿Cambia el mundo?

Consideraciones finales:

2 Ti 1.7 Tengo que avivar el fuego del don de Dios que está en mí. El don lo da Dios. Cada don requiere un “fuego” para su desarrollo. Ese fuego, ese estado interior, esa frecuencia, la tengo que “avivar”. Hacer crecer. Tengo que avivar la pasión por Cristo, por ganar, por perfeccionar.
No promocionemos nuevos líderes que no entiendan esto, porque perderán dinero , tiempo, sufrirán deslealtades, (más dolorosas que los pastores aún, por no tener la “chapa” que si tienen ellos.), tendrán postergaciones profesionales, laborales, amistades menos frecuentes… Que entiendan que el liderazgo es pérdida!! 
Aun cuando tengan el carácter apropiado, sino tienen pasión no debieran estar en el liderazgo.


La pasión es el único brazo capaz de sostener el arco de bronce.

domingo, 27 de julio de 2014

El poder de la palabra de Dios para proteger el alma. C. Lancioni




Algo que desechar y algo que recibir.

Sgo. 1:19  Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

Sgo. 1:20  porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Sgo.  1:21  Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

Santiago comienza este hilvanado de pensamientos en el versículo 19: todo hombre sea pronto para oír, tarde para hablar, tarde para airarse, pero considerando que lo que suele ocurrir en  la comunicación creo que el problema central no radica tanto en la lengua como  en el pensamiento, antes de expresar palabra se activa la mente, primero pensamos y luego hablamos.

Podemos y solemos callar cuando mientras  el otro habla,  mientras tejemos en nuestra mente razonamientos y argumentaciones  (casi no lo dejaría terminar la frase) sin poder captar bien que se nos esta diciendo, mucho menos entender los pensamientos y sentimientos de nuestro interlocutor.

Bien podríamos parafrasear el texto, todo hombre sea tardo para argumentar y sabio para procurar entender.

Sin esta actitud interior no se efectúan cambio en nuestras percepciones, por consecuencia tampoco en nuestras opiniones, actitudes y decisiones.

Cuando conversamos con otros hombres necesitamos esta disposición interior para que haya comunicación verdadera, pero el verdadero problema se presenta cuando es Dios el que nos habla intentando comunicarse con nosotros y no encuentra receptividad por falta de disposición adecuada.

La triste realidad en el corazón humano.

Rom 1:21  Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

La palabra razonamiento es el griego dialogismo, uno que habla consigo mismo se auto engaña y se convence.

El espiral de degradación del genero humano que describe la epístola a los romanos cap. 1, tiene su origen y raiz en este germen.

Que fuerte es la inclinación de nuestros pequeños egos a defender estúpida y tenazmente nuestro reinito interior, como un instinto  casi inconsciente se acciona este mecanismo de defensa argumental, donde se pone de manifiesto la rebeldía, razonando en favor de nuestros intereses, comodidad o conveniencia.

2Co 10:5  derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Argumento: sofisma, falacia, razonamiento vacío, errores que tienen apariencia de sabiduría y verdad. Resolución de un problema con razonamientos erróneos.

Sofista: en lunfardo un charlatán.

El ego es un gran argumentador, posee grandes recursos en su imaginación, aun en las personas mas sencillas aparece la capacidad de argumentar cuando son puestos en incomodidad,y cuando no pueden hacerlo se cierran en silencio dentro del caparazón de su tozudez.

1Co 1:18  Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.

La palabra de Dios siempre le creara incomodidades al hombre natural, por eso la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, atenta contra las conveniencias del ego, lo agravia, lo denuncia y maltrata.

Algunos ejemplos en Jesús:
Jn 8:37  Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.

Jn 8:43  ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.

¿Que impide que la palabra de Dios sea sembrada en nuestros corazones?

Joh 6:51  Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52  Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53  Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55  Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56  El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

Las palabra se Jesús fueron fuertes, carne y sangre derramada, esta implícito el sufrimiento, el dolor,  Jesús  hace aparecer la cruz en el horizonte mental de sus discípulos.

Joh 6:61  Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?

Joh 6:61 Pero Jesús, sabiendo en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?

Cuchicheaban incómodos con lo que habían oído, y Jesús pregunta:

 ¿esto os escandaliza?, los hace tropezar.

Existe en el corazón humano un mecanismo de defensa para preservar la vida del ego, defender predominio de la vida del alma,  frente a la palabra de Dios nuestra mente responde como en el caso de una enfermedad auto inmune, el sistema inmunologico se confunde   y el organismo se ataca a si mismo.

De un modo similar el sistema inmunologico ataca a un órgano trasplantado (implantado) , siendo este la única esperanza de conservar la vida, la mente natural ofrece resistencia a la palabra de Dios, de algún modo intenta desalojarla.

Nuestra mente puede atenta contra nuestro propio bienestar, los impulsos y razonamientos suelen hacernos actuar de manera inconveniente, y arruinar relaciones, perder oportunidades, producir quebrantos que podrían haberse evitado.

Pro 16:25 Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es camino de muerte.

Le parece derecho, al pensar considera que son buenas las decisiones que toma, su mente le engaña, en el final de la cuestión el resultado es el fracaso, la muerte.

1Ti 4:16 Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan.

1. Pro 3:7  No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;
2. Pro 12:15  El camino del necio es derecho en su opinión; Mas el que obedece al consejo es sabio.
3. Pro 16:2  Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus.
4. Pro 21:2  Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa los corazones.
5. Pro 26:12  ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.
6. Pro_26:16  En su propia opinión el perezoso es más sabio Que siete que sepan aconsejar.

La mente natural siempre ofrece resistencia a la palabra de Dios.

Rom 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con  injusticia restringen la verdad;

Es cierto que en un hombre que ha recibido el amor de la verdad para salvación, la guerra  ya fue ganada por la palabra de Dios, pero como en toda guerra existen bastiones que se niegan a rendirse, reductos en nuestra mente que tienen que ser ganados por la verdad.

La gentileza de Dios para hablarnos la verdad.

Si bien Dios se relaciona con nosotros desde su autoridad, lo hace con gentileza, nunca impone su autoridad de manera coercitiva, aunque tiene poder para hacerlo.

Deu 30:16  porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

Deu 30:19  A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

Isa 55:1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y a los que no tienen dinero: Venid, comprad y comed. Sí, venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.

Mat 11:28  Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Hch. 17:30 Por tanto, Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

Mar 10:21  Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.

Luc 5:27  Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.

Luc 9:59  Y dijo a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
60  Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé, y anuncia el reino de Dios.

61  Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.

Pero: una palabra tan corta que tiene raíces tan largas, detrás lo que se oculta es la indisposición a cambiar, a mover nuestros puntos de vista, la fuerza casi irrefrenable de razonar, argumentar, hacer valer nuestra opinión. No estoy hablando de explicar, no hay problema alguno en contar lo que nos pasa, pero si hay problema cuando nos defendemos frente a los requerimientos de la palabra de Dios.

Escuchar y oir.

Sal. 81:7  En la calamidad clamaste, y yo te libré;
Te respondí en lo secreto del trueno;
Te probé junto a las aguas de Meriba.( Selah

Sal. 81:8  Oye, pueblo mío, y te amonestaré.
Israel, si me oyeres,
Sal. 81:9  No habrá en ti dios ajeno,
Ni te inclinarás a dios extraño.
Sal 81:10  Yo soy Jehová tu Dios,
Que te hice subir de la tierra de Egipto;
Abre tu boca, y yo la llenaré.

Aquí viene la tragedia:
Sal. 81:11  Pero mi pueblo no oyó mi voz,
E Israel no me quiso a mí.
Sal. 81:12  Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón;
Caminaron en sus propios consejos.

Sal. 81:13  ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo,
Si en mis caminos hubiera andado Israel!
Sal. 81:14  En un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Sal. 81:15  Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido,
Y el tiempo de ellos sería para siempre.
Sal. 81:16  Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo,
Y con miel de la peña les saciaría.


Regresando al pasaje inicial, la mansedumbre necesaria para que la palabra sea implantada.

Sgo. 1:21
Desechando toda impureza, y las tendencias perversas del corazon

recibid: Gr. dechomai: pegar, llevar consigo, recibir a alguien para que more conmigo.

con mansedumbre: Gr. Prantes: gentileza, bondad de espíritu, humildad.

la palabra implantada: Gr. Emphutos, de alli viene nuestra castellana imputar, sembrar,

la cual puede: Gr. Dunamai: es efectiva, relacionada con dinamis, tiene poder.

salvar vuestras almas:  Gr. Sozo: proteger, mantener a salvo, (en este caso la palabra no proviene del griego Soter que tiene que ver con la salvación del alma).

El caballo bellaco

Teníamos en su momento en nuestra graja de rehabilitación dos caballo que usábamos para entrar y salir los días de lluvia, uno de ellos era bellaco, yo no quería montarlo, porque resoplaba y cabeceaba para atrás, y en un descuido podía terminar en knockout, rebelde duro de boca, duro de oreja, ingobernable, carente de la mansedumbre indispensable.

Otro de los caballos que tuvimos se llamaba coronel, era un caballo pequeño y muy inteligente como suelen ser los caballos, cuando alguien lo montaba y el animal notaba la falta de autoridad o maestría en el jinete, lo llevaba debajo de los arboles de ramas bajas para sacárselo de encima.

¿Abra discípulos así?, que con el afán de no dejarse tocar allí donde no están dispuestos a cambiar, nos enredan en conversaciones complicadas e interminables .

Cuatro áreas donde la palabra debe ser recibida con mansedumbre:

1) El perdón.
Mar 11:25  Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26  Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Pocas cosas tienen un efecto tan nocivo para el alma como el resentimiento, sera por eso que Jesús lo hace parte de la oración cotidiana, quien perdona se libera de los efectos desastrosos de una mente enferma por el rencor.

2) La generosidad.
Liberados de la burocracia de yo y lo mio.
Luc. 6:38  Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

¿porque tengo que dar?

3) Aprendiendo la mansedumbre  y humildad en Jesús.
Aunque se hagan grandes esfuerzos para disimular el  yo siempre pretende tener la primacía, ser tenido en cuenta, mostrarse, ser de algún modo admirado.

El ego es un individuo muy pretencioso y exigente.

Hace poco me propuse hacer un repaso al final del día de todas las veces que me exprese de un modo demandante o exigente, y me sentí apesadumbrado, cuantos rasgos de orgullo y soberbia todavía viven en mi.

Si Jesús dice: aprended de mi, es porque se puede aprender, aunque no sean rasgos inherente a nuestra propia naturaleza terrenal.

4) La aceptación de nuestra realidad y la acción de gracias.
El testimonio de Ramón y la preservación del alma.

Hace unas semanas atrás acompañe a Victor en viaje a la provincia de Tucuman, y tuve el privilegio de ser hospedado en casa de un hermano llamado Ramón, su historia es muy dura, siendo un hombre de aproximadamente treinta años realizaba tareas en el campo y se callo del tractor que operaba, estando en el suelo el acoplado que venia detrás pose por encima suyo rompiendo la columna vertebral y produciendole un estado cuadriplegico permanente.

Ramón solo puede mover el cuello y un poquito los brazos, desde entonces se mueve en su silla de ruedas y depende de otros para sus necesidades mas indispensables.

Los tres días que estuve en su casa humilde, no encontré en su boca queja ni gemido, su rostro es un rostro distendido y alegre. Su pastor me contó en el camino que el grupo familiar que lidera junto a su esposa es el que mas crece en la congregación, va con su sencilla silla de ruedas de aquí para allá visitando gente, siendo un bendición e inspiración para muchos.

Este varón que podría haber terminado su vida ensombrecido por su desgracia, deprimido o amargado por su suerte, hoy es un hombre que otros visitan en busca de consejo.

Un hombre que pudo mirar al cielo aceptar su realidad, dar gracias a Dios y experimentar el poder preservador de la palabra de Dios.

...la cual puede salvar vuestras almas...
...la cual tiene poder para preservar, amparar, defender, sanar, sostener nuestras almas.

La actitud interior del discípulo.

Aunque solo nombre cuatro áreas importantes en nuestra vida, en todos nuestros caminos la palabra de Dios tiene que regirnos.

Toda la DIDAKE tiene que ser atesorada (implantada, imputada) y obedecida por el discípulo con un espíritu de mansedumbre, con un corazón dócil y tierno.

En medio de tantos peligros y circunstancias inesperadas podemos decir:

Sal. 119:105
Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino.

Heb. 13:6  de manera que podemos decir confiadamente:
El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.

sábado, 26 de julio de 2014

Ministerios sinergicos. G. Kleinerman

“Dos ejemplos de sinergismo entre el ministerio común a todos los santos y los ministerios específicos de la Iglesia”.

Quisiera utilizar dos casos del libro de Hechos de los Apóstoles para remarcar la importancia del “sacerdocio de todos los santos”, la importancia de “los ministerios específicos en la Iglesia” y también el efecto aumentativo cuando estos dos actúan conjuntamente.

Primer caso (Hechos 8.4-25)
Hch 8:4  Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 
Hch 8:5  Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 
Hch 8:6  Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 
Hch 8:7  Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 
Hch 8:8  así que había gran gozo en aquella ciudad. 
Hch 8:9  Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 
Hch 8:10  A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 
Hch 8:11  Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 
Hch 8:12  Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 
Hch 8:13  También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. 
Hch 8:14  Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 
Hch 8:15  los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 
Hch 8:16  porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 
Hch 8:17  Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 
Hch 8:18  Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 
Hch 8:19  diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 
Hch 8:20  Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 
Hch 8:21  No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 
Hch 8:22  Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 
Hch 8:23  porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 
Hch 8:24  Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. 
Hch 8:25  Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.

(vs.4) Claramente muestra que los “cristianos en general” anunciaban el Evangelio. No era cosa de algunos, era cosa de todos. Vemos aquí el “sacerdocio de todos los santos”.

(vs.5) Cuenta que Felipe predicaba a Cristo. No por ser alguien especial, sino por ser parte del cuerpo de discípulos que entendió que predicar era parte de la vida normal de la Iglesia.
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(vs.6) Dice que la gente “oía” el mensaje poderoso que Felipe anunciaba y “veía” las señales que Dios hacía a través de el.

(vs.7-8) Hubo un “impacto en la ciudad de Samaria” (como suelen decir ahora). A través de Felipe había comenzado una obra grande y con un “perfil carismático”.

(vs.12) Muchos creyeron el mensaje del Reino y se bautizaron.

Vemos hasta aquí un “cuadro hermoso”, deseable para cualquiera que está queriendo hacer la obra que el Señor nos ha encomendado.
Vemos en este “cuadro”: 
El sembrador correcto (Felipe el diácono)
Semilla correcta (Evangelio del Reino – vs.12)
Tierra correcta (Gente sedienta, que estaba atenta y que respondía – vs.6 y vs.12) 
Señales (todo era en un clima de mucha manifestación del poder divino –  vs.7)

¿Qué sucedió?
(vs.14) Los Apóstoles oyeron que en Samaria habían recibido la palabra de Dios y entonces fueron a “ver que sucedía” (no se quedaron solo con lo que oyeron).

Quiero remarcar aquí dos cosas:

1) El inicio de una nueva obra.
Vemos aquí una obra que comienza a través de discípulos que predican por los lugares donde van. No es una obra que comienza a través de un ministerio específico. 
Estamos acostumbrados a ver a Pablo el Apóstol,  yendo, predicando y estableciendo nuevas obras. Fue así y es necesario que los ministerios específicos sean ejemplo en esto. Pero es interesante que no es la regla, en más, la mayor cantidad de “obras”, la mayor cantidad de convertidos se ha dado y se va a dar a través del ministerio de todos los santos. 
Veamos lo que Justo González nos dice en su libro “Historia del Cristianismo” (pag. 44)

En conclusión, sabemos que algunos de los apóstoles —particularmente Pedro, Juan y Pablo— viajaron predicando el evangelio y supervisando la vida de las iglesias que habían sido fundadas por otros. Es posible que algunos otros apóstoles, como Santo Tomás, hayan hecho lo mismo. Pero de la mayoría de ellos no tenemos más que leyendas que reflejan una época posterior, cuando se creía que los apóstoles se dividieron la labor misionera por todo el mundo, y que cada cual salió en una dirección distinta. Al parecer, la mayor parte del trabajo misionero no fue llevada a cabo por los doce, sino por otros cristianos que por diversas razones —persecución, negocios o vocación misionera— iban de lugar en lugar llevando su fe.

2) El valor de la supervisión de los hermanos mayores.
Vemos aquí a los Apóstoles yendo a supervisar una “nueva obra”. No “por chusmear”, sino para ir a cumplir con su labor, con su ministerio, esto es, “equipar a los santos, ponerlos a funcionar, velar por el correcto ordenamiento de los discípulos” (katartismos – Ef 4.11-12).


Cuando llegaron los Apóstoles a Samaria ¿Qué vieron que faltaba?

(vs.15-16) Ellos observaron que no habían recibido el Espíritu Santo, sino que solo había sido bautizado en el nombre de Jesús. Ellos notaron que no había habido una obra profunda del Espíritu en las vidas, o sea, que no habían sido convertidos, porque parte de la verdad faltaba ser ministrada. 
Es interesante observar, como dijimos anteriormente, que la obra en Samaria tenía un “perfil carismático”. Sin embargo faltaba la obra regeneradora del Espíritu Santo en las vidas ¿que paradoja no?
Debemos destacar que si ellos, no hubieran  viajado hasta el lugar, sino hubieran tomado contacto con los “hermanos” y pasado tiempo con ellos, nunca se habrían dado cuenta de esto. 
Que valiosa es la supervisión de los mayores, para ver que falta y proporcionarlo.

(vs.17) Los Apóstoles pudieron “poner lo que faltaba”. Ministraron el Espíritu Santo a los hermanos y les hablaron la palabra de Dios (vs.25 – seguramente completaron todo el mensaje del Evangelio).

Evidentemente estos Samaritanos, habían creído sinceramente el mensaje del Evangelio y sinceramente se habían bautizado, pero no estaban convertidos. Como vemos desde el (vs.18), Simón es una triste evidencia de esto. 
Hasta la llegada de los Apóstoles seguramente muchos, en mayor o menor medida estaban como Simón, habían creído, se habían bautizado pero no estaban convertidos.
La llegada de los hermanos mayores completó la obra que Felipe había comenzado. Ambos ministerios (común y especifico) actuaron conjuntamente para lograr el objetivo de comenzar una nueva “comunidad de discípulos” en aquel lugar.

Es importante que el sacerdocio de todos los santos no excluya a los ministerios específicos en la Iglesia y viceversa. Deben actuar conjuntamente.

Segundo caso (Hechos 11.19-26)
 Hch 11:19  Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. 
Hch 11:20  Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. 
Hch 11:21  Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. 
Hch 11:22  Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. 
Hch 11:23  Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. 
Hch 11:24  Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. 
Hch 11:25  Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. 
Hch 11:26  Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía. 

Esta porción de Hechos retoma lo que venía diciendo en (Hechos 8.4), que se refiere a los que “fueron esparcidos” por la persecución. 
Luego de contar la obra de Felipe y hacer un paréntesis para contar la conversión de Saulo  y la historia de Pedro con Cornelio retoma en (Hechos 11.19)  el relato de la evangelización a través de “los esparcidos a causada de la persecución que hubo con motivo de Esteban”.  

Aparentemente el grupo de discípulos que se nombra en (Hechos cap. 8) no tenían problemas de evangelizar a los gentiles. Los que nombra en (Hechos cap. 11) evidentemente sí, aunque no todos.

(vs.20) Hubo un grupo que evangelizó gentiles en Antioquía.

(vs.21) Dios respaldó esta obra. Es coherente que haya sido así, pues el mandato del Señor “era a todas las naciones”. Dios avaló la obra entre los judíos y también lo hizo entre los gentiles.

Quisiera marcar aquí dos detalles:

1) El perfil de la obra.
No se nos habla aquí de una obra con un perfil carismático con en el caso de Felipe. El (vs. 20) solo dice que “se anunció el Evangelio del Señor Jesús”.

2) El resultado de la obra.
El (vs.21) dice que la gente creyó y  “se convirtió al Señor”, cosa que no dice en el caso de Felipe.
La palabra “convirtió” es la palabra en griego (epistrefos) que significa “volverse”. 
Estos “Antioquenses”, respondieron a la verdad, el Espíritu Santo obró en ellos y se volvieron a Dios, se convirtieron.

(vs.22) Como en el caso anterior, como en la “obra de Felipe en Samaria”, la noticia llegó a los Apóstoles y estos “no se quedaron solamente con lo que oyeron” sino que también, como en el caso anterior, quisieron ver de primera mano lo que sucedía. Para esto enviaron a Bernabé.

(vs.23) ¿Qué vio Bernabé cuando llegó a Antioquía? ¿Vio que faltaba ministrar el Espíritu Santo? ¿Vio que faltaba corregir el mensaje? ¿Qué vio?: Vio la obra de Dios, vio “la gracia de Dios”.
¿Qué hizo entonces? Se alegró, los exhortó, los alentó. No hizo nada raro, no siguió un sistema, Bernabé simplemente se alegró con Dios de lo que estaba sucediendo y manifestó con sencillez uno de los dones que más se ha de dar entre los hermanos, la profecía, pues dice que “los exhortó” y ésta es una de las funciones de la profecía. “La situación era distinta que con Felipe y por lo tanto, lo que había que hacer era distinto”. 

Ahora, es interesante que Bernabé hizo otras cosas.
(vs.25) Bernabé fue a buscar a Saulo (Pablo) para que estuviese en Antioquía. El debe haber mirado la Iglesia naciente y debe haber pensado: “¡Que bien vendría Saulo aquí!..¡Este es el lugar para el!”... y se lo trajo.
¿Qué está haciendo aquí Bernabé como hermano mayor? “Katartismos”. Esta poniendo a funcionar a los santos, esta velando por el correcto ordenamiento de los santos. Esta potenciando la obra que los santos están haciendo.

(vs.26) Otra cosa que hizo Bernabé fue, irse a vivir a Antioquía, pues dice que estuvieron allí todo un año. El se comprometió con la obra de los hermanos. “No gerenció desde lejos, sino que se hizo parte de la vida de la Iglesia”.

El resultado fue tremendo. Se formó una Iglesia de “pequeños Cristos” (cristianos – vs.26) y esta Iglesia pasó a ser una de las más importantes de la época.

¿Hubiera sido la Iglesia de Antioquía lo que fue, sin la intervención de Bernabé? Yo digo que NO.

El ministerio específico aumentó, potenció la obra que el sacerdocio común de los santos había comenzado.

Conclusión


La importancia del sacerdocio de todos los santos para la extensión 
del Reino de Dios.

La importancia de los ministerios específicos puestos por Dios para la obra de perfeccionamiento de los santos (Katartismos – Teleios).

La fortaleza que la obra toma cuando los ministerios común y específicos de la Iglesia actúan conjuntamente.

miércoles, 16 de julio de 2014

Un corazón para Cristo. C.H. Mackintosh

Léase Mateo Cap. 26    

      En este solemne capítulo tenemos revelados muchos corazones. El corazón de los principales sacerdotes, el de los ancianos, el de los escribas, el de Pedro y el de Judas. Pero hay particularmente un corazón distinto de todos los demás: el de la mujer que trajo el vaso de alabastro con el perfume de gran precio para ungir el cuerpo de Jesús. Esta mujer tenía un corazón para Cristo. Ella podía ser una gran pecadora, una pecadora muy ignorante; pero sus ojos habían sido abiertos para ver en Jesús una belleza que la llevó a juzgar que nada de lo que se gastara en él podría ser demasiado caro. En una palabra, ella tenía un corazón para Cristo.

          Pasemos por alto a los principales sacerdotes, a los ancianos y a los escribas y detengámonos unos instantes para considerar el corazón de esta mujer en contraste con el de Judas y el de Pedro.

          1. Judas era un hombre ambicioso. Amaba el dinero, inclinación muy común en todas las épocas. Había predicado el Evangelio. Había caminado en compañía del Señor Jesús durante los días de Su ministerio público. Había oído Sus palabras, había visto Sus caminos y había experimentado Su bondad; pero, lamentablemente, aunque era apóstol, aunque era compañero de Jesús y predicador del Evangelio, con todo, no tenía un corazón para Cristo. Tenía un corazón para el dinero. El lucro era siempre el motor que animaba su corazón. Cuando se trataba de dinero, la avidez se posesionaba de él. Las pasiones más profundas de su ser se veían despertadas por el dinero. “La bolsa” era su objeto más cercano y más querido. Satanás lo sabía. Conocía el particular deseo de Judas. Tenía pleno conocimiento del precio al que podría comprarle.  Conocía a su hombre, sabía cómo tentarlo y cómo utilizarlo. ¡Solemne pensamiento!

          Pero adviértase también que la misma posición de Judas lo hacía tanto más apto para los designios de Satanás. Su familiaridad con los caminos de Cristo lo hacía una persona ideal para entregarle en manos de Sus enemigos. El mero conocimiento intelectual de las cosas sagradas, sin que el corazón sea tocado, vuelve al hombre más insensible, profano y perverso. Los principales sacerdotes y los escribas de Mateo 2 tenían un conocimiento intelectual de la letra de la Escritura, pero no un corazón para Cristo. Ellos podían desenvolver el rollo profético sin dificultad ni demora hasta dar con el lugar donde se hallaba escrito: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel” (v. 6). Todo esto era muy bueno, muy cierto y muy hermoso, pero ellos no tuvieron entonces un corazón para ese “guiador”; no tuvieron ojos para verle; no le quisieron. Sabían al dedillo la Escritura. Seguramente se habrían sentido avergonzados si no hubieran podido contestar la pregunta de Herodes. Habría sido una deshonra para ellos, en la posición que ocupaban, dar muestras de ignorancia. Pero ellos no tenían un corazón para Cristo, y por ello pusieron sus conocimientos bíblicos a los pies de un monarca impío, quien los iba a utilizar, si podía, para sus horrorosos propósitos de asesinar al verdadero heredero del trono. Basta con lo dicho en cuanto al conocimiento intelectual sin el amor del corazón.

          Pero nadie vaya a interpretar que nosotros podríamos subestimar el conocimiento de las Escrituras. Lejos de ello. El verdadero conocimiento de la Palabra debe dirigir el corazón a Jesús. Pero puede suceder que haya un conocimiento de la letra de la Escritura hasta llegarse a citar un capítulo tras otro y un versículo tras otro con mucho tino; sí, y tal conocimiento hasta puede verse acompañado por un andar aparentemente en armonía con él, pero, a la vez, con un corazón frío e indiferente por Cristo. Este conocimiento sólo abrirá más la puerta a Satanás, como ocurrió con los principales sacerdotes y los escribas. Herodes no habría solicitado información a hombres ignorantes. El diablo nunca se vale de hombres ignorantes o ineptos para actuar contra la verdad de Dios. No; él utiliza instrumentos más capaces para llevar a cabo su obra. Los doctos, los intelectuales, los pensadores más profundos, siempre que no tengan un corazón para Cristo, estarán muy dispuestos a servirle en toda ocasión. ¿Por qué no fue así con los magos “que vinieron del oriente”? ¿Por qué Herodes —por qué Satanás— no pudo reclutar a estos sabios para su servicio? ¡Oh, lector, advierta la respuesta!: ellos tenían un corazón para Cristo. ¡Bendita salvaguardia! Sin duda, ellos desconocían las Escrituras. No habrían dado más que pobres muestras de destreza en la búsqueda de un pasaje de las Escrituras proféticas; pero buscaban a Jesús; buscaban a Jesús con vehemencia, honestidad y diligencia. Por eso Herodes, de haberlo podido, los habría utilizado de buena gana; pero no habían de ser utilizados por él. Ellos hallaron su camino hacia Jesús. No sabían mucho acerca del profeta que hablaba del “guiador”, pero hallaron el camino que los conducía hasta el mismo “guiador”. Le hallaron en la Persona del niño que yacía en el pesebre de Belén; y, en lugar de ser instrumentos en las manos de Herodes, fueron adoradores a los pies de Jesús.

          Ahora bien; no vaya a suponerse que ensalzamos la ignorancia acerca de las Escrituras. De ninguna manera. Quienes no conocen las Escrituras errarán gravemente y sin falta. Para alabanza de Timoteo, el apóstol le pudo decir: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación”, pero, al punto, agrega: “por la fe que es en Cristo Jesús” (2.ª Timoteo 3:15). El verdadero conocimiento de la Escritura siempre nos conducirá a los pies de Jesús; mientras que el mero conocimiento intelectual de la Biblia, sin ir acompañado de un amor de corazón hacia Cristo, sólo hará de nosotros instrumentos más eficaces en las manos de Satanás.

          Tal fue el caso de Judas, quien tenía un corazón de piedra que suspiraba por el dinero. Él tenía conocimiento sin una jota de afecto por Cristo, y su misma familiaridad con ese Bendito le hizo un instrumento apto para el diablo. Su cercanía a Jesús le permitió ser un traidor. El diablo sabía que treinta piezas de plata podían ponerle al servicio de la horrenda tarea de traicionar a su Maestro.

          Lector, ¡medite en esto! Aquí tenemos a un apóstol, a un predicador del Evangelio, a un profesante de fuste; pero, bajo el manto de la profesión, yacía un “corazón habituado a la codicia” (2.ª Pedro 2:14), un corazón que tenía amplio espacio para “treinta piezas de plata”, pero ni un solo rincón para Jesús. ¡Qué caso! ¡Qué cuadro! ¡Qué advertencia! ¡Oh, los profesantes sin corazón cuánta necesidad tienen de  mirar a Judas, de considerar su línea de conducta, su carácter, su fin! Predicó el Evangelio, pero nunca lo conoció, nunca lo creyó, nunca lo sintió. Pudo haber pintado los rayos del sol en cuadros, pero nunca sintió su influencia. Tenía abundancia de corazón para el dinero, pero no un corazón para Cristo. Como “el hijo de perdición”, “se ahorcó”, “para irse a su propio lugar” (Juan 17:12; Mateo 27:5; Hechos 1:25). Cristianos profesantes, guárdense del conocimiento intelectual, de la profesión de labios, de la piedad oficial, de la religión mecánica; guárdense de estas cosas y procuren tener un corazón para Cristo.

          2. En Pedro tenemos otra advertencia, aunque de naturaleza diferente. Él amaba realmente a Jesús, pero temió la cruz. Rehuyó confesar Su nombre en medio de las filas del enemigo. Se jactó de lo que haría, cuando tendría que haberse despojado a sí mismo. Se hallaba profundamente dormido cuando debió haber estado de rodillas. En vez de orar, se durmió. Y, más tarde, en vez de estar tranquilo, lo vemos blandiendo la espada. “Siguió (a Jesús) de lejos”, y luego lo hallamos “calentándose al fuego” en el patio del sumo sacerdote (Marcos 14:54). Por último, “comenzó a maldecir y a jurar” que no conocía a este Maestro de gracia. ¡Todo esto era terrible! ¿Quién se imaginaría que el Pedro de Mateo 16:16 es el mismo de Mateo 26? Sin embargo, lo es. El hombre, en su mejor condición, es como una marchitada hoja otoñal, “cual sombra que no dura” (1.º Crónicas 29:15). La posición más eminente, la profesión más estentórea, pueden terminar siguiendo a Jesús “de lejos”, y negando vilmente su Nombre.

          Es muy probable —casi seguro diría yo— que Pedro habría rechazado a puntapiés el pensamiento de vender a Jesús por treinta piezas de plata; y, sin embargo, tuvo miedo de confesarle ante una criada. No le habría traicionado y entregado a sus enemigos, pero sí le negó delante de ellos. Puede no haber amado el dinero, pero su falta estuvo en no manifestar un corazón para Cristo.

          Lector cristiano, recuerde la caída de Pedro y guárdese de confiar en sí mismo. Cultive un espíritu de oración. Manténgase cerca de Jesús. Sitúese lejos de las influencias del favor de este mundo. “Consérvese puro” (1.ª Timoteo 5:22). Guárdese de caer en una condición de alma perezosa y letárgica. Sea vigoroso y vigilante. Ocúpese en Cristo. Ésta es la verdadera salvaguardia. No se conforme meramente con evitar el pecado manifiesto. No se contente meramente con una conducta y un carácter intachables. Fomente afectos vivos y ardientes por Cristo. Uno que “sigue a Jesús de lejos” puede negarle muy pronto. Pensemos en esto. Saquemos provecho del relato acerca de Pedro. Él mismo nos dice más tarde: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1.ª Pedro 5:8, 9). Éstas son palabras de peso, provenientes, por cierto, del Espíritu Santo, a través de la pluma de uno que había sufrido así por falta de VIGILANCIA.

          Bendita sea la gracia que pudo decir a Pedro, antes de su caída: “Yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:32). Nótese que el Señor no dice: «He rogado por ti, que no caigas», sino: “que tu fe no falte” cuando hayas caído. ¡Gracia preciosa y sin par! Éste era el recurso de Pedro. Era deudor de la gracia, desde el principio hasta el fin. Como pecador perdido, era deudor de “la sangre preciosa de Cristo”, y, como santo que tropieza, era deudor de la prevaleciente intercesión de Cristo. Así ocurrió con Pedro. La abogacía de Cristo constituyó la base de su feliz restauración. De esta abogacía Judas no sabía nada. Sólo aquellos que han sido lavados en la sangre participan de la intercesión. Judas ignoraba todo esto. Por eso “fue y se ahorcó” (Mateo 27:5); mientras que Pedro, como hombre convertido y restaurado, salió a “confirmar a sus hermanos” (Lucas 22:32). Nadie era más idóneo para fortalecer o confirmar a sus hermanos que uno que había experimentado en su propia persona la restauradora gracia de Cristo. Pedro fue capaz de pararse ante la congregación de Israel y decir: “Vosotros negasteis al Santo y al Justo” (Hechos 3:14), tal cual él lo había hecho. Esto nos hace ver cuán enteramente fue purificada su conciencia por la sangre, y su corazón restaurado por la intercesión de Cristo.

          3. Y ahora, restan por decir unas palabras sobre la mujer que vino a Jesús con el vaso de alabastro. Ella se halla en un excelente y bello contraste con todos los demás. Mientras los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos se hallaban reunidos conspirando contra Cristo “en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás” (Mateo 26:3), ella se hallaba ungiendo el cuerpo de Jesús “en casa de Simón el leproso” (Mateo 26:1). En el momento en que Judas estaba acordando con los principales sacerdotes cómo vender a Jesús por treinta piezas de plata, ella estaba derramando el precioso contenido de su frasco de alabastro sobre la Persona de Jesús. ¡Patético contraste! Ella estaba totalmente absorbida con su objeto, y su objeto era Cristo. Aquellos que no conocían Su excelencia y hermosura podían tildar de derroche su sacrificio. Aquellos que eran capaces de vender a Jesús por treinta piezas de plata podían hablar de “dar a los pobres”; pero ella no les prestó atención. Sus razonamientos y murmuraciones no significaron nada para esta mujer, pues había hallado su todo en Cristo. Jesús era más para ella que todos los pobres del mundo. Ella sintió que nada de lo que se gastara en él sería “desperdicio”. Él no podía valer más que treinta piezas de plata para uno que tenía un corazón para el dinero. Para ella, él valía más que diez mil palabras, por cuanto tenía un corazón para Cristo. ¡Mujer bienaventurada! ¡Ojalá que te imitemos! ¡Ojalá que nuestro lugar esté siempre a los pies de Jesús, amando, adorando, admirando y venerando su bendita Persona! ¡Ojalá que consumamos y gastemos todas nuestras energías en su servicio, aun cuando los profesantes sin corazón consideren nuestro servicio como un “desperdicio” insensato! Se acerca rápidamente el tiempo en que no nos arrepentiremos de nada de lo que hayamos hecho por amor a su Nombre; si hubiera lugar allá arriba para lamentarnos tan sólo de una cosa, sería de cuán débilmente y con cuánta flojedad servimos a su causa en el mundo. Si en la “mañana sin nubes” hubiera tan sólo un rubor que cubriera toda nuestra mejilla, se debería a que nosotros, cuando estuvimos aquí abajo, no nos dedicamos más íntegramente a su servicio.
          Lector, sopesemos estas cosas. Y quiera Dios concedernos ¡UN CORAZON PARA CRISTO!

C.H.M.