La pregunta es: Es posible que alguien se niegue a sí mismo diciendo; ¡basta ya de mí! Para mí ya no hay nada.
En mi vida ahora solo
tiene que ver con Jesús, para mí mismo nada, yo me niego. Después
de esto tengo que ir y tomar la cruz y deliberadamente perder la
vida, mirar lo que tengo y renunciar a todo en la vida. Haciendo todo
esto de todo corazón, con convicción en verdad de espíritu. ¿Es
posible que una persona pueda hacer la voluntad de Dios en su vida?
¿Qué
es necesario para cambiar de actitud? Son necesario 4 cosas:
1.
- Negarse a sí mismo.
2.-
Tomar la cruz.
3.-
Perder la vida.
4.-
Renunciar a todo.
Cuando
miramos estas expresiones, podemos pensar que es más fácil ser
condenado a la silla eléctrica.
Amados
vamos a leer Romanos 7:14 a 8:4.
Leamos
Filipenses 2.12-13 donde encontramos el resumen de lo que estamos
discutiendo.
Hay
una salvación para ser desarrollada y hay solo una forma para
desarrollarla, tener una actitud de temor
y temblor.
Cuando el escritor a los Hebreos habla del temor y temblor él dice;
porque
Dios es fuego consumidor.
(Heb12.29.
El
Espíritu Santo dice hoy;
ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor.
En
el versículo 13 de Filipenses 2 parece decir lo contrario. Cuando
uno lee el versículo 12 sale corriendo en una dirección y cuando se
lee el 13 uno puede salir en la dirección contraria, porque en este
versículo aparece que Dios es el que produce el querer como el
hacer.
La
pregunta es ¿Quién es el que hace en este asunto? ¿Es Dios que
hace en nuestro desarrollo? Aquí dice que Dios quien produce en
nosotros.
Ah!!!
Es Dios quien hace en nosotros qué bueno!!!
Cuando
oímos que Dios es que hace en nosotros nos animamos y descansamos en
Dios, pero al día siguiente además de estar animados y descansados
podemos estar de brazos cruzados. Entonces comienzo a decir que es
Dios quien va hacer, luego viene Dios y me dice: ¿Qué haces ahí de
brazos cruzados? ¿Por qué estas parado ahí? ¡Anda rápido a
ocuparte de tú salvación!
Cuando
Dios habla así con migo entonces me levanto a ocuparme de mi
salvación. Más doy tres pasos y descubro que mis piernas están
tambaleando y mi respiración está muy agitada descubro que este
asunto de ocuparme de mi salvación es muy difícil. Pero yo quiero
ser más santo y ser más santo y más santo, pero parece que en
cuanto quiero ser más santo la santidad está más lejos de mí. Ahí
comienzo a sacar la lengua para afuera y a decir; Dios no lo
consigo..... Y Dios dice.
Calma
muchacho ¿qué estás haciendo ahí?
Nuevamente
pregunto:
¡Como,
Señor! El Señor no me mando a ocuparme de mi salvación..... Él
dice.
¿Tú
no sabes que soy yo el que hago? ¿Qué haces todo acalorado ahí?
Soy Yo quien hago en ti.
Al
final de cuentas ¿es Dios quien hace o soy yo quien hace?
Vamos
a comenzar por el vs.13 de Fil. 2 ¿Qué es lo que Dios efectúa en
nosotros?
Dos
cosas; el
querer y hacer,
Dios es el efectúa estas dos cosas ¿por qué Dios es el que efectúa
estas cosas? ¿Por qué Dios tiene que hacerlas? ¿Porqué Dios tiene
que efectuar en mí el querer y el hacer?
El
hombre tiene dos problemas; un problema es que el hombre es rebelde,
y no quiere hacer la voluntad de Dios el hombre quiere hacer su
propia voluntad. El hombre no ama la voluntad de Dios, el ama su
propia voluntad, y Dios tiene que producir en el hombre que él
quiera la voluntad de Dios.
¿Cuál
es el otro problema? El hombre no consigue hacer la voluntad de Dios
¡No puede! Aun que él quiera. El pueblo de Israel llego donde
Moisés y le dijo;
Moisés,
puedes traer la ley y todo lo que el Señor manda, eso haremos. Y
después cuando leemos la historia de aquel pueblo nos damos cuenta
de esta realidad.
El
hombre no quiere hacer la voluntad de Dios porque es rebelde, más
también aunque quisiera no podría. Rom.8.8.
La
naturaleza del hombre fue corrompida, el hombre está incapacitado de
hacer la voluntad de Dios. ¿Cómo Dios efectúa en el hombre el
querer y hacer?
Hay
una palabrita que explica todo esto: Arrepentimiento.
Dios lleva al hombre al arrepentimiento. El hombre es rebelde, el
hombre no quiere hacer la voluntad de Dios, Dios lleva a ese hombre
al arrepentimiento, Pablo hace una pregunta a los Romanos que muchas
veces no se lee Rom2.24.
¿Cómo
es que el hombre se arrepiente de hecho y de verdad? Cuando el ve a
Cristo, cuando el compara a Jesús y la criatura.
Las
primeras criaturas fueron Satanás y sus ángeles que siendo
criaturas de Dios quisieron ser como Dios. Después fue Adán, el
también quiso ser como Dios. Él nos hizo vivir en este sistema de
rebelión. La tierra es un foco de rebelión en el universo. Más es
aquí en esta tierra que viene Jesús. Y el es Dios. Él no quería
ser como Dios, Él era Dios. Él hizo lo contrario de la criatura. La
criatura siendo criatura quiso ser como Dios. Jesús siendo el
Creador, el Verbo eterno se hizo criatura para ser una sola cosa:
Obedecer, obedecer y ser obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
Cuando
vemos esto, nos maravillamos esto nos quiebra nuestra cabeza
orgullosa. Cuando el Espíritu Santo nos ilumina para que veamos las
riquezas de la humildad de Jesús, ponemos nuestras manos en la
cabeza y decimos:
Que
fea es mi rebelión, como es fea, como es asquerosa mi rebeldía.
Estoy perdido por causa de la rebelión, es ahí cuando nos
arrepentimos y decimos:
Jesús
renuncio a todo, yo renuncio a todo, Jesús tomo el yugo yo también
tomare el yugo. Cuando llegamos a ese punto es por que Dios produjo
en nosotros el querer. Antes no queríamos hacer la voluntad de Dios,
ahora queremos hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Antes
no queríamos ni amábamos la voluntad de Dios y hoy si queremos y
amamos la voluntad de Dios es por que Dios produjo en nosotros el
querer su voluntad por la humildad de Cristo, por el ejemplo de
Cristo y revelándonos a Cristo nos llevaron al arrepentimiento.
Glorias por tanto a Jesucristo.
¿Tú
corazón no esta maravillado con Jesús? Tú contemplas aquel
carpintero es bueno mirar fijamente a ese carpintero manso y humilde
de corazón Él está transformándonos nuestro corazón a la misma
humildad de Él gloria Dios.
Dios es el que
produce en nosotros el querer y el hacer
Mientras
tanto necesitamos entender algo muy importante:
La
palabra arrepentimiento están fuerte en nuestro medio, tan repetida,
tan esclarecida, tan graciosamente entendida que corremos un riesgo;
un riesgo de creer que con el arrepentimiento está todo resuelto. Tú
te arrepientes, te niegas a ti mismo, no quiere hacer nada para ti,
solo quieres hacer la voluntad de Dios y esta todo solucionado.
Dios
produce en nosotros el querer, llevándonos al arrepentimiento, más
Dios produce el hacer si vivimos una vida de fe en Jesús.
¿Cómo
Dios produce el querer? Por el arrepentimiento.
¿Cómo
Dios produce en nosotros el hacer, el cumplir y el obedecer su
voluntad? Por
la fe.
Querer
es solo querer. Querer no es hacer. El arrepentimiento nos lleva a
querer. La fe nos lleva a vivir. A realizar. A cumplir toda la
soberana voluntad de Dios.
Una
pregunta más.
¿Puede
alguien haberse apropiado y recibido de Dios la primera parte y no
recibir la segunda? ¿Puede Dios efectuar el querer y no haber
efectuado el hacer? ¿Puede o no?
Puede
que hallan hoy muchas dudas con respecto a esto, pero hoy hay que
tener plena certeza respecto a esto. No es posible que esto
acontezca, pero la verdad estas dudas les acontecen a muchos. Como
puede ser posible que Dios produjera el querer en una persona es
decir que se arrepintió, se niega así mismo, toma su cruz, renuncia
a todo lo que posee y es capas de perder la vida... ¿y Dios no puede
realizar el hacer?
La
lectura de los textos cuando comenzamos este estudio sería
suficiente para responder esta pregunta. Vamos a leer Rom7.18
nuevamente.
¿Pablo
es un esquizofrénico a caso? Parece que él tenía dos
personalidades. Él quería hacer una cosa pero en realidad hacia
otra la que no quería. Mas el mal que no quería eso era lo él
hacia, parece que el apóstol se estaba volviendo loco.
Vemos
aquí claramente a través de las escrituras mostrándonos un hombre
que admiramos profundamente, y que Dios había efectuado en él el
querer. Él decía que con la mente él era esclavo a la ley de
Cristo. Aquí no estamos hablando de un mal convertido, de un
religioso, aquí cuenta la experiencia de un hombre que el Espíritu
Santo está ablandando el corazón por la voluntad de Dios, a tal
punto que el dice; desventurado
miserable hombre que soy.
Alguna ves el Espíritu de Dios te ayudo a dar ese grito, quien sabe
a lo mejor 100 veces o por que no decir un millón de veces.
“El
querer el bien está en mi, pero no puedo efectuarlo”
Esa es la experiencia de Pablo.
Nos
necesitamos como Iglesia, con mucha urgencia, entender la importancia
de este asunto que estamos hablando aquí. Por que esta revelación
que el Señor nos esta dando sobre el arrepentimiento es tan grande,
tan fuerte que corremos el riesgo de solucionar y resolver toda la
problemática en el
arrepentimiento.
Como
estábamos perdidos y confusos cuando no entendíamos el
arrepentimiento, creímos en una gracia de Jesús que no sabíamos
por donde comenzaba y no sabíamos como usarla. Gracias a Dios por la
revelación del yugo de Cristo.
Muchas
veces aquellas personas que están llenas de problemas son niños.
Que no quieren tomar su cruz, que no quieren renunciar todo, pero no
siempre es así.
Muchísimas
veces pero muchas veces hay personas que aman la voluntad de Dios
pero descubren que no pueden hacerla. Pero si Dios ya realizo en esas
personas el querer se hayan como Pablo diciendo: ¡Soy un
desventurado un miserable! Que no consigo vencer. Nos adelantamos a
decirle a esa persona; toma tu cruz, renuncia, pierde...No es por
ahí.
El
arrepentimiento no tiene el poder para hacer es solo una condición.
Es
como un mendigo que alguien le extiende una mano y le dice:
¿Quieres
salir de esto?.... El mira y responde. Quiero...
¡Entonces
dame la mano! --- El mendigo comienza a extender su mano.
Se
arrepintió de vivir en la miseria. ¿Hay poder en esto? No hay
poder en que se arrepienta. El poder está cuando se le extiende la
mano para salir de su estado.
-----
Ven acá que yo te voy a tirar de tú mano---- y él responde. Yo
quiero salir de esta porquería de vida.
El
arrepentimiento no tiene poder. El
poder está en Jesús
El poder está en nuestra fe en Jesús. Judas dice Amados
edificándoos en vuestra fe santísima.
(Jd20).
Tenemos
una fe santa, que es preciosa. Por que un don de Dios, para que
coloquemos los ojo en Jesús y creamos en Él y vivamos en ÉL y
seamos victoriosos en Él.
En
ningún lugar de la Biblia dice: Que el Justo
por el arrepentimiento vivirá,
sino: Que Justo
por la fe vivirá.
Necesitamos
de una corrección a fondo, por que si vemos que alguien no anda bien
nuestra tendencia es creer que no se arrepintió, no tomo la cruz, no
se negó a si mismo. Puede ser verdad para algunos, pero muchas veces
puede estar como Pablo. Dios ya produjo en él el querer, pero no
todavía el hacer. ¿Cuántos hermanos que están ministrando a otros
usando la palabra de la verdad en Cristo? ¿Las palabras de que Pablo
tanto nos hablo en romanos y en todas sus cartas? De la victoria de
Cristo.
Pablo
termina en su testimonio hablando de la victoria que él tenía,
cuando el Espíritu de Dios le revela, él dice: ¡Gracias a Dios por
la cruz que yo tome, gracias a Dios por el arrepentimiento! ¿Fue
esto? No!!
“Gracias
a Dios por Jesucristo, gracias a Dios por Jesucristo”.
Si
vamos a tener victoria en el Señor Jesús va ser de una sola forma:
Por la fe en el hijo de Dios que nos amó y dio su vida por nosotros.
No hay otra forma de ser victorioso que no sea en mirar y
acercándonos a Jesús, nuestro Señor. Bendito arrepentimiento que
nos lleva donde Él. Bendecimos el arrepentimiento que nos libera de
las cadenas y que nos permite que le abracemos. ¡Él es nuestra
victoria! El poder por tanto no está en el arrepentimiento. El
arrepentimiento es una condición para vivir en el Espíritu. La
victoria está en vivir por la fe.
¿Cómo
funciona esto? ¿Cómo es que Dios produce el hacer?
Vamos
a leer Jn1.16.
“Por
que de su plenitud tomamos todos, gracia sobre graciaӬ
¿Puede
haber alguien que no sea parte de todos? Yo me hago parte de “todos”.
¿Quienes
han recibido de su plenitud? ¡Todos! ¿Qué significa recibir de su
plenitud? Es recibir su santidad perfecta, su amor perfecto al padre,
su vida santa, su humildad al extremo, sin haber nunca pensado mal,
sin tener ningún egoísmo. Esa es la plenitud de Cristo.
Aquí
nos dice la palabra que todos recibimos de Su plenitud. Nos miramos a
nosotros mismos y nos preguntamos ¿yo recibí? Es ahí donde nos
recordamos de nuestras peleas, nuestras amarguras, impurezas,
flojeras que tuvimos en no hace muchos días atrás y decimos: “Yo
recibí de su plenitud”, alguna cosa está errada, algo no está
funcionando.
¿Cómo
es que recibimos? ¿Recibimos o no recibimos?
Hay
muchas cosas en la Biblia que parasen que son para esquizofrénicos,
lo primero para un cristiano es ser esquizofrénico, parece que
existen dos vidas: Tenemos una cabeza que nos lleva para un lado y
una carne que nos lleva para otro... No sabemos si es la carne o es
la mente quien nos dirige.
¿Recibimos
o no recibimos?
Ahora
preguntamos a todos: ¿Quien el mes pasado recibió toda la plenitud
de Cristo? En su boca no se hallo engaño, santo como el Padre,
humilde al extremo (parece que no hay nadie).
¿Que
somos nosotros? ¿Esquizofrénicos? ¿Recibimos o no recibimos? Mas
si recibimos como es que alguien nos dice, yo no se si tu recibiste,
¿recordamos de las últimos disentimiento que tuvimos con un
compañero o compañera? ¿Tu no descubrías que el o ella habían
recibido de la plenitud de Cristo?
Tengamos
paciencia es preciso que este texto lo veamos en el griego en Jn.1.16
la palabra tomamos
todos
en el griego es “lambano”
Ocurre
que esta palabra es usada muchas veces en el NT y con un sentido muy
diferente del que se encuentra aquí. Cuando Jesús le dice a Pedro:
Ve al mar tira un anzuelo y toma un pez, ¿sabes lo que Jesús dice?
Pedro ve y “lambano” un pez. ¿Como es que Pedro sabia que el iba
a tomar un pez? Bueno, si Jesús estaba diciendo ve y tómalo, era
por que Jesús estaba dando un pez. Pedro tenía que ir y tomarlo.
Muchas
veces esta palabra lambano aparece en el NT con este sentido. Cuando
leemos que Jesús tomo los panes y dio gracias. Esto significa que el
tomo los cinco y los dos peces con una mano y dio gracias. La palabra
que aparece en los textos de los evangelios es lambano. Jesús tomo
los panes y los peces. El niño que estaba con los panes y los peces
ya los había dado para Jesús, Jesús solo tenia que hacer una cosa,
Jesús tenia que (lambano) tomarlos.
Esta
misma palabra es usada aquí; todos nosotros hemos recibido, o sea ya
fue dado ¿pero recibimos o no recibimos? Esta es la cuestión
lambano significa recibir-tomándolo.
Hay
una ilustración muy buena que nos ayudará a entender este punto.
Contaba un hermano de una mujer anciana de una vida miserable, muy
enferma, postrada en cama y ardiendo en fiebre durante mucho tiempo
ella vivía en estas condiciones. No tenía dinero para consultar a
un medico ni menos para comprar remedios. Miserable total, postrada
en una cama con sus sabanas todas rotas, ni tampoco un lugar
apropiado para tomar un baño para aquella mujer.
Un
día este hermano al saber de su situación decidió ir a visitarla
para orar por ella. Ella le dijo cuando vio a este hermano; hace
mucho tiempo que nadie la visitaba y se encontraba comiendo unos
panes duros y quejándose de su vida miserable total. En estas
condiciones y con un mal olor reinante en su habitación le pregunto
¿puedo orar por ti? Ella le respondió que bueno, necesito de tus
oraciones. Mientras el oraba sus ojos se abrieron y se quedaron fijos
en un cuadro que ella tenia fijado en la pared, era algo muy extraño
por que no era una pintura era un montón de papeles escritos, ente
tanto que oraba se preguntaba que era aquello y cuando termino le
pregunto a ella.
¿Mujer que ese cuadro de la pared?
¡Ah! Eso es la única cosa buena que yo tengo por la cual me siento
un poquito digna pero ¿no se lo que es? Por que yo no se leer, no se
lo que está escrito en esos papeles. Pero me recuerdo que hace mucho
tiempo a tras yo tenía unos tíos, gente muy buena, que me ayudaban,
me daban comida, remedios cuando estaba enferma me ayudaban a
limpiarme me cubrían es decir vivía mucho mejor que ahora. Después
nunca más oí hablar de ellos, mi conclusión es que eran buenos
ancianos que murieron.
Cierto
día una persona vino y me entrego un rollo de papeles que mis tíos
me dejaron, así que tome estos papales y decidí mandarlos a
encuadrar para fijarlos en este lugar y así acordarme de ellos,
cuando me siento desanimada, miserable como basura miro ese cuadro y
me recuerdo de que tenía gente de bien y ya no me siento tan
miserable, que tenía una familia de bien. El hermano pregunto... si
podía ver el cuadro en seguida lo tomo y empezó a leer los papeles
y descubrió que era una herencia que sus tíos le dejaron. En
seguida tomo estos documentos y fue al banco con un abogado para
reclamar su herencia. Aquella mujer miserable, era rica podía tener
de todo lo que ella quisiera, pero vivía una vida miserable.
Pregunta:
¿Aquella mujer había recibido una herencia? ¡Si ella la había
recibido! ¿Pero realmente la había recibido? Ella la recibió pero
en realidad no la recibió. El hecho que ella la había recibido,
pero no tomo posesión de su herencia.
Nos
parece a ciertas personas que conocemos partiendo de uno mismo. Vamos
a reuniones y miramos nuestro cuadro de la herencia y decimos ¡yo no
soy tan miserable!
El
Señor quiere que vivamos por la fe. No nos basta proclamar: ¡Tenemos
un cuadro! Ni tampoco saber que tenemos una herencia que reclamar, si
dejamos el cuadro en la pared. Tenemos que tomar, poseer (lambano),
posesionarnos de la herencia. Ya la recibimos, pero necesitamos
recibir—tomándolo.
¿Y como se recibe? Por
la Fe.
¿Cómo
es que es por la fe?
Este
es un asunto que el Espíritu Santo nos puede enseñar el es poderoso
para hacerlo. Cabe al Espíritu Santo llevarnos a una vida de fe.
Pero no tenemos que dejar de ser ignorante en cuanto a la grandeza de
nuestra herencia. Todos tenemos que saber que tenemos esa herencia.
Ella existe, ella es una realidad.
Iglesia
amada, tu herencia es toda la plenitud de Cristo, toda la vida de
Cristo, toda la riqueza de su santidad y humildad de Cristo.
Necesitamos
aprender a vivir por la fe, a andar en el Espíritu. Y andando en el
Espíritu se va a manifestar la vida de Cristo en nosotros. ¡Renuncia
y fe—fe y renuncia!
Necesitamos
una revolución, un cambio profundo, un cambio de posición en el
corazón, un cambio de énfasis, ¡nuestro énfasis tiene que se
Cristo! ¡Nuestra vida tiene que ser Cristo! Si alguien quiere a
Cristo hay una condición ¡Negarse a si mismo! Pero saber que
negarse a si mismo no tiene poder, no esta la victoria ¡La victoria
es Cristo! Es andar con Él, es mirar por Él, depender de Él es
amarlo, sabiendo que Él nos amó primero.
No
tenemos que desasociar todo este asunto del amor de Dios. Nosotros no
podemos vivir por la fe si no estamos convencidos del amor de Dios.
Es tremenda la revelación de la soberanía de Jesús, es grandiosa
la revelación de la muerte de Cristo, de que el está sentado en un
trono y la revelación que la iglesia debe funcionar a través de
coyunturas y ligamentos.
¿Amados
tenemos revelación de cuanto nos ama Dios? ¿Tienes revelación del
amor incondicional de Dios? ¿Qué el amor para ti es perfecto? No
podemos andar por la fe si no tenemos revelación del amor de Señor.
Tenemos que comenzar a conocer el amor de nuestro padre. Tenemos un
papa en los cielos que nos ama y nos dio a su hijo (1jn.4.89)
El
Espíritu de Dios no quiere que nosotros sintamos más de una vez que
fuimos capacitados a vivir la vida que Él quiere, todos los hijos de
Dios ya tienen esa capacidad permanentemente en sus corazones. El
Espíritu quiere que sepamos que somos coheredero con Cristo
¡Heredero! Heredero de Dios. La resurrección de Cristo es nuestra.
El resucito de los muertos, no como Lázaro que resucito para morir o
como el hijo de aquella mujer de Naim. Que resucito para después
morir. Jesús resucito con un cuerpo incorruptible, poderoso que
subió al cielo, ¡Somos herederos de su resurrección! Somos
herederos de su poder, de su trono, somos herederos de su corazón.
No debemos quedar con solo admirar a Jesús cuando le vemos. ¡El
corazón de Él es nuestro! Aquella mente y aquel corazón puro son
nuestra herencia.
Leamos
(1Jn4.9)
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