Este artículo trata sobre estos tan ignorados cristianos evangélicos de la Edad Media, de
más de 4 siglos antes de Lutero (contra las mentiras romanistas que afirman que el
cristianismo evangélico nació de una escisión de Roma con este reformador), y de los
cuales sus propios verdugos: los inquisidores de la iglesia católico Romana dijeron
lo siguiente:
"Los herejes valdenses se distinguen por su comportamiento y el habla. Son impasibles y
sensatos. No se esfuerzan en llamar la atención con vestidos extravagantes o indecorosos.
No son comerciantes con el fin de evitar mentir, jurar o engañar. Viven únicamente del
trabajo artesano de sus manos. También sus maestros son tejedores y zapateros.
No acumulan riquezas, sino que se contentan con lo necesario para vivir. Comen y beben
con moderación, no frecuentan posadas ni van a bailes u otros lugares de mala reputación.
Son lentos para la ira. Son trabajadores, se dedican a aprender y a enseñar.
Les reconocerán por su manera de hablar: con cordura y veracidad. No difaman, no hablan
con palabras vulgares o vacías. Evitan toda expresión que pueda ser mentirosa o de
juramento. No dirán "sinceramente" o "de verdad", sino que se limitarán a decir "si" o "no".
Según ellos hacen así porque Jesús lo ordenó en Mateo 5:37" (Passauer Anonymus).
El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o
que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones:
La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al
tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles.
La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta
secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y
la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una
gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de
todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en todo a
Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes
multitudes de laicos les prestan atención." ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo"
José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)
A continuación una respuesta a afirmaciones hechas en los foros de discusión
de religión en Internet por parte de una persona que se hacía llamar C.C.
(Cristiano católico) donde llega a decir que si los Valdenses sufrieron tantas
matanzas por parte de la ICAR (Iglesia católica) es casi porque se lo merecieron
(por ser "enemigos de Roma"). Más abajo hay algunas preguntas y respuestas del
citado C.C.
PEDRO WALDO Y LOS VALDENSES El movimiento evangélico de la Edad Media recibió un valioso refuerzo con la conversión
de Pedro Waldo debido,a la impresión que le produjo la muerte repentina de un amigo
con el cual estaba conversando. Dicho incidente hizo que este rico comerciante, dejando
sus negocios, pensara solo en la salvación de su alma. Un sacerdote a quien preguntó sobre el asunto le respondió que había varias maneras
de salvar el alma, pero que la más segura era poner en práctica las palabras de Jesús
al joven rico: -Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Se
cree que el cura lo dijo con ironía, por que Waldo era un hombre muy rico; pero éste,
que estaba decidido a conseguir la salvación a todo coste, lo cumplió al pie de la letra.
Su gran acierto fue que, en lugar de ir a profesar el voto de pobreza en un convento,
resolvió deshacerse de sus bienes, empleándolos él mismo para beneficio de los
pobres y la extensión del Reino de Dios.
Consideró que era una obra muy buena a los ojos de Dios el mandar traducir y poner
en manos del pueblo las Sagradas Escrituras. Hizo escribir a mano muchas copias que
eran llevadas por cristianos fieles de un pueblo a otro. El clero empezó a mirar con recelo a aquellos hombres humildes que, de dos en dos,
descalzos y pobremente vestidos, con el volumen sagrado en la mano, iban predicando
la Palabra de Dios, y el arzobispo Guichard les prohibió predicar. Pedro Waldo apeló al papa esperando que su justa causa sería reconocida, y
compadeció con uno de sus colaboradores ante el Concilio de Letrán en marzo del
año 1179, El papa los trató amablemente pensando que los pobres de Lyon, como
les llamaban, permanecerían dentro de la Iglesia Católica, quedando convertidos en
una orden monástica y, según testimonios que tenemos de sus jueces, los hallaron
muy piadosos y austeros en su modo de vivir, pero ignorantes -según ellos- e incapaces
de predicar. Esto fue porque, en lugar de examinarlos sobre las Sagradas Escrituras
y las doctrinas más claras y evidentes del Cristianismo, les interrogaron, en Lenguaje
filosófico, sobre la Santísima Trinidad, las dos naturalezas de Cristo, y otras cosas que
los Concilios habían tratado de resolver y establecer como dogmas, sin pensar que
Dios tiene derecho a reservarse algunos misterios, sin revelárnoslos, hasta aquel día en
el cual seremos capaces de comprender todas las cosas.
Vueltos a Lyon, resolvieron que debían predicar el Evangelio con sencillez, porque era
menester obedecer a Dios antes que a los hombres, y se lanzaron a la obra,
desafiando la persecución. Esto les unió a sus hermanos los antiguos paulicianos -
descendientes de los cristianos primitivos-, a los pedrobrusianos y enriquistas, y todos
juntos vinieron a formar la Iglesia Evangélica Valdense, que subsistió y se extendió por
toda Europa durante varios siglos antes de que apareciese la Reforma.
El edicto de excomunión que se extendió contra ellos en el año 1181 les obligó a salir de
Lyon, lo que fue tan beneficioso para la causa del Evangelio como lo había sido la primera
persecución que vino a la iglesia cristiana de Jerusalén, la cual obligó a los primeros
cristianos a extenderse por todo el mundo antiguo predicando el Evangelio. Pedro Waldo huyendo d la intolerancia llegó hasta Bolonia (hoy Polonia) en la misma
frontera de Rusia donde murió el año 1217 después de cincuenta y siete años de servicio
para el Señor.
Los Valdenses en España Animados por su celo misionero los valdenses recorrieron el sur de Alemania, Suiza y
Francia llegando a España donde formaron grupos de cristianos disidentes de Roma en
las provincias del Norte, y sobre todo en Cataluña. El hecho de que dos concilios y tres reyes se hayan ocupado de expulsarlos de nuestra
patria demuestra que su número tenía que ser considerable. El clero impotente para detener el avance y, alarmado, pidió al papa Celestino III que
tomase medidas en contra del movimiento. El papa mandó un delegado en el año
1194 que convocó la asamblea de prelados y nobles en Mérida asistiendo personalmente
el mismo rey Alfonso II quien dictó el siguiente decreto: "Ordenamos a todo valdense que en vista de que están excomulgados de la Santa Iglesia
son enemigos declarados de este reino y tienen que abandonarlo, e igualmente todos los
estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden cualquiera que desde hoy se
permita recibir en su casa a los susodichos valdenses asistir a sus perniciosos discursos o
proporcionarles alimentos atraerá por esto la indignación de Dios Todopoderoso y la
nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación y será castigado como culpable del
delito de lesa majestad; además cualquier noble o plebeyo que encuentre dentro de
nuestros estados a uno de estos miserables sepa que si los ultraja los maltrata o los
persigue no hará con esto nada que no nos sea agradable."
Desde entonces la persecución se hizo sentir con violencia, y en una sola ejecución 114
valdenses fueron quemados vivos y sus cenizas echadas al río Ter en Gerona. Sin embargo,
muchos lograron esconderse y seguir secretamente la obra de Dios en el reino de León,
en Vizcaya y en Cataluña, pues al contrario de lo que decretaba la orden real, les Veían
con costumbres austeras y anunciando tan Claramente las Buenas Nuevas de salvación,
bien afirmadas en textos de la Sagrada Escritura, que hasta Se menciona al obispo de
Huesca, uno de los más notables prelados de Aragón como protector decidido de los
perseguidos Valdenses.
Pero las persecuciones contra ellos no cesaron, llegando a su apogeo por el año 1237,
cuando 45 de ellos fueron arrestados en Castellón y 15 de ellos quemados vivos en la
hoguera.
En Alsacia y Lorena hubo desde el año 1200 tres grandes centros de actividad misionera.
En Meta, el barba (pastor) Crespin y sus numerosos hermanos confundían al obispo
Beltrán quien en Vano se esforzaba por suprimirlos. En Estrasburgo los inquisidores
mantenían siempre el fuego de la intolerancia contra 1a propaganda activa que hacía
el barba Juan y más de 500 hermanos que componían la iglesia perseguida de aquella
ciudad.
En Bohemia, donde pedro Waldo terminó su gloriosa carrera, los resultados de la obra
Misionera valdense fueron fecundos. A mediados del Siglo XIII el inquisidor de passau
nombraba 42 poblaciones donde los valdenses habían echado raíces; y en Austria,
a principios del siglo xIv, el inquisidor Krens hacía quemar 130 valdenses. Se cree que el
número de ellos en Austria no bajaba de 80.000.
En Italia 1os Valdenses estaban diseminados Y bien establecidos en todas partes de la
península. Tenían propiedades en loS grandes Centros, Y un ministerio itinerante
perfectamente organizado. En Lombardía los discípulos de Arnaldo de Brescia gran
opositor del papa a pesar de que nunca llegó a separarse de la Iglesia Católico-Romana }
y que fue quemado vivo en el año 1155- unían fácilmente a los valdenses cuando éstos les
predicaban el Evangelio. En Milán poseían una escuela que era centro de una gran
actividad misionera.
En Calabria se establecieron muchos valdenses del Piamonte en el ano 1300 en
Fuscaldo y Montecarlo. Habían conseguido cierta tolerancia y les permitían celebrar
secretamente sus cultos con tal de que pagaran los diezmos al clero.
En tres de los valles del Piamonte Lucerna Perusa y San
Martín los Valdenses formaron pueblos enteros en las
primeras décadas del siglo XIII.Estos datos históricos que
poseemos de la abundante literatura producida por los
Valdenses prueban de un modo irrefutable cuán equivocada
y absurda es la afirmación de la Iglesia Romana de que el
Protestantismo tuvo su origen en Lutero: Centenares
de años antes de que se produjese el movimiento espiritual
de la Reforma existían ya muchos miles de cristianos que no comulgaban con los dogmas
de la Iglesia Católica
Romana y eran tanto o más protestantes de los errores y abusos del Catolicismo
que el famoso fraile sajón. (extracto de "Origen e Historia de las Denominaciones Cristianas" de Samuel
Vila, Ed. CLIE, España)
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