Mat 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Mat 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Mat 11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
1Co 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
1Co 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
Los mismos materiales con los que edificamos nuestra vida, son los que usamos para edificar o influenciar a otros.
En nuestro trabajo de enseñar, damos a otros aquello que esta alojado en nuestro interior, lo que brota de las profundidades de nuestro espíritu, damos una influencia que produce cambios duraderos acompañados de descanso interior, o quizá aun sin discernirlo ni proponernos, con nuestra influencia producimos cargas bajo el peso de la ley moral, generando cansancio y a veces frustración.
Cuando estamos frente a las demandas de la ley moral de Dios, expresadas de manera profunda y completa en el Señorío de Cristo, cuando vemos los exigentes requerimientos del llamado al discipulado, corremos el riesgo de desarrollar una dinámica opresiva hacia nosotros mismos y por consecuencia hacia otros.
Cristianismo no puede ser una meritocracia donde tenemos que hacer deberes para lograr aprobación, esto siempre producirá estados de frustración, deterioro y cansancio interior, robara la alegría, y drenará toda vida interior.
La suficiencia de la obra de Cristo Jesús.
Necesitamos la reafirmación de que Cristo es nuestra justicia, en el somos hechos aceptables, en el nuestro Padre nos sonríe, en el somos profundamente amados, el es nuestra propiciación, el es quien logro el favor celestial.
Heb .10:14 Porque por una ofrenda El ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
Ef. 1:6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
1Jn 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
1Co. 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
No puedo hacer nada para lograr ser amado, sino porque soy amado me debo a Dios en amor expresado en obediencia.
Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Los requerimientos espirituales y morales de Dios, son mucho más que exigencias al comportamiento, son invitaciones en amor y por amor, a recorrer el camino que el Hijo recorrió para agradar al Padre, así como hijos que son amados asumimos gozosos la invitación a ser imitadores de Dios.
Efesios 5:1-2
1. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. 2. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
No estamos bajo el peso de una ley que obliga, sino de un amor que obliga.
Deberíamos preguntarnos ¿que ejerce mas fuerza de influencia sobre el corazón humano?
En la genial novela Los Miserables de Victor Hugo, hay dos figuras poderosas, un magistrado implacable y controlador, y un hombre doblegado y transformado por el amor de un sacerdote que uso de misericordia, ambos enfrentados por dos distintas fuerzas motivadoras que operaban en sus corazones, la película termina con el suicidio de este magistrado (jefe de policia) amargado y frustrado por las presiones interiores, resultado de su búsqueda celosa de cumplimiento de la ley que lo había deshumanizado.
Podríamos mirar también a Saulo y a Pablo, el primero impulsado por la ley a respirar amenazas y muerte, el segundo hombre, perdonado y transformado en un instrumento de salvación y consuelo para muchos, aun para nosotros desde la literatura que brotó de su corazón.
Las dinámicas del discipulado no deberían tener tonos de exigencia, los que enseñan la verdad equivocan el camino cuando actúan como fiscales implacables o demandantes cobradores de impuestos, sino en la espiritualidad de la gratitud y la alabanza, es en esta humildad que se experimenta el descanso y la alegría del servicio cristiano.
Nuestra fe y obediencia no buscan justificación, sino la sonrisa de un Padre amoroso que anhela ver a su hijo amado en nosotros.
Desde estos pensamientos debemos evaluar la dinámica de nuestro discipulado, de nuestra tarea de enseñanza.
Pablo como hombre de compromiso radical al evangelio, quizá fue quien más escribió de la gracia, sin excepción comienza todas sus epístolas saludando a los hermanos con la gracias y la paz de dios, y del mismo modo se despide invocando la gracia de Cristo, con una sola excepción en la despedida de la carta a los romanos omite esta expresión.
(Rom 1:7) a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(1Co 1:3) Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(1Co 16:23) La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros.
(2Co 1:2) Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(2Co 13:14) La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
(Gal 1:3) Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,
(Gal 6:18) Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
(Eph 1:2) Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(Eph 6:24) La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.
(Php 1:2) Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(Php 4:23) La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
(Col 1:2) a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(Col 4:18) La salutación de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.
(1Th 1:1) Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(1Th 5:28) La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.
(2Th 1:2) Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(2Th 3:18) La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
En las siguientes cuatro epístolas aunque tienen un carácter amistoso y personal Pablo no omite la misma expresión añadiendo la palabra misericordia:
(1Ti 1:2) a Timoteo,a verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
(1Ti 6:21) la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
(2Ti 1:2) a Timoteo,a amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor.
(2Ti 4:22) El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.
(Tit 1:4) a Tito,a verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador.
(Tit 3:15) Todos los que están conmigo te saludan. Saluda a los que nos aman en la fe.
La gracia sea con todos vosotros. Amén.
Ni aun en la breve epístola a Filemon breve epístola de apenas 25 líneas omite esta expresión:
(Flmn 1:3) Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(Flmn 1:25) La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
Santiago:
(Jas 1:1) Santiago,a siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud. GR. Chairo - charis=gracia
Pedro:
(1Pe 1:2) elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
(2Pe 1:2) Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.
(2Pe 3:18) Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Juan:
(2Jn 1:3) Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.
(Rev 1:4) Salutaciones a las siete iglesias: Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir,a y de los siete espíritus que están delante de su trono;
El último versiculo de la Biblia:
(Rev 22:21) La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Es indudable que estos textos no fueron colocados allí en forma poética ni decorativa, sino que están manifestando el espíritu con que estos grandes apóstoles se acercaban a la edificación de la iglesia.
Para aumentar los contrastes podríamos poner a los fariseos como maestros de la verdad:
(Mat 23:15) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
Hombres que tenían celo de la verdad, pero el espíritu con que trabajaba producía hijos del infierno.
Ademas de incurrir en fingimiento e hipocrecia empujados por su falta de sustancia interior.
Como un esposo altamente exigente y demandante, roba la alegría de su mujer que tiene que cumplir por temor al conflicto, mientras su asfixia le drena la alegría del servicio, apaga la frescura y teje en su interior toda clase de amarguras.
Si el espíritu de la enseñanza cristiana no está revestido de esta gracia, ternura celestial, si la dinámica del trabajo se realiza en la fuerza del negativismo prohibitivo, o la indicación implacable o rigurosa, los frutos serán amargos y no permanentes.
(Isa 58:9) Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;
Me he preguntado, y le he preguntado a Dios que extraño fenómeno ocurre en el corazón humano, que hace que un hombre que es recibido a misericordia, salvado no por obras de justicia (Tito 3:5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo), un hombre que canto con gozo por el perdón de sus pecados, que lloro de emoción por sentirse amado en forma tan inmerecida, con el tiempo puede transformarse en un fariseo implacable, demandante y exigente.
El fariseo y el publicano.
Lc. 18:9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
18:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
18:14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
¿Que les paso a los Efesios?
Habían comenzado tan bien:
Ef 1:15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,...
Rev 2:1 Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:
Rev 2:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;
Rev 2:3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.
Rev 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
La gloria de Cristo:
Jn 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
1:16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.
1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Antes de Moisés el mandamiento ya existía, pero El nos trajo otra cosa que antes no estaba.
Quiza en la restauración de Pedro podemos ver el contraste:
Jn 21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Jn 21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Jn 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Pedro me vas a obedecer, ahora que ha venido el Reino, ahora que resucite de los muertos y soy Señor.
Algunos textos que ilustran cual es el espíritu con que debe caminar la iglesia:
Efesios 5:19-20
Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Col. 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
Col. 4:6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.